—Lo siento, Elizabeth—me apresuró a decir y aspiro nuevamente —Eso huele delicioso y mi estómago está más pegado que las veces que teníamos que esperar a las doce un veinticuatro de diciembre—digo agitada y emocionada por comer algo.
—Si, sabía que tenías hambre por el amor a Dios, pero no tenías que entrar así, me asustaste pendejita—camina hacia a mí y toca mi nariz en una pequeña caricia con su dedo índice.
—Bueno Elizabeth, sirve la comida que tu hija tiene hambre—mando con voz autoritaria, aunque sé que esto le jode un chingo.
—Lo que usted diga hija gruñona, aunque yo debería ser la que está en esa posición y tú en esta—entorna sus ojos y camina hacia la alacena.
—Nada de eso, sabes que si lo hago, todo sería un desastre—la señalo con mi dedo, —nunca es bueno que yo esté en tu lado más práctico ni que tú estés en el mío más... —busco la palabra adecuada para decirle que no es muy inteligente que digamos, pero simplemente termino por decirla sin tapujos cosa que ignora —bueno, tú sabes a ll que me refiero... No eres racional.
Coloca un plato de pasta frente a mí y con ansias empiezo a deborar mi comida. Ella me mira con nostalgia y preocupación; limpio mis manos con mi pantalón y tomo las suyas entre las mías; rápidamente cambia su aspecto y se hace a un lado para comer tranquila.
—Y Elizabeth, dígame como fue que conoció a ese tal Wade para darle las gracias por esto—señalo a mi alrededor.
—Pues, ya sabes—agacha la mirada y en acto seguido me vuelve a mirar.
Dios, osea que mi mama y él ya...
No me lo imaginaré porque me dará asco—Servicio especial—digo y ella asiente, pero rápidamente niega.
—Lo iba a hacer, pero ocurrió otro improviso—claro —no te confundas, no tuvimos sexo.
Como me duele que mi mamá estuviera en eso por ese puto que no tiene la dicha que se llame padre—Vale, pero por como me dices ¿te importo, no es cierto, Elizabeth?—me observa fijamente.
—La verdad al principio si porque lo vi guapo y lo demás, pero ya te dije que ocurrió un improviso y luego de eso nos hicimos buenos amigos, todo cambió y ahora soy su gran amiga—mete un mechón rebelde detrás de su oreja—Ya me gusta otra persona—dejo caer el tenedor y creo que esta vez mi boca si está bien abierta.
¿Mi madre, enamorada?
Sonrío, estoy emocionada por ella, que se quiera dar otra oportunidad es importante y me lo quiera compartir, es importante. Me mira con cautela y miedo, achicó mis ojos y me levanto de la silla, llego a su lado y la abrazo —Eso es genial mamá—toca mi espalda y jala mi traje.
—¿Este es tu vestido cariño?— asiento.
—¿Está bien para la cena?
—Es jodidamente perfecto. Ni tan p**a, ni tan santa—¿desde cuando ella habla así?
—Elizabeth, esa palabra—achicó mis ojos.
—Y tu niña muy madura para su edad, deja de decirme Elizabeth, soy tu mamá.
—Está bien mamá, ire a prepararme—le doy un beso en la mejilla y camino hacia mi habitación, abro la puerta y me despojo de toda mi ropa, pongo el vestido dentro de un cuarto gigante y cierro la puerta.
¿Nunca les ha pasado que se sienten libres cuando se quitan toda la ropa?
Mis ojos viajan a través de las cajas y paran repentinamente en una colcha, sin pensarlo dos veses la agarro, me envuelvo en ella y me tiro al suelo. Mis párpados comienzan a pesarme y cuando trato de levantarme mi cuerpo no responde, dejo de luchar y todo a mi alrededor se vuelve completamente nulo.
Despierto gracias a unos tacones resonando al lado de mi cara, me enrollo más a la colcha y me tapo hasta la cabeza, de un tirón siento como me la arrancan y me levanto de golpe haciendo que mi cabeza duela, trato que mis ojos se acostumbren a la luz y miro a mi madre justo a mi altura.
Frunzo las cejas —Mamá, déjame dormir—trato de jalarle la colcha y automáticamente mi cerebro hace un recorrido anterior.
¡Mierda!
Salgo corriendo para el baño—Madre ¿cuánto falta para que tu amigo llegue?—grito desde el gigantesco baño a mi disposición.
—Dentro de quince minutos, más te vale salir en diez o te la verás conmigo — escucho como cierra la puerta de un portazo y me achico en mi lugar. Rápidamente me baño y salgo toda mojada salgo de ahí, busco en una cajeta las toallas y me seco, las lanzo lejos de mi vista y cierro los ojos tratando de recordar en dónde dejé mi vestido.
¿Nunca antes sintieron que cuánto más rápido hacen las cosas, peor quedan o salen mal?
Bueno, esta es una de esas situaciones.
Con mi mente en juego, recuerdo el armario vacío y encuentro mi traje inmediatamente, me coloco toda la ropa y busco el escaso maquillaje que tengo para ponerme un poco.
Algo me dice que hoy es uno de esos días entre buenos y malos.
...
Capítulo tres—MAMÁ, AYÚDAME POR FAVOR — me asomo por la puerta de la habitación.—Ya voy. Estoy colocandome perfume—escucho su voz lejos y suspiro resignada.Está lejos, muy lejos de mí.Aunque viéndole el lado positivo, cuando ella tenga sus cosas privadas, no escucharé sus gritos cerca.Oigo sus tacones resonar, observo atenta la puerta hasta que ella aparece dejándome verla con un vestido azul rey suelto hasta las rodillas y zapatos de tacones negros mate, su maquillaje es sutil y seductor y su cabello suelto que cae en ondas por sus hombros.Ella si que está elegante.—Pero mira que hermosa estás, Sara—se posiciona detrás mío, giro mi cabeza un poco y planta un beso sobre mi meji
Capítulo cuatro—Sara, ¿me acompañas? —me tiende su brazo izquierdo sacándome de mis pensamientos y con todo el miedo del mundo lo toco.Este hombre me pone los pelos de punta.—Bien, vamonos—sonríe para mí. Agradezco que no me pida la mano, debo admitir que me sudan como puerco.Que asqueroso.Caminamos detrás de los tortolos, Wade cierra al salir y su mano toma la mía en acto rápido y seguro. Giro mi cabeza en dirección a él; luce tan intimidante, posesivo, fuerte.
Capítulo cincoA pesar de que se llama La Antorcha, lo que tengo a mi vista no le queda al nombre rústico. Volteo a ver a Wade quien me observa expectante con sus manos en los bolsillos.—¿Te gusta? —sonrió.—Como no me va a gustar, esto es jodidamente impresionante—volteo atónita—Discúlpame, es que nunca he estado en un restaurante.Sonríe—Claro, pero ven, siéntate— saca la silla de madera con delicadeza, hago caso a su petición y me asiento.—En serio, discúlpame—observo su atractivo rostro mientras él me mira divertido.—No te preocupes, Sara, yo digo cosas como esas todos los días, aun que no lo creas soy muy mal educado.Por sus ojos pasa una pizca de
Capítulo seisMi vista busca el carro de los tortolos y rápidamente doy con el, pero hay algo extraño, el carro se mueve mucho.Por favor que no sea lo que estoy pensando.Camino hacia ellos y observo tras la ventana de copiloto donde me encuentro a una muy sonrojada Elizabeth junto a un Matías algo normal, pero con los labios hinchados. Toco la ventana y automáticamente sus ojos viajan a mí, Matías abre la ventana escucho el que paso de mi mamá.—¿Puedo venir con ustedes?—pongo mi mejor sonrisa. En estos caso es lo mejor, además de que quiero, no, no quiero, necesito que me lleven con ellos.—Matías, entonces ¿qué dirás?—mi madre me mira con mala cara, pero ahora es lo que menos importa, la cuestión es no irme con Wade. Giro hacia las puertas del restaurante y
Capítulo siete¿Alguna vez han dormido en una cama grande, amplia y suave, con sábanas de lino y colcha para el frío?Pues así es donde yo estoy acostada, pero a pesar de haber dormido mucho tiempo, siento que necesito algo y ese algo es un peluche.Abro mis ojos de par en par, me levanto y camino hacia la puerta, tomó el pomo de esta y escucho un ruido estruendoso en dirección al baño. Mi corazón late rápidamente y la idea de que un fantasma ronde por el cuarto me pone la piel de gallina; abro la puerta cuidadosamente y salgo corriendo por los pasillos hasta llegar a las escaleras, bajo como alma que lleva el diablo y tranquilizo mi agitado corazón.Siento que me va a dar un paro cardíaco.Levanto la mirada. Ahora lo único que me calmara es un poco de comida.
Capítulo ocho—¿Qué te asustó mi niña? —Elizabeth hace acto de presencia y me refugio en sus brazos.Suspiro de miedo—Ahí... Ahí hay alguien—señalo el lado izquierdo de la cama y Matías se relaja.—Es solo el Alp... Wade—suelto a mi madre y abro mis ojos tanto como puedo.¿Escuché bien?Wade, aquí.—¡¡¡¿AQUÍ?!!! —grito tan fuerte que todos se tapan los oídos. Escucho voces detrás de nosotros y veo a la señora que ví dormida junto a una jóven más jóven.No mira , una joven vieja.Cállate, enfócate en lo que pasa.Bien.&nbs
Capítulo nueveRealmente no estoy sorprendida, porque esto es algo que no me asombra.Que los estudiantes molesten al nuevo y más por ser nerd no es una novedad para mí, pero como sé hacer que me respeten solo con una mirada los tengo mirando el piso.Hay veces que me siento la reina del mundo haciendo eso, pero luego me acuerdo que soy pobre y se me pasa.Y aquí me tienen señores, sentada en el recreo o receso o hora de descanso como ustedes le digan, para mí siempre será la hora inútil o muerta. Observo a mi alrededor y veo a los populares en el lado izquierdo superior y los nerds en el derecho inferior, la gente que según ellos son normales, pero son locos, están en el centro, y aquí estoy yo siendo catalogada como la antisocial y aunque eso me hace meritos no puedo quitarme una mirada desde
Capítulo diez—¿Qué dice? —el director me saca de mi mente matona y volteo a verlo.—Aceptaré solo con una decisión —cierro mis ojos y suspiro—sino, no hay trato—volteo a él —Si es lo que yo quiero ¿cierto?Asiente —Exacto.—Entonces cuando termine con todos y gane el primer lugar, usted me tendrá que acompañar a una morgue para estudiar a un muerto.—¿Qué, eso es lo que quieres?—¿Eso es lo que desea usted señorita?— interviene el director.—Es todo lo que pido—me cruzo de brazos esperando una respuesta.—Me da risa. Todo lo que pudiste haber pedido y solo pides eso, algo tan insignificante como eso.&nbs