Capítulo 75

Los tres permanecieron en la oficina de Eva hasta que la conmoción afuera pareció calmarse.

Eva se sentó con Amaris en el sofá, mientras el guardia se quedaba junto a la puerta, apoyado contra la pared con indiferencia, con los brazos cruzados.

El ambiente era lúgubre, como mínimo, y la tensión era casi palpable.

Los murmullos de Amanda parecían flotar a través de la puerta, junto con sollozos ahogados y palabras de consuelo provenientes de voces desconocidas.

Amaris supuso que se trataba de los paramédicos, que la estaban llevando al hospital para realizar los controles necesarios a Jess y su bebé.

De repente, Amaris resopló para sí misma. Todo era tan absurdo. No encontrarían nada. Tanto Jess como su bebé estarían completamente ilesos, pero eso no evitaría que ella fuera vilipendiada.

Por el contrario, sería un gran alivio que Jess y el bebé estuvieran bien y, sin embargo, Amaris sería crucificada ante todos por haber perpetrado un acto tan horrible.

Suspiró por dentro ante la persp
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