Me despierto con Iris pegada a mi pecho y mis brazos rodeándola. Empiezo a entrar en pánico porque no la quería tan cerca de mí. Estaba a punto de empujarla suavemente cuando su rostro me toma por sorpresa.

Se ve tan tranquila. Como un hermoso e inocente ángel durmiendo. Sus largas pestañas le cubren el rostro y tiene un pequeño y lindo puchero. Mirándola ahora mismo, con la guardia baja, no quiero nada más que protegerla contra todo el mal de este mundo.

Intento sacudirme la repentina sensación. ¿Qué diablos estaba pasando? ¿Dónde estaba mi determinación de mantenerla a distancia?

"No tuviste una pesadilla por la noche", susurra una pequeña voz en mi mente.

Sé que no fue de Raya. Ella no estaría feliz ni señalaría que tuve un sueño tranquilo incluso después de la montaña rusa de eventos que me sucedieron.

"Es porque ella estaba a tu lado", susurra la voz nuevamente.

Eso no es posible, ¿verdad? No había forma de que mi hija no deseada fuera la razón por la que no me desperté empa