Esa noche cuando Lord volvió a la manada, en su casa había un silencio casi doloroso. Normalmente a esa hora su mate estaría de un lado a otro ansiosa esperando por su regreso, queriendo contarlo lo que había hecho durante el día y que él le contara lo que había hecho él. No fue el caso.
El alfa echó la cabeza hacia atrás y suspiró. Estaba cansado. Mañana pensaría en eso y como hablar con su mate. Ahora solo necesitaba un baño y dormir unas buenas horas. Habían visto nuevamente avistamiento de cazadores aun después de pensar que se habían ido lejos y la situación había sido tensa. Como alfa debía garantizar la seguridad de su manada.
Se dio un baño rápido para salir secándose el cabello. Sabía que Luna estaba en la casa pues su olor llegaba desde la habitación de él. La niña siempre dormía en la cama a su lado aun si ellos discutían. Ella le había confesado que no podía conciliar el sueño si no sentía el olor de él. Se lo imaginaba, esa su mate después de todo.
Con un simple pantalón y la toalla alrededor del cuello entró a su habitación y no equivocó. Acostada en una esquina de la cama hecha un ovillo estaba Luna acostada. Apenas se veía un poco de su cabeza sobresaliendo de la colcha peluda.
Lord no la despertó, por su respiración sabía que ella estaba durmiendo y además… tenía la almohada de él entre sus brazos. No le quedó más remedio que poner su brazo debajo de su cabeza para compensar. Su cuerpo rigió cuando se acostó completamente. Estaba cansado. Necesitaba dormir para poder pensar mejor. Sus párpados pesados solos se cerraron
Mañana solucionaría las cosas con su mate. Si, lo haría.
…fue en medio de la noche que Lord sintió un peso anormal sobre su vientre. No era normal, aunque con sus sentidos desarrollados, por muy cansado que estuviese no detectaron ningún olor diferente al de él y su mate. Entonces algo rozó su mejilla. Con un rápido movimiento agarró aquello que lo había tocado y escuchó un quejido.
Abrió los ojos de golpe ante la voz familiar, pero a la vez no. Lo que vio lo hizo realmente sorprenderse.
-me haces daño Lord- Lara le dijo con un puchero, pero no el simple puchero que le hubiera dado la niña traviesa que vivía con él. Lo que el lobo tenía sentada a horcajadas sobre él era todo menos una niña.
La luz de la luna que se filtraba por la ventaba iluminaba el cuerpo joven, delgado y esbelto de una Luna con varios años más adulta. Y esta lo miraba con esos ojos que lo hacía temblar.
-¿Qué demonios?- el lobo se incorporó sobre sus codos después de soltarla, aun sin creer lo que veía.
Luna ahora se veía completamente diferente. Sus labios más rellenos, sus mejillas más sonrojadas, el cabello largo que caía suelto y despeinado sobre sus hombros desnudos, las largas pestañas que enmarcaban una mirada más madura. Y su cuerpo delgado, pero con curvas solo cubiertas por un delgado vestido corto que dejaba sus muslos al descubierto y que Lord sabía que él podría destrozar fácilmente con sus colmillos.
-¿Qué tipo de juego es este?- algo no debía estar bien. Estaba seguro que su mate aún era una niña y que dormía a su lado, pero ese lado de la cama estaba vació en ese momento, y además de eso, el resto de la habitación estaba difusa.
-¿Por qué miras a otro lado que no sea yo?- Luna alzó una ceja y una de sus manos recorrieron el pecho desnudo de él hasta su abdomen marcado- Acaso no te gustó así.
Decirle eso al lobo que estaba en total abstinencia, esperando respetuosamente a que su mate cumpliera la mayoría de edad para hacerla suya, era casi clavarle un puñal por la espalda.
-¿Tengo que demostraste si me gusta o no?
Una sonrisa satisfecha apareció ahora en los labios de Luna que se corrió hacia adelante. Uno de los finos tirantes de su ropa se corrió hacia adelante dejando al descubierto el inicio del valle de uno de sus pechos.
-Me gustaría- ella rozó con sus labios el cuello del alfa.
Lord tragó en seco cerrando los ojos por un momento ante el temblor delicioso que le recorrió el cuerpo. Aquello no debía estar bien a menos que fuera.
-¿Estoy soñando?- soltó la pregunta mientras Luna dejaba un trillo de besos hasta su mejilla.
-Puede ser. Pero debería dejar de pensar en eso y aprovechar.
Lord abrió los ojos completamente dorados y una de sus manos agarró el cabello de la nuca de la joven y tiró hacia atrás lo que no con la intención de hacerle daño. Ella soltó un leve gemido y sus miradas se encontraron.
-No me gusta que jueguen conmigo- él le advirtió para después pasar su lengua a todo lo largo del cuello arqueado de ella sintiendo el sabor de su mate. Su cuerpo se movía por si solo.
-Yo no estoy jugando- un pequeño bufido salió de la garganta de ella y eso fue lo que faltó para que la línea entre el raciocinio y la cordura del lobo se rompiera.
Con un rápido movimiento tuvo a la joven debajo de su cuerpo y él sobre ella entre sus piernas. Su boca al momento se hizo de la de ella, saboreando sus labios ante el contacto que resultó ser salvaje. Besaba, chupaba y mordía la boca de su mate como si estuviera sediento de ella. Sus colmillos raspaban la piel sensible sintiéndola gemir debajo de él y removerse que solo aumentaba la fricción y él deseo de él. Su lengua se colaba en su cavidad buscando la de ella para enredarla y jugar con ella sabiendo que nunca se aburriría de ella.
Uan de sus manos recorriendo la piel caliente de su mate. Cada toque, cada caricia se sentía como si fuera en la gloria. No le importaba que fuera un sueño, una ilusión, solo necesitaba disfrutar de ese momento. Que su cruda hambre fuera saciada. Pero la felicidad para él no duró mucho.
Pronto el calor que lo acompañaba se fue desvaneciendo junto al sabor de su mate y cuando se fue a dar cuenta se encontró en la cama con las manos vacías delante de él y el sol de la mañana golpeando su rostro.
Se sentó de golpe con el cuerpo empapado en sudor y bien sabía lo que tenía en sus pantalones. Demonios, que había sido aquello. Se pasó la mano por el rostro. Había sido rápido, pero aun podía sentir sobre él el peso de su mate, así como su calor y sabor.
Y solo había sido un sueño. Pero si había llegado a ese punto solo indicaba una cosa. Su celo estaba cerca y eso no era nada bueno.
Inmerso en sus pensamientos y preocupación sintió la cama a su lado removerse y una pequeña cabeza con el cabello mucho más corto que el que invadía sus pensamientos en esos momentos apareció.
-¿Lord?- Luna se restregó sus ojos media soñolienta.
El lobo apretó sus mandíbulas. Después del suceso y en el estado que estaba no quería que ella lo viera así. Razón por la que no controló la fuerza con la que habló.
-SAL- fue un gruñido lo que salió de sus labios.
Luna se quedó tan tiesa y pálida que sus labios temblaban, temblor que se extendió a todo su cuerpo. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Era la segunda vez que el lobo le gritaba y esta vez había sido peor que la primera y ella no sabía por qué. Las lágrimas corrieron por sus mejillas antes que ella se bajara de la cama y saliera corriendo sollozando.
Lord de maldijo y apretó tanto sus mandíbulas que sus colmillos hirieron sus encías y labios. Se apretó el entrecejo. Vaya mañana estaba teniendo y para colmo le habría gruñido a su mate y ella sin saberlo. Esta vez sería complicado convencer a la niña para que hicieran las pases de nuevo.
Debía ir tras ella, mientras más lo atrasase peor sería y odiaba haberla hecho llorar. Así que respiró profundo en un intento de calmarse. Sin embargo, su beta entró corriendo a la habitación exaltado. Lord pensó que a su mate la había ocurrido algo y se alarmó.
-Alfa, alfa- el beta jadeaba- Tenemos problemas. Volvieron los cazadores.
Lord gruñó. Al parecer Luna tendría que esperar un poco más,
Luna no había comido en todo el día. Sus ojos, labios y nariz estaban rojos e hinchados después de llorar todo el día. A pesar de que varias lobas la habían querido consolar ella solo se mantenía en una esquina de la casa con las piernas recogidas a la altura del pecho. La forma en que Lord la había tratado tanto el día anterior como esa mañana le había dolido mucho. Tanto que sentía un hueco en su pecho. La había rechazado por completo y le había gritado, eso nunca había sido así. De solo recordarlo le salían lágrimas. Ella sabía que no debía ser rebelde cuando Lord estaba molesto o alzaba la voz por eso solo había decidido salir de la habitación y evitarlo, pero ya habían pasado las horas y no lo había visto. Tampoco la había ido a buscar. -Acaso me odia ahora- se preguntó con un estremecimiento. No entendía en que se había equivocado. Se había herido la mano, pero nada más. Ah, pero quien entendía al lobo. Este tenía días buenos como malos y conociéndolo era seguro que estuviera
Selena entró con una mueca al nuevo lugar en donde iba a vivir y trabajar en partes iguales. -Espero que le guste, está un poco sucio por el tiempo que no se ha usado, pero de seguro podrá ponerlo en marcha dentro de muy poco- la persona que la había recogido a mitad del camino, un hombre de mediana edad le dijo con una sonrisa, aunque a la joven no le hacía mucha gracia aquello. -Sí, jeje- dijo con ironía. Después de llegar al pueblo guiada por aquel hombre la habían llevado a una caseta de doble planta en la otra esquina. No era un pueblo enorme, pero si albergaba bastantes personas y viviendas. Tenía una tienda, un bar, una discoteca algo rústica, un pequeño centro médico y otras instalaciones. Vaya, al menos no era el fin del mundo después de todo. El lugar donde había llegado era el antiguo centro veterinario que por palabras de aquel hombre el anterior doctor había terminado… huyendo con solo un maletín con miedo a ser comida de las fieras de los alrededores. Por lo que había
-Esto solo le pasaba a ella. Que la mandaran directo el fin del mundo y que, además, el primer día tuviera que limpiar toda su casa y como si todo no fuera poco tener que cuidar a un lobo de más de 100 kg que había aparecido delante de ella como por arte de magia. Aunque si lo pensaba bien, su realidad nunca había sido igual a la de los demás.Había hechos en su vida que la habían dejado desconcertada hasta el día de hoy, desde sus sueños, que ella misma lo comprendía y se repetían una y cada noche hasta lo que se estaba desarrollando delante de ella. Pero bueno, no era momento de ponerse modo trágica, no cuando debía cuidar al animal casi moribundo a sus pies y que apenas podías arrastrar el interior de la sala de la consulta. Mínimo debía tratar sus heridas a pesar de que no tenía todas las condiciones óptimas. Rezaba para que no muriera en el acto hasta que pudiera atenderlo como fuera debido. Era veterinaria, no maga después de todo.Cuando por fin pudo arrastrar el cuerpo del ani
Si había algo que Lord detestaba era las traiciones y bien locos debían haber estado los humanos para haberlo traicionado de aquella forma. Después de terminar de patrullar los límites los terrenos de su manada y de reunirse con el jefe del pueblo, no había salido de este todavía cuando recibió el balazo en el lomo. No había podido ver quien lo había hecho, aunque si se le acercaba de nuevo podría identificarlo con su olor. Al menos sabía que no era alguno de los pobladores pues conocía el olor de cada uno, habían estado viviendo años demasiado cercas para no saberlo, y, además, estos no tenían los huevos para dispararle.Después de su etapa de locura ante la pérdida de los más importante para él y tiempo después, la última guerra que habían tenido 7 años atrás, al menos habían llegado a un acuerdo para no destruirse. Lord había estado renuente, pero por la seguridad de su especie había permitido que los humanos crearan el pueblo mientras dejaran de meterse en sus terrenos y mataran a
Era como sus pesadillas, esas que se proyectaban todas sus noches y que la atormentaban y por las que tenía que consumir medicamentos para dormir y descansar algo. Corría desbocadamente sin mirar atrás porque, aunque lo que había encontrado en la clínica era a un hombre, en su cabeza la imagen de un lobo de ojos dorados que buscaba desgarrar su cuello era lo que pasaba por su mente. Lo único positivo era que por más que soñara lo mismo nunca era alcanzada, por lo que sentía algo de confianza, pero esta vez se sentía tan real que no sabía si estaba soñando o era la cruda realidad. La lluvia golpeaba cada parte de su cuerpo y la frialdad se filtraba por cada poro de su piel eso solo la hizo rezar por su propia vida, porque esto parecía de verdad, no una simple pesadilla. Lo que no podía escuchar nada. Solo podía agradecer ver delante de ella debido a la luz proyectada por los rayos que aparecían constantemente, sin embargo, el mismo ruido provocado por ellos le hacía inútil saber dónde
Quizás las palabras que Selena escuchó fueron el detonante de algo porque, aunque, no dejó de llorar sí abrió un poco sus ojos para ver quién era aquella persona que estaba sobre ella. La lluvia todavía caía fuerte por lo que fue el complicado, pero en medio de la broma pudo definir algo del resto del hombre lo justo con los recordaba de la clínica y pudo llegar a una conclusión. No sabía quién era aquel extraño y tampoco le resultó familiar pero un sentimiento de nostalgia se alojó dentro de ella. Sin embargo, en la posición que estaba no tenía la racionalidad suficiente para pensar. El sentimiento de supervivencia con el que había vivido los últimos años prevalecía ahora y dictaba que debía alejarse de él a como diera lugar. -Déjame ir, por favor- suplicó aún haciendo algo de fuerza con sus manos en un intento de soltarse, pero era inútil. La mano grande del lobo impedía que las suyas se movieran del lugar. Las tenía atrapada con facilidad y la cadera masculina presionada sobre la
Lord suspiró al notar que no lograría más de la mujer inconsciente ahora entre sus piernas. Se incorporó sobre sus rodillas y echó la cabeza hacia atrás. Apretó los dientes, tan fuerte que sus colmillos que estaban para ese momento completamente desenfundados hirieron su labio inferior. Su pecho subía y bajaba por la excitación que recorría su cuerpo, así como la sangre que palpitaba duro en sus venas. La lluvia se desplazaba por todo su ser, pero la frialdad de esta no podía apagar el fuego que lo estaba recorriendo, y que tenía a su miembro erecto entre tus muslos debido a la estimulación a la que había sido sometido. Dolía reclamando unirse con su pareja, pero no podía hacerlo con alguien inconsciente y más con lo molesto que se encontraba después de 10 años de búsqueda y que por fin la había podido encontrar.Apretó sus manos tanto con sus nudillos se volvieron blancos, las penas de su cuerpo se marcaron sobre la piel, su sangre latía tan fuerte que sonaba en sus oídos y tenía que
Lord aprovechó que el lobo había salido y caminó en dirección a su cama dejando a su mate sobre su regazo al sentarse. Fue entonces que se dio cuenta que se encontraba agotado por la falta de sangre y por tener que contenerse en muchos sentidos. Además, tenía todo el cuerpo empapado y frío. La joven en sus brazos soltó un sonido con la garganta y se removió, pero no despertó del todo.Lord apreció ahora mejor, con la luz de la habitación el rostro de ella. Sus delicadas fracciones que habían madurado, pero dejando aquel aire inocente que engañaba a cualquiera. Su Luna era capaz de enfrentarlo sin miedo. Su cabello aún se mantenía suave y la textura de este le recordó cuando se quedaba dormido con aquellas hebras sobre su pecho. Sus labios se habían hecho mucho más carnosos y se encontró lamiéndose los suyos. Ya los había probado y el sabor de ella aún quedaba en su paladar y solo quería tomar más de ellos. Ella tembló y se pegó un poco más a él. Tenía frío. Lord dejó salir sus garras