Luna no había comido en todo el día. Sus ojos, labios y nariz estaban rojos e hinchados después de llorar todo el día. A pesar de que varias lobas la habían querido consolar ella solo se mantenía en una esquina de la casa con las piernas recogidas a la altura del pecho.
La forma en que Lord la había tratado tanto el día anterior como esa mañana le había dolido mucho. Tanto que sentía un hueco en su pecho. La había rechazado por completo y le había gritado, eso nunca había sido así. De solo recordarlo le salían lágrimas. Ella sabía que no debía ser rebelde cuando Lord estaba molesto o alzaba la voz por eso solo había decidido salir de la habitación y evitarlo, pero ya habían pasado las horas y no lo había visto. Tampoco la había ido a buscar.
-Acaso me odia ahora- se preguntó con un estremecimiento.
No entendía en que se había equivocado. Se había herido la mano, pero nada más. Ah, pero quien entendía al lobo. Este tenía días buenos como malos y conociéndolo era seguro que estuviera así por bastaste tiempo. Y si había una cosa que Luna había aprendido era que debía hacer las cosas por ella misma si quería resultados. Por lo que mejor era ella la que se levantaba de allí e iba a buscar al lobo.
Sí, eso haría.
Sin embargo, solo abriendo la puerta de la casa, el sonido de un trueno la hizo estremecerse y gotas frías de lluvia mojaron su rostro. Afuera el cielo se había vuelto rojo oscuro y tronaba con fuerza, pero no era eso lo que más la asustaba aun cuando los truenos la paralizaban, eran los fuertes sonidos junto con gritos y gruñidos que comenzaron a sonar delante de ella. Luna se asustó tanto que cada parte de su cuerpo tembló.
Venía a lobos correr de aquí para allá. Muchos transformados. Un fuerte olor metálico llegaba a ella y no podía identificarlo. De pronto una loba se detuvo delante de ella.
-¿Qué estaba ocurriendo?- preguntó asustada- ¿Dónde está Lord?
La loba estaba mortalmente pálida y miró por encima del hombro con miedo. La agarró de la mano y tiró de ella.
-Vamos, hay que ponerte a salvo- le gritó y la obligó a correr debajo de la lluvia rápidamente.
Luna no entendía que estaba ocurriendo. Estaba asustada, quería a Lord. Todo a su alrededor era un caos total. Incluso creyó ver cuerpos en el suelo manchados de ¿sangre? No, no esperaba que no. ¿Dónde estaba Lord? Quería ir con él, era con quien único se sentía a salvo.
Se dejó llevar por la loba que atravesaba la manada en la misma dirección a donde se firigían otras hembras transformadas llevando a los cachorros en sus bocas. Luna no era estúpida. NO había presenciado algo así antes pero definitivamente podía entender que algo estaba amenazando a la manada. Y… si Lord no estaba por todo aquello… es que algo le había pasado a él y eso fue lo que más miedo le dio.
De repente escuchó un fuerte sonido cerca de ella y pronto se vio en el suelo revolcada. La caída hizo que sus piernas y manos se hirieran, pero por sobre el dolor lo que más la aterró fue que cuando alzó su cabeza y encontró el cuerpo de la loba que antes la llevaba, igual en el suelo, pero con los ojos abiertos… y sin vida.
Luna se asustó aún más y soltó su mano arrastrándose hacia atrás.
-¿Qué estaba ocurriendo?
¿Por qué los estaban atacando?
-Lord, Lord- sollozaba pidiendo ayuda.
Su mano tocó algo húmedo detrás de ella y al alzarla la encontró manchada de rojo. Sangre. Sus ojos llenos de lágrimas se abrieron mucho más grande. Estaba en pánico total. Los gritos y gruñidos, ruidos fuertes que hacían caer a los lobos delante de ella.
Y por más que llamó a Lord este no apareció.
Un dolor cegador la atrapó cuando algo tiró de su cabello hacia arriba. Luna soltó un grito y pataleó intentando soltarse, pero una voz detrás de ella la paralizó.
-Es hora que desaparezcas de una vez.
Y después de eso, algo se enterró en su cuello desde atrás y tras un grito desgarrador, todo alrededor de Luna se volvió negro. Solo lamentaba no haber podido ver a Lord nuevamente. El lobo… no había llegado a tiempo.
***
Lord había recorrido los límites de la manada junto a otros machos y estaba agotado. No entendía que había ocurrido pero la cantidad de cazadores que se habían acercado a sus terrenos era anormal y venían bien equipados. Normalmente las dos razas se habían mantenido al margen una de la otra con leves problemas, pero ese día, algo no estaba bien. Desde que había despertado todo estaba saliendo mal.
Desde discutir con Luna, hasta el ataque, tenía una muy mala sensación que atacaba su cuerpo y erizaba cada pelo de él. Su instinto le decía que debía volver en cada momento, pero dejar que los cazadores entraran así era un riesgo… hasta que se enteró que había sido una trampa.
Un lobo herido había venido corriendo de la manada avisando del caos que había. Lord no lo había pensado dos veces antes de volver corriendo con solo dos cosas en su mente, su mate y su manada.
Había corrido tan rápido que sus patas le habían dolido tanto que casi se desagarraron. Incluso la herida en su lomo y que sangraba apenas se había percatado de ella. No había recibido anuncio de los otros lobos que custodiaban los límites de sus terrenos. A menos que hubieran sido traicionados y dejado una brecha libre para el ataque. Era la única alternativa, porque algo como eso nunca había pasado antes. Incluso el ataque a sus límites había parecido una carnada para mantenerlo ocupado.
Y grande fue el caos cuando llegó a la manada. Había varios cuerpos de lobos y la pelea era brutal. Pelea a la que él se integró junto con los demás. Desgarrar el cuello de aquellos cazadores era lo único en su mente. Habían dañado a los suyos.
Y no fue fácil. Su cuerpo recibió heridas y a pesar del sangrado no retrocedió. Su cuerpo grande era imponente y su presencia fue motivación para los demás integrantes. Senas, su beta que había estado a su lado cuidando su espalda había perdido un ojo en el proceso y aun así no retrocedió. Solo pudieron respirar cuando el último cazador cayó muerto.
Lord jadeó y se tambaleó dado el daño en su cuerpo. Senas sostuvo su cuerpo con el suyo para que no colapsara. Aun así, el alfa se recuperó rápido.
-Hagan una revisión rápida de los daños, de los heridos y de los que murieron- agradecía que al menos su manada fuera fuerte, las bajas habían sido muy pocas a comparación del ataque, y la mayoría estaban heridos.
Lord rápidamente cambió su enfoca y se dirigió a la casa. Debía asegurarse que su mate estuviese a salvo. No podía distinguir su olor debido a la sangre y la pólvora danzando en el ambiente. Pero grande fue su sorpresa al no encontrarla escondida allí. La había entrenado para que se quedara en ciertos lugares en caso de ataque, pero la casa estaba vacía.
Su corazón martilleó en su pecho. Y no quiso pensar en lo peor. Obviando el dolor de su cuerpo salió corriendo mirando de un lado a otro e intentando ubicarla. Senas se acercó a él después de dar el resto de indicaciones pertinentes.
-¿Alfa, que ocurre?- podía ver la ansiedad en el cuerpo de Lord.
-No puedo detectar a Luna, no está en la casa.
Senas se alarmó.
-¿No está en los lugares que le ha dicho? Quizás está en el refugio o escondida. Busquémosla.
Lord asintió y junto a su beta fueron a los sitios pertinentes, pero por más que buscaron y preguntaron a los demás… no hubo rastro de Luna. Lord… comenzaba a desesperarse.
-hermano- Stive se acercó cojeando hacia ellos- En su rostro una expresión de pánico.
-has visto a Luna- Senas le preguntó a su hermano después de verificar que la herida de su pata no era tan severa.
Stive apretó la mandíbula y negó con la cabeza.
-Lo siento, no sé dónde está.
Lord gruñó tan sonoramente y sin decir más comenzó a correr recorriendo de nuevo la manada llegando a los límites y hasta pasándolos aun cuando esto pondría en peligro su vida, no le importaba. Pero, aunque agotó su fuerza después de recorrer todo, no encontró rastro de su mate por ningún lado. Era como si se hubiese esfumado, como si nunca hubiese estado allí.
Lord soltó un aullido de dolor por no encontrar a su mate. Sin embargo, no descansaría hasta encontrarla nuevamente y hacer lo que fuera para recuperarla, porque al menos no perdía la esperanza que Luna… estuviese viva.
***
10 años después.
-Aaaaaahhhh, demonios, esto queda en el sin fin del mundooooo- la mujer que se acababa de bajar del autobús en casi el medio de la nada soltó un grito de obstinación.
Después de graduarse de veterinaria la habían mandado para aquel pueblo donde hacía falta personal y ella no estuvo en la alternativa de quejarse. Eso pasa cuando eres huérfana y tus ingresos están al mínimo como para no pagarte un puesto en la ciudad. Ahora estaba allí… rodeada de árboles por todos lados y un pequeño sendero que la llevaría a su nueva vida. Un pueblo casi en medio de la nada.
La joven alzó la cabeza y dejó que la brisa sacudiera su larga melena de rizos marrón. Sus orbes azules brillaban con entusiasmo a pesar de la situación. Quizás… no fuera tan malo. Aquel lugar era acogedor y siempre la ciudad la había abrumado.
-Esto parecerá el fin del mundo… pero parece tan familiar- se rio de forma irónica- Que digo, si nunca he estado fuera de los miles de edificios y menos en el campo.
Sacudió su cabeza quitando aquella sensación dentro de ella y alzó un brazo dándose ánimo.
-Vamos Selena que si te coge aquí la noche no sé dónde dormirás y terminarás presa de los lobos. Esto no es una novela romántica donde te encuentras con un lobo como pareja, aquí terminas siendo la cena- se dijo a sí misma y comenzó a caminar por el sendero a su nueva vida por los próximos años.
Selena entró con una mueca al nuevo lugar en donde iba a vivir y trabajar en partes iguales. -Espero que le guste, está un poco sucio por el tiempo que no se ha usado, pero de seguro podrá ponerlo en marcha dentro de muy poco- la persona que la había recogido a mitad del camino, un hombre de mediana edad le dijo con una sonrisa, aunque a la joven no le hacía mucha gracia aquello. -Sí, jeje- dijo con ironía. Después de llegar al pueblo guiada por aquel hombre la habían llevado a una caseta de doble planta en la otra esquina. No era un pueblo enorme, pero si albergaba bastantes personas y viviendas. Tenía una tienda, un bar, una discoteca algo rústica, un pequeño centro médico y otras instalaciones. Vaya, al menos no era el fin del mundo después de todo. El lugar donde había llegado era el antiguo centro veterinario que por palabras de aquel hombre el anterior doctor había terminado… huyendo con solo un maletín con miedo a ser comida de las fieras de los alrededores. Por lo que había
-Esto solo le pasaba a ella. Que la mandaran directo el fin del mundo y que, además, el primer día tuviera que limpiar toda su casa y como si todo no fuera poco tener que cuidar a un lobo de más de 100 kg que había aparecido delante de ella como por arte de magia. Aunque si lo pensaba bien, su realidad nunca había sido igual a la de los demás.Había hechos en su vida que la habían dejado desconcertada hasta el día de hoy, desde sus sueños, que ella misma lo comprendía y se repetían una y cada noche hasta lo que se estaba desarrollando delante de ella. Pero bueno, no era momento de ponerse modo trágica, no cuando debía cuidar al animal casi moribundo a sus pies y que apenas podías arrastrar el interior de la sala de la consulta. Mínimo debía tratar sus heridas a pesar de que no tenía todas las condiciones óptimas. Rezaba para que no muriera en el acto hasta que pudiera atenderlo como fuera debido. Era veterinaria, no maga después de todo.Cuando por fin pudo arrastrar el cuerpo del ani
Si había algo que Lord detestaba era las traiciones y bien locos debían haber estado los humanos para haberlo traicionado de aquella forma. Después de terminar de patrullar los límites los terrenos de su manada y de reunirse con el jefe del pueblo, no había salido de este todavía cuando recibió el balazo en el lomo. No había podido ver quien lo había hecho, aunque si se le acercaba de nuevo podría identificarlo con su olor. Al menos sabía que no era alguno de los pobladores pues conocía el olor de cada uno, habían estado viviendo años demasiado cercas para no saberlo, y, además, estos no tenían los huevos para dispararle.Después de su etapa de locura ante la pérdida de los más importante para él y tiempo después, la última guerra que habían tenido 7 años atrás, al menos habían llegado a un acuerdo para no destruirse. Lord había estado renuente, pero por la seguridad de su especie había permitido que los humanos crearan el pueblo mientras dejaran de meterse en sus terrenos y mataran a
Era como sus pesadillas, esas que se proyectaban todas sus noches y que la atormentaban y por las que tenía que consumir medicamentos para dormir y descansar algo. Corría desbocadamente sin mirar atrás porque, aunque lo que había encontrado en la clínica era a un hombre, en su cabeza la imagen de un lobo de ojos dorados que buscaba desgarrar su cuello era lo que pasaba por su mente. Lo único positivo era que por más que soñara lo mismo nunca era alcanzada, por lo que sentía algo de confianza, pero esta vez se sentía tan real que no sabía si estaba soñando o era la cruda realidad. La lluvia golpeaba cada parte de su cuerpo y la frialdad se filtraba por cada poro de su piel eso solo la hizo rezar por su propia vida, porque esto parecía de verdad, no una simple pesadilla. Lo que no podía escuchar nada. Solo podía agradecer ver delante de ella debido a la luz proyectada por los rayos que aparecían constantemente, sin embargo, el mismo ruido provocado por ellos le hacía inútil saber dónde
Quizás las palabras que Selena escuchó fueron el detonante de algo porque, aunque, no dejó de llorar sí abrió un poco sus ojos para ver quién era aquella persona que estaba sobre ella. La lluvia todavía caía fuerte por lo que fue el complicado, pero en medio de la broma pudo definir algo del resto del hombre lo justo con los recordaba de la clínica y pudo llegar a una conclusión. No sabía quién era aquel extraño y tampoco le resultó familiar pero un sentimiento de nostalgia se alojó dentro de ella. Sin embargo, en la posición que estaba no tenía la racionalidad suficiente para pensar. El sentimiento de supervivencia con el que había vivido los últimos años prevalecía ahora y dictaba que debía alejarse de él a como diera lugar. -Déjame ir, por favor- suplicó aún haciendo algo de fuerza con sus manos en un intento de soltarse, pero era inútil. La mano grande del lobo impedía que las suyas se movieran del lugar. Las tenía atrapada con facilidad y la cadera masculina presionada sobre la
Lord suspiró al notar que no lograría más de la mujer inconsciente ahora entre sus piernas. Se incorporó sobre sus rodillas y echó la cabeza hacia atrás. Apretó los dientes, tan fuerte que sus colmillos que estaban para ese momento completamente desenfundados hirieron su labio inferior. Su pecho subía y bajaba por la excitación que recorría su cuerpo, así como la sangre que palpitaba duro en sus venas. La lluvia se desplazaba por todo su ser, pero la frialdad de esta no podía apagar el fuego que lo estaba recorriendo, y que tenía a su miembro erecto entre tus muslos debido a la estimulación a la que había sido sometido. Dolía reclamando unirse con su pareja, pero no podía hacerlo con alguien inconsciente y más con lo molesto que se encontraba después de 10 años de búsqueda y que por fin la había podido encontrar.Apretó sus manos tanto con sus nudillos se volvieron blancos, las penas de su cuerpo se marcaron sobre la piel, su sangre latía tan fuerte que sonaba en sus oídos y tenía que
Lord aprovechó que el lobo había salido y caminó en dirección a su cama dejando a su mate sobre su regazo al sentarse. Fue entonces que se dio cuenta que se encontraba agotado por la falta de sangre y por tener que contenerse en muchos sentidos. Además, tenía todo el cuerpo empapado y frío. La joven en sus brazos soltó un sonido con la garganta y se removió, pero no despertó del todo.Lord apreció ahora mejor, con la luz de la habitación el rostro de ella. Sus delicadas fracciones que habían madurado, pero dejando aquel aire inocente que engañaba a cualquiera. Su Luna era capaz de enfrentarlo sin miedo. Su cabello aún se mantenía suave y la textura de este le recordó cuando se quedaba dormido con aquellas hebras sobre su pecho. Sus labios se habían hecho mucho más carnosos y se encontró lamiéndose los suyos. Ya los había probado y el sabor de ella aún quedaba en su paladar y solo quería tomar más de ellos. Ella tembló y se pegó un poco más a él. Tenía frío. Lord dejó salir sus garras
El lobo tenía muchas incógnitas en lo que se relacionaba con su mate y eso lo estaba desesperando. No era alguien que tuviera el don de la paciencia y tener que estar con dudas hacía que se incomodara. Y eso no era bueno para los que estaban alrededor de él. Ya la habitación comenzaba a llenarse de feromonas que hicieron retroceder a Sena en advertencia, aun cuando no era él el centro de su molestia.Al final soltó un suspiro y corrió su cabello hacia atrás que ya comenzaba a secarse.-Cuándo abrió sus ojos al despertarse y verme lo primero que hizo fue salir corriendo huyendo de mí, en vez de sentirse feliz por habernos reencontrado- dijo con los dientes apretados- hemos estado separados durante 10 años, la arrebataron de mi lado, ella de seguro también estaba buscándome.-Quizás asustó haber estado tantos años separados. A lo mejor no le reconoció pues se acababa de despertar y demás- Sena siempre era muy analítico con las situaciones-Eso se puede decir en un primer momento, pero i