¡Hola mis amores!♥️ He estado muy enferma (y sigo mala), de ahí la ausencia. He tenido una gripe muy fuerte, con fiebre de casi 39 grados con medicación (al final no fue un resfriado), y después se ha complicado con una infección en las vías respiratorias. Aún estoy recuperándome, pero en los ratitos que me encontraba mejor, estuve escribiendo. Mil disculpas por la espera :( ¿Qué os ha parecido el capítulo? Parece que Silver Bone ha llegado en un ataque sorpresa. ¿Qué creéis que sucederá? ¡Os quiero un montón! ♥️ ¡Sois los mejores! ♥️ ¡Os leo! ♥️
Los tres días pasaron bastante rápido. Gracias a la capucha de Laida pude salir los dos primeros días de mi escondite sin tener miedo de ser reconocida. Los Benditos habían enviado algunos patrulleros en mi búsqueda, pero no me creí su juego: Casi maté al Alfa de SunLight así que sabían que era peligrosa, pero en ningún momento los Betas acompañaron una sola vez a aquellas tropas. Además, las sombras estaban recorriendo toda la ciudad en vez de acompañar a los grupos, por lo que me dieron a entender, de forma muy clara, que sabían que estaba dentro. Las patrullas tan sólo eran una distracción de lo que yo esperaba que ellos hiciesen. Tenía que reconocer que los había subestimado y eran mucho más capaces de lo que había creído, ya que a finales del segundo día, una sombra miró hacia mi dirección dubitativa. Cuando al día siguiente vi, a lo lejos, a varias sombras y arañas buscando algo, me alegré de que hubiese sucedido lejos de mi escondite. Sonreí y me dirigí hacia el bosque: si Silve
Julián y yo observamos como la liebre se acercaba a Esteban para realizar su curación. Un buen rato después, se separó y desapareció. Julián se acercó a Esteban para analizarlo.— El veneno ha desaparecido por completo. Está limpio. Puede despertar en cualquier momento. — me dijo con una sonrisa que le devolví.— ¿Sabes que lucharé, verdad? — le dije a Julián un buen rato después.— No debes hacerlo. Estás embarazada y de muy poco tiempo. Puedes perder al bebé con mucha facilidad.— Lo sé. Pero... ¿qué es más importante? ¿Mi bebé o las manadas?— ¡Todo! Tu bebé es un secreto. Si todo lo demás falla, con él habrá un Bendito sobre la tierra.— ¿Y de qué servirá si no tendrá ninguna manada que gobernar? No sabemos cuando despertará Esteban, si despierta en algún momento.— Mar tampoco tenía una manada que gobernar. Ni siquiera sabía quién era ella, y ahí está. Cogió un puñado de supervivientes que vivían en la pobreza y creó una manada enorme y diversa. El poder de los Benditos es algo qu
Observamos el inicio de la batalla: la manada de Silver Bone era brutal. Ninguno de los golpes o las heridas que recibían parecían afectarles. — Ése tiene el brazo roto... estoy convencido por la posición. — dijo Julián horrorizado mientras señalaba a uno de los lobos de Silver Bone — Y aún así, sigue luchando... ¿cómo pueden hacerlo? Debe ser muy doloroso.— Parece que la única forma de frenarlos es matándolos. — dijo Angie — Y son... muy fuertes. Esa fuerza... no es normal. Es como si...— Como si estuvieran fuera de sí, en un ataque de adrenalina por la furia y la rabia... o el dolor — susurré mientras de forma instintiva llevaba las manos a mi vientre.— Pero no son fáciles de matar. — dijo Julián — Espero que logren detenerlos a tiempo... la otra opción no es muy buena.Seguimos observando la batalla: los animales de la Diosa brillaban en el campo de batalla y habían matado a unos pocos enemigos. Mar luchaba en su forma licántropa y era todo un espectáculo ver cómo lanzaba por lo
— ¿Y cuál es el plan? — preguntó Angie mientras nos esforzábamos en ignorar los gritos, cada vez más cercanos, de la planta de abajo.— No hay ninguno. — dijo Julián — Debemos aguantar como podamos. Emily y Angie, si al final no se puede copiar el fuego de Erika, coged a la princesa y salid corriendo. Los entretendré lo máximo posible para que podáis escapar.— ¡Pero..! — comencé a protestar cuando Julián me interrumpió desesperado — ¡No hay peros, Emily! Sois el futuro, los Benditos no pueden desaparecer de nuevo. Si debo morir para salvaros, ¡que así sea!De forma repentina, las manos de Julián se iluminaron, y la enredadera de la puerta creció con una ferocidad salvaje hasta cubrirla por completo. Pero lo que realmente llamó mi atención fueron las espinas que surgieron de los tallos: largas, curvas y afiladas, como garras letales que emergían del denso follaje.Angie y yo miramos de forma interrogativa a Julián mientras escuchábamos cómo las ramas seguían creciendo y rodeando la pue
Caminamos durante lo que me parecieron horas buscando la salida... o mejor dicho, regresar nuestra consciencia a nuestro cuerpo para poder despertar. Por desgracia quererlo no era suficiente."Creo que nos hemos vuelto a perder" — le dije a Roy preocupado."Creo que vamos por el buen camino. La última vez que hablaron estoy seguro de que era en esta dirección.""No lo sé. Todo se ve igual. Ya no sé donde estoy.""Por suerte me tienes a mi. Los lobos tenemos un sentido extraordinario de la orientación.""Y eso es algo maravilloso. Ahora entiendo porqué los humanos tardan tanto en despertar. ¿Cómo encontrarán el camino de regreso?""No lo sé, pero no creo que sea el mejor momento para tratar ese tema.""Tienes razón. Ojalá volviesen a decir algo."Noté que mi lobo iba a decir algo cuando escuchamos, mucho más cerca de lo que esperaba, las voces de Emily, Angie, Julián y de quien supuse que sería la princesa. Observé cómo mi lobo giraba las orejas en una dirección concreta y sonreí: ya ha
— ¿E-Esteban? ¿E-eres tú? — preguntó Emily con voz trémula. — Sí, ya he regresado. — respondí con una sonrisa mientras aspiraba el olor de mi Luna: la había echado mucho de menos. — Me alegro de que hayas regresado, Esteban, pero... ¿podrías por favor retirar lo que parecen cristales mortales? Me gustaría seguir vivo. — dijo la voz de Julián. — ¿Cristales..? — pregunté extrañado mientras me incorporaba con lentitud y observé la habitación... si se podía llamar así a lo que estaba viendo. Como si de una cueva se tratase, la habitación se había llenado de decenas de estalactitas y estalagmitas de cristal transparente y muy afilado que habían destruido todo alrededor. Julián y Angie con la princesa estaban en una esquina de la habitación, con varias puntas afiladas apuntándoles a zonas vitales. Delante de ellos estaba el cuerpo de un hombre musculoso y con aspecto cavernícola ensartado por múltiples puntos, algunos de ellos vitales: la sangre teñía de color rojo los cristales allá
Los siguientes días fueron una mezcla de caos, descanso y revelaciones a las manadas. Había muchas preguntas sin respuesta que tuvimos que responder y como la mayoría dependían de mi, habíamos improvisado un pequeño escenario al que acudía para que pudiese contestar sin agotarme. Cada vez que salía de la habitación, me acompañaban Emily, Julián, varios médicos y unos pocos chicos de la forja: cuando pregunté por ello, me explicaron que se habían ofrecido voluntarios como refuerzo de la guardia para Emily, nuestro hijo y yo. Sus palabras habían sido: "Nosotros somos leales a nuestra maestra. Haremos cualquier cosa que ella necesite. En la forja somos una familia unida". Al parecer, mi Luna tenía una familia capaz de hacer cualquier cosa por ella. Emily había tenido muy mala suerte con su familia biológica, pero había conseguido una familia adoptiva real: estaba seguro que serían capaces de luchar a muerte incluso contra mi, por protegerla. Cada vez que bajaba al escenario, explicaba un
* ¡AVISO de la Autora! * Este libro es la continuación de La Loba Perdida (finalizado), con la historia de otro personaje. Este libro contiene spoilers importantes. El libro se puede leer y entender de forma independiente, pero recomiendo leer antes La Loba Perdida para comprender la totalidad de la historia, incluyendo sus matices.*** — ¡Papi, papi! — me gritó una niña pelirroja de ojos azules, corriendo y saltando en mi cama, con una sonrisa adorable en la cara. Me reí.— ¡Lisa! ¿No te he dicho muchas veces que debes dejar descansar a tu padre? — la regañó la mujer que había atrapado mi corazón: una mujer rubia, de ojos grises y una sonrisa tan luminosa como el mismo sol.— ¡Pero mami! ¡Quiero estar con Papi! — hizo un puchero tan tierno que me ablandó el corazón. — ¡Ven aquí, pequeña revoltosa! — dije incorporándome, cogiéndola entre los brazos y alzándola en el aire — ¡No te escaparás! La niña soltó una risotada divertida mientras la balanceaba en el aire.— Y ahora... ¡Un abr