Capítulo 4 – Junto al mar.
Emily deshacía la maleta en la habitación de invitados que Kayla le había preparado, en aquella hermosa casa en Ballintoy Beach Cottage, Irlanda.
La casa estaba situada justo en la ladera de la montaña, frente al mar. Constaba de la casa principal donde solían hospedarse la muchacha, su marido y su hija cuando iban, una cabaña de madera que les servía de almacén, y un pequeño invernadero que estaba separado en dos, por una parte, lo tenían dedicado a la cultivación de hortalizas (eso hizo que entendiese que aquella era la razón de que su hermana siempre estuviese allí), y la otra parte estaba dedicada al relax, pues estaba formado por dos amplios sillones y lo que parecía ser una pequeña piscina de agua caliente.
Levantó la vista hacia la ventana, percatándose entonces, de las hermosas vistas que tenía desde allí, pues podía ver el mar desde allí.
Se acercó despacio, sin dejar de mirar hacia aquel punto, sin poder evitar recordar el pasado, aquel que parecía ser solo un sueño.
Abrió la ventana, para luego apoyarse sobre el alfeizar de la ventana, sintiendo una extraña sensación como si hubiese vivido algo parecido con anterioridad.
La puerta de la habitación se abrió detrás de ella, haciendo que esta dejase de prestar atención al mar, y volviese la vista hacia su hermana que acababa de entrar en la estancia.
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Sobre la suave y blanca arena de la playa, una bella joven, con un vestido blanco, con el cabello suelto y pies descalzos, caminaba, sintiendo la tenue brisa marina sobre su rostro, al mismo tiempo que el dolor y la pesadez la invadían de nuevo, ante un recuerdo que no era real.
Cerró los ojos un momento, pensando en aquel pirata que conoció, aquel al que amó, aquel que parecía ser tan sólo un producto de imaginación. Recordando una mirada, una sonrisa, un beso, una caricia, y posteriormente un te amo, sin poder evitar que una fina lágrima recorriese su rostro.
Abrió los ojos, intentando proseguir con su paseo, pues sabía que seguir pensando en aquello que había perdido no serviría de nada, nadie le devolvería aquello, y nunca podría recuperarlo.
Se paró en seco, justo cuando había decidido que continuaría su camino, observando algo, una blanca gaviota volaba sobre ella, subiendo más y más, hacia la enorme montaña que rodeaba aquel lugar y entonces algo llamó su atención. Más arriba, había un pequeño cementerio, parecía ser muy antiguo.
Se dio la vuelta y caminó hacia él, como si pudiese encontrar en él algo, pero sabía que no había nada, su hija no estaba enterrada allí, es más, ni siquiera tenía una hija.
Cuando hubo llegado hasta allí, y se detuvo a observar. Parecía ser un lugar muy antiguo, pues las lápidas y las cruces estaban totalmente cubiertas de vegetación y apenas se podía apreciar bien lo que decía en ellas. No solo había tumbas, todas de ellas en el suelo, también enormes menhires con formas enormes que formaban un círculo, rodeando la tumba que parecía ser la más vieja de todas.
Era un lugar realmente precioso, apenas se había introducido entre las rocas para mirar con más atención la tumba que era rodeada por ellas, cuando escuchó el sonido que hacía su teléfono, haciendo que se detuviese a mitad de camino y cogiese el teléfono.
Mientras, un fuerte viento que no parecía proceder de ninguna parte, se levantaba cerca de la tumba, y llegaba hasta ella, pero ella ni siquiera parecía haberse percatado de ello, tan sólo seguía su camino, dejando todo aquello atrás.
Capítulo 5 – Una fiesta.
Emily estaba preciosa aquella noche, con un vestido blanco de flores que su hermana le había dejado, y se había maquillado y adornado su cabello con una corona de flores para el evento, que no era otro que una reunión de coleccionistas en casa de uno de los más prestigiosos historiadores de Irlanda, el señor Murray.
Kayla se ponía al día con sus amigos del lugar, mientras ella se daba un paseo por la fiesta, percatándose de que algunos de los invitados habían empezado a bailar las canciones que los músicos tocaban, eran bailes de salón, reconocía, percatándome de que hacía mucho tiempo que no bailaba algo como aquello.
Aquel lugar era hermoso, se trataba de una amplia casa, no lejos de la su hermana, pero mucho más amplia que la de ella, sólo el salón era más grande que toda su casa junta.
Sonrió al percatarse de ello cuando se percató de que el señor Murray se dirigía hacia ella, haciendo que se parase a mitad de camino de los jardines, que sospechaba que era la zona más tranquila de toda la casa.
Se dio la vuelta y caminó hacia el jardín, dejando a su hermana atrás, pues no le apetecía nada discutir con ella sobre aquello. Estaba harta de explicarle, una y otra vez, que aquel sueño, a pesar de ser tan sólo un sueño, había sido más real para ella de lo que nunca lo fue nada. Ella tan sólo se burlaba y hacía como si no hubiese escuchado los sentimientos de la joven.
Llegó al exterior, acercándose un poco hacia la verja, mirando la espesura de la noche sobre las montañas y el mar. Era un lugar realmente precioso, que le hacía recordar el pasado, aquel que no era real y que tanto dolor traía a su vida, en aquel momento.
Capítulo 6 – La realidad es dura, y los sueños hay que dejarlos atrás.A la mañana siguiente Emily estaba feliz, pues había quedado con Murray en unas horas y estaba realmente impaciente por empezar aquella ruta histórica.Se preparaba el desayuno, en aquella enorme cocina. Acababa de sacar la leche sin lactosa del frigorífico cuando un sonido la asustó.Caminó hacia la mesa de la cocina, donde su teléfono móvil sonaba sin cese. Se asomó sobre este, admirando el nombre de la persona que llamaba:¡Mamá! – exclamó, justo después de contestar al teléfono - ¿qué tal va todo por allí? – preguntaba, mucho más animada que de costumbre, haciendo que su madre quedase perpleja con aquello - ¿cómo está Meredith?Estamos bien – respondía - &
Capítulo 8 – Un lluvioso día.Cuando levantó, al día siguiente, Kayla la esperaba en el salón, con mala cara.¿Por qué te fuiste ayer así, sin despedirte siquiera? Estaba preocupada – le espetaba, mientras la muchacha se sentaba sobre el sofá.Las alucinaciones volvieron – aseguró, haciendo que la joven la mirase preocupada – te dije que no era bueno para mí…¿qué viste? – preguntó su hermana, con el alma en vilo.A él, a William.¿deberíamos volver a casa? – preguntó, pensando en que la mejor manera de que su hermana estuviese mejor quizás era la que su madre proponía, encerrar a la joven en un centro.Deberíamos.De acuerdo, reservaré un vuelo para esta misma semana.Hace un día de
Capítulo 10 – Los dibujos del museo.Caminaba por los pasillos del museo, calada hasta los huesos, con la mirada perdida, abriéndose paso hacia el lugar que el guarda de la puerta le había indicado que estaba la exposición de piratas del joven Murray.No podía ser real, pensaba a cada paso que daba, William Drake no podía haber existido realmente, si él había existido… ¿cómo podía saber ella tanto sobre él? Si en realidad nunca le había conocido … ¿cómo?Pero no pudo seguir pensando en aquello, pues acababa de llegar a una vitrina, donde se encontraba un catalejo, una brújula y una pistola.Miró hacia la brújula, con sumo interés, pues acababa de visualizar las letras WD grabadas en ella, comprendiendo que le pertenecían a él.Prosiguió caminando entre las vitr
Capítulo 12 – El error.Habían pasado unos pocos días desde aquello, y Emily se sentía algo mareada de buscar una y otra vez una explicación coherente para todo aquello, pero parecía imposible, cómo podía ser que él la hubiese dibujado, que él, que no sólo había existido realmente, recordaba cosas que habían vivido, pues las había plasmado en sus bocetos, estuviesen realmente allí, nada de aquello tenía ni pies ni cabeza.Kayla irrumpió en su habitación, de nuevo, haciendo que la muchacha levantase la cabeza de la pared, y mirase hacia ella, ya que había estado recostada sobre la pared minutos antes, intentando encontrar una explicación para todo aquello.Esta noche tenemos que asistir a una cena – aseguró, haciendo partícipe a su hermana, que volverían a salir –
Capítulo 14 – Un descuido.Emily no volvió a hablar sobre el tema después de aquello, pues sabía que Kayla tenía razón, y no quería volver a pensar en ello de nuevo, hablar sobre el hombre al que amó, aquel que no parecía ser real, le traía mucho dolor.Kayla canceló el viaje a casa en el último momento, con la excusa de que aún tenía cosas que resolver en aquel pueblecito de la costa de Irlanda, asegurando a su madre que su hermana estaba mejor, y que su internamiento en el centro podían esperar un poco más.Pero Emily sabía muy bien que sólo lo hacía para descubrir más cosas sobre William Drake, porque sabía que la única forma de salvarme era que comprendiese que él no era real, y para ello tendrían que llegar al fondo del asunto.De nuevo se encontraban en casa de
Capítulo 15 – ¿quién es él?Emily caminaba hacia casa, pensando en lo que había sucedido en casa de Alex, sus labios se parecían a los suyos, pero sabía que no era él, no había podido encontrar nada de él en sus ojos, tan sólo era un amigo de su hermana, nada más.Kayla tenía razón, aquel hombre al que amaba no era real, no sabía en qué momento todo se había complicado de aquella forma, pero lo que si sabía era que tenía que dejarle atrás, seguir aferrándose a él de aquella manera no traería paz a su corazón, en lo absoluto.+++++++++++++++++A la mañana siguiente, Emily desayunaba alegremente en el jardín, había cocinado después de mucho tiempo sin hacerlo, y cuando Kayla llegó hasta ella y admiró boquiabierta a
Capítulo 16 – Entre la verdad y la mentira.Emily caminaba por la playa junto a Alex, de camino a casa, mientras el muchacho la escuchaba con atención, aquellas intrépidas aventuras que la joven contaba sobre William Drake y su amada eran realmente interesantes, y lo más seductor de todo era que ella aseguraba que la joven de los dibujos era ella misma, cosa bastante comprensible dado al gran parecido que tenía con la muchacha de que aparecía en los retratos del museo.… y entonces tuvimos que dejar a nuestra pequeña Andrea … - aseguraba mientras él agarraba el medallón con la gema esmeralda que guardaba en su bolsillo, con fuerza, al escucharla hablar sobre aquello, pues ella aseguraba que aquella joya era mágica.Era cierto que él había percibido un destello especial en la gema esmeralda alguna que otra vez, pero de ahí a
Capítulo 17 – TemplanzaSobre el alfeizar de la ventana, en aquella casa de montaña, una joven, sentada, admirando como la lluvia cae sin cese, mojando los campos a su paso, mojando todo aquello que se encuentra desprotegido.Hubo un tiempo en el que temía ser mojada por ella, no hace mucho, pero parece tan lejano ahora, parece tan irreal, parece que quizás todos tengan razón y todo no era más que un sueño, pero hay algo que fue real, algo que aún siente dentro de su corazón, él existió realmente, él no es sólo un producto de su imaginación, él fue un pirata en antaño, aunque nunca se conocieran en realidad.Levantó las piernas, apoyando la planta del pie en el alfeizar, dejando caer su cuerpo hacia atrás, sobre la fría pared de aquella ventana, al mismo tiempo que cerraba los ojos, imaginando aquel apuesto r