Capítulo 17 – Templanza
Sobre el alfeizar de la ventana, en aquella casa de montaña, una joven, sentada, admirando como la lluvia cae sin cese, mojando los campos a su paso, mojando todo aquello que se encuentra desprotegido.
Hubo un tiempo en el que temía ser mojada por ella, no hace mucho, pero parece tan lejano ahora, parece tan irreal, parece que quizás todos tengan razón y todo no era más que un sueño, pero hay algo que fue real, algo que aún siente dentro de su corazón, él existió realmente, él no es sólo un producto de su imaginación, él fue un pirata en antaño, aunque nunca se conocieran en realidad.
Levantó las piernas, apoyando la planta del pie en el alfeizar, dejando caer su cuerpo hacia atrás, sobre la fría pared de aquella ventana, al mismo tiempo que cerraba los ojos, imaginando aquel apuesto r
Capítulo 18 – Locuras frente al mar.Emily reía a carcajadas, junto a su hermana, justo al lado del mar, arropándose con el pareo que había comprado en los puestos esta misma mañana, pues habían cometido la tremenda locura de bañarse en el agua, desnudas, y ahora no tenían con que secarse, pero parecía ser algo realmente divertido, pues ninguna de las dos podía parar de reírse.¿Viste la cara que puso cuando dijiste “Sí mamá, voy a quedarme unos días más”? – preguntaba, para luego admirar como su hermana volvía a estallar de la risa, al pensar en la cara que había puesto su madre al escucharla decir aquello.Deberíamos dejar de beber vino en las comidas – añadía Emily, haciendo que su hermana estallase en carcajadas de nuevo.Alex corr&
Capítulo 20 – Perdida en su mirada.Emily – rogaba William Drake, entre sollozos, mientras se aferraba con fuerza a la mano de su esposa, pero esta parecía en otra parte, parecía que realmente entraría en coma, parecía que realmente no despertaría jamás - ¡Emily, despierta! – imploró, desde lo más profundo de su corazón, para luego besar su mejilla, dejando caer sus lágrimas sobre su rostro, haciendo que la muchacha abriese los ojos, intentando encontrar algo que le indicase donde estaba, pues lo último que podía recordar era caer por aquella tumba, en aquel agujero, junto a la tumba de William Drake, el pirata.Emily abrió los ojos, admirando el rostro de Alex junto a ella, él parecía realmente feliz de verla despertar, pues sonreía de oreja a oreja.¡Emily! –
Epílogo - El regreso de mamá.Caminaba hacia el alto abeto que se hallaba junto a la casa en la que vivía junto a mi esposo y mis dos pequeñas hijas, mientras recordaba las palabras que el doctor me había dicho esa misma mañana…Si sigues manteniendo esa pena en tu corazón seguirás enferma – aclaró él, haciendo que comprendiese algo, aquella enfermedad que llevaba acechándome más de dos meses, no era más que una larga depresión, causada por la pérdida tan inminente de mi madre, y la muerte tan trágica de mi padre. Y sabía perfectamente, que aquel dolor no se marcharía de la noche a la mañana.Ebrain, mi esposo, había intentado con creces, alejarme de la tristeza, y la llegada de nuestras hijas habían traído mucha felicidad a mi vida, eso era cierto, pero
PREFACIOUna joven muchacha de cabellos oscuros como la noche se marchaba con la que parecía ser su madre, hacia una extraña caja con ruedas que vosotros conoceréis con el nombre de coche. Esta bella muchacha, cuyo nombre ya conoceréis, no hacía más de dos días que se había caído del tejado, perdiendo de esta forma sus preciados recuerdos.Su progenitora, Anabeth, abrió la puerta del auto, ayudando a su hija a entrar en él, para luego rodear este y colocarse en el lugar del piloto.Emily Forbes se colocó el cinturón de seguridad, mirando despreocupada por la ventana, observando junto al viejo roble a un muchacho que no recordaba haber visto jamás. Y ahí estaba la clave, no lo recordaba, pero eso no quiere decir que no lo conociese, en cierta forma, una parte de ella lo hacía.William Drake la observaba, con detenim
Capítulo 2 – La equivocación de un hada.William Drake estaba en Londres, tras un largo recorrido hasta allí, habiendo gastado la mitad de sus ahorros en aquella estúpida misión, guiado por unas hadas a las cuales ni siquiera estaba seguro haber visto, con un viejo libro que estaba en blanco, en cuya portada tan sólo podía leerse el título de este: “La leyenda del Guardián del Brazalete”Atravesó la carretera, malhumorado, pensando en la mala suerte que tenía, pues hacía un día de perros en la ciudad. No había dejado de llover desde que abandonó el autobús en la mañana, así que estaba empapado, como un mendigo.Ojeó el libro un poco más, al mismo tiempo que entraba en la biblioteca, mientras los guardas de seguridad le miraban con recelo. Y se percató de algo en lo que no se hab&iacu
Capítulo 3. Al menos una vez más.William llegó a la estación, cubierto de agua, sin tan sólo pensar demasiado en lo que había dejado atrás, no quería bajo ningún concepto volver al coche, agradecer su amabilidad, o aceptar el paraguas que había olvidado en él. Tan sólo quería marcharse de Londres lo más rápido que le permitieran las circunstancias.Señor Watter – comenzó una voz, a sus espaldas, haciendo que dejase de pensar, que todo cobrase sentido, mientras su corazón se congelaba, ante la sola posibilidad de que ella le viese, pues sabía que todo aquello afectaría al pasado, al transcurso de las cosas – se ha dejado el paraguas en el coche – William no podía responder, estaba tremendamente asustado, así que la joven tan sólo pudo llamarle una vez más –
Capítulo 5. Regreso a la cabaña.William se había demorado demasiado a causa de que su amigo le necesitaba, y por culpa de ello, ni siquiera sabía si estaría a tiempo de hacer lo que tenía que hacer.Caminaba por aquel sendero de nuevo, sintiendo la fría brisa nocturna sobre su rostro, podía escuchar los grillos cantar cerca de allí, mientras sus manos rozaban las flores más altas de aquel precioso bosque, aunque la plena oscuridad impedía ver la belleza que sí se podía apreciar a plena luz.Agudizó el oído. Por un momento había escuchado algo, unas pisadas cercanas. Alguien se aproximaba hacia el lugar en el que él se encontraba.Se acercó al viejo roble, aquel en el que estuvo escondido una vez, aquel en el que la vio marchar con todo el dolor de su corazón, mientras ella le observaba extrañada, pue
Capítulo 6. El regreso al norte.William se quedó unos días en el campo de los abuelos de Emily, ayudándolos con la granja, preparándola para las fuertes lluvias que se acercaban. Y luego se marchó al norte. Le costó más de dos semanas volver, pero al final, lo logró, aunque, por alguna razón, no podía encontrar a su fiel amigo por ninguna parte.Aquella noche, hacía más frío del habitual, por eso tuvo que encender una hoguera frente a la casa en ruinas que se había agenciado. Pensaba en ella, mientras se hacía un conejo asado, en la candela.Algún día volvería a verla, tan sólo debía esperar, un poco más. La paciencia no era una de sus virtudes, y le estaba tomando más voluntad de la que tenía, no volver a Londres, a buscarla. Pero aún no era el momento, lo sabía, a