Capítulo 3. Al menos una vez más.
William llegó a la estación, cubierto de agua, sin tan sólo pensar demasiado en lo que había dejado atrás, no quería bajo ningún concepto volver al coche, agradecer su amabilidad, o aceptar el paraguas que había olvidado en él. Tan sólo quería marcharse de Londres lo más rápido que le permitieran las circunstancias.
Capítulo 5. Regreso a la cabaña.William se había demorado demasiado a causa de que su amigo le necesitaba, y por culpa de ello, ni siquiera sabía si estaría a tiempo de hacer lo que tenía que hacer.Caminaba por aquel sendero de nuevo, sintiendo la fría brisa nocturna sobre su rostro, podía escuchar los grillos cantar cerca de allí, mientras sus manos rozaban las flores más altas de aquel precioso bosque, aunque la plena oscuridad impedía ver la belleza que sí se podía apreciar a plena luz.Agudizó el oído. Por un momento había escuchado algo, unas pisadas cercanas. Alguien se aproximaba hacia el lugar en el que él se encontraba.Se acercó al viejo roble, aquel en el que estuvo escondido una vez, aquel en el que la vio marchar con todo el dolor de su corazón, mientras ella le observaba extrañada, pue
Capítulo 6. El regreso al norte.William se quedó unos días en el campo de los abuelos de Emily, ayudándolos con la granja, preparándola para las fuertes lluvias que se acercaban. Y luego se marchó al norte. Le costó más de dos semanas volver, pero al final, lo logró, aunque, por alguna razón, no podía encontrar a su fiel amigo por ninguna parte.Aquella noche, hacía más frío del habitual, por eso tuvo que encender una hoguera frente a la casa en ruinas que se había agenciado. Pensaba en ella, mientras se hacía un conejo asado, en la candela.Algún día volvería a verla, tan sólo debía esperar, un poco más. La paciencia no era una de sus virtudes, y le estaba tomando más voluntad de la que tenía, no volver a Londres, a buscarla. Pero aún no era el momento, lo sabía, a
Capítulo 7. Recuperar a un viejo amigo.Sobre la cima de la montaña, cerca de los acantilados, donde podía escucharse el rugido del mar y las fuertes olas chocar contra los arrecifes, un apuesto hombre se encontraba, sintiendo como sus cabellos se movían de aquí y allá, de forma violenta, la tormenta se acercaba a pasos agigantados, y el feroz viento era sinónimo de ello. Con ojos cerrados se encuentra, adentrándose en la espesura de la niebla blanca, más y más, con intensidad, buscando a aquella que nunca sale de sus pensamientos.Su nueva visión del mundo le permite hacer casi cualquier cosa, todo es posible cuando tienes el poder del destino. Tu espíritu y tu mente pueden viajar a cualquier lugar, aunque tú no lo hagas realmente.El espeso humo se fue aclarando, dejando paso a un hermoso paisaje, delante de él. Un parque, un bello parque repleto
Capítulo 8. La cabaña del hada.William Drake estaba confundido, ya ni siquiera sabía diferenciar los sueños de la realidad, un poder del destino dado a un simple humano que ni siquiera sabía cómo manejarlos aún, ese era su principal problema.¿Qué pasará cuando encuentre a Emily Forbes? – preguntó, dudoso, dentro de su cabeza, mientras aquel que se hacía llamar así mismo “guardián de los cielos” lo guiaba a través de la espesa bruma que no le dejaba ver nada.Cuando ella nos encuentre el poder del destino que vive en ti desaparecerá – aseguró, para luego señalar hacia una luz verde, allá, frente al horizonte – mira, Tuka nos está esperando – nuestro protagonista le miró, sin comprender, siguiéndole en aquella línea rec
Capítulo 9. La meditación de un pirata.La meditación puede ser algo realmente tedioso si no se consigue dominar, y eso es algo que nuestro protagonista, William Drake sabía bien.De nuevo se encontraba envuelto en aquella bruma espesa, sin poder ver absolutamente nada, aunque había algo diferente aquella vez, pues no estaba solo, su mentor, aquel que se hacía llamar así mismo “Guardián de los cielos” lo guiaba.Deberíamos marcharnos – se quejó él, mientras su igual insistía en quedarse allí un poco más.Debes ser perseverante, estás a punto de lograrlo – insistía el guardián, mientras William se concentraba una última vez, haciendo que todo se aclarase un poco más.Sus pies se apoyaron sobre el suelo, haciendo que todo se v
Capítulo 11. Dónde todo empezó.William caminaba a paso constante por aquellos campos, dejando atrás la civilización, todo en lo que había creído durante años, incluso a aquel que había sido su mentor en aquel viaje, pues a cada paso que daba sentía en su interior, que este se iba desvaneciendo, que cada uno de los recuerdos que había vivido en su pasado, cada uno de ellos que lo conectaba con el poder del destino, se iba desvaneciendo, poco a poco.¿Qué estaba haciendo allí? – se preguntó a sí mismo, deteniéndose en seco, mirando hacia alrededor, reconociendo el lugar en seguida - ¿cómo había llegado hasta allí? ¿Por qué no podía recordar nada hasta ese momento?Lo último que recordaba era… volver a casa, a St Andrew, donde debía encontrar a su fiel ami
PREFACIO.Una joven muchacha camina a ciegas, por un bello paraje, agarrado firmemente la mano de su esposo, mientras este la conducía más y más adentro del bosque.Ten cuidado aquí – comenzó el hombre, haciendo que la mujer se detuviese de golpe – hay una hondonada, camina despacio, no quiero que te caigas.La muchacha hizo caso de las palabras del joven, mientras proseguía la marcha junto a él, tropezando entonces, con una roca, dando un leve tras pies, cogiendo por sorpresa al hombre que la acompañaba, que soltó su mano sin apenas darse cuenta, haciendo que la muchacha abriese los ojos asustada, para mirar como caía al vacío, al mismo tiempo que su esposo la llamaba.¡Emily! – gritaba, mientras ella seguía rodando por la hierba, bosque abajo, temiendo que algo malo pudiese sucederle - ¡Emily! – la llam
Capítulo 2 – Los sueños no son reales.Descansaba sobre aquella cama, en aquel hospital, con los ojos abiertos, mirando hacia la ventana, por la que entraba el sol del amanecer, mientras su madre, despertaba sobre el sillón en el que se había quedado dormida la noche anterior.¿Has podido dormir algo? – Preguntaba hacia ella, mientras ella negaba con la cabeza, despacio - ¿por qué no intentas dormir un poco? – proseguía, mientras observaba como su hija negaba con la cabeza, al mismo tiempo que dejaba escapar otra lágrima – te vas a enfermar si no duermes algo…Si vuelvo a dormir le veré en mis sueños – aseguraba, con la voz desganada, haciendo que la mujer le prestase toda su atención – no podría soportar volver a sentir su mirada sobre la mía…. Porque cuando despierte él no estar&aacu