Dahiana.Durante el desayuno, conversé con la señora Mercedes y su hija Irina. Mercedes es una mujer muy amable a la que le encanta conversar y su hija es muy graciosa.Mientras lo hacíamos, los hombres hablaban de la industria hotelera y de lo bueno que le va a los hoteles Luxury. La que no parecía nada contenta era la prometida del señor Triana, ella se mantenía en silencio comiendo de su plato, a veces podía sentir su mirada en mí.Terminado el desayuno, todos nos fuimos a disfrutar de nuestro día. Pasaremos tres días más gracias a la invitación de la familia Triana.El día pintaba espectacular, así que decidí salir a recorrer las playas de Miami. José decidió dormir un poco más, ya que llegó tarde del evento.Mientras caminaba por el Lobby del hotel hacia la salida, pude ver a la distancia al señor Triana en compañía de su prometida, por la expresión en su rostro podría jurar que sostenían una discusión.No les voy a negar que sentí curiosidad, así que me detuve y los observé, cos
Eduardo.Tenía a Laura abrazada, mientras mis ojos buscaban con la mirada a Dahiana.¡En un miserable! En eso me había convertido, en una persona que estaba haciéndole daño a quien no había hecho más que cuidar de mí y darme amor.Laura me ha apoyado durante años, es quien me ha ayudado a levantarme cuando he caído.Pero ¿qué podía hacer?, ¿Cómo hago con este sentimiento que me pide que corra atrás otra mujer?Eso era algo que debía solucionar; sé que no será fácil, pues no se trata de un negocio.Sentía que cada día más me hundía en una terrible situación que cobraría una gran factura.Después de calmar a Laura, decidí llevarla a recorrer un poco la ciudad. Después de almorzar, estuvimos durante varias horas entrando y saliendo de las mejores tiendas de lujo de toda Miami.Ella sonríe como niña chiquita, llevándome a años atrás, cuando llegaba con flores a su casa a visitarla.No sabías en qué momento todo hacía cambio, ¿en qué momento había dejado de amarla?Sí, me había bastado ve
Aarón no comprendía el extraño comportamiento de la novia de su jefe, pero en su mente sí tenía algo seguro y era el hecho de que debía salir de esa habitación, antes de sucumbir ante el deseo.—Señorita, por favor, ¿podría dejarme ir?—pidió Aarón.—¿A qué le tienes miedo?—dijo Laura en un tono seductor. Ella llevaba puesta una diminuta lencería, la cual había comprado especialmente para lucirlo para Eduardo, pero este había preferido marcharse y dejar tirada.Aarón tensó la mandíbula al ver cómo poco a poco Laura quedaba completamente desnuda.—Vamos, Aarón, no te quedes ahí parado —dijo Laura, caminando lentamente hasta donde se encontraba.Una vez estuvo cerca, pegó su cuerpo desnudo a él. Aarón apretó los puños, estaba tratando de contenerse, pero era casi imposible teniendo al frente semejante mujer hermosa y completamente desnuda.Sin poder resistir más, pegó su boca a la de ella y la besó de manera salvaje. Laura se colgó de su cuello y enredó sus piernas alrededor de su cintu
Irina pudo ver que Dahiana no se encontraba bien y entendía que no quería hablar, no delante de los chicos.—Chicos, podrían darnos un momento—pidió Irina.José y los demás accedieron y las dejaron solas. Irina tomó a Dahiana de la mano y la guio a uno de los sofás del lobby.—Sé que hacer esto puede ser muy atrevido de mi parte y quizás lo menos que desees en estos momentos no sea hablar, pero quiero que sepas que en mí puedes confiar —le dijo Irina.Dahiana soltó el llanto, tenía una ola de sentimientos que la hacían sentir asfixiada.Irina se acercó a ella y la abrazó, a unos pocos metros Eduardo observaba lo que ocurría.—Todo estará bien, no hay nada que no tenga solución—le dijo Irina—En momentos así no hay nada mejor que estar con la familia, tómate tu tiempo y piensa las cosas y verás que no es tan grave.—Gracias—susurró Dahiana.Irina la acompañó hasta que se sintió mejor, luego la llevó a que tomara un taxi.**Eduardo.Todo había pasado tan rápido, mis manos la acariciaban
Las palabras de Irina habían sido claras y Eduardo era consciente de que ella tenía razón.—Lo sé—dijo.—Pues si lo sabes, debes actuar rápido, de lo contrario la perderás —agregó su hermana.Eduardo se quedó en silencio, pensando de qué manera debía actuar.Lo primero era hablar con Laura y terminar la relación, después buscaría la manera de acercarse a Dahiana.—Tengo miedo—dijo.—No lo puedo creer, el gran Eduardo Triana, el señor de los negocios, tiene miedo —dijo Irina fingiendo sorpresa—. Nunca esperé escuchar eso de ti, hermano.—Esto es diferente, Irina, no estamos hablando de un simple negocio —dijo un poco molesto.—Este es el negocio de tu vida, Eduardo, el que te llevará a estar al lado de la persona con la que probablemente formarás una familia. Debes ser fuerte y decidido, así como lo haces con tus negocios —habló la mujer.—Nunca dejas de sorprenderme —dijo Eduardo con una sonrisa—. Siempre tienes las palabras indicadas.—Soy una Triana —dijo ella acomodándose un mechón
Dahiana.Cuando llegué al aeropuerto ya me encontraba más tranquila, las palabras de Irina me habían ayudado mucho, así que decidí ir a ver a mis padres y desconectar un poco de todosAsí que tomé el teléfono y le marqué a José para contarle.—Tómate el tiempo que quieras, sabes que para mí lo más importante es que tú estés bien —me dijo, después de escucharme.Gracias —le dije.José siempre ha sido muy comprensivo conmigo, sus consejos y todo el cariño han sido de gran ayuda.—Sabes que no tienes que agradecer, eres como una hermana para mí y siempre te apoyaré —agregó y no pude evitar soltarme en llanto.Después de despedirme, estuve en la sala de espera aproximadamente por una hora, hasta que escuché el llamado para el abordaje.Cerca del mediodía ya me encontraba bajando del taxi enfrente de la casa de mi familia.Mamá fue la primera en salir a recibirme, ella a taco y yo me dejé fundir por sus brazos, de verdad que la necesitaba.Mis hermanos y papá no se encontraban en casa, por
Eduardo.Ya estaba cansado de la actitud de Laura, no sabía el porqué me evitaba, pero así lo hiciera, ya no había vuelta atrás.Habían pasado más de cinco días y ella seguía escondiéndose. Así pasaron tres días más y por fin apareció.—Hola, cariño—dijo al ingresar a mi oficina.Levanté la vista de los documentos que estaba revisando; mi expresión se mantuvo neutral.—Me ha contado mi madre que te urgía hablar conmigo—dijo acercándose a donde yo me encontraba.—¿Por qué me has evitado?—le pregunté.—Nada de eso, solo estaba atrasada con muchos asuntos de la fundación, con el viaje dejé muchas cosas pendientes —dijo.Algo en ella era diferente, y no hablo solo de su vestimenta que ahora era un poco más reveladora, sino también de su forma de comportarse.—Bien, eso lo puedo entender—dije, esquivando el beso que quería darme.Me levanté de mi silla, la tomé de la mano y la guie al sofá.—Ya estás aquí, así que hablemos —le dije.—Bien—contestó.Cuando estaba por empezar a hablar, su te
Eduardo sabía que la estaba lastimando, pero las cosas habían terminado así, por más que él lo había querido evitar.—No se trata solo de eso —dijo Eduardo—. Deseaba hablar en completa tranquilidad contigo, pero mira cómo han resultado las cosas, Laura, yo te quiero mucho, pero ya no te amo.Las palabras de Eduardo hicieron eco en la cabeza de Laura.Una sonrisa amarga adornó su rostro, seis años, y lo único que había conseguido era que el hombre que amaba le saliera con eso.—Pues lo lamento por ti, pero me lo debes Eduardo—dijo ella.—Acaso no estás entendiendo, ya no te amo Laura, no quiero y no me voy a casa contigo—dijo él.—Eso está por verse—dijo Laura e ingresó al coche.Eduardo trató de detenerla, pero esta salió conduciendo como loca.Pensó en seguirla, pero prefirió dejarla para que se calmara.Sus padres e Irina llegaron a donde él se encontraba.—¿Te encuentras bien?—le preguntó Emilio.—No lo estoy, de verdad no quería hacerla sufrir, pero ya no puedo estar con él, no cu