Eduardo.Ya estaba cansado de la actitud de Laura, no sabía el porqué me evitaba, pero así lo hiciera, ya no había vuelta atrás.Habían pasado más de cinco días y ella seguía escondiéndose. Así pasaron tres días más y por fin apareció.—Hola, cariño—dijo al ingresar a mi oficina.Levanté la vista de los documentos que estaba revisando; mi expresión se mantuvo neutral.—Me ha contado mi madre que te urgía hablar conmigo—dijo acercándose a donde yo me encontraba.—¿Por qué me has evitado?—le pregunté.—Nada de eso, solo estaba atrasada con muchos asuntos de la fundación, con el viaje dejé muchas cosas pendientes —dijo.Algo en ella era diferente, y no hablo solo de su vestimenta que ahora era un poco más reveladora, sino también de su forma de comportarse.—Bien, eso lo puedo entender—dije, esquivando el beso que quería darme.Me levanté de mi silla, la tomé de la mano y la guie al sofá.—Ya estás aquí, así que hablemos —le dije.—Bien—contestó.Cuando estaba por empezar a hablar, su te
Eduardo sabía que la estaba lastimando, pero las cosas habían terminado así, por más que él lo había querido evitar.—No se trata solo de eso —dijo Eduardo—. Deseaba hablar en completa tranquilidad contigo, pero mira cómo han resultado las cosas, Laura, yo te quiero mucho, pero ya no te amo.Las palabras de Eduardo hicieron eco en la cabeza de Laura.Una sonrisa amarga adornó su rostro, seis años, y lo único que había conseguido era que el hombre que amaba le saliera con eso.—Pues lo lamento por ti, pero me lo debes Eduardo—dijo ella.—Acaso no estás entendiendo, ya no te amo Laura, no quiero y no me voy a casa contigo—dijo él.—Eso está por verse—dijo Laura e ingresó al coche.Eduardo trató de detenerla, pero esta salió conduciendo como loca.Pensó en seguirla, pero prefirió dejarla para que se calmara.Sus padres e Irina llegaron a donde él se encontraba.—¿Te encuentras bien?—le preguntó Emilio.—No lo estoy, de verdad no quería hacerla sufrir, pero ya no puedo estar con él, no cu
Eduardo.Había sido una terrible noche, las cosas con Laura se habían salido de control, pero ya no había vuelta atrás.Mi humor era terrible, pues en mis planes nunca había sido que mi familia se enfrentara a la de Laura.Pero escuchar que Dahiana había vuelto a la ciudad, me había llenado de alegría, tanto que había olvidado lo que acaba de ocurrir.Empecé a testear con ella como si fuéramos dos adolescentes. Ella me contó un poco de su vida sin decir su verdadero nombre y yo hice lo mismo, eso para mí era un gran avance.—¿Estás dormida? —al ver que no había respuesta.Eran cerca de las dos de la mañana, por lo que sería posible que se hubiera quedado dormida.No quise insistir más y dejarla descansar, no sé cuánto tiempo pasó, el caso fue que yo también me quedé dormido, pero a eso de las cinco de la mañana mi teléfono empezó a sonar insistentemente.La verdad dudé, pero tanta insistencia me hizo contestar.—Bueno—dije adormilado.—Eres un infeliz, todo es tu culpa—me gritó la señ
Dahiana.Tranquila, así me estaba sintiendo últimamente, había decidido no apresurar las cosas y dejar que todo fluyera.Aunque me moría por ver a Hades, tenía que esperar, pues no sabía en qué situación se encontraba él.Muchas veces quise preguntarle por su vida personal, pero no quería tomar atribuciones que no me corresponden.El tiempo lo diría todo, así que solo debía ser paciente y las cosas tomarían su rumbo.Con eso, en mente, me metí de lleno en la obra. Las cosas iban de maravilla, así que todo estaría listo a tiempo.En mis tiempos libres le escribía a Hades y este no tardaba en responder.Todo el día me la había pasado revisando los avances de la obra en compañía de José.Cuando estaba por caer la tarde, él se fue a casa y yo subía a las suites a revisar cómo iba todo, puesto que es una de las partes más importantes, ya que en esas habitaciones es donde se hospedan los clientes más exclusivos.Había esperado de todo, pero nunca que Hades apareciera.Llevándome a confirmar
Eduardo.Feliz, así me encontraba, tenía en mis brazos a la mujer que amo y con la que deseo pasar el resto de mi vida.Dahiana había llegado a mi vida de la manera más inesperada, mostrándome que el amor llega sin avisar y que nada lo podemos dar por sentado. Ahora sé que en realidad lo que sentía por Laura no era amor.El apego que tenía hacia ella, era por la tranquilidad que le brindaba a mi loca vida, esa que llevaba ocultando por años.Pero con Dahiana podía ser yo, el miedo y la vergüenza no existían a su lado, porque ella de alguna forma es igual a mí.Aunque sabía que debía tomar las cosas con calma, me era imposible controlarme teniéndola a mi lado, por primera vez le estaba haciendo el amor.Mis manos tocaban con delicadeza cada parte de su cuerpo, dibujando en él un mapa de besos. Sus gemidos hacían eco en mis oídos, quedando grabado en mi mente para siempre.—Te amo—le dije en un susurro mientras me desbordaba en su interior.No sabía cómo tomaría mi confesión, pero no lo
Dicen que los obstáculos hacen que las personas y los sentimientos se hagan más fuertes. Dahiana había atravesado por una situación dolorosa, una de ella fue cuando fue traicionada por quien decía amarla, el miedo y la desconfianza se habían alojado en su corazón, pero de alguna manera lo que ella consideraba que sería un desquite o más bien una experiencia, se había convertido en algo mucho más fuerte que ella misma. Era difícil creer que alguien que no conocía en lo más mínimo se haya adueñado de sus sentimientos. Pero, ¿era fuerte ese sentimiento? ** Dahiana. De no creer, mi vida ha sido un columpio de emociones en los últimos meses. Pase de estar comprometida a ser traicionada, de estar envuelta en el dolor a enamorada de un desconocido. Ahora estoy en brazos de quien llegó como un torbellino a vida a ponerla patas arriba. No sabía cuál sería el resultado de todo esto, no sabía lo que me esperaba el día de mañana. Lo cierto era que estaba disfrutando de cada toque, de cada
Eduardo. Estaba decidido a poner fin al asunto, quizás suene un poco desagradecido de mi parte. Sé y tengo claro que lo que hizo Laura conmigo todos estos años, es algo de lo que debo estar agradecido, quizás no haya aportado lo mismo que ella a nuestra relación. Y sé bien que el que falló fui yo, pero por eso mismo debo ser claro, por ella y por mí mismo. Amor ya no hay, más que agradecimiento y cariño por todo el apoyo. Lo más sano para los dos es dejar las cosas en claro, y buscar la felicidad por caminos separados. Pero las cosas se están tornando un poco complicadas, no solo por los falsos rumores que hay en los medios, sino por la repentina llegada de fotos y videos a mi teléfono. Siempre he sido cuidado o eso pensé, ahora está amenazada mi integridad y la de mi familia, por mi vida secreta. —¿Sucede algo señor?—me pregunta Javier al ver mi rostro pálido. Mis manos temblaban mientras sostenía el teléfono en mis manos. No sabía cuál era el objetivo de tales mensajes, pe
Eduardo estuvo todo el día lidiando con los problemas que habían surgido a causa de la noticia de su falso compromiso.Periodistas y accionistas lo llamaban para saber cuál era la verdad detrás de todo.—Te ves tenso—dijo Emilio su padre ingresando a la oficina.—Papá —. Eduardo se levantó de su silla llena de sorpresa. Su padre tenía varios meses sin ir a la oficina. —¿Qué haces aquí?Eduardo lo abrazó y lo guío a los sofás en donde se sentaron.—Quise venir a ver cómo estás—contestó el mayor.—Yo estoy bien, tú y mamá no deben preocuparse por mí—dijo Eduardo—Siento mucho causar problema, te prometo que solucionaré todo, los hoteles no saldrán dañados con esto.—Eduardo, los hoteles es lo que menos nos preocupa, aquí lo realmente importante es que tú estés bien hijo—dijo Emilio poniendo una mano en su hombro.—Gracias padre—dijo Eduardo.—Ahora, dime qué es lo que está pasando—pidió Emilio.Eduardo suspiró, no sabía cómo su padre tomaría las cosas, no podía contarle todo en profundid