En la noche de la despedida de soltera de Grace, Rebecca se une a las mujeres en una popular discoteca. A pesar de la presencia de todas, su relación con Bruna y Christine sigue siendo fría, y cada interacción con ellas se caracteriza por respuestas breves.– ¿Estás ansiosa, Grace? – Pregunta Camila, emocionada.– Diría que nerviosa. Todo estaba bien hasta el cambio... – Ella interrumpe la conversación y lanza una mirada incómoda a Rebecca.– Puedes dejar el tema, estaba bien hasta el cambio de la fecha del juicio. Es irónico que el día ocho esté celebrando una boda y dos días después estaré en un tribunal. – Afirma con la voz entrecortada, sobre todo al pensar que al día siguiente de la fiesta, dejará solo al hombre que ama.– Sugiero que no hablemos de eso, hoy es una noche de celebración. – Dice Christine, esbozando una leve sonrisa.– Claro, porque eso nunca les importó. Algunos de ustedes nunca fueron amigos de Alex. – Responde con irritación, creando un ambiente tenso en la mesa
En la mañana siguiente, Rebecca despierta con un desayuno sustancioso. Se estira en la cama, encontrándose con la mirada afectuosa de Alex.– Buenos días, perezosa. – Saluda Alex, depositando un beso cariñoso en su frente. – ¿Cómo estás?– Siempre estoy bien a tu lado. ¿Causé muchos problemas anoche?– En realidad, casi nada, solo me pediste que te diera un hijo. – Responde con seriedad, provocando una reacción sorprendida en Rebecca, que se atraganta con el jugo, iniciando una breve tos. Alex sonríe y le ofrece una servilleta.– ¿Me estás tomando el pelo, verdad? – Pregunta, aún incrédula.– Créelo o no, pediste que me entregara a ti y te regalara un hijo. – Responde entre risas.– Juro que no volveré a tocar alcohol. – Asegura, llevando el jugo a sus labios.– Eso es como yo prometer que nunca más te tocaré, completamente irreal. – Rebate, observándola saborear el café.– Alex, ¿puedo pedirte un favor? – Pregunta, con la voz envolvente.– Eso depende de lo que estés planeando. – Res
En la mesa, todos permanecen en silencio, cada uno envuelto en sus propios pensamientos y sentimientos conflictivos, ansiando el final de la situación desgastante.– ¿Será que esto es verdad? ¡Creo que nuestro hermano nos lo diría! – Exclama Luiza, expresando su curiosidad.– Les dije que estaban juntos. – Responde Rebecca, visiblemente incómoda con el tema.– Pero estar juntos y estar comprometidos son cosas bastante distintas, amiga. – Afirma Grace, con una sonrisa.– Vamos a aclarar esto con nuestro querido amigo. – Propone Leandro, tomando el teléfono y llamando a Alex en el altavoz.– ¿Por qué me estás llamando, Leandro? – Pregunta Alex al contestar, con un toque de impaciencia en la voz. – Estoy esperando a una hermosa señorita, no tengo interés en hablar contigo.– Sabemos eso, de hecho, acaba de salir de aquí.– Leandro, ¿por qué estás perdiendo tiempo en esto? – Pregunta Rebecca, observándolo atentamente.– Déjame adivinar, ¿la Srta. Curtis habló con ustedes, Sr. Murphy?– Sí
Nicole, al entrar a su casa, recorre la sala con una elegancia que resalta cada movimiento, quitándose el vestido bajo la mirada atenta del hombre sentado en el sofá, cuyos ojos la siguen en cada paso por la habitación.– Estás al tanto de que detesto esperar, más aún cuando chicas insolentes como tú me desafían. – Afirma el hombre, levantándose y avanzando hacia ella. – ¿Dónde estabas? – Pregunta, observándola de arriba a abajo y sosteniéndola por el mentón.– Eso no es asunto tuyo. Hasta donde sé, trabajas para mí y no al revés. – Responde irritada, dando una bofetada firme a su mano. – Aparta tus ojos de mí, hombres como tú no me atraen.– No te preocupes, mocosa. Chicas como tú no son de mi tipo. Y, por supuesto, estoy muy bien casado. – Responde, apartándose con desprecio y yendo hacia el bar. – No trabajo para ti, trabajo para tu padre, ya que él es quien tiene el dinero. Tengo un imperio en la sociedad y un legado aún más oscuro en el submundo. Así que no intentes jugar conmigo
En la mañana siguiente, al despertar, Nicole decide ignorar todas las instrucciones recibidas la noche anterior e inundar a Alex con diversas llamadas. Sin obtener respuesta, ella dispara una serie de mensajes, esperando impacientemente cualquier señal de él. Cuando Alex finalmente despierta, es recibido por la mirada de Rebecca, sentada al borde de la cama, sosteniendo su celular con una leve sonrisa.– Buenos días, mi amor. – Dice, dándole un suave beso en los labios.– Buenos días, querida. – Responde, con una sonrisa.– Me encantó la foto. – Comenta, admirando el fondo de pantalla, que captura un momento de ternura entre ella y los gemelos mientras duermen.– Un momento tan hermoso, es una de mis fotos favoritas. Pareces preocupada, ¿qué pasó? – Pregunta, sentándose en la cama, con los ojos fijos en los suyos, tratando de entender sus emociones.– Hay algunos mensajes para ti. – Informa, extendiéndole el celular. Alex, al abrir los mensajes, ve cómo su expresión serena se transfor
Después de salir de la casa de Nicole, Alex se dirige directamente a su improvisada oficina, montada previamente desde que recibió su invitación más temprano. Al entrar al espacio, es recibido por miradas penetrantes, cada persona ansiosa por revelaciones significativas.– Douglas, esto es todo lo que pude conseguir. Revísalo minuciosamente y asegúrate de que lo que necesito esté aquí. – Dice, depositando el celular con determinación frente a Douglas.– Voy a sumergirme en esto ahora mismo. – Responde Douglas, agarrando el celular con una expresión decidida.– El tiempo juega en nuestra contra. Dentro de algunas horas, este celular tiene que estar de vuelta en su lugar. – Afirma, dirigiéndose al hombre más experimentado que lo observa. – Sr. Jackson, quiero a alguien vigilando su casa. Nadie entra o sale sin que yo esté al tanto.– Me encargaré de eso, Sr. Baker. – Responde el jefe de seguridad.Alex se acomoda al lado de Douglas, uniendo esfuerzos para descifrar todos los misterios c
En la sala de reuniones, los cuatro hombres se miran entre sí, tratando de comprender lo que desencadenó la reacción intensa de Alex, especialmente al salir de la sala de manera tan abrupta.– ¿Qué diablos acaba de pasar? – Pregunta Leandro, perplejo ante el comportamiento de Alex.– No tengo la más mínima idea, pero algo está muy mal. Alex ni siquiera leyó el contrato. Parecía aterrorizado por lo que escuchó en la llamada. – Constata Richard, guardando el contrato en el sobre. Al salir de la sala de reuniones, se encuentran con Alex frente a los ascensores.– Alex, ¿estás preparado para la próxima semana? – Pregunta Ryan, refiriéndose al inicio del juicio.– No empieces con esa tontería ahora. Repetiré, por última vez, nunca haría daño a Rebecca ni a uno de mis hijos. Deja de ser estúpido. – Responde, la furia desbordando de su mirada.– Las pruebas insisten en lo contrario, Alex. – Rebate Ryan.– No me importa en lo más mínimo, que te jodan con eso y déjame en paz. – Responde, entra
Después de más de una hora de vuelo, Peter finalmente llega a la casa de Samantha. Con su equipo, elaboran una estrategia para identificar a los guardias. Al invadir la casa, logran neutralizar fácilmente a los hombres contratados por el jefe de seguridad de Alex. Al ver a Peter, Samantha deja que un tazón de vidrio se le escape de las manos, causando un ruido al golpear el suelo.– André, André, no hagas movimientos bruscos. Quédate ahí sentado. – Advierte Peter, apuntándole con el arma. – ¿Dónde están?– ¿Quiénes? – Pregunta André, intentando disimular el nerviosismo.– ¿Dónde están los gemelos de Alex? Mi exsuegro los quiere. – Insiste, pero solo recibe un silencio desafiante como respuesta. – Revuelvan cada centímetro de esta casa y tráiganlos aquí. – Ordena a los hombres. – Estás irreconocible. – Constata al acercarse a Samantha. – ¡Mira estos pechos! – Exclama, apretándolos. – ¿Estás embarazada? Debo confesar que estás muy bella.– Maldito, no te atrevas a tocarla. – Grita André