Después de salir de la casa de Nicole, Alex se dirige directamente a su improvisada oficina, montada previamente desde que recibió su invitación más temprano. Al entrar al espacio, es recibido por miradas penetrantes, cada persona ansiosa por revelaciones significativas.– Douglas, esto es todo lo que pude conseguir. Revísalo minuciosamente y asegúrate de que lo que necesito esté aquí. – Dice, depositando el celular con determinación frente a Douglas.– Voy a sumergirme en esto ahora mismo. – Responde Douglas, agarrando el celular con una expresión decidida.– El tiempo juega en nuestra contra. Dentro de algunas horas, este celular tiene que estar de vuelta en su lugar. – Afirma, dirigiéndose al hombre más experimentado que lo observa. – Sr. Jackson, quiero a alguien vigilando su casa. Nadie entra o sale sin que yo esté al tanto.– Me encargaré de eso, Sr. Baker. – Responde el jefe de seguridad.Alex se acomoda al lado de Douglas, uniendo esfuerzos para descifrar todos los misterios c
En la sala de reuniones, los cuatro hombres se miran entre sí, tratando de comprender lo que desencadenó la reacción intensa de Alex, especialmente al salir de la sala de manera tan abrupta.– ¿Qué diablos acaba de pasar? – Pregunta Leandro, perplejo ante el comportamiento de Alex.– No tengo la más mínima idea, pero algo está muy mal. Alex ni siquiera leyó el contrato. Parecía aterrorizado por lo que escuchó en la llamada. – Constata Richard, guardando el contrato en el sobre. Al salir de la sala de reuniones, se encuentran con Alex frente a los ascensores.– Alex, ¿estás preparado para la próxima semana? – Pregunta Ryan, refiriéndose al inicio del juicio.– No empieces con esa tontería ahora. Repetiré, por última vez, nunca haría daño a Rebecca ni a uno de mis hijos. Deja de ser estúpido. – Responde, la furia desbordando de su mirada.– Las pruebas insisten en lo contrario, Alex. – Rebate Ryan.– No me importa en lo más mínimo, que te jodan con eso y déjame en paz. – Responde, entra
Después de más de una hora de vuelo, Peter finalmente llega a la casa de Samantha. Con su equipo, elaboran una estrategia para identificar a los guardias. Al invadir la casa, logran neutralizar fácilmente a los hombres contratados por el jefe de seguridad de Alex. Al ver a Peter, Samantha deja que un tazón de vidrio se le escape de las manos, causando un ruido al golpear el suelo.– André, André, no hagas movimientos bruscos. Quédate ahí sentado. – Advierte Peter, apuntándole con el arma. – ¿Dónde están?– ¿Quiénes? – Pregunta André, intentando disimular el nerviosismo.– ¿Dónde están los gemelos de Alex? Mi exsuegro los quiere. – Insiste, pero solo recibe un silencio desafiante como respuesta. – Revuelvan cada centímetro de esta casa y tráiganlos aquí. – Ordena a los hombres. – Estás irreconocible. – Constata al acercarse a Samantha. – ¡Mira estos pechos! – Exclama, apretándolos. – ¿Estás embarazada? Debo confesar que estás muy bella.– Maldito, no te atrevas a tocarla. – Grita André
En el estacionamiento, Alex camina de un lado a otro frente a su coche, con el celular presionado contra la oreja, esperando ser atendido. Al caer una vez más en el buzón de voz, libera su frustración golpeando la llanta del coche con rabia antes de realizar otra llamada.– Sr. Baker, estaba a punto de llamarte. – Asegura Jackson al contestar. – Lamento profundamente, acabo de ser notificado de lo que sucedió.Al escuchar aquellas palabras, todas las esperanzas de Alex se disipan. Confirmar que sus hijos están realmente en manos de Nicole lo hace cerrar los ojos y apoyarse en el coche, incapaz de organizar sus pensamientos. Lágrimas caen de sus ojos, el miedo dominándolo, especialmente por no saber qué esperar y cómo actuar.– ¿Qué pasó con Samantha y André? – Pregunta, la voz entrecortada por la angustia.– Estaban atados, nuestros hombres están cuidando de ellos. Tuvimos tres bajas. – Informa el hombre con pesar. – ¿Ella ya se puso en contacto contigo?– Solo recibí un mensaje. – Re
Al estacionar en Long Wharf, el corazón de Alex late a un ritmo descompasado. Cada paso por el paseo marítimo hacia el muelle es una marcha hacia lo desconocido, amplificando la tensión que envuelve la escena. Al frente, dos hombres impasibles señalan la inminencia de un enfrentamiento. Más adelante, cerca de las majestuosas embarcaciones, un hombre está al lado de Nicole, y una mujer sostiene con firmeza las manitas inocentes de sus hijos.La ira fermenta dentro de Alex mientras avanza, los gritos angustiantes de sus hijos convirtiéndose en un eco doloroso. Ronald, la personificación de la furia, avanza sin piedad. Sin tiempo para palabras, dos golpes brutales impactan en el rostro de Alex, arrojándolo al suelo. En una explosión de furia, Ronald descarga una tormenta de patadas violentas, como si cada golpe fuera una venganza acumulada a lo largo del tiempo.– ¡Papá, no, por favor! – Clama Nicole, corriendo hacia ellos. – ¡No lo lastimes! – Implora, arrodillándose al lado de Alex.–
En cuestión de minutos, el equipo liderado por Jackson toma el control absoluto del entorno, con sirenas ensordecedoras cortando el aire del escenario caótico. Hombres corren frenéticamente por el muelle, en una carrera contra el tiempo para salvar a todos los involucrados. Alex emerge del agua con los hijos, que tosen y sollozan después de ingerir agua salada. Sus manos tiemblan al rasgar las ropas mojadas de los gemelos, mientras Bryan y Saulo corren en su dirección.– Ustedes van a estar bien, lo prometo. – Afirma, la voz entrecortada por la desesperación, mientras abraza a los hijos, sus sollozos mezclándose con los llantos de los niños. Bryan y Saulo, compartiendo la angustia, se quitan las chaquetas y envuelven a los gemelos, cubriéndolos para proporcionar calor.– Cuídenlos, por favor. – El ruego de Alex corta el aire, sus ojos explorando el escenario en busca de Rebecca.– Puedes irte, Alex, cuidaremos de ellos. – La firmeza en la voz de Bryan, sosteniendo a Olga en brazos y d
Al fijar la mirada en la entrada, Alex se aleja abruptamente de María, avanzando hacia la puerta. En un acceso de furia, golpea al policía, derribándolo. Se agacha y recoge el arma.– No te acerques, quédate en el suelo, o te mato. – Ordena, apuntando el arma al policía. Luego, Alex vuelve la mirada hacia Nicole, que fue alcanzada en el hombro. Sin pensar, la empuja con fuerza contra la pared, manteniéndola inmovilizada. – Voy a matarte, Nicole, ya debería haberlo hecho. – Afirma, su mirada oscurecida por la rabia.– Mi amor, yo p...– No soy tu amor. – Afirma, interrumpiéndola con frialdad. – Te odio. – Vocifera, presionando el cañón del arma contra su cuello, mientras con la otra mano presiona la herida en su hombro.– ¡Ayyyy! – Grita, desesperada al sentir que Alex mete el dedo en su herida, una tortura cruel.– Alex, para con esto. – Suplica Ryan, intentando acercarse, sus ojos llenos de angustia ante la escena brutal.– No te acerques, Ryan, ninguno de ustedes, o morirán con ella
Aquellos pocos segundos de dolor se estiran como una eternidad ante los ojos de todos los presentes. Lo que resuena en el ambiente son los llantos profundos de amigos y familiares; la agonía de juicios equivocados los mantiene atrapados, empujándolos hacia un abismo de sufrimiento donde el perdón parece inalcanzable.– Tráigame un laringoscopio, un tubo endotraqueal y un ventilador mecánico. – Grita Richard desesperado, rompiendo el pesado silencio del entorno. – ¡Él tiene señal, tiene señal, escuché los latidos! – Afirma gritándole a una enfermera, inyectando un destello de esperanza para todos.La enfermera corre ágilmente y entrega todos los elementos solicitados a Richard, quien, con manos temblorosas, inicia el procedimiento en Alex. Otro médico, notando su nerviosismo, lo aparta y allí, en el suelo de la recepción, comienza el proceso de intubación en Alex. Al concluir el procedimiento, colocan a Alex en una camilla y corren hacia las salas de emergencia. A Richard se le prohíbe