En la mesa, todos permanecen en silencio, cada uno envuelto en sus propios pensamientos y sentimientos conflictivos, ansiando el final de la situación desgastante.– ¿Será que esto es verdad? ¡Creo que nuestro hermano nos lo diría! – Exclama Luiza, expresando su curiosidad.– Les dije que estaban juntos. – Responde Rebecca, visiblemente incómoda con el tema.– Pero estar juntos y estar comprometidos son cosas bastante distintas, amiga. – Afirma Grace, con una sonrisa.– Vamos a aclarar esto con nuestro querido amigo. – Propone Leandro, tomando el teléfono y llamando a Alex en el altavoz.– ¿Por qué me estás llamando, Leandro? – Pregunta Alex al contestar, con un toque de impaciencia en la voz. – Estoy esperando a una hermosa señorita, no tengo interés en hablar contigo.– Sabemos eso, de hecho, acaba de salir de aquí.– Leandro, ¿por qué estás perdiendo tiempo en esto? – Pregunta Rebecca, observándolo atentamente.– Déjame adivinar, ¿la Srta. Curtis habló con ustedes, Sr. Murphy?– Sí
Nicole, al entrar a su casa, recorre la sala con una elegancia que resalta cada movimiento, quitándose el vestido bajo la mirada atenta del hombre sentado en el sofá, cuyos ojos la siguen en cada paso por la habitación.– Estás al tanto de que detesto esperar, más aún cuando chicas insolentes como tú me desafían. – Afirma el hombre, levantándose y avanzando hacia ella. – ¿Dónde estabas? – Pregunta, observándola de arriba a abajo y sosteniéndola por el mentón.– Eso no es asunto tuyo. Hasta donde sé, trabajas para mí y no al revés. – Responde irritada, dando una bofetada firme a su mano. – Aparta tus ojos de mí, hombres como tú no me atraen.– No te preocupes, mocosa. Chicas como tú no son de mi tipo. Y, por supuesto, estoy muy bien casado. – Responde, apartándose con desprecio y yendo hacia el bar. – No trabajo para ti, trabajo para tu padre, ya que él es quien tiene el dinero. Tengo un imperio en la sociedad y un legado aún más oscuro en el submundo. Así que no intentes jugar conmigo
En la mañana siguiente, al despertar, Nicole decide ignorar todas las instrucciones recibidas la noche anterior e inundar a Alex con diversas llamadas. Sin obtener respuesta, ella dispara una serie de mensajes, esperando impacientemente cualquier señal de él. Cuando Alex finalmente despierta, es recibido por la mirada de Rebecca, sentada al borde de la cama, sosteniendo su celular con una leve sonrisa.– Buenos días, mi amor. – Dice, dándole un suave beso en los labios.– Buenos días, querida. – Responde, con una sonrisa.– Me encantó la foto. – Comenta, admirando el fondo de pantalla, que captura un momento de ternura entre ella y los gemelos mientras duermen.– Un momento tan hermoso, es una de mis fotos favoritas. Pareces preocupada, ¿qué pasó? – Pregunta, sentándose en la cama, con los ojos fijos en los suyos, tratando de entender sus emociones.– Hay algunos mensajes para ti. – Informa, extendiéndole el celular. Alex, al abrir los mensajes, ve cómo su expresión serena se transfor
Después de salir de la casa de Nicole, Alex se dirige directamente a su improvisada oficina, montada previamente desde que recibió su invitación más temprano. Al entrar al espacio, es recibido por miradas penetrantes, cada persona ansiosa por revelaciones significativas.– Douglas, esto es todo lo que pude conseguir. Revísalo minuciosamente y asegúrate de que lo que necesito esté aquí. – Dice, depositando el celular con determinación frente a Douglas.– Voy a sumergirme en esto ahora mismo. – Responde Douglas, agarrando el celular con una expresión decidida.– El tiempo juega en nuestra contra. Dentro de algunas horas, este celular tiene que estar de vuelta en su lugar. – Afirma, dirigiéndose al hombre más experimentado que lo observa. – Sr. Jackson, quiero a alguien vigilando su casa. Nadie entra o sale sin que yo esté al tanto.– Me encargaré de eso, Sr. Baker. – Responde el jefe de seguridad.Alex se acomoda al lado de Douglas, uniendo esfuerzos para descifrar todos los misterios c
En la sala de reuniones, los cuatro hombres se miran entre sí, tratando de comprender lo que desencadenó la reacción intensa de Alex, especialmente al salir de la sala de manera tan abrupta.– ¿Qué diablos acaba de pasar? – Pregunta Leandro, perplejo ante el comportamiento de Alex.– No tengo la más mínima idea, pero algo está muy mal. Alex ni siquiera leyó el contrato. Parecía aterrorizado por lo que escuchó en la llamada. – Constata Richard, guardando el contrato en el sobre. Al salir de la sala de reuniones, se encuentran con Alex frente a los ascensores.– Alex, ¿estás preparado para la próxima semana? – Pregunta Ryan, refiriéndose al inicio del juicio.– No empieces con esa tontería ahora. Repetiré, por última vez, nunca haría daño a Rebecca ni a uno de mis hijos. Deja de ser estúpido. – Responde, la furia desbordando de su mirada.– Las pruebas insisten en lo contrario, Alex. – Rebate Ryan.– No me importa en lo más mínimo, que te jodan con eso y déjame en paz. – Responde, entra
Después de más de una hora de vuelo, Peter finalmente llega a la casa de Samantha. Con su equipo, elaboran una estrategia para identificar a los guardias. Al invadir la casa, logran neutralizar fácilmente a los hombres contratados por el jefe de seguridad de Alex. Al ver a Peter, Samantha deja que un tazón de vidrio se le escape de las manos, causando un ruido al golpear el suelo.– André, André, no hagas movimientos bruscos. Quédate ahí sentado. – Advierte Peter, apuntándole con el arma. – ¿Dónde están?– ¿Quiénes? – Pregunta André, intentando disimular el nerviosismo.– ¿Dónde están los gemelos de Alex? Mi exsuegro los quiere. – Insiste, pero solo recibe un silencio desafiante como respuesta. – Revuelvan cada centímetro de esta casa y tráiganlos aquí. – Ordena a los hombres. – Estás irreconocible. – Constata al acercarse a Samantha. – ¡Mira estos pechos! – Exclama, apretándolos. – ¿Estás embarazada? Debo confesar que estás muy bella.– Maldito, no te atrevas a tocarla. – Grita André
En el estacionamiento, Alex camina de un lado a otro frente a su coche, con el celular presionado contra la oreja, esperando ser atendido. Al caer una vez más en el buzón de voz, libera su frustración golpeando la llanta del coche con rabia antes de realizar otra llamada.– Sr. Baker, estaba a punto de llamarte. – Asegura Jackson al contestar. – Lamento profundamente, acabo de ser notificado de lo que sucedió.Al escuchar aquellas palabras, todas las esperanzas de Alex se disipan. Confirmar que sus hijos están realmente en manos de Nicole lo hace cerrar los ojos y apoyarse en el coche, incapaz de organizar sus pensamientos. Lágrimas caen de sus ojos, el miedo dominándolo, especialmente por no saber qué esperar y cómo actuar.– ¿Qué pasó con Samantha y André? – Pregunta, la voz entrecortada por la angustia.– Estaban atados, nuestros hombres están cuidando de ellos. Tuvimos tres bajas. – Informa el hombre con pesar. – ¿Ella ya se puso en contacto contigo?– Solo recibí un mensaje. – Re
Al estacionar en Long Wharf, el corazón de Alex late a un ritmo descompasado. Cada paso por el paseo marítimo hacia el muelle es una marcha hacia lo desconocido, amplificando la tensión que envuelve la escena. Al frente, dos hombres impasibles señalan la inminencia de un enfrentamiento. Más adelante, cerca de las majestuosas embarcaciones, un hombre está al lado de Nicole, y una mujer sostiene con firmeza las manitas inocentes de sus hijos.La ira fermenta dentro de Alex mientras avanza, los gritos angustiantes de sus hijos convirtiéndose en un eco doloroso. Ronald, la personificación de la furia, avanza sin piedad. Sin tiempo para palabras, dos golpes brutales impactan en el rostro de Alex, arrojándolo al suelo. En una explosión de furia, Ronald descarga una tormenta de patadas violentas, como si cada golpe fuera una venganza acumulada a lo largo del tiempo.– ¡Papá, no, por favor! – Clama Nicole, corriendo hacia ellos. – ¡No lo lastimes! – Implora, arrodillándose al lado de Alex.–