Apenas Darién despierta estira las manos buscando a Miranda, se incorpore en la cama pensando que todo esto fue un sueño...Hasta que encuentra la ropa interior de ella entre las sabanas.
Sonríe recordando la forma en que la hizo suya por primera vez y piensa que por nada del mundo se casara con su prometida, no piensa renunciar a su amor.
Se arregla lo más rápido que puede y se va hasta la habitación de Miranda, para hablar con ella y planear como decirles a sus padres lo que sucede entre los dos, toca la puerta y no escucha respuesta.
—La señorita no está. — Le informa la mujer de mantenimiento que limpia el pasillo
— ¿A dónde está?— Cuestiona el, extrañado mirando su reloj, es temprano aún.
—No lo sé, la cama esta ordenada, no durmió allí. — Informa ella.
Inmediatamente él intenta llamarla a su teléfono y cae al buzón de mensajes, el está desconcertado se pregunta ¿acaso lo que paso entre los dos no significo nada para ella?
Se siente herido, lo que paso esa noche tiene un gran valor para él, pero al parecer Miranda no siente lo mismo…
No contesta las llamadas, entonces él decide buscarla, le debe una explicación por lo menos, el estuvo a punto de dejar todo por ella, es lo menos que se merece.
Ordena al personal de seguridad de su padre que localice a Miranda, en menos de una hora le informan donde se encuentra ella, la ubicación del teléfono le sorprende, está en un barrio muy peligroso, decide ir personalmente hasta allá.
Toca la puerta de la casa, y alguien desde adentro pregunta — ¿Quién es?—
—Darién, quiero hablar con Miranda, no me iré sin hablar con ella. — Le responde
—Pase. — Le dice el hombre abriendo la puerta con una pistola en la mano.
— ¿Dónde está Miranda?— Cuestiona, y observa por el rabillo del ojo la cartera de Miranda con sus cosas esparcidas en la mesa.
—Aquí el que hace las preguntas soy yo ¿Quién eres tú?—
—Darién Ferrer ¿Qué hace usted con las cosas de mi mujer?— Le pregunta Darién.
—Te dije que el que hace las preguntas soy yo— Responde el maleante
Darién comienza a pelear contra él, para su mala suerte aparecen de la nada otros dos, logra golpear a tres y dejarlos aturdidos, pelea con todas sus fuerzas, ¡pero son cinco contra él!, terminan doblegándolo.
Darién lo único que piensa es en Miranda ¿Dónde está ella? ¿Le habrá pasado algo?, los maleantes le roban las cosas de valor y lo tiran en un parque solitario, pensando que esta muerto.
Por otra parte en el otro lado de la ciudad, a las tres le entregan la documentación a Miranda, cuando esta dentro del avión privado de Hill.
Pero con un cambio de identidad a para que la familia Ferrer no la localice fácilmente, sabe que ella está huyendo de ellos aunque no sabe el motivo.
A partir de ese momento Miranda se dedica en cuerpo y alma a su carrera, pero tres meses después comienza a sentirse mal después de una presentación, tiene que correr a un baño a vomitar
El señor Hill la sigue, y le sostiene el cabello para que no se le ensucie
—Debes ir a medico—.Le ordena.
—No es necesario, ya se me pasara. — Responde ella, limpiándose la boca, apenada que su jefe.
—Con la salud no se juega, debes ir al médico. — Le responde el, ella rueda los ojos
—Está bien. — Acepta a regañadientes, para no llevarle la contraria, gracias a él tiene una nueva vida, donde trata infructuosamente de sacar al que cree aun su hermano de la cabeza desesperadamente.
El señor Hill, se encarga de llevarla al médico aunque ella insiste que no es necesario, le hacen varios exámenes y tiene que esperar media hora.
—No tiene porque quedarse, puedo ir sola a casa— Le asegura ella apenada, no le gusta molestarlo.
—No te preocupes no tengo nada mejor que hacer. — Responde el, guardan silencio mientras esperan los resultados, la doctora entra con una sonrisa.
—No está enferma. — Le dice a Miranda.
— ¡Lo vez no era nada!— Asegura ella, poniéndose de pie para marcharse.
— ¡Felicidades está embarazada!—Informa la doctora con una sonrisa y ella debe sentarse.
— ¡Eso no puede ser posible!— Chilla Miranda, esa es la peor noticia que podría hacer recibido ¡Darién es su hermano!
Inmediatamente comienza a llorar, no puede creerlo ¡Solo fue una vez! Y no tomo precauciones después porque estaba aturdida con la noticia de que Darién y ella eran hermanos, solo quería huir lo más rápido posible de allí
—Creí que no tenías novio. — Le dice el señor Hill
—Lléveme a casa por favor. — Gimotea ella, incapaz de decir en voz alta el motivo por el cual no puede tener a ese bebe.
— ¿Abusaron de ti?— Cuestiona el
— ¡No!— Chilla ella, sin dejar de llorar, ¡está desesperada!
—No puedes irte sin la receta, muchas mujeres que morirían por estar en tu lugar y tú que tienes la oportunidad de ser madre te quejas. — Reprocha la doctora sin saber el caos que tiene Miranda en su cabeza en este momento.
¿Quién en su sano juicio puede desear tener un hijo con su propio hermano?
—Un hijo no es el fin del mundo. — Suelta el señor Hill, piensa que con disciplina podría retomar su carrera fácilmente.
—Usted no entiende nada, además ¿Qué sabe usted de eso? Usted no tiene hijos. — Le responde ella, pues ninguno de ellos sabe por lo que está pasando ella.
Se encierra en su departamento sin dejar de llorar ¡un hijo con su propio hermano! De eso no puede salir nada bueno
Ella piensa en todo tipo de barbaridades pero ella sabe que no podría vivir con la conciencia tranquila si le hace daño a su propio hijo
Pero no cree poder vivir de esa forma, Miranda cree que no tiene salida, así que toma una drástica decisión, sale de su apartamento sin tener idea que el señor Hill se quedo afuera vigilándola preocupado por ella.
Ella camina hasta un puente dispuesta a acabar con todo su sufrimiento y cuando está a punto de saltar
El señor Hill grita — ¡No lo hagas, todo tiene solución!—
— ¡No se meta usted no sabe nada!— Gimotea ella, parada al borde del puente, con el rostro bañado en lagrimas.
— ¡Por lo que más quieras, no hagas esa locura!— Lloriquea el desesperado, ella no entiende porque él esta así.
—No es ninguna locura, usted no sabe lo que me está pasando. — Le responde ella.
—Todo tiene solución— Asegura el acercándose a ella.
— ¡Estoy embarazada de mi propio hermano!— Grita ella, para que el la entienda.
— ¿De qué hablas? ¡Tú no tienes hermano!— Le responde el.
—Darién es mi hermano, ¡el señor Ferrer es mi padre! Por eso hui lo nuestro no podía ser. — Gimotea ella
Y salta del puente, pero él señor Hill la sujeta con fuerza, si van a morir lo harán los dos, ella es el centro de su vida desde que descubrió que era su hija.
—Déjeme. — Chilla ella.
—No puedo dejarte, tú eres mi hija no de él. — Le aclara y ella se deja llevar por él en shock.
— ¿Su hija?— Balbucea.
—Sí, eres mi hija, desde que te conocí ordene una prueba de ADN. — Confiesa él
Ella no sabe si reír o llorar, se fue de la casa creyendo que lo que sentía era prohibido y resulta que Darién no es su hermano, toca su vientre arrepentida de lo que estuvo a punto de hacer, tiene el pulso acelerado por la adrenalina del momento
—Necesito volver a casa. — Le informa ella de inmediato, limpiando sus lágrimas y su padre niega con la cabeza.—No puedes hacer eso.— Le responde, mientras la mira con ojos de lastima.—Usted no tiene ningún derecho a impedírmelo, ¡Darién tiene que saber que vamos a tener un hijo! Nos amamos— Le responde ella, Zafándose del agarra del señorLo único que piensa es en regresar a los brazos del hombre que ha amado desde que tiene memoria.—El no te ama, ni te merece, no le des el placer de verte sufrir por el. — Aconseja su padre y ella cubre su boca con la mano para no gritar de la frustración.—Tú no sabes nada de nosotros, ni por todas las pruebas que ha pasado nuestro amor.— Defiende ella de forma apasionada—El se casa mañana, hija lo siento… ¡Si de verdad el te amara él no se estaría casando con otra mujer!—¡Me estas mintiendo!, no permitiré que me alejes de el.— Chilla, ella negando con la cabeza—Lo siento, lo único que quiero es tu felicidad nunca haría algo como eso.— Le dice
Miranda continuo adelante con su vida, trabaja de la mano de su padre, tiene un hermoso bebe idéntico a su Darién y sigue bailando, a pesar de ser madre soltera puede decir que ha logrado triunfar en la vida, aunque no ha podido volver a enamorarse.Sin embargo una llamada telefónica pondrá su mundo de cabeza de nuevo. —Señorita Miranda fin la encuentro soy el abogado de la familia Ferrer, cumplo el deber de informarle que el señor Álvaro Ferrer falleció hace un mes, y la necesitamos acá en Nueva York para proceder a la lectura de su testamento.—Explica el hombreMiranda queda sin palabras, el señor Ferrer era muy importante para ella, estuvo a su lado toda la vida y después de la muerte de su madre, se encargo de ella como si fuese su propia hija.— ¿Está bien?— Cuestiona, mientras una lágrima recorre la mejilla de Miranda, ni siquiera puede sostener el teléfono.— ¿Que sucede?— Cuestiona el señor Hill al ver a Miranda temblando.—Mi papa murió. — Responde con voz ahogada el señor
—Señorita Miranda. — Suelta el ama de llaves con los ojos desorbitados al verla llegar con las maletas en las manos, la mujer esta pálida como si estuviese frente a un fantasma.Miranda se percata que al parecer todavía el personal de la mansión no está informado de su regreso.—Buenos días señora Black, necesito que prepare la habitación principal para mí— Ordena Mirando todo a su alrededor, recordando en cuestión de segundos todo lo que vivió allí en el pasado…Necesita desesperadamente darle una lección a la señora Ferrer que siempre la ha menospreciado y hoy incluso la llamo mujerzuela sin ningún motivo.—Señorita, no puedo hacer eso, esa es la habitación de la señora Ferrer. — Le responde con las mejillas rojas la mujer.—Y a partir de este momento es mi habitación, ya que soy la dueña de la mitad de esta mansión. — Le aclara Miranda.—A la señora Ferrer le molestara mucho esto. —. Pronuncia, la mujer con miedo a las acciones de su jefa en contra de ella.—Eso me tiene sin cuidad
Miranda entra a la mansión Hill y pasa la tarde consintiendo a su pequeño, no se va hasta muy tarde cuando él está dormido, y ella tiene ganas de llorar al despedirse, le cuesta separarse de él, lo hace depositando un beso en su frente y con lagrimas en los ojosDarién ve asqueado la escena de Miranda abrazando al viejo Hill y se va a casa ¡Tiene un prometido y sigue viéndose con ese viejo decrepito a escondidas!, apenas llega a casa se encierra en su oficina a beber, hasta que se hace muy tarde.Cuando sube borracho en lugar de ir a su habitación, entra a la habitación de Miranda, precisamente en el momento que ella se cambiaba la ropa para irse a dormir.—¿Qué demonios haces aquí?— Chilla ella cubriéndose, el recorre el cuerpo perfecto de ella con la mirada.—Vine a darte las buenas noche hermanita ¿No puedo?—.Cuestiona descarado— ¿Estas borracho?— Chilla ella.—Esto me traer buenos recuerdos. — Le responde el avanzando hacia ella, ella da varios pasos atrás, pero la pared le impid
Al siguiente día en la empresa hay una reunión de socios para tomar decisiones con respecto a los nuevos proyectos, Miranda estudia los proyectos mientras ellos discuten entre si las decisiones sin tomarla en cuenta.Para todos ella es solo una cabeza hueca…Para ellos ella no se merece un puesto en aquella mesa.Hasta que ella levanta la mano pidiendo la palabra y todos guardan silencio un poco confundidos y esperando cualquier locura que salga de la boca de ella.— ¿Acaso alguno de ustedes hizo evaluación del estado de esta empresa?— Dice señalando una carpeta.— ¿Por quién nos tomas?, es una de las empresas con mayor trayectoria en el país. — Le responde uno de los directores ejecutivos con soberbia.—Claro tú ¿Qué puedes saber de eso si solo te la pasabas bailando?— Agrega, burlándose de la formación de Miranda como bailarina, una sonrisa suave se dibuja en los labios de Miranda.—Por si no lo sabía, a principios de este año el CEO de esa empresa los estafo, y están al borde de la
Miranda se encierra bajo llave en la su habitación, para evitar que nadie entre sin permiso, especialmente Darién porque si el presiona las teclas correcta ella no podrá resistirse, él no tiene idea del poder que aún conserva sobre ella.El amor y el deseo de Miranda por su hermanastro sigue intacto sin embargo ella misma no entiende por qué, pues después del trato despectivo de él, ella no debería sentir nada, pero en el corazón no se mandaSon las doce de la noche y como lo supuso, comienza tocar la puerta de forma insistente, ella guarda silencio esperando que se marche, pero después de unos minutos comienza a hablar la persona detrás de la puerta—Miranda. — Susurra Darién y ella se cubre con la cobija…Se muere por abrirle la puerta, pero se resiste, porque para ella una mujer tiene que tener dignidad ¡el está casado!, hace cuatro años mirándola a los ojos desprecio su amor y se caso con otra mujer, Darién no le ofrece nada bueno a Miranda, el es un hombre muy cruel...—Miranda a
Miranda se siente agobiada por la Cercanía De Darién, no entiende como su corazón se precipita aun después de la forma tan déspota que se ha encargado de tratarla.—Definitivamente estoy mal de la cabeza.— Balbucea para sí misma—¿Disculpe señora?— Cuestiona su nueva asistente.—No es nada.— Responde rápidamente con firmeza, mientras se acomoda los lentes de lectura en la nariz.—¿Por qué no llega a un acuerdo con el jefe?, obviamente esto no es lo suyo.— Cuestiona la empleadaMiranda boquea un par de veces incrédula con el atrevimiento de la mujer antes de responder—¿Y qué es lo mío según tu?— Cuestiona con seriedadLa mujer enrojece, pero se arma de valentía para responder, ya que cree firmemente en lo que piensa.—Todos lo saben, no debería molestarse conmigo porque se lo diga, usted se dedico todo este tiempo a bailar y es un secreto a voces que tiene una relación con un hombre mayor——Mira Betty te lo voy a decir solo una vez, mi vida privada no está en discusión, limítate a hac
Miranda Ferrer—Siento mucho si mi presencia le está causando problemas.— Suelta apenado Marco.—No te preocupes, en realidad soy yo la que te está causando problemas...— Responde Miranda aun tratando de controlar el ritmo de su respiración, enfrentarse a Darien no es fácil.—Si usted desea yo puedo irme por donde vine.— Aclara Marco con las mejillas rojas.—De ninguna manera, no les daré el gusto además, no tienes idea de lo mucho que necesito tu ayuda en este momento, ya he tenido dos asistentes que lo único que han hecho es sabotear mi trabajo.— Se apresura a contestar Miranda, sujetando el antebrazo del hombre, que estaba dispuesto a marcharse.—Si usted me necesita, siempre estaré para usted.— Le responde el joven, atreviéndose a sostener la mirada sobre los ojos de MirandaTan sonrojado, que la propia Miranda se da cuenta de los sentimientos inconfesados de él, pero se hace la loca, no quiere lastimarlo, pero lo necesita a su lado ahora y sabe que tarde o temprano será inevitab