BODA

—Necesito volver a casa. — Le informa ella de inmediato, limpiando sus lágrimas y su padre niega con la cabeza.

—No puedes hacer eso.— Le responde, mientras la mira con ojos de lastima.

—Usted no tiene ningún derecho a impedírmelo, ¡Darién tiene que saber que vamos a tener un hijo! Nos amamos— Le responde ella, Zafándose del agarra del señor

Lo único que piensa es en regresar a los brazos del hombre que ha amado desde que tiene memoria.

—El no te ama, ni te merece, no le des el placer de verte sufrir por el. — Aconseja su padre y ella cubre su boca con la mano para no gritar de la frustración.

—Tú no sabes nada de nosotros, ni por todas las pruebas que ha pasado nuestro amor.— Defiende ella de forma apasionada

—El se casa mañana, hija lo siento… ¡Si de verdad el te amara él no se estaría casando con otra mujer!

—¡Me estas mintiendo!, no permitiré que me alejes de el.— Chilla, ella negando con la cabeza

—Lo siento, lo único que quiero es tu felicidad nunca haría algo como eso.— Le dice el padre abrazándola y dándole consuelo.

—Tengo que evitarlo, él, él me entenderá. — Balbucea desesperada, asintiendo con la cabeza decidida.

Ella está segura que el dejara todo por ella. —No creo que sea buena idea, Miranda lo menos que deseo es que sufras una decepción. — Le responde su padre.

—Ahora sé que no somos hermanos, no voy a permitir que mi hijo se crie sin padre, y pase por todo lo que yo pase sin ti, no voy si permitir que se case con otra mujer, nosotros nos amamos...— Le responde ella de forma atropellada.

— Si él te quisiera, no se habría comprometido con otra mujer tan rápido. — Asegura, el señor Hill tomando las manos temblorosas de su hija, entre las suyas, intentando que ella entre en razón.

Miranda no entiende de razones y niega con la cabeza.

—El me ama, lo sé, lo siento aquí dentro, además el debe saber sobre la existencia de nuestro bebe. — Le responde señalando su pecho.

—Está bien hija, ordenare que preparen el avión, si las cosas no salen como tu esperas, por favor vuelve a casa. — Le responde su padre y ella asiente y lo abraza.

Miranda vuelve por el amor de su vida, pero tiene mucho miedo que él no logre comprender las razones por las cuales se marcho.

El chofer se detiene justo a la entrada de la iglesia, ella baja del auto y corre dispuesta a impedir el matrimonio.

Su corazón late tan a prisa que ella piensa que se le va a escapar de la boca, la marcha nupcial comienza y ella es testigo de cómo alma avanza hacia Darién con una sonrisa, todo luce perfecto como si tuviesen mucho tiempo preparándolo

Ella abre la boca para impedir el matrimonio, todos están viendo a los novios y no se percatan de la mujer en la entrada, todo excepto Darién, que la mira con los ojos desorbitados

No hacen falta las palabras, cuando las miradas de ambos se cruzan,  los ojos de Darién están cargados de reproche.

Sin embargo  esboza una falsa sonrisa  y le ofrece su brazo a Alma, la señora Ferrer se percata de la presencia de Miranda, y antes que ella pueda abrir la boca, la toma del brazo y la saca fuera de la iglesia...

— ¿Qué demonios haces aquí?—Cuestiona empujándola.

—Darién no puede casarse. — Responde Miranda con los ojos llenos de lágrimas.

— ¿Quién lo va a impedir?— Cuestiona con dureza la señora Ferrer interponiéndose en el camino de Miranda.

—Vamos a tener un hijo. — Confiesa.

—No puedes engañarnos, eres una zorra igual que tu madre, quien sabe de quién será ese bastardo. — Le responde la señora

Miranda le voltea la cara de una bofetada

—No permito que habla así de mi madre. — Chilla ofendida.

— ¡Maldita!, Darién te odia, tú y tu bastardo pueden morirse, Jama estarás a la altura de mi hijo — Le dice entre dientes.

—Eso tiene que decidirlo él no usted. — Le responde Miranda, como nunca antes lo hizo, aunque con la voz quebrada.

—Eres una mujer insignificante, para él solo fuiste una aventura. — Asegura la señora, sin soltarle el brazo, para impedir que Miranda haga un escándalo.

— ¡Suéltame!— Chilla Miranda y vuelve a entrar a la iglesia corriendo seguida de la madre de Darién.

Nuevamente Darién la ve, pero ahora bajo una máscara de indiferencia y pronuncia –Acepto. —

Miranda no puede con el dolor, niega con la cabeza  cubre sus labios con ambas manos para no gritar y sale corriendo al ver como Darién sella su destino con un beso.

La madre de Darién sonríe satisfecha por la decisión que tomo su hijo, temía que el rompiera el compromiso por Miranda, si es por ella Darién nunca se enterara de la existencia del que para ella es un bastardo.

Miranda casi no puede respirar cuando llega al auto corriendo como si alguien la persiguiera. El chofer inmediatamente le ofrece un pañuelo.

—Lo siento. — Susurra, viéndola con lastima

—Vámonos no, no tengo nada que buscar aquí…. — balbucea Miranda, con un nudo en la garganta, siente que no puede respirar,

El la vio y aun así respondió,  eso le rompió el corazón, Miranda no puedo contener el llanto, mientras abraza su vientre plano, su hijo crecerá sin padre, pero ella jura se encargara de que jamás le falte nada.

Darién no puede creer que Miranda se presentara en su boda, después de todo lo que paso por su culpa.

Su cuerpo está cubierto de cicatrices producto de la tortura durante el secuestro, que se encargo de borrar con tatuajes, para el ella se marcho con otro hombre y aun así se atrevió a verlo a la cara

Su matrimonio es un contrato, el se siente un prisionero de Alma en este momento, pero de las dos mujeres considera que su esposa fue su mejor opción, a pesar de que no la ama.

El cree que Miranda lo cambio por el mejor postor, de alguna forma tiene que haberse enterado de que la familia Ferrer está en la ruina….Piensa sombrío, mientras recibe felicitaciones de todos los invitados.

El tiene cara de estar en un funeral más que en una boda, su madre se acerca al—Sonríe por lo menos.— Suelta entre dientes, mientras sonríe de forma falsa a todos los invitados.

—¿Tengo algún motivo?— Cuestiona el tomando un sorbo de su copa.

—Alma es la mujer que soñé para ti, no puedo creer que esa se atreviera a venir.— Susurra.

—Ni la menciones, no quiero hablar de ella.— Le responde con la mandíbula apretada.

—Todos saben que es la amante de Hill, no sé que vino a buscar.—Sigue ella

—Me haces la mujer más feliz del mundo. — Vocifera Alma con una sonrisa, llegando hasta ellos, que guardan silencio de inmediato

Alma luce encantadora en su vestido de novia, pero por algún motivo que Darién no puede descifrar, ella no despierta en él ni un mal pensamiento.

Cuando termina la celebración, Darién conduce a su esposa a la habitación, ella lo besa de forma apasionada y él se separa de ella

—No estoy de humor— Le aclara sujetándole las manos para que no lo toque.

— ¿No me amas?— Cuestiona estupefacta.

—El amor no forma parte del trato. — Le responde con sinceridad brutal.

—Lograre que me ames. — Asegura sin darse por vencida.

—Buena suerte con eso. — Responde él, saliendo de la habitación y dejándola a ella, tan virgen como el día que nació.

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