Miro a mi padre, que está arrodillado a su lado, y veo la tristeza en sus ojos. Veo la pérdida, el dolor, y la desesperación. Y me doy cuenta de que él también está sufriendo, de que también está perdiendo a su hijo.Mi madre está llorando, y me siento un poco de impotencia, porque no sé cómo consolarla. No sé cómo hacer que se sienta mejor, porque sé que la pérdida de un hijo es algo que nunca se puede superar.Mi prometida se acerca a mí, con una expresión de preocupación en su rostro. Me mira con ojos llenos de amor y preocupación, y me pregunta:—¿Estás bien, Venco? ¿Estás herido?Me sonrío y le doy un beso en los labios, tratando de calmar su ansiedad.—Estoy bien —le digo—. No estoy herido.Luego, me uno a ella, y le pongo mi frente contra la suya. Me siento en paz en ese momento, a pesar de todo lo que está sucediendo a mi alrededor.—Todo terminó —le digo—. Nada más importa en este momento, excepto nosotros dos.Mi prometida me mira con ojos llenos de amor, y me sonríe. Me sie
Entro en mi habitación, cerrando la puerta detrás de mí. Me quito la ropa, dejando que caiga al suelo, y me acerco a la vasija llena de agua que las empleadas han preparado para mí. El agua está caliente y aromática, y me sumerjo en ella, dejando que el calor y la relajación me envuelvan. Mientras me sumerjo en el agua, mis pensamientos se vuelven hacia los acontecimientos recientes. La muerte de mi hermano, la batalla, el sufrimiento de mi madre... todo está vivo en mi cabeza, como una herida abierta que no parece sanar. Las palabras de mi hermano antes de morir resonan en mi mente, como un eco que no puedo silenciar.Cierro los ojos, dejando que el agua me envuelva, y me permito sumergirme en mis pensamientos, en la tristeza y el dolor que me han acompañado durante tanto tiempo. El agua es como un abrazo cálido que me rodea, pero no puede calmar el dolor que siento dentro. Mi mente está llena de imágenes y recuerdos, y no puedo escapar de ellos. Me sumerjo más profundamente en el ag
Entro en la mansión, llamando a mi madre con suavidad. No obtengo respuesta, pero puedo sentir su presencia en el aire. La búsqueda es desesperante, ya que no sé en qué estado la encontraré. La batalla ha sido devastadora para todos, pero para mi madre ha sido especialmente cruel.—No entiendo, como es posible.—No lo se Venco, pero tienes que ayudarnos porque tu padre y Ocaso no logran convencerla de que suelte el cuchillo que tiene en la garganta.Entro en la sala y veo a mi madre, con un cuchillo en la mano. Su rostro está pálido y sus ojos están vacíos. Papa junto con Ocaso le piden que no lo haga, pero ella solo mira el cuerpo de mi hermano, llorando como nunca lo había visto.— Madre, no — digo, corriendo hacia ella.— No lo hagas, madre — digo, tratando de calmarla.— No puedo más — dice ella, su voz apenas audible.— Madre, por favor — digo, agarrando su mano. — No te hagas daño. Te necesito. La manada te necesita.— No me necesitan — dice ella, intentando sacudir mi mano. — N
Me acerco a Xylara y le deslizo la taza con yerbas relajantes.— ¿Cómo estás, Lara? — le pregunto, sonriendo suavemente.— Estoy bien, gracias — responde Xylara, tomando la taza y oliendo el aroma de las hierbas. — ¿Y Ania? ¿Cómo está después de lo que pasó ayer?— Está soportando — digo, sentándome a su lado en la cocina. — Lo fácil no es, pero estamos tratando de ayudarla. Después de lo que pasó ayer, necesita un poco de tiempo para procesarlo todo. Venco y su padre están con ella, tratando de apoyarla en este momento.— Entiendo — dice Xylara, asintiendo con la cabeza. — No debe ser nada fácil lo que pasó ayer. Tanto caos y destrucción... debe haber sido muy difícil para todos.— Sí, lo fue — digo, tomando un sorbo de mi propia taza de hierbas. — Pero estamos tratando de reconstruir y sanar. Ania es fuerte, pero necesita nuestro apoyo en este momento. Y con el bajón emocional y el ataque que tuvo, estamos cuidando de ella mucho más porque no podemos permitir que ella recaiga.— Cla
Las empleadas y yo comenzamos a arreglar el sitio ceremonial. Primero, colocamos un gran altar en el centro de la habitación, cubierto con un paño blanco de seda. Luego, encendemos las velas, que están dispuestas en forma de círculo alrededor del altar. El fuego de las velas crea un resplandor suave y cálido en la habitación, y el aroma del cera de abeja llena el aire.A continuación, preparamos el incienso. Las empleadas traen un gran incensario de bronce, que colocamos en un rincón de la habitación. Encendemos el incienso, y el aroma a sandalo y mirra comienza a llenar el aire. El humo del incienso se eleva hacia el techo, creando un ambiente misterioso y reflexivo. Después, colocamos flores frescas alrededor del altar. Las empleadas han traído un gran ramo de flores blancas, que colocamos en un jarrón de cristal. Las flores están dispuestas de manera elegante, y su aroma fresco y delicado se mezcla con el incienso y la cera de las velas.Mientras trabajamos, las empleadas y yo habl
La noche ha caído sobre nosotros, y con ella, una sombra de tristeza y duelo. Estoy de pie, rodeado de las tarimas encendidas que honran a los caídos en la batalla. La oscuridad es solo un telón de fondo para la luz cálida y suave que emana de las llamas, que parecen bailar al ritmo de la brisa nocturna. Las tarimas están adornadas con flores de colores vivos, que contrastan con la seriedad y la tristeza del momento. Los pétalos de las flores parecen susurrar secretos a las llamas, que las consumen con una lentitud que es casi hipnótica. El aroma a incienso y a flores frescas llena el aire, y me hace sentir como si estuviera en un lugar sagrado.A mi alrededor, los familiares y amigos de los caídos lloran y se lamentan. Sus sollozos y gemidos se mezclan con el crepitar de las llamas, creando una sinfonía de dolor y tristeza. Veo a madres que abrazan a sus hijos, a esposas que lloran a sus maridos, a hermanos que se despiden de sus hermanos. La pérdida es palpable, y el dolor es casi t
Voy a visitar a las manadas, a todas ellas, pero sobre todo a aquella que me traicionó. La que se alió con Morax, mi enemigo jurado. Recuerdo la primera vez que me traicionaron, me dolieron profundamente. Me habían demostrado que no podían ser confiados, que no tenían honor ni lealtad. Pero les di una oportunidad, les perdoné y les permití quedarse en mi territorio. Pensé que habían aprendido de su error, que habían comprendido que la lealtad y la confianza son fundamentales en nuestro mundo.Pero resultó que estaba equivocado. Se aliaron con Morax, mi peor enemigo, y me atacaron por la espalda. Me demostraron que no habían cambiado, que seguían siendo los mismos traidores que siempre habían sido. Esta vez no va a ser tan misericordioso como fui la primera vez. Esta vez voy a hacer que paguen por su traición. Voy a hacer que se arrepientan de haberme cruzado. Me he preparado para esto, he estado entrenando y planeando, y ahora es el momento de actuar.Voy hacia la manada del bosque os
Me acerco a la tarima de los juicios, donde ya están reunidos todos los miembros de la familia y la manada. El alfa y Rea están presentes, junto con el hermano del alfa, que nunca estuvo de acuerdo con la alianza con Morax. Puedo ver la tensión en el aire, y la curiosidad en los ojos de todos.La tarima de los juicios es un lugar sagrado para nuestra manada, donde se toman las decisiones más importantes y se resuelven los conflictos. Está rodeada de árboles altos y fuertes, y en el centro hay una plataforma de piedra donde se sienta el alfa o el líder de la manada.Me subo a la plataforma y miro a la multitud reunida. Puedo ver a todos los miembros de la familia, incluyendo al hermano del alfa, que me mira con una mezcla de curiosidad y desafío. También puedo ver a Morax, que está de pie en un lado de la tarima, con una sonrisa arrogante en su rostro.—Todos están reunidos —dice el alfa, acercándose a mí. —¿Qué vas a decirles, Venco?Me tomo un momento para mirar a la multitud, y lueg