Querido Venco,Me duele escribir estas palabras, pero sé que es hora de que sepas la verdad. La verdad sobre por qué vine al castillo, por qué te utilicé y por qué te quiero muerto.Hace años, cuando era apenas una niña, presencié un horror que me cambió la vida para siempre. Vi cómo tú, o al menos eso creí, mataste a mi familia. A mi padre, a mi madre y a mis hermanos. Me quedé sola y con una sed de venganza que me consumió por completo.Juré que te encontraría y que te haría pagar por lo que habías hecho. Con ese pensamiento en mente, me uní a tu manada, esperando encontrar la oportunidad perfecta para matarte. Pero lo que no sabía era que tenías un hermano gemelo, y que él era el verdadero culpable de la muerte de mi familia.Al principio, no podía entender cómo un hombre como tú, que parecía tan amable y justo, podía ser capaz de cometer semejantes atrocidades. Me sentía confundida y llena de emociones contradictorias. Pero a medida que te conocí más, empecé a sentir cosas por ti.
Me despierto con un sobresalto en una celda oscura y húmeda. La realidad me golpea como un puñetazo en el estómago. Recuerdo el establo, los tres hombres que me rodearon, mi intento de escapar... y el dolor. Las lágrimas comienzan a fluir al recordar cómo intenté huir de mi destino, pero parece que he terminado en un lugar peor.Miro a mi alrededor y veo una celda sucia y desolada. Hay otros presos en las celdas vecinas, y me doy cuenta de que me están mirando con una mirada llena de depravación. Me siento vulnerable y asustada. Agradezco estar en una celda solitaria, pero incluso eso no me proporciona consuelo. Los ruidos y las miradas de los demás presos me hacen sentir como si estuviera en una jaula, esperando a que algo malo suceda.— "¿Te crees que estás a salvo en tu celda de lujo, eh?" — grita uno de los presos, su voz resonando en el metal—Si estuviera encerrado contigo, te aseguro que lo pasarías muy bien".Trato de ignorarlo, pero el hombre no se detiene. Me pregunto qué tip
Me siento incómoda en la mesa de cena, con el Alfa y su hija Lyrarea sentados frente a mí. La tensión es palpable, tomo un sorbo de mi bebida, intentando calmar mis nervios.—Ya he enviado a los mensajeros—dice el Alfa, su voz firme y decidida—Morax estará aquí pronto"Me pongo tensa, mi corazón late con ansiedad.—Estás cometiendo un grave error— le digo, mirando a su hija que no lo hace y eso me pone peor porque esta evitando mirarme.—¿Qué sabes tú de Morax? —me interrumpe el Alfa, su mirada desafiante—Sé que es un loco, un desgraciado, un asesino— respondo, mi voz baja y urgente—No es alguien en quien debamos confiar.El Alfa se encoge de hombros.—Eso es lo que necesitamos—continua—Alguien que nos haga ver más allá de nuestras fronteras, alguien que nos haga querer conquistar más tierras.Me siento horrorizada.—Eso no es sano. Morax quiere ir de manada en manada, asesinando y masacrando a todos los que se interpongan en su camino. ¿Es eso lo que quieres para nosotros?Lyrarea s
Estoy sentada en la cama, mirando la puerta con desconfianza, cuando Lyrarea entra en la habitación. Su actitud es sospechosa, y me pregunto qué es lo que quiere.—¿Qué haces aquí? —le pregunto, intentando mantener la calma.—Quiero ayudarte —responde ella, su voz suave.Me río, incrédula.—La única forma de ayudarme es si me ayudas a escapar —le digo, mirándola fijamente.Lyrarea se pone nerviosa, y mira hacia la puerta como si temiera que alguien la estuviera escuchando.—Me da miedo... mi padre... —dice, su voz baja.Me acerco a ella, mi voz firme.—¿Y tú permites que tu padre haga este tipo de cosas con tu manada? ¿Que se alíe con un desgraciado, un asesino en masa, para cumplir con sus deseos más aberrantes? —le pregunto, intentando hacer que se dé cuenta de la realidad.Lyrarea se encoge de hombros.—Mi padre siempre ha sido un hombre muy ambicioso... la mayoría de las manadas lo apoyan... —dice, su voz débil.Me río, amargamente.—Lo apoyan porque es el alfa, pero si no lo fuer
Me encuentro en el bosque, rodeado de árboles altos y sombríos. Mi lobo, uno de mis hombres más confiables, acaba de llegar con información sobre Ocaso.Me encuentro en el bosque, rodeado de árboles altos y sombríos. Han buscado el rastro de Ocaso, y nos ha llevado a la manada del Bosque Oscuro. Estoy guardando lejos de la manada, en el bosque, a la espera de tener más información.Pienso que no puedo actuar impulsivamente, no puedo permitir que mi deseo de salvar a Ocaso me nuble la mente. La manada del Bosque Oscuro me traicionó una vez, y no voy a cometer el mismo error de nuevo. Necesito saber qué están planeando, y qué papel juega Ocaso en todo esto.Mi estrategia es esperar y observar, recopilar toda la información posible antes de actuar. Es un juego de paciencia, pero sé que es necesario. Debo ser cuidadoso y calculador si quiero salvar a Ocaso y proteger a mi manada. La espera es difícil, pero sé que es necesaria.– ¿Qué has sabido? – le pregunto, mi voz baja y urgente.Mi lo
Me acerco al alfa de la manada Bosque Oscuro, con la confianza y la autoridad de mi hermano gemelo Morax. Mi mirada es fría y desafiante, y mi voz es baja y amenazante.—Thrain, entregame a la prisionera —le digo, sin preámbulos ni cortesías.El alfa, Thrain, me mira con una expresión pensativa, y luego me responde:—Morax, primero debemos hablar. Hay cosas que debemos discutir antes de que te entregue a la prisionera.Me encojo de hombros, impaciente.—¿Sobre qué? —le pregunto, mi voz ligeramente irritada.Thrain se levanta de su asiento y me hace un gesto para que lo siga.—Por favor, Morax, acompáñame a mi oficina. Allí podemos hablar tranquilamente de cosas que le conciernen a todos.Lo sigo, mi mirada escaneando el entorno, buscando cualquier señal de peligro o debilidad. Mi mente está enfocada en mi misión: rescatar a Ocaso y llevarla a salvo.—Vamos, Thrain —le digo, mi voz impaciente—No tengo todo el día para perder el tiempo en conversaciones inútiles.—Morax, necesito saber
La frustracion me invade cada particula del cuerpo y lo unico que quiero es matar al hombre que tengo al frente. No puedo ser que el destino juegue asi con nosotros. No la puedo perder y tengo tantas dudas y miedos porque estoy seguro que mi hermano hara lo que le dije al alfa de estas tierras.—No me mientas, desgraciado —le digo, mi mano cerrada alrededor de su cuello. —¿Dónde está Ocaso?El alfa jadea, su rostro pálido.—Morax, te lo aseguro —me dice. —Yo la tenía aquí prisionera. Tenemos que preguntarles a los lobos que estaban custodiándola. Ella no puede haber escapado, no tiene por dónde. Excepto por la puerta...—¿Dónde está? —pregunta el Alfa, su voz firme y autoritaria.Los lobos se miran entre sí, nerviosos.—No ha salido de esta puerta —dice uno de ellos. —Tampoco hemos ingresado a verificar.De repente, aparece la hija del Alfa, Lyrarea. Ella se acerca a nosotros con una sonrisa en su rostro.—No la van a encontrar —dice ella, con una voz suave y segura.El Alfa se vuelve
Aparto el cuerpo de la mujer que tengo al lado. Estoy en la manada del rio negro, en las fronteras del bosque oscuro y aunque debo ir pronto allá, tenia que hacer una parada aquí, encontrarme con la mujer que deseo y quiero que reine a mi lado.Xylara.La verdad es que siempre me he sentido inferior a mi hermano Venco. Él era el favorito de nuestros padres, el más fuerte, el más rápido, el más inteligente. Y yo, simplemente, era el hermano menor que siempre estaba a su sombra. Recuerdo la forma en que Xylara siempre miraba a Venco con adoración, la forma en que sonreía cuando él estaba cerca. Y yo, simplemente, era el que siempre estaba en el fondo, observando, deseando ser visto, ser oído, ser amado.Pero Venco siempre me despreció. Me veía como un rival, como alguien que nunca podría ser tan bueno como él. Y yo, simplemente, me sentía cada vez más insignificante, más invisible."Venco siempre", esa es la expresión que mejor describe mi vida. Siempre he estado en segundo plano, siemp