—Ocaso, espera—le digo, intentando mantener el ritmo—déjame explicarte, no fue lo que parecía.Ella no se detiene, sigue caminando sin mirarme.—Espera—insisto, tomándola de la mano. Se detiene y me mira con una furia que no le había visto nunca.—No tengo nada que escuchar—dice con voz firme y dura.—Ocaso, por favor, escúchame—le digo, intentando calmarla—. No fue mi culpa, fue un malentendido. Xylara se metió en mi habitación y pensé que eras tú. No sabía que era ella.Ella me mira con desprecio y dolor en sus ojos.—Eres un desgraciado, hipócrita y mentiroso—dice con voz temblando de rabia—. Así es como me tratas, con desprecio y falta de respeto.—Ocaso, no es cierto—le digo, intentando defenderme—. Te juro que no sabía que era Xylara. Me equivoqué, lo siento.Ella se vuelve y se aleja de mí, me quedo pensando si es buena idea seguirla, esta muy enojada y tiene toda la razón pero no es lo que piensa y mucho menos lo que acaba de ver.La alcanzo y la tomo de la mano, intentando de
Entro en mi habitación, cerrando la puerta detrás de mí con un suave clic. Me siento abrumada por la emoción y la tristeza, y no puedo contener las lágrimas que comienzan a fluir de mis ojos. Me dejo caer en la cama, cubriéndome el rostro con las manos y estallando en un llanto desconsolado.Mientras lloro, pienso en la mirada de Venco, en la forma en que me miraba con deseo cuando estábamos juntos. Ahora, esa misma mirada la dirige a Xylara, y eso me duele aún más. Me siento engañada, traicionada. Pensé que nuestra relación era especial, que él me amaba de verdad, pero ahora me doy cuenta de que era una mentira. No entiendo por qué Venco me hace esto. ¿Por qué me mintió? ¿Por qué me engañó? Pensé que era diferente, que me amaba de verdad. Pero ahora, todo parece una farsa. Me siento como si hubiera perdido todo, como si mi mundo se hubiera derrumbado.La tristeza y la rabia se entrelazan en mi pecho, haciéndome sentir aún más vacía. No sé si podré perdonar a Venco alguna vez, no sé s
Estoy sentado en mi despacho, con la mirada fija en mi madre, quien se encuentra de pie frente a mí, con una expresión seria y decidida. La habitación está iluminada por la luz suave de la tarde, que se filtra a través de las ventanas, y el aire está cargado de tensión.—Venco, debes ir a detener a Ocaso —dice mi madre, con una voz firme y autoritaria—. Está subiendo las maletas al carruaje y se va a ir de la mansión.Me levanto de mi silla y me acerco a la ventana, mirando hacia afuera, donde puedo ver a Ocaso cargando las maletas en el carruaje. Siento un nudo en la garganta y una sensación de desesperación me invade."¿Por qué tiene que irse?", me pregunto a mí mismo. "¿Por qué no puede quedarse y hablar conmigo?"—Lo he intentado todo, madre —le digo, con la voz llena de frustración—. He hablado con ella, la he escuchado, la he acompañado... pero no quiere escucharme. No quiere saber nada de mí.Mi madre se acerca a mí y me pone una mano en el hombro.—No te rindas, Venco —me dice
Estoy sentado en la sala, rodeado de una atmósfera tensa y cargada de emociones. Ocaso y Xylara están frente a mí, y puedo sentir la tensión entre ellas.—Vamos Xylara —dice Ocaso, su voz llena de desafío—. Dilo, repítele a Venco lo que me dijiste.Xylara me mira, y luego se vuelve hacia Ocaso.—No sé de lo que estás hablando —dice, su voz suave pero firme.Ocaso se ríe, una risa amarga y sarcástica.—¿Cómo no? —dice—. Me dijiste que Venco te pidió que fueras a su habitación. Me dijiste que estaba segura de que él te ama, y que yo debería irme porque entre ustedes dos hay una conexión muy fuerte.Me siento incómodo porque eso es mentira y es increible los alcances de Xylara.—Un momento —digo, levantando la mano—. Yo en ningún instante te dije a ti que fueras a verme, Ocaso. Ella me miente.Xylara me mira, y luego se vuelve hacia Ocaso.—No sé de lo que estás hablando —repite—. Yo jamás he hablado contigo.Ocaso se enfurece, su rostro enrojecido de rabia.—Eres una mentirosa —dice—. F
Salgo de la sala, cerrando la puerta detrás de mí, y no puedo evitar sonreír al recordar los besos que compartí con Venco. Fue como si el tiempo se hubiera detenido y solo existiéramos nosotros dos. Me siento un poco mareada, pero de una manera buena, como si estuviera flotando en una nube de felicidad.Y lo que me hace sentir aún más feliz es la forma en que Venco frenó a Xylara. Me encantó ver cómo la dejó claro que no estaba interesado en ella, que soy yo la que tiene su atención. Me hace sentir especial, querida. Me río para mis adentros al recordar la expresión de Xylara cuando Venco la frenó. Fue como si se hubiera derrumbado su mundo, y yo no puedo evitar sentir una satisfacción al ver que Venco no se dejó llevar por sus intentos de seducción.Mientras camino por el pasillo, siento que mi sonrisa se vuelve más amplia. Me siento como si estuviera en la cima del mundo, como si nada pudiera hacerme daño. Venco me quiere, y eso es todo lo que importaMe detengo un momento, cerrando
—Para donde vamos Venco—le pregunto, ya que me guía no se a donde.—Ya lo veras.No tengo miedo, por alguna razón no siento que deba desconfiar, pero si tengo mucha curiosidad.Nos detenemos y frente a el, me pongo mas nerviosa, quien me muestra una llave maestra que brilla en su mano. Me siento intrigada y curiosa, y no puedo evitar preguntarle:—¿Por qué me muestras esto?Venco sonríe y me mira con una expresión seria.—Te muestro esto porque confío en ti completamente —dice—. Confío en ti más que en nadie en este reino.Me siento un poco sorprendida por sus palabras, pero también me siento halagada. Venco sigue hablando:—Además, quiero mostrarle algo. Algo que creo que debes ver.Me entrega la llave maestra y me señala una puerta que se encuentra a unos pasos de distancia.—Abre esa puerta —me dice.Me siento un poco nerviosa, pero también curiosa. Me acerco a la puerta y inserto la llave en la cerradura. La llave gira suavemente y la puerta se abre con un clic.—¿Qué encontraré
Me quedo en silencio por un momento, esperando a que Ocaso diga las palabras que tanto anhelo escuchar. Y cuando finalmente las escucho, mi rostro se ilumina de felicidad y emoción.—Sí, me casaré contigo —dice Ocaso, con una sonrisa en su rostro.Me siento como si estuviera flotando en el aire, como si todo mi mundo hubiera cambiado en un instante. Me acerco a Ocaso, tomo su mano y deslizo el anillo rojo sobre su dedo, sintiendo una sensación de satisfacción y completitud.Ahora me levanto y miro a Ocaso a los ojos, sintiendo una conexión profunda y emocional con ella. Sin decir una palabra, me inclino hacia adelante y le doy un beso apasionado y romántico, sintiendo que mi corazón late con fuerza en mi pecho.El beso es como un sellado de nuestro compromiso, un símbolo de nuestro amor y dedicación mutua. Me siento como si estuviera en el cielo, como si nada pudiera hacerme daño mientras estuviera con Ocaso.Finalmente, me separo de Ocaso y la miro a los ojos, sonriendo.—Me encantas
Me detengo en seco, mis sentidos en alerta, mientras la red se alza frente a nosotros. Es una trampa, una emboscada. Me doy cuenta de que hemos sido engañados, que alguien nos ha estado esperando.—¡Es una emboscada! —grito, deteniendo a mis hombres—. ¡Cuidado!Ryker, Orion y Kaid se vuelven hacia mí, sus ojos escaneando el entorno, buscando el peligro. Pero es demasiado tarde. Los lobos de Morax salen de la nada, sus dientes afilados y sus ojos brillantes de rabia.Me preparo para la pelea, mis músculos tensos y listos para actuar. Ryker, Orion y Kaid se colocan a mi lado, formando un círculo defensivo alrededor de mí.—¡Vamos a matarlos! —grita uno de los lobos de Morax, un gran lobo gris con una cicatriz en la mejilla.—¡No si nosotros tenemos algo que decir al respecto! —responde Ryker, mostrando sus dientes.La pelea comienza, los lobos de Morax atacando desde todas direcciones. Me muevo rápido, esquivando los ataques y contratacando con mis propias garras. Ryker, Orion y Kaid lu