Me quedo paralizado en la puerta de mi habitación, viendo a Ocaso ponerse de pie en mi cama. Está vestida con un traje que me deja sin aliento. La ropa es de un tejido ligero y suave, con intrincados diseños que brillan en la luz de las velas. El traje es de un color intenso, casi púrpura, y se ajusta a su cuerpo de manera perfecta. La parte superior es ajustada, con una especie de corpiño que realza su figura. La parte inferior es una especie de falda larga y fluida que se mueve suavemente cuando ella camina.Ocaso se acerca a mí con pasos lentos y deliberados. Su mirada es intensa y me siento como si estuviera hipnotizado, atrapado y con las paredes cerrando a mi alrededor. Mi corazón late con fuerza en mi pecho y siento que mi respiración se vuelve más rápida. Me siento atraído hacia ella de manera irresistible, como si estuviera bajo un hechizo.Me quedo paralizado en la puerta de mi habitación, viendo a Ocaso ponerse de pie en mi cama. Está vestida con un traje que me deja sin ali
La rabia y el deseo arden en mis venas.—Esa boca—me dice.—¿Que?—pregunto.—Como me gusta.Venco es un hombre que irradia intensidad en cada movimiento, en cada mirada. Cuando me ve, siento que su atención es como un rayo láser que me atraviesa, que me hace sentir viva. Cuando me toca, su contacto es como un fuego que me quema, que me hace sentir deseada.Sus músculos, su cuerpo, todo parece estar centrado en mí, en este momento. Es como si el tiempo se hubiera detenido, y solo existiéramos nosotros dos. Su intensidad es abrumadora, pero al mismo tiempo, es emocionante. Me hace sentir que estoy viva, que estoy conectada con él de una manera profunda y primitiva.—Venco—su cuerpo esta caliente y me percato de como su ereccion palpita y lo peor es que la quiero tener en mis manos.—Sienteme como me tienes—se restriega contra mi, haciendome sentir su dureza y el acto me deja sin respiracion.Me siento confundida y frustrada conmigo misma. No entiendo cómo pude permitir que las cosas lle
Los besos en mi cuello me cierran los ojos y disfruto de las manos que están recorriendo mis caderas, mientras pierdo los ojos por el paisaje. Estamos parados en la ventana de mi habitacion y vino a darme los buenos días.— ¿En qué piensas, Ocaso? —pregunta, besándome el cuello y quiero detenerlo, mi subconsciente asi me lo pide.Sin mi mente se llena de imágenes de Venco, de su sonrisa, de sus ojos, de su piel cálida. Me siento atraída hacia él, como si fuera imposible resistir su presencia. Pienso en sus manos, en cómo se sienten sobre mi piel, en cómo me hacen sentir viva. Pienso en sus besos, en cómo me dejan sin aliento, en cómo me hacen sentir que estoy flotando.— Nada, solo disfrutando del silencio —respondo, sonriendo débilmente.También pienso que disfruto de sus besos, de la erección que esta contra mis nalgas y de la nada siento ganas de llorar.Mi cuerpo se siente cálido, sensible, como si estuviera esperando a que Venco me toque. Mi corazón late con fuerza, como si estuv
Mientras camino por el bosque, mis pensamientos se desvían hacia mi infancia. Recuerdo cuando tenía unos 8 años y jugaba con mis padres a escondidas y atrapar a la princesa. Era un juego que compartíamos con frecuencia, y yo era siempre la princesa que debía ser rescatada.Mi padre era el rey y mi madre era la reina, y ellos me escondían en diferentes lugares del jardín o del bosque. Yo debía esperar a que ellos me encontraran, y cuando lo hacían, me abrazaban y me decían que me habían rescatado.Recuerdo la emoción y la alegría que sentía en esos momentos. Me sentía como una verdadera princesa, y mis padres eran mis héroes.Pero ahora, mientras camino por el bosque, me doy cuenta de que la vida no es un juego. La realidad es mucho más complicada y peligrosa. Y yo, la princesa de mi infancia, ahora soy una mujer que busca la verdad y la justicia en un mundo lleno de secretos y mentiras. Sigo caminando por el bosque, determinada a encontrar lo que busco. La oscuridad se cierne sobre mí
De repente, él me agarra del cuello y me lleva contra la pared. Su mirada es intensa y su voz es baja y amenazante.— Tú a mí no me hablas como se te da la gana —me dice—. Tú me debes lealtad al Alfa.Me esfuerzo por controlar mi miedo y le respondo:— Mi único Alfa es Venco.Él se ríe y me dice, hablando muy cerca de mi cara:— El cual quieres matar.Me siento incómoda y le respondo:— Por razones personales.Él me mira intensamente y me dice:— Lo mío también es personal. Así que aguarda tu distancia y no me vuelvas a hablar como si yo fuera un igual. Un rey como yo no obedece a nadie. Así que mide tus palabras.Me sostiene la mirada durante un momento, como tratando de cortarme el paso. Pero no le respondo, no quiero darle la satisfacción de verme debilitada.Finalmente, él me suelta y yo vuelvo a recuperar el aliento. Me doy cuenta de que no debo responderle, no debo darle la oportunidad de atacarme. Soy inteligente y sé que debo mantener la calma en este momento. Así que me quedo
Estoy en la sala, enfrentando a Xylara, que me mira con una mezcla de curiosidad y desafío. La mamá de Venco se fue con Lyraea, dejándonos solas en un momento incómodo.Xylara se acerca a mí, su sonrisa juguetona y su mirada intensa. Me siento un poco incómoda, pero trato de mantener la calma.— ¿Cómo van las cosas? —me pregunta Xylara, su voz suave pero llena de ironía—. ¿Los preparativos para la competencia están yendo bien?Me encojo de hombros, tratando de parecer relajada.— De maravilla —le respondo—. Todo está saliendo según lo planeado.Xylara asiente, su sonrisa creciendo.— Me alegra saberlo —me dice—. ¿Y cómo te conociste a Venco?Me siento un poco incómoda con la pregunta, pero trato de responder de manera natural.— Cuando vine aquí —le digo—. Fue la primera vez que lo vi.Xylara me mira con una expresión pensativa, como si estuviera estudiando mi reacción.— Ah, sí —me dice—. Recuerdo que Venco me habló de ti. Me dijo que eras muy... interesante.Me siento un poco incómo
Me siento incómodo en mi silla, algo que no me había pasado en mucho tiempo. Mi amiga Xylara y mi prometida Ocaso me han puesto en una situación difícil, obligándome a escoger con quién voy a competir. Sin embargo, yo tengo muy claro quién es mi elección.Xylara se acerca a mí, su sonrisa radiante, pero también un poco presionante.— ¿A quién vas a escoger, Venco? —me pregunta, su voz llena de expectativa.Me tomo un momento para responder, sabiendo que mi elección puede afectar a ambas mujeres.— Lo siento, Xylara —le digo—. Somos amigos desde pequeños, pero si es de competir con mi prometida, competiré con ella.Miro a Ocaso, viendo cómo ella suelta una pequeña sonrisita de satisfacción. Me siento aliviado de haber tomado la decisión correcta. Luego, miro a Xylara, y veo cómo su sonrisa se desvanece. Su expresión se amarga, y puedo sentir la tensión en el aire.Me doy cuenta de que mi elección ha causado una gran incomodidad en Xylara, y me siento un poco culpable por haberla herido
— Señor, anoche, bajo la luz de la luna, la señora Ocaso salió del castillo y se dirigió al bosque este —dice, su voz baja y cautelosa.¿Qué estaba haciendo Ocaso en el bosque a esa hora?— ¿Qué crees que estaba haciendo allí? —le pregunto al guardia, intentando mantener la calma.El guardia me mira con una expresión incómoda.— No lo sé, señor. Pero parecía que estaba buscando algo... o alguien.Estas son las cosas que no me gustan de ella… ¿Qué podría estar buscando Ocaso en el bosque?— ¿La viste hablar con alguien? —le pregunto al guardia, intentando obtener más información.El guardia me mira con una expresión pensativa.— No, señor. Pero parecía que estaba esperando a alguien... o algo.Me siento un poco confundido. ¿Qué podría estar pasando?— ¿Cómo te pareció su comportamiento? —le pregunto al guardia, intentando obtener una impresión más clara de lo que sucedió.El guardia me mira con una expresión seria, tambien se siente la tension, esta nervioso porque no es facil confesar