Ya lo sé. Ya lo sabía. Pero hay ocasiones que parece como si no tuviéramos el control de nuestras acciones. Como si lo que pensamos no puede ir de la mano con lo que hacemos.
El viaje de retorno fue relativamente normal, Marc trataba de actuar como si no hubiese pasado nada. Pero yo notaba su incomodidad al cruzar miradas conmigo. Lo evitaba. Y tiene todo el derecho de sentirse así. Lo peor fue encontrar el momento para hablar, porque sabía que no lo quería. Apenas paramos para comprar unas cosas para el camino, Ethan me miró de reojo y se ofreció a ir a comprar, para que Marc y yo pudiéramos hablar. Pero al instante Marc dijo: ¡No, yo voy! y se fue corriendo. Me quedé con Ethan, los dos apoyados en al auto sintiendo el viento intenso que había junto a la carretera. Él sacó un cigarrillo y ta
En la vida hay que perseguir tus metas. Ninguna decisión que tomes te llevará por el camino fácil. Debemos enfrentarnos al futuro, hacernos cargo de nuestras acciones. Y convencernos a nosotros mismos de que existe una razón para todo. Para sentir que estamos haciendo lo correcto. Estoy muy lejos de saber qué está bien para los demás. No me interesa saberlo tampoco. Porque al final sólo importa nuestra opinión, es nuestra vida después de todo. Pensé que de ahora en adelante tomaría las decisiones que me harían más feliz día a día.Mientras pensaba en todo esto, sentada mirando el atardecer en el río, con Maya a mi lado.Decidí por fin qué era eso que daba vueltas en mi cabeza una y otra vez. Lo iría a buscar. Iría. Porque aunque no sabía si estaba haciendo lo correcto, si acaso
Hablar de nosotros nunca fue nuestro punto fuerte. Los momentos realmente libres y felices fueron pocos. Me pregunté qué tanto valía la pena en ellos como para olvidar todos los malos. Pero eso no importaba ahora. Ya que empezamos de cero.Me encontré con él en el río. Como de costumbre, esta vez, de ropa casual. Sin toalla detrás de la nuca. Sonrió al verme y caminó con sus manos en sus bolsillos hasta quedar enfrente. Hacía más viento que otros días, y tuve que mover el cabello de mi rostro varias veces mientras hablábamos. De repente sugirió ir a un café. Tal vez notó que estaba muy desabrigada para la ocasión. Mientras caminábamos temí que alguien fuera a reconocerlo. Más bien, ¿Cómo no? era el tesoro de esta ciudad. Sobretodo ahora
Era demasiada información en muy poco tiempo para una joven de 18 años. Y él lo sabía. Seguía sin procesar lo anterior y ahora me decía ¿qué? ¿Se iría de nuevo? ¿Cuál es el punto de esto entonces?—¿Q-qué? —solté apenas. No entendía nada y sentí que mis piernas perdían fuerza.—Si gano la siguiente pelea. Seré el campeón de pesos pesados de Australia.—Sí...—Y ya he recibido ofertas del extranjero. El campeón ruso se contactó con mi padre, quiere entrenar conmigo. En Alemania también. Y no sé qué seguirá después
—Ese beso... —soltó suspicaz—. ¿es un sí?Caminé un par de pasos más y luego me detuve a verlo.—Me dijiste que te respondiera después de tu pelea. —Jack asintió cabizbajo, yo me acerqué hasta quedar frente suyo—. Lo he pensado mucho. De verdad. Pero sabes que no es tan fácil. Mi mamá nunca me dejaría.—Podemos hablar los dos con ella.Negué con la cabeza y tomé sus manos.—No quiero pensar más en eso ahora. Sólo quiero disfrutar este momento.—Mañana me voy a entrenar
¿Qué clase de idiota te dice te amo y luego te rechaza? Jack me había rechazado antes de siquiera intentar algo. Sentí que tal vez era un venganza por todas las veces que fueron un "casi" de mi parte. Quizá pensó que me arrepentiría de nuevo. Aunque ese no era el caso...En fin, pensé todas estas cosas mientras no podía quedarme dormida. Apoyé mi cabeza en su pecho y observé cómo se inflaba y reducía con cada leve respiración. Está vivo. A fin de cuentas es un ser humano también.El amanecer entró por la ventana, y el cansancio de no haber podido dormir bien me ganaba. Escuché las pisadas de Jack ir y venir por la habitación. ¿Ya se iría? mis pesados párpados no me permitieron pregunta
Abracé a Ethan fuerte, como si no nos hubiéramos visto en siglos. Cargó mi bolso y caminamos por la ciudad cuando de repente se detuvo en un deportivo rojo.—¿Qué? —pregunté confundida. Él sonrió perverso.—Sube.—¡¿ES TUYO?! —exclamé asustando a una pobre señora que pasaba por la vereda. Casi tira al piso su bolsa de compras.—Es de Marc. Me lo presto.—¡¿Se lo compró él?!—Ahora parece más futbolista ¿no?Por i
—¡No me retes! —exclamé tapando mi rostro con mis manos. Ethan me miró apretando los labios como si se estuviese aguantándose mil palabras que me quería escupir. Finalmente se levantó del sillón y puso sus manos en sus caderas.—Me alegra que nunca estuviste con Marc. No te lo mereces. —bufó.—¡Hey! ¿Qué quiere decir eso?—Es que Emma, ¿Irte con él? ¿Para siempre? ¡¿Te dejó sola de repente y aún así confías en él tan ciegamente?! No lo logro entender. —se fue por el pasillo con pasos firmes y luego volvió negando con su cabeza reiteradas veces.
—¿Te decidiste? —preguntó enseguida. Caminé por el pasillo hasta entrar a la habitación de Marc. Me apoyé contra la puerta y solté un pequeño suspiro.—Después de que termine la pelea. ¿No?—Ya lo sé. Es sólo que la espera me está matando. No sé qué pensar. Y me da miedo en realidad. —contó sus preocupaciones con tal facilidad que sentí que había cambiado mucho. Que de verdad estaba intentando ser sincero.—¿Crees que para mi ha sido fácil? estamos igual Jack. —hable con voz baja para que los chicos no me escucharan.—Lo sé. Para ti ha sido todav&iac