CAPÍTULO CUARENTA Y NUEVE: CONOCIENDO A ANA Y IVAN
POV AMELIA

Cecilia y yo salimos de mi habitación, pero esta vez me moví usando muletas. Pasamos junto a los centinelas y ni siquiera me miraron, lo cual fue un alivio. No puedo creer que toda la casa escuchó mi desahogo. Es una gran desventaja vivir entre lobos.

Llegamos al comedor y la comida estaba siendo servida. Miré la silla de la cabecera, y Magnos no estaba allí. Me sentí extraña, quería verlo. Supongo que es por los bebés, que extrañan a su padre.

—Siéntate, Amélia. Magnos ordenó que prepararan un menú especial solo para ti. El Dr. Hélio dijo que necesitas alimentarte bien, así que mi hermano mandó hacer comidas separadas con ingredientes que a ustedes los humanos les gustan —dijo Cecilia. Me sentí feliz al saber que ese ogro estaba pensando en mi bienestar, aunque solo fuera por el bien de mis hijos.

—¿Y ustedes qué comen? —pregunté.

—Comemos carne de diversas especies. Criamos bovinos, cerdos, aves, cabras, ovejas. También tenemos piscicultores que crían peces, camarones
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