CAPITULO 5

Shaira iba distraída, aunque muchos la consideraban una bruja, ella se identificaba como una persona que ayudaba a los demás. Los habitantes del barrio en él que vivía en Marrakech la veían de una manera despectiva. Todo porque en alguna ocasión tuvo la brillante idea de acudir a un mercado y una señora se sintió mal, por lo que ella fue amable y le ayudo a levantarse. Pero al tocarla le dio una descarga eléctrica y tuvo una visión donde la señora estaba dentro de un ataúd.

Y días después se corrió la noticia que esa señora había muerto después de ser tocada por Shaira, lo que le creo mala fama. Su abuela siempre le había dicho que ellas eran diferentes, no superiores; solo que sus sentidos estaban más desarrollados que los humanos mortales. En ese momento ella no lo entendió y solo pensó que su abuela estaba desvariando, aunque no la contradijo ni le pregunto nada, porque la respetaba mucho y no quería molestarla. Aunque con el paso del tiempo entendió a que se refería su abuela.

Portaba un pequeño bolso, donde tenía un pequeño libro, que en su cubierta había un pequeño sombrero con una cubierta muy desgastada. Para cualquier persona podría pasar por un libro sin importancia, pero ella sabía que era lo más valioso que tenía, si cualquier persona lo abría solo encontraría hojas en blanco.

Pero para las personas con sentidos más desarrollados, la gente lo llamaría poderes malditos, aparecerían ante ella los rituales y fórmulas para obtener lo que uno quisiera.

Su abuela se lo heredo cuando murió, pero también le hizo algunas advertencias, que las puede escuchar como si no hubieran pasado más de 50 años.

— Escucha Say — la llamaba de manera cariñosa, aunque con un poco de dificultad — siempre has sabido de la existencia de este grimorio básico— señalo el libro — me has visto usarlo en diferentes cosas o personas.

Shaira asintió queriendo que su abuela se esforzara lo menos posible, ya que hizo una pausa para toser.

— Mi niña no te sientas triste por mí, es un paso que todos debemos de dar — le sonrió ante la mirada de tristeza que le dio.

— Lo sé, pero me duele — se señaló el corazón con la mano izquierda — aquí siento una pena muy grande. Y aunque me gustaría ser fuerte, la realidad es que no puedo.

— Lo se pequeña, pero es el precio por pagar los favores recibidos.

Tuvo otro ataque de tos.

— No te esfuerces más, en otro momento me cuentas esto.

La anciana sacudió la cabeza, pensando que su tiempo con ese cuerpo mortal se agotaba, visualizaba su vida como un reloj de arena que esta por llenarse la parte de abajo y la de arriba va quedando vacía, como ella se sentía en ese momento.

Su nieta solo asintió y eso le dio las fuerzas para continuar.

— este libro lo hemos usado por mucho tiempo, lo has ojeado infinitas veces. Hay preparados que nunca hemos tenido que utilizar pero quizás tú lo hagas. Pero debes recordar que de caer en las manos equivocadas, se romperá el equilibrio, ese que nos ha mantenido unidas por mucho tiempo. Tiene rituales capaces de encontrar lo que el mundo quiera, hasta aquello tan efímero como lo es el amor — le confió, aunque sus palabras eran suaves Shaira los interpreto como una advertencia.

— Lo se abuela, siempre lo has dicho, por eso no permites que yo lo use sin tu supervisión.

— Así es pequeña, me agrada que los entiendas. Pero mi tiempo se acaba y tú serás la guardiana, tu tendrás la responsabilidad de resguardarlo y de asegurarte que le das un uso correcto.

Sus ojos de la joven se llenaron de lágrimas, porque eso implicaba que cuando ella fuera la guardiana del grimorio su abuela la hubiera dejado para siempre.

Solo asintió y la abrazo muy fuerte, llenando los ojos de ambas de lágrimas, de los sentimientos que se profesaban.

Regresando al presente, sintió el escozor de las lágrimas, recordando ese momento.

En ese momento, ella abrió su bolso para sacar unas monedas y comprar algún souvenir del parque, pero no se percató que desde hace rato la observaban y la seguían un par de chicos que se dedicaban a robar pertenencias de los turista.

En un abrir y cerrar de ojos, pasaron a su lado muy rápido y le robaron el bolso.

Su mente se quedó en blanco y no reacciono con rapidez, lo hizo cuando se dio cuenta que le había fallado a su abuela y había perdido el grimorio, ella era la guardiana y lo había perdido, quizá para siempre.

Se arrodillo en el césped y pidió, as bien rogo que no cayera en las manos equivocadas, en manos y mentes perversas, pero sobre todo que no lo tuviera una persona que se le presentara el contenido de tan antiguo libro.

Solo el destino se encargaría de escuchar o ignorar esos ruegos.

Sin saber que el grimorio estaría en manos de una cientifíca

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo