Shaira iba distraída, aunque muchos la consideraban una bruja, ella se identificaba como una persona que ayudaba a los demás. Los habitantes del barrio en él que vivía en Marrakech la veían de una manera despectiva. Todo porque en alguna ocasión tuvo la brillante idea de acudir a un mercado y una señora se sintió mal, por lo que ella fue amable y le ayudo a levantarse. Pero al tocarla le dio una descarga eléctrica y tuvo una visión donde la señora estaba dentro de un ataúd.
Y días después se corrió la noticia que esa señora había muerto después de ser tocada por Shaira, lo que le creo mala fama. Su abuela siempre le había dicho que ellas eran diferentes, no superiores; solo que sus sentidos estaban más desarrollados que los humanos mortales. En ese momento ella no lo entendió y solo pensó que su abuela estaba desvariando, aunque no la contradijo ni le pregunto nada, porque la respetaba mucho y no quería molestarla. Aunque con el paso del tiempo entendió a que se refería su abuela.
Portaba un pequeño bolso, donde tenía un pequeño libro, que en su cubierta había un pequeño sombrero con una cubierta muy desgastada. Para cualquier persona podría pasar por un libro sin importancia, pero ella sabía que era lo más valioso que tenía, si cualquier persona lo abría solo encontraría hojas en blanco.
Pero para las personas con sentidos más desarrollados, la gente lo llamaría poderes malditos, aparecerían ante ella los rituales y fórmulas para obtener lo que uno quisiera.
Su abuela se lo heredo cuando murió, pero también le hizo algunas advertencias, que las puede escuchar como si no hubieran pasado más de 50 años.
— Escucha Say — la llamaba de manera cariñosa, aunque con un poco de dificultad — siempre has sabido de la existencia de este grimorio básico— señalo el libro — me has visto usarlo en diferentes cosas o personas.
Shaira asintió queriendo que su abuela se esforzara lo menos posible, ya que hizo una pausa para toser.
— Mi niña no te sientas triste por mí, es un paso que todos debemos de dar — le sonrió ante la mirada de tristeza que le dio.
— Lo sé, pero me duele — se señaló el corazón con la mano izquierda — aquí siento una pena muy grande. Y aunque me gustaría ser fuerte, la realidad es que no puedo.
— Lo se pequeña, pero es el precio por pagar los favores recibidos.
Tuvo otro ataque de tos.
— No te esfuerces más, en otro momento me cuentas esto.
La anciana sacudió la cabeza, pensando que su tiempo con ese cuerpo mortal se agotaba, visualizaba su vida como un reloj de arena que esta por llenarse la parte de abajo y la de arriba va quedando vacía, como ella se sentía en ese momento.
Su nieta solo asintió y eso le dio las fuerzas para continuar.
— este libro lo hemos usado por mucho tiempo, lo has ojeado infinitas veces. Hay preparados que nunca hemos tenido que utilizar pero quizás tú lo hagas. Pero debes recordar que de caer en las manos equivocadas, se romperá el equilibrio, ese que nos ha mantenido unidas por mucho tiempo. Tiene rituales capaces de encontrar lo que el mundo quiera, hasta aquello tan efímero como lo es el amor — le confió, aunque sus palabras eran suaves Shaira los interpreto como una advertencia.
— Lo se abuela, siempre lo has dicho, por eso no permites que yo lo use sin tu supervisión.
— Así es pequeña, me agrada que los entiendas. Pero mi tiempo se acaba y tú serás la guardiana, tu tendrás la responsabilidad de resguardarlo y de asegurarte que le das un uso correcto.
Sus ojos de la joven se llenaron de lágrimas, porque eso implicaba que cuando ella fuera la guardiana del grimorio su abuela la hubiera dejado para siempre.
Solo asintió y la abrazo muy fuerte, llenando los ojos de ambas de lágrimas, de los sentimientos que se profesaban.
Regresando al presente, sintió el escozor de las lágrimas, recordando ese momento.
En ese momento, ella abrió su bolso para sacar unas monedas y comprar algún souvenir del parque, pero no se percató que desde hace rato la observaban y la seguían un par de chicos que se dedicaban a robar pertenencias de los turista.
En un abrir y cerrar de ojos, pasaron a su lado muy rápido y le robaron el bolso.
Su mente se quedó en blanco y no reacciono con rapidez, lo hizo cuando se dio cuenta que le había fallado a su abuela y había perdido el grimorio, ella era la guardiana y lo había perdido, quizá para siempre.
Se arrodillo en el césped y pidió, as bien rogo que no cayera en las manos equivocadas, en manos y mentes perversas, pero sobre todo que no lo tuviera una persona que se le presentara el contenido de tan antiguo libro.
Solo el destino se encargaría de escuchar o ignorar esos ruegos.
Sin saber que el grimorio estaría en manos de una cientifíca
Rashid estaba tenso por la reacción de su padre al verlo, confiaba en que sería prudente y no evidenciaría frente a todos los empleados las desavenencias que estaba teniendo últimamente. El apostaría todo lo que tenía que Hassan le estaba metiendo ideas a su padre, lo conocía lo suficiente para saber que cuando Hassan quería algo, nada lo detiene.Se encamino en dirección a la oficina de su padre, sin demorarse más.Entro a la estancia si tocar, inmediatamente localizo a Deo entre sus colegas, mientras el daba un vistazo y se daba cuenta que su padre conversaba en voz baja con una mujer, que de espaldas le pareció familiar, aunque eso no podía ser. Lo que si le llamo la atención es el pelo corto de esa persona, el mismo corte de cabello de la chica de la terminal aérea.> pensó para sí mismo, mientras su amigo lo ponía al día.— Llegaste justo a tiempo, porque su querido “amigo” Hassan llego hace unos minutos, como te dije por teléf
Ayla no podía creer que el destino la odiará tanto, de todas las personas que tenían que coincidir en esta maravillosa aventura, tenía que ser ese impresentable del aeropuerto, cuyo incidente prefería no recordar.Siempre que había leído alguna historia situada en las arenas del desierto y encontraba un nombre en particular le emocionaba conocer algún día a alguien que llevara ese nombre, pero nunca pensó que la emoción que la embargaría sería el enojo.Aceptaba que quizá se excedió en la respuesta, pero por lo visto eran antipáticos el uno con el otro, y no pudo reprimir sus pensamientos, quizá no debió haberlo hecho enfrente de sus jefes. Y por la expresión anonadada del Dr. Hassan y el Señor Amrai, quienes eran sus jefes, estaban confusos por la interacción de esos dos. Pero es que Rashid, si ese es su nombre favorito en árabe y que irónicamente significa inteligente, maduro, la sacaba de sus casillas.Y si dijo Rashid, porque después de su comentario y el trato anterior que le dio
Rashid echaba chispas, se sentía acorralado, y si apenas soporta al impresentable de Hassan, ahora tendría que soportar a la nueva doctora. Si bien en un principio estaba contento de poder delegar algunas responsabilidades, pero todo se complicó. Él y su bocaza que no tiene filtro, pero internamente reconoció que el culpable de que la situación con su nueva compañera no mejorara era suya completamente. Pero fue verla, sentir esa incomodidad en una parte de su cuerpo y explotar ante la evidente adoración que esa chica sentía por el protegido de su padre.Así que ni se inmuto cuando ella salió del brazo de Hassan y suponía que lo esperaría en la recepción, porque no conocía a donde la iba a llevar. Eso era algo que detestaba, se sentía como un niño pequeño recibiendo ordenes como si él no se pudiera comportar como el adulto que era.> le respondió una voz interior que de inmediato acallo.Regresando al presente, se sentó frente a su padre para poder sacar ese enfado q
El viaje hacia el edificio de la empresa fue tenso y muy silencioso. Después del odioso comentario del Doctor Rafiq, hicieron el trayecto comunicándose lo menos posible. No entendía porque el doctor era así con ella, desde que se conocieron en el aeropuerto no habían hecho otra cosa más que pelear.Algo raro en Ayla, siempre se ha caracterizado por ser muy pacifica, pero ese hombre tenía algo que despertaba su lado salvaje. Reconoció que se sentía frustrada por no haber podido replicar su comentario tan fuera de lugar y sobre todo en presencia del doctor Hassan.Afortunadamente solo la dejaría y se iría a donde quiera que el viviera, por fin podría descansar y olvidar los últimos acontecimientos del día. Disfrutar de la emoción que sentía por estar viviendo lo que siempre había soñado, trabajar y vivir en otro lugar diferente a su país de origen. Una gran sonrisa tenía su rostro, lo que le daba una cierta ternura a quien podía verla. Estaba tan inmersa en sus pensamientos que apenas s
En lo alto de un edificio se encontraba una de las personas mas importantes de tan famosos laboratorios, alguien que estaba sonriendo, pero de una manera tan escalofriante.Hassan observaba la ciudad que se había convertido desde niño en su hogar, provenía de una familia disfuncional, pero gracias al Doctor Amrai, que desde que lo vio en aquel pequeño y olvidado orfanato de una localidad tan pobre que ni siquiera aparecía en el navegador digital. Aunque ese día cambio su vida para bien, sin embargo, no se podía decir que fuera feliz. Si bien gozaba de la confianza plena de Amin, su padre de adopción. El desde pequeño fue muy ambicioso y no le gustaba ese segundo lugar que siempre le había dado Amin, por obvias razones no lo favorecería por encima de su primogénito.Aunque lo entendía, sabía perfectamente que no compartían un lazo sanguíneo en su adolescencia lo idolatraba hasta que un día escucho una conversación si querer. Lo cual le abrió los ojos y le genero rencor hacia Amin, pero
“Tic, tic”Un familiar sonido se filtraba por los oídos suaves y frágiles de una hermosa joven, que se encontraba soñando con unos increíbles ojos marrones que la miraban con ternura.“tic,tic,tic,tic”—Que molesto ruido— dijo para si misma Ayla, aunque se despabilo parcialmente — estúpida alarma — le hablo al teléfono, como si le pudiera responder.Se levanto para apagarlo, y ahí se percato que tenia un mensaje de Rashid, el Doctor Rafiq, se corrigió automáticamente.—¿Qué demonios quiere este impresentable? — se preguntó mientras abría el mensaje.Lo que leyó le causo cierta sorpresa, no esperaba algo así y menos de él, pero decidió aprovecharlo.“Tomate el día libre, conoce tu entorno y ya mañana te incorporas”.Si bien no fue un mensaje muy emotivo, si le alegro porque aun no se recuperaba del todo del larguísimo viaje con sus consecuencias del día anterior.Dejo el teléfono en la mesa de noche, se desnudó rápidamente, eligió la ropa que usaría en el día y se adentro en el cuarto d
Ayla dio un vistazo rápido a todos lados para verificar que su nueva amiga no estuviera de regreso y sin mas demora se levanto de donde se encontraba. Avanzo poco a poco curioseando en los puestos que iba pasando, aunque no se detuvo en ninguno en particular, si iba lento. Eso no era sospechoso para nadie. Era lo común en la gente que acudía a esos lugares.— ¡oh!— dijo cuando sintió que alguien la paso a empujar a punto estuvo de tirar unas esculturas, pero pudo reaccionar a tiempo. Se dio la vuelta para reclamarle a la persona que tuviera cuidado, cuando se percato que dicha persona se iba perdiendo en la esquina y era el mismo hombre que vio minutos antes entregando la bolsa.Sacudió la cabeza y se decía así misma que era una tontería, pero su sistema nervioso no entendía de palabras y sin darse cuenta se encontraba ante el puestecito de la chica.En ese pequeño puesto, pues era diminuto se encontraban objetos peculiares. Y si, peculiar fue la palabra menos despectiva o mas bien ho
Ayla Alima se encuentra en la comodidad de su departamento, había salido al cine con sus amigas de la universidad cuando recibe una llamada. Su ceño se frunce porque no esperaba una llamada tan tarde. Se encontraba bastante cansada, por lo que con cierta molestia riega porque no sea algo urgente del laboratorio donde recién comenzó a trabajar. Aunque le fascina la investigación, si es algo agotador no tener horarios fijos.Sin más se dirige a su bolsa, donde saca un teléfono de última generación y responde— Hola— dice secamente. Algo impropio de ella pero el cansancio la hace responder así.— Buenas noches, estoy hablando con la Doctora Alima— pregunta una suave voz de mujer, desconocida para ella, aunque tiene un lenguaje formal.— Si, ella habla— y espera que su interlocutora continue.—Le hablamos de RayAli laboratories— en ese momento Ayla se lleva la sorpresa de su vida, y de la impresión por poco suelta el teléfono. Hace unos días le hablaron de la universidad donde estudio, p