CAPITULO 4

Después de mucho batallar para poder presentarse en su lugar de trabajo, para tener las primeras impresiones y posteriormente ir al hotel asignado, Ayla pudo llegar a las oficinas centrales de Laboratorio RayAli.

Sin demorarse más, se bajó rápidamente del taxi y se dirigió a la entrada donde el guardia le ayudo con sus maletas en cuanto ella le dijo quién era y a quien buscaba.

Pregunto por el Dr. Hassan Khatir, el gerente general de la empresa. Ayla pensaba que era el hijo del dueño, por lo que investigo es alguien relativamente joven, lo que la llevó a aquella conclusión.

No tuvo que esperar demasiado, escucho el sonido de unas pisadas lentas pero con determinación. Así que se dio la vuelta, al mismo tiempo se dio cuenta que el guardia se ponía rígido, lo que le dio un indicio de quien se trataba.

No imaginaba el vuelco que tendría su corazón al ver frente a frente a esa persona tan impactante y esperaba que fuera el Dr. Hassan.

— Doctora Alima es un placer tenerla con nosotros por fin — saluda el atractivo moreno, con una voz profunda pero amable. Aunque sonreía sus ojos no indicaban su humor. Estaban impasibles, aunque ella pensó que no lo conocía y era la primera impresión.

— Gracias por su amable bienvenida, supongo que usted es el Dr. Khatir? — ella le sonrió ampliamente, le preguntó para no equivocarse y causar una mala impresión.

El sacudió la cabeza, y respondió rápidamente.

— Si, una torpeza por mi parte no haberme presentado. Pero primero quería asegurarme que una joven tan hermosa como lo es usted fuera a la Doctora que estábamos esperando — ante ese comentario adulador Ayla se sonrojo visiblemente — me presentó formalmente soy Hassan Khatir, el director general provisional de RayAli— le extendió la mano para saludarse. A lo que ella respondió estrechando la mano. Cuando se tocaron sintió una sensación extraña, como un leve dolor lo que era inusual y que era la primera vez que le sucedía. Ella sacudió la cabeza y siguió sonriendo.

— Mucho gusto Doctor, perdone mi impertinencia pero me siento algo agotada del viaje y fue todo un vía crucis conseguir llegar hasta aquí. — ante esa declaración  la miro confundido, ahí ella comprobó que él no estaba enterado de su llegada, supuso.

— ¿Como? — pregunto confuso mirando levemente al guardia — tenía entendido que alguien iría por usted. Por lo que me está diciendo es información que no tenía — le confeso.

— Si, de hecho en la información que me mandaron decía que alguien iría por mí al mi llegada al aeropuerto. Pero no identifique a la persona, por lo que mejor decidí llegar aquí por mis propios medios. — le explico.

— No se preocupe Doctora Alima, lo importante es que se encuentra con nosotros — le señalo al frente indicándole que avanzara — por favor haga el favor de acompañarme para la reunión que está programada.

Y sin más se dirigieron a las oficinas, mientras él le iba contando un poco de la historia de cómo surgió la empresa. Lo que reforzaba la idea que era una persona importante y demasiado cercana a los dueños, tan cercana como alguien de la familia.

Pero ella aunque asentía de vez en cuando, por su mente iba pensando que no se esperaba conocer a un hombre como él. No se consideraba una colegiala pero quedo fascinada por ese hombre tan atractivo. Poseía una mirada de penetrante , con unos ojos marrones, que se podían transformar en un misterio. Su mandíbula cuadrada y barba de candado le daba un aire muy árabe. Ella siempre había anhelado conocer y que mejor que sus sueños se hagan realidad de la mano de lo que siempre le ha apasionado como es su trabajo.

No se percató como paso el recorrido hasta esa oficina, tocaron levemente y alguien de adentro indico que podían ingresar. Lo que hicieron inmediatamente.

Lo primero que observo fue una amplia estancia y totalmente iluminada con luz natural, frente a ella se encontraba una persona mayor, sentada detrás de un gran escritorio, que supuso era el dueño. Lo que se comprobó con lo siguiente que escucho.

— Bienvenida a mi país Doctora Alima, me llena de una gran satisfacción que se sume a nuestra plantilla de empleados y que sus investigaciones en el ámbito de la medicina serán fructíferas.— le saludo.

— Le agradezco mucho esa oportunidad para poder ser parte de su empresa, al mismo tiempo que me permita felicitarlo por todo lo que ha logrado con las investigaciones que se llevan aquí. le respondió y le estrecho la mano. El al diferencia del director general, le obsequio una sonrisa llena de entusiasmo que le llego a sus increíbles ojos azules, esos ojos le recordaban al impresentable del aeropuerto. Aunque se dijo que ese tono de ojos lo poseen varias personas en el mundo.

— Amin como podrás ver ya está aquí la Doctora. Aunque hace un momento me pareció entender que nadie se presentó en al aeropuerto pero tenía entendido que si había alguien asignado para ellos ¿sabes que sucedió?— interrumpió la conversación Hassan, queriendo resolver ese enigma.

El señor Amrai sacudió la cabeza, se podía observar que estaba molesto.

— Si, alguien se presentó pero no la encontró — dijo y más que resolver dudas, las acrecentó más.

Hassan y Ayla le respondieron con un silencio.

— Lamento ese incidente Doctora pero la persona que fue por usted no le encontró en ese momento y lamentablemente tenía un compromiso muy importante. De nuevo mis más sinceras disculpas por no haberla traído hasta acá como estaba programado.— explico luciendo avergonzado con la situación.

Ella solo sacudió la cabeza y pensó que no era momento de disculpas, al fin ella ya estaba así.

— No se preocupe, entiendo que son cosas que pasan. Por cierto me encontré a una persona que también esperaba a alguien y estaba exasperado por la persona que no llegaba. Así que lo entiendo.

Lo que ella no esperaba es que esa persona se presentara en la oficina en ese momento.

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