BREEN

Al despertar, se encontraba dándome la espalda un hombre demasiado viejo como para cuidar de sí mismo, bueno, no es para tanto, pero su cabello cano, me hace pensar que ya es una persona demasiado grande. Lo observé mientras preparaba algunas cosas en la mesa que se encuentra en la habitación, la puerta se encontraba entreabierta, quizá podría golpearlo en la cabeza y salir de aquí rápidamente, pero con todos los hombres que se encuentran cuidando la jodida casa, dudo que siquiera llegue a la puerta de la entrada.

—No lo intente señora Montgomery, no es conveniente en su estado y además no creo que logre pasar de la puerta de esta habitación — ¿Qué, pero que mierda?, ¿acaso lee mis pensamientos?, como supo que…

—¿Quién eres? Y no me llames por ese apellido, porque es obvio que tu jefe, no se llama así —carraspeo—. Ya sé la verdad, así que no hace falta fingir una mierda, lo escuché de la misma boca del cerdo que me violó.

—Lo siento mucha señora… —se quedó en silencio a propósit