LA AYUDA HA LLEGADO

BREEN

Después de desahogarme, salí de esa maldita habitación. Stan y Hugges ya me esperaban, me derrumbé, por supuesto. Supongo que escucharon todo lo que les dije, porque la cara con la que me recibió Stan era todo un poema, y la de Hugges, era de tristeza y un destello de rabia.

No puedo creer, que el muy pendejo les haya hablado de mí, y aparte de todo que haya permitido que me hablaran como lo hicieron, ¿acaso no tienen vergüenza?, bueno, es más que obvio que no, todos son unos hijos de puta, ojalá cayera una maldita bomba en este preciso momento, aunque nos matara a todos, no me importaría morir, con tal de que todos ellos mueran.

—Llevémosla a su habitación —anunció Hugges y ambos me llevaron cargando, solo me apoyé en sus hombros para no perder el equilibrio.

En cuanto llegamos a la habitación, Hugges le pidió a Stan que alguien de la servidumbre me preparara un té, para poder calmarme, debido a mi embarazo, no puedo tomar cualquier pastilla.

—Breen, necesitas clamarte, si sigu
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