54. DECISIÓN TOMADA

CLARIS:

Sentía que todo lo malo que había dentro de mí salía; la rabia, el dolor, la frustración, la impotencia se hacían dueñas de esta otra Claris que entraba a la casa sintiendo como el lobo me seguía furioso. El Alfa de Alfas Kieran Theron tenía que someterse a mi voluntad, tenía que rogarme, que sufrir lo que estaba sufriendo yo o más.

Avancé despacio midiendo cada uno de mis pasos sabiendo que el ondular de mis caderas lo enloquecía, sobre todo porque no podía tocarme. Tenía prohibido hacerlo y eso al gran Alfa lo enloquecía, lo hacía perder el control, ese mismo control que ahora yo disfrutaba de poseer.

Podía escuchar su respiración agitada detrás de mí, casi animal, contenida. Sus pasos pesados resonaban sobre la madera del piso, siguiéndome como un depredador a su presa. Pero esta vez, la presa tenía el control.

Me detuve frente al gran espejo del pasillo, girándome levemente para encontrar su mirada ardiendo de deseo y furia. Apretaba los puños con tanta fuerza que los nu
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