CLARIS:
Me quedé inmóvil por un momento, observando cómo mi odioso y huraño jefe, el gran Alfa Kieran Theron, temblaba ante el solo pensamiento de que lo rechazara. Lo disfrutaba, mientras escuchaba a mi loba Lúmina protestar en mi mente.
—No lo humilles así, es nuestra pareja destinada. Leímos su alma, no mintió; jamás ha mirado a Chandra Selene con esos ojos con los que nos mira ahora. No le contesté, a pesar de que tenía razón. No sabía cómo, pero reconocí la verdad en las palabras de Atka; el cobarde humano se había escondido detrás de su lobo y lo había hecho disculparse primero. Quería saber hasta dónde era capaz de aguantar el engreído y prepotente Alfa Kieran Theron por el miedo a que yo, su Luna, lo rechazara. —Somos su Luna, no debemos exigirle eso —protest&oacutKIERAN:Me quedé inmóvil, la orden de mi Luna atravesándome como un puñal helado. La miré una última vez, guardando en mi memoria esos ojos verdes que tanto amaba, ahora brillantes por la furia deseosa de venganza. Me lo merecía por cómo la había tratado. Cerré los ojos y me rendí ante su voluntad.El cambio fue brutal. Sentí cómo Atka emergía, tomando el control por primera vez en milenios, y lo hacía por mi propia voluntad. Mi cuerpo se estremeció mientras mi lobo asumía el dominio; cada músculo temblaba, no por la transformación, sino por la agonía de tener que abandonarlo. La sensación era extraña, casi aterradora: yo, el poderoso Kieran Theron, reducido a un mero espectador en mi propia piel.Atka, ahora en control, se postró ante ella con una sumisión que me resultaba dol
CLARIS:Sujeté mi vientre asustada, sin que el dolor cediera, mientras veía al gran lobo negro aullar con todas sus fuerzas llamando a mi loba, pero Lúmina no aparecía. Observé cómo mamá se acercaba a mí, transformada en humana, moviendo la cabeza en señal de negación.—Lúmina no va a aparecer, es una bebé todavía; no debía despertar aún, le falta mucho por desarrollar. En mi miedo, la hice despertar, y tú te comportaste de manera contraria a como debe hacerlo una correcta Loba Lunar. Eso la hizo dormirse de nuevo. No la escuchaste, Claris, ella intentó educarte con las pocas energías que le quedaban —mamá hablaba de una forma que dejaba entrever su arrepentimiento y dolor—. Yo he fallado en cuidarte y enseñarte, que es mi obligación. Tampoco me di cuenta de que estabas embarazada, y eso es imperdonable
KIERAN:Atka llora en mi interior al sentir el odio y rechazo de nuestra bella Luna. Aunque no ha pronunciado las palabras que nos rechazan oficialmente, percibimos el sentimiento y nos está destrozando. Permanezco en silencio, consciente de que todo es mi culpa por no haber estado atento a las acciones de mi primo Gael con mi esperma. Aunque no lo permití, Claris tiene razón: soy culpable de haberla embarazado.—Alfa Kieran —me detiene Elena, la madre de Claris—. No creo que sea buena idea que regresemos a su casa. Vikra, el hijo del alfa Aleph, continuará reclamando a Claris como su pareja destinada, y dado que usted no puede anunciar que ella es su Luna, esto se convertirá en un serio problema político.—Mi Luna tiene que permanecer a mi lado —contesté, notando la mirada de odio que me dirigía.—No soy tu Luna, llámame Claris. Y en cuanto a Vikra... &mdas
CLARIS:Avanzaba alejándome del Alfa con toda la rapidez que mis débiles piernas humanas permitían. La rabia y la impotencia ardían en mi interior como un fuego abrasador, necesitaba descargar esta ira contra alguien, y ¿quién mejor que el verdadero culpable de mi situación? Kieran Theron, el hombre que la Diosa Luna había elegido como mi compañero destinado.—Señorita Claris, espere —me detuve y giré para ver a Fenris, el Beta de la manada que corría hacia mí. La preocupación sincera en aquellos ojos amables me hizo detener mis pasos. Él siempre había sido diferente, tratándome con un respeto y una gentileza que pocos me habían mostrado—. ¿Me permite acompañarla? El bosque es muy peligroso para una humana en su estado.—Por qué no —respondí, agradecida por la compañía&md
KIERAN: La noche envolvía la casa de mi Luna, creando sombras danzantes entre los árboles. Claris estaba sentada en el porche, con la mirada fija en el bosque. Me preguntaba si podría sentir mi presencia mientras la observaba desde mi escondite entre los árboles, viéndola juguetear distraídamente con el teléfono. Le había dado autorización a mi Beta, Fenris, para compartir el número de Vikra, ese cachorro alfa que ingenuamente creía que podía engañarme. Los celos me carcomían por dentro; cada fibra de mi ser ardía al imaginarla hablando con él, pero me contuve. Mi Luna necesitaba este momento de venganza; necesitaba sentir que tenía el control de algo en medio de tanto caos.—Kieran, cometiste un error al permitir que Fenris le entregara el número de ese cachorro arrogante e irrespetuoso —mi lobo, Atka, habló en mi mente, cargada de desaprobación y preocupación. La rabia bullía en mi interior mientras observaba a Claris sonreír al teléfono. Mis garras se clavaron en la corteza del
CLARIS:Sentía que todo lo malo que había dentro de mí salía; la rabia, el dolor, la frustración, la impotencia se hacían dueñas de esta otra Claris que entraba a la casa sintiendo como el lobo me seguía furioso. El Alfa de Alfas Kieran Theron tenía que someterse a mi voluntad, tenía que rogarme, que sufrir lo que estaba sufriendo yo o más.Avancé despacio midiendo cada uno de mis pasos sabiendo que el ondular de mis caderas lo enloquecía, sobre todo porque no podía tocarme. Tenía prohibido hacerlo y eso al gran Alfa lo enloquecía, lo hacía perder el control, ese mismo control que ahora yo disfrutaba de poseer. Podía escuchar su respiración agitada detrás de mí, casi animal, contenida. Sus pasos pesados resonaban sobre la madera del piso, siguiéndome como un depredador a su presa. Pero esta vez, la presa tenía el control. Me detuve frente al gran espejo del pasillo, girándome levemente para encontrar su mirada ardiendo de deseo y furia. Apretaba los puños con tanta fuerza que los nu
CLARIS:Al salir de la habitación, mi madre me miró de arriba abajo, realmente sorprendida. Durante años había evitado vestirme provocativamente, rehuyendo las miradas hambrientas de los hombres que me veían como un trozo de carne. Era bella, muy bella, y estaba consciente de que esa belleza sería el arma perfecta contra Kieran Theron.—¿Claris...? —Mamá intentó hablarme, pero mi furia también se extendía hacia ella. Debió revelarme desde el principio que no era una simple humana, sino una Loba Lunar Mística. Jamás habría terminado en la manada del Alfa Theron de haberlo sabido—. No esperen por mí, a lo mejor venga tarde.—Claris, hija, eso que haces no está bien. No te comportes así o nunca recuperarás a Lúmina —advirtió mamá, siguiéndome mientras me apresuraba hacia el auto, donde el Beta Fenris esperaba con la puerta abierta. Ignoré las palabras de mi madre mientras lo saludaba. Él le gruñó a los guardias que rodeaban el auto, provocando que corrieran a montarse en los vehículos a
La sonrisa depredadora de Kieran debió advertirme. En un movimiento veloz, invirtió nuestras posiciones, aprisionándome contra la pared con su cuerpo nuevamente. Sus ojos, ahora completamente rojos, me miraban con una mezcla de deseo y dominación que me hizo temblar. —Jugaste con fuego, mi Luna —susurró contra mi cuello, su aliento caliente enviando escalofríos por mi columna—. Ahora vas a quemarte. Sus labios tomaron los míos con fiereza, ahogando mi protesta. Intenté resistirme, pero mi cuerpo me traicionó, respondiendo a cada caricia como si hubiera estado esperando este momento. Kieran recorría mi cuerpo con urgencia, levantándome el vestido mientras sus labios marcaban un camino ardiente por mi cuello. Fue entonces cuando lo sentí: la intromisión de su miembro en mi cuerpo al mismo tiempo que sus colmillos se hundían en mi cuello. ¡Me estaba marcando! Y yo... ¡lo estaba disfrutando! El placer y el dolor se mezclaron en una tormenta de sensaciones que nublaron mi mente. La