El silencio que le sigue a la declaración de Inna es abrumador y lapidario. Lena se queda en silencio procesando sus palabras y solo la observa fijamente con el rostro desencajado. En su mirada se puede ver que en ese momento es como si acabara de encontrarse de frente con un fantasma. Su boca se abre y se cierra varias veces sin que salga sonido alguno. Su mente, nublada por la confusión, la ira y un poco de miedo, se niega a aceptar que exista aunque sea un poco de verdad en las palabras que acaba de escuchar.—Mentira…eso es mentira —susurra, pero su voz apenas es audible. Luego, con un grito desgarrador, repite en un tono más alto y llena de rencor— ¡Eso es mentira! ¡Estás mintiendo! ¡Anastasia está muerta! ¡Tú no puedes ser ella! ¡Ella no puede estar viva!Su mirada febril recorre el rostro de Inna, pero no sabe decir si lo hace para poder encontrar algo, cualquier señal que desmienta sus palabras, o sí por el contrario está buscando cualquier rastro del rostro de su hermana. Pe
Cuando las patrullas comienzan a alejarse cada vez más del terreno principal, el eco de las sirenas poco a poco comienza a hacerse más distante mientras se pierde en la lejanía del camino que lleva hasta la hacienda. Al contemplar aquello, Vera se aferra con más fuerza al amargo abrazo que comparte con Arman, su cuerpo dejando ver los espasmos que se producen por la rabia y el miedo que la embarga. Negado a romper el contacto, Arman acaricia su espalda con suavidad, tratando de calmarla.—Todo estará bien, Vera —murmura con tono tranquilizador, aunque muy en el fondo sabe que esas palabras no pueden mitigar el dolor de una madre que ve a su hija ser llevada por la justicia… por segunda vez.Dmitry, hasta ese momento se había mantenido enmudecido por el impacto, y tan sereno como los nervios a color de piel se lo estaban permitiendo, pero al escuchar aquellas palabras provenir de Arman, no puede evitar explotar de indignación.—¿Cómo demonios puedes decir eso, Arman?— exclama mientras
Para cuando el reloj marca las dos de la tarde, Anastasia se encuentra acostada en la cama de su celda, mirando el techo con una calma que le sorprende incluso a ella misma. En los últimos tres días ha llegado a la conclusión de que su paciencia es mayor de lo que pudo llegar a pensar en algún momento. En la celda de junto, Lena se encuentra sola, escupiendo insultos en voz , dirigidos a ella en cada oportunidad que tiene. Anastasia puede asegurar que si estuvieran juntas, a estas alturas ya la habría golpeado para lograe hacer que se quede en silencio. Pero ya en este punto, lo único que le interesa es salir de allí y terminar con todo.Después de veinte minutos más, Lena finalmente se queda callada, pero aquella paz no dura mucho.El leve silencio de la zona se rompe cuando la reja de resguardo es abierta y pasos firmes se escuchan llenando cada rinco dentro del espacio, captando su atención y el de las demás mujeres en esa zona. Poco después, Arman aparece frente a la reja de su c
༺ Abrau-Dyurso / Rusia. ༻ ༻ Siete Años Atrás. ༺ ¿Cómo es que todo esto había podido pasar? Anastasia apenas siente el frío metal de las esposas rodeando sus muñecas. Las luces de los flashes la ciegan una y otra vez, pero no de la manera que ella lo había soñado. El vestido de encaje blanco que eligió con tanto cuidado, que debía ser el símbolo de su felicidad, ahora está cubierto de manchas intensamente rojas. La sangre, la misma sangre que cubre sus manos, tiñe de carmesí la tela inmaculada. Su mente no puede procesar lo que está sucediendo; unas horas atrás, estaba riendo, emocionada por su nueva vida, por el futuro que iba a compartir con el hombre que amaba. Ahora, todo lo que queda es el eco sordo de su respiración entrecortada, su mirada vacía y el caos a su alrededor. —¡¿Señorita Ivanova?! ¡Anastasia! —grita uno de los periodistas mientras las cámaras estallan a su alrededor, como si el horror frente a ellos fuera solo otro espectáculo para cubrir. Ellos no ven lo que ella
El sonido monótono de los ventiladores en la sala de juicio apenas es audible sobre el murmullo de los asistentes. Es el quinto día del juicio, y la tensión se vuelve cada vez mayor a medida que impregna el aire como una tormenta a punto de estallar. Anastasia está sentada en el banquillo de los acusados, sus manos frías y temblorosas descansan sobre sus rodillas, y la marca roja de las esposas marca su piel, aunque ya no las lleva puestas.El traje negro que lleva es otorgado por la prisión, su corazón duele al pensar que en esos días su madre no se ha acercado a ella, ni siquiera ha asistido a las sesiones del juicio. Eso le deja en claro que, para su madre, ella es la culpable, y esa es la única sentencia que le marca.Hoy es el último día del juicio, el día en que Nikolay testificará. El hombre al que ama, al que alcanzó a darle el sí antes de que la tormenta comenzara. El único que puede salvarla de esta pesadilla. Anastasia había esperado este momento como un quien espera un sal
༻ Siete Años Después. ༺—¿Estás seguro de lo que estás diciendo? —pregunta mientras corta un trozo de la carne de su plato y la lleva a su boca.—Nuestros hombres ya confirmaron la información —responde con seguridad mientras mantiene su mirada fija en el pelinegro—. A estas horas ya el fúnebre debe estar llegando al pueblo.Tras esas palabras, el pelinegro se queda momentáneamente en silencio. Dejando de lado su plato de comida, extiende su mano y toma su copa, la observa un momento antes de dar un trago corto y degustar el sabor del vino.Cuando la noticia de que el viejo doctor había muerto, él sinceramente esperó por un momento que aquello no fuera más que un simple rumor. Por cinco largos años había estado buscando dónde se había metido aquel hombre y ahora que por fin había logrado dar con su paradero, se hallaba con la desagradable noticia de su muerte.—¿Quién queda que pueda ayudarnos a obtener la información que quiero? — pregunta de vuelta mientras extiende su mano para dej
—Uf ¿Ella es la viuda? ¡Es tan hermosa!—Ay ¿Por qué no me casé con una esposa así?—Con una mujer así, hasta yo me hubiese casado de nuevo.—Pobrecita, es tan joven.—Es claro que es una cazafortunas, el doctor tenía la edad para ser su abuelo… Nikolay, que hasta ese momento mantenía una expresión fría e imperturbable, ahora observa a la mujer con una mirada imposible de descifrar, mientras la joven a su lado se inquieta visiblemente al notar el interés de su prometido se encuentra mostrando ante la recién llegada. Es evidente que esa mujer a capturado su interés de una manera incorrecta.—Podrías disimular un poco, querido— susurra mientras se apega más a su brazo dando un ligero apretón a este.Pero una vez más, todo vuelve a quedar en silencio cuando un nuevo auto negro se detiene a una distancia prudente. Al abrirse la puerta, una figura alta y bien formada sale del vehículo, atrayendo todas las miradas y haciendo que algunos traguen grueso ante el miedo que les produce la sola
—No puedo creer que realmente se atrevieran a asistir—son las palabras de Arman mientras desabotona el chaleco de su traje y se deja caer en el sofá principal de la sala—. Pensé que esos bastardos conocerían un poco de la palabra decoro.—Eres bastante optimista— es la respuesta de Inna, su tono bajo deja en claro lo agotada que se siente—. La verdad, no creo que el decoro sea algo que ellos conozcan o tan siquiera les importe un poco.Arman asiente levemente para luego tomar un trago de su vaso de whiskey antes de fijar la mirada en la pelinegra quien se encuentra de pie frente al ventanal que da hacia el jardín.—Anastasia…—comienza, pero sus palabras se detienen cuando la mirada de su amiga se despega del paisaje exterior y la fija en él con un brillo asesino—. Perdón, perdón. Inna. ¿Crees realmente que tu plan funcione? Al escuchar esa pregunta, Inna se queda en silencio. Después de un momento, se separa de la ventana y comienza a caminar por la sala mientras piensa en cómo respo