Al ver la forma tan íntima en la cual Dmitry interactúa con Inna, Nikolay hace el ademán de ir tras de él, su puño se encuentra cerrado y sus ojos encendidos de rabia, pero antes de que pueda dar siquiera un paso, la mano de Lena se aferra con fuerza a su brazo, obligándolo a detenerse en seco. Las uñas de la pelirroja se clavan en la tela de su chaqueta, y la mirada que le dedica es puro veneno mientras se acerca más a él para poder murmurar entre dientes, dejando que sus palabras estén en el veneno y la rabia que siente en ese momento.—¿Qué crees que estás haciendo?— cuestiona sin despegar su mirada de él—¡Me has dejado en ridículo!Nikolay procura mantener la compostura pero aún así, sacude el brazo, intentando zafarse de su agarre.—No sé de qué hablas— responde quitándole total importancia al reclamo de Lena.Lena ignora su gesto y simplemente refuerza su agarre sobre su brazo mientras lo observa con recelo, los labios tensos por la furia contenida.—No finjas no entender de qu
El silencio que le sigue a la declaración de Inna es abrumador y lapidario. Lena se queda en silencio procesando sus palabras y solo la observa fijamente con el rostro desencajado. En su mirada se puede ver que en ese momento es como si acabara de encontrarse de frente con un fantasma. Su boca se abre y se cierra varias veces sin que salga sonido alguno. Su mente, nublada por la confusión, la ira y un poco de miedo, se niega a aceptar que exista aunque sea un poco de verdad en las palabras que acaba de escuchar.—Mentira…eso es mentira —susurra, pero su voz apenas es audible. Luego, con un grito desgarrador, repite en un tono más alto y llena de rencor— ¡Eso es mentira! ¡Estás mintiendo! ¡Anastasia está muerta! ¡Tú no puedes ser ella! ¡Ella no puede estar viva!Su mirada febril recorre el rostro de Inna, pero no sabe decir si lo hace para poder encontrar algo, cualquier señal que desmienta sus palabras, o sí por el contrario está buscando cualquier rastro del rostro de su hermana. Pe
Cuando las patrullas comienzan a alejarse cada vez más del terreno principal, el eco de las sirenas poco a poco comienza a hacerse más distante mientras se pierde en la lejanía del camino que lleva hasta la hacienda. Al contemplar aquello, Vera se aferra con más fuerza al amargo abrazo que comparte con Arman, su cuerpo dejando ver los espasmos que se producen por la rabia y el miedo que la embarga. Negado a romper el contacto, Arman acaricia su espalda con suavidad, tratando de calmarla.—Todo estará bien, Vera —murmura con tono tranquilizador, aunque muy en el fondo sabe que esas palabras no pueden mitigar el dolor de una madre que ve a su hija ser llevada por la justicia… por segunda vez.Dmitry, hasta ese momento se había mantenido enmudecido por el impacto, y tan sereno como los nervios a color de piel se lo estaban permitiendo, pero al escuchar aquellas palabras provenir de Arman, no puede evitar explotar de indignación.—¿Cómo demonios puedes decir eso, Arman?— exclama mientras
Para cuando el reloj marca las dos de la tarde, Anastasia se encuentra acostada en la cama de su celda, mirando el techo con una calma que le sorprende incluso a ella misma. En los últimos tres días ha llegado a la conclusión de que su paciencia es mayor de lo que pudo llegar a pensar en algún momento. En la celda de junto, Lena se encuentra sola, escupiendo insultos en voz , dirigidos a ella en cada oportunidad que tiene. Anastasia puede asegurar que si estuvieran juntas, a estas alturas ya la habría golpeado para lograe hacer que se quede en silencio. Pero ya en este punto, lo único que le interesa es salir de allí y terminar con todo.Después de veinte minutos más, Lena finalmente se queda callada, pero aquella paz no dura mucho.El leve silencio de la zona se rompe cuando la reja de resguardo es abierta y pasos firmes se escuchan llenando cada rinco dentro del espacio, captando su atención y el de las demás mujeres en esa zona. Poco después, Arman aparece frente a la reja de su c
Sentada en la silla voladora que se encuentra ubicada en el porche posterior de la casa, Anastasia está cubriéndose del frío, envuelta en una gruesa manta mientras observa las luces que dibujan la imagen de la Romanovskaya a la distancia. A diferencia de los pasados cinco meses, donde se sintió distante y perdida en todo lo que fue tomar decisiones sobre como actuaría en el camino de regreso a su hogar, o en los últimos dos meses donde estuvo, al igual que ahora, contemplando su casa maternal a la distancia, ahora la siente cercana, nuevamente familiar, llamándola para que vuelva a aquellas paredes donde fue feliz gran parte de su vida.Sin que se lo espere, el sonido de las campanas del reloj de la estancia rompe el silencio de la noche, anunciando que acaban de dar las once. Luego, cuando estas finalmente cesan, el ruido de pasos acercándose por el pasillo exterior, cortan su silenciosa observación y la llevan a desviar la mirada de la hacienda para fijarse en su recién llegado acom
Dmitry camina con paso firme hacia el exterior de la hacienda, quien lo vea y preste atención al ritmo que lleva, podría decir que el pelinegro está casi que, huyendo de algo, o más precisamente de alguien. Mientras sale del porche, sigue repitiéndose a sí mismo una y otra vez que su respuesta es un rotundo "no". La negativa se mantiene en su mente con la misma intensidad con la que Anastasia, no tarda en aparecer a pocos pasos detrás de él, mientras repite insiste en que no ve cuál es la razón de su rechazo. Él no está dispuesto a dar su brazo a torcer, pero ella tampoco va a ceder tan fácilmente, y por eso acelera el paso para mantenerse a su altura. —¿De verdad no piensas rendirte? —pregunta él con voz ligeramente cansada por el tema. Ella simplemente se coloca a su lado al tiempo que deja salir su voz. —Dmitry, por favor, me conoces. Dime ¿de verdad crees que lo dejaré estar con tanta facilidad? —insiste, su tono dejando notar la mezcla de exasperación y diversión que siente—.
Al escucharlo aceptar su propuesta, Anastasia no puede evitar sentirse feliz de haber ganado la discusión y escuchar a Dimitri y decir ese "acepto". Sin poder evitarlo, Anastasia sonríe de satisfacción, cruzándose de brazos y levantando ligeramente una de sus cejas con aire triunfal. Sin embargo, Dmitry no tarda mucho en arruinar su victoria con una frase que amenaza con borrar la sonrisa instalada en su rostro. —No celebres tan rápido —dice con calma, siendo ahora él quien adopta una posición de victoria e imitando la actitud de Anastasia, termina por cruzarse de brazos—. Acepto quedarme con la hacienda, pero será bajo mis propias condiciones.Vera, que sigue arreglando las flores con aparente indiferencia, sonríe en silencio Al escuchar la forma en las que ambos se dirigen el uno al otro. Para ella, la forma en la que se tratan, expresan e incluso la forma en la que se mueven mediante ese pequeño intercambio es una señal clara para ella de que tanto Dmitry como Anastasia han r
༺༻ KRASNODAR ༺༻ OFICINA DE ARMAN ༺༺Arman se inclina hacia atrás en su silla de cuero, entrelazando los dedos con fuerza sobre su regazo mientras recita un mantra interno. Al otro lado del escritorio, un hombre de porte elegante y expresión por demás llena de falsa afabilidad lo observa con la paciencia de quien sabe el impacto que pueden llegar a tener sus palabras y está a punto de dar un golpe certero. Se trata de Sak Komarov, uno de los ejecutantes más despreciables que conoce y abogado de Nikolay. —Señor Kuznetsov —comienza el hombre con voz pausada y tan plana y carente de emociones reales como su sonrisa—, le agradezco que pudiera darme un poco de su tiempo. Sé que debe estar ocupado con todas sus responsabilidades, pero es imperativo que abordemos este asunto lo antes posible. Arman alza una ceja, frunciendo ligeramente su ceño ante las palabras del hombre y la urgencia que este busca imprimirles.—Entiendo que como el representante legal de señor Nikolay, debe tener buen