Anastasia permanece inmóvil frente al barandal de la terraza en la casa de Dimitri, mientras la brisa nocturna acaricia suavemente su rostro y hace danzar los mechones sueltos de su cabello. A esa hora de la madrugada, el cielo se muestra profundamente oscuro, tachonado de estrellas, extendiéndose como un vasto manto de incertidumbre sobre sus pensamientos. Sus brazos se encuentran cruzados en un intento ligero de encontrar un poco de calor, pero aun así, no logra evitar los escalofríos que recorren su cuerpo, Tal vez es debido a que sabe que el frío no es solo por la brisa que la acaricia.De pronto, unas manos cálidas se posan sobre las suyas, y no pasa mucho para que pueda adivinar de quién se trata simplemente por su fragancia. Dmitry, con su característico andar silencioso, se ha colocado tras ella, envolviéndola con su abrazo fuerte y protector. Su voz profunda y serena la alcanza como un susurro que danza en el viento.—Deberías dormir un poco. Es tarde— son sus suaves palabras
En el momento que el motor del auto se detiene con un ronroneo profundo, el silencio que lo sigue parece envolver todo a su alrededor. Buscando llamar todas sus emociones a la calma, Anastasia permanece sentada en el auto por unos minutos más.Sus dedos tensos se aferran con fuerza al volante, mientras que ojos se fijan en la majestuosa figura de la hacienda. Después de tantos años, la Romanovskaya se alza frente a ella, imponente, atrapante, pero lamentablemente desprovista del brillo de antaño. La fachada, que en su niñez solía irradiar vida, ahora le devuelve una imagen fría, gris y carente de cualquier rastro de la calidez que alguna vez definió aquella casa como un hogar.Mientras los segundos pasan, puedes sentir como la sensación de opresión en su pecho, crece a pasos agigantados, es por ello que aún no se atreve a entrar, pues si no logra controlarse correctamente, sabe que todo terminará siendo un desastre, y justo ahora se encuentra en un momento donde no puede permitirse f
El eco de los presurosos pasos de Lena se dejan escuchar a lo largo del pasillo, mientras camina sin dilación hacia la habitación del fondo. Sus manos temblaban ligeramente, y aunque intentaba calmarse, los nervios siguen reptando bajo su piel. Se supone que esa debía ser su noche triunfal y perfecta, pero la llegada de Inna al parecer había sido solo para convertir ese momento en el inicio de una maldita pesadilla. La elección de su vestido por parte de la mujer puede deberse a una simple coincidencia, pero al parecer ella no era la única que había notado aquella similitud y los ligeros murmullos y las miradas de los asistentes se lo comprobaron. No puede evitar dejar salir una ligera maldición al pensar que la sola llegada de esa mujer había servido como un inesperado recordatorio de ese momento que Lena había intentado enterrar en el pasado. Cuando finalmente llega frente a la puerta de la habitación, busca con manos ligeramente temblorosas la llave que siempre lleva con ella. In
༺༻ IGLESIA SAN JORGE ༺༺Cualquiera hubiera esperado que el padre Artem se encontrara en el baile de caridad, después de todo, él era, junto a Lena el mayor promotor del evento. Pero contrario a ello, Artem se había negado a asistir, y prefirió quedarse en la iglesia para atender sus responsabilidades. Es por ello que se encuentra sentado en el confesionario, con las manos entrelazadas sobre su regazo, aguardando por la siguiente persona que desee confesarse.El aire dentro del pequeño recinto es denso, cargado con el aroma a incienso que impregna cada rincón de la iglesia. La respiración del hombre es pausada, medida, en un intento por mantener la calma. Ha logrado distraer sus pensamientos enfocándose en su deber, en la rutina de su servicio a Dios, y en leer sus sagradas escrituras, pero; aun así, el peso que lleva sobre su conciencia no lo abandona por completo.Después de un par de minutos de profundo y casi que absoluto silencio y sin movimientos en el otro lado del confesionar
El silencio se apodera de la subasta tras la oferta de Inna. Todos los presentes intercambiaron miradas de sorpresa, incapaces de ocultar su asombro ante la exorbitante cantidad ofrecida por el brazalete. Si bien es cierto que todos los asistentes a la subasta pertenecen a familias de fortunas considerables, nunca antes en ese evento se había escuchado una cifra semejante por alguno de los artículos que se estuviesen subastando. Las cantidades siempre se mantenían en algunos miles pero hasta ese momento no se había llegado más allá, no saben explicar si era porque las piezas realmente no lo valían y ese baile sólo era una excusa para demostrar el dinero que poseen, o porque es Claro que entre esas dos mujeres está existiendo una batalla de egos y poder, y para la gran mayoría de ellos, es más que claro que ninguna dará su brazo a torcer. Lena, por su parte, se queda paralizada por unos segundos. Su mente procesa con rapidez y furia el hecho de que aquella mujer haya ofrecido tanto d
Dmitry se mantiene con su mirada fija en el camino, mientras las luces de la Romanovskaya aparecen a la distancia. Un suspiro pesado escapa de sus labios cuando la calma comienza a buscar instalarse en su pecho. Es cierto que no sabe cómo puede reaccionar Anastasia ante su presencia, lo que sí sabe es que la idea de poder estar junto a ella velando por su seguridad le hace sentirse más tranquilo, aunque eso signifique que ella se enfade con él por no haber confiado en su plan. No le importa. No puede simplemente quedarse de brazos cruzados mientras Nikolay la rodea como un depredador al acecho, cuando Lena es el tipo de personas que no dudará en llevársela de por medio si se interpone en su camino. Solo al pensar en un escenario así hace que sus nervios vuelvan a ponerse de punta por lo que acelera un poco más, deseando que la distancia entre ellos desaparezca cuanto antes.༺༻ HACIENDA ROMANOSVKAYA ༺༺Una vez que Clara la deja sola después de haber sido llamada por su esposo, Anas
Al ver la forma tan íntima en la cual Dmitry interactúa con Inna, Nikolay hace el ademán de ir tras de él, su puño se encuentra cerrado y sus ojos encendidos de rabia, pero antes de que pueda dar siquiera un paso, la mano de Lena se aferra con fuerza a su brazo, obligándolo a detenerse en seco. Las uñas de la pelirroja se clavan en la tela de su chaqueta, y la mirada que le dedica es puro veneno mientras se acerca más a él para poder murmurar entre dientes, dejando que sus palabras estén en el veneno y la rabia que siente en ese momento.—¿Qué crees que estás haciendo?— cuestiona sin despegar su mirada de él—¡Me has dejado en ridículo!Nikolay procura mantener la compostura pero aún así, sacude el brazo, intentando zafarse de su agarre.—No sé de qué hablas— responde quitándole total importancia al reclamo de Lena.Lena ignora su gesto y simplemente refuerza su agarre sobre su brazo mientras lo observa con recelo, los labios tensos por la furia contenida.—No finjas no entender de qu
El silencio que le sigue a la declaración de Inna es abrumador y lapidario. Lena se queda en silencio procesando sus palabras y solo la observa fijamente con el rostro desencajado. En su mirada se puede ver que en ese momento es como si acabara de encontrarse de frente con un fantasma. Su boca se abre y se cierra varias veces sin que salga sonido alguno. Su mente, nublada por la confusión, la ira y un poco de miedo, se niega a aceptar que exista aunque sea un poco de verdad en las palabras que acaba de escuchar.—Mentira…eso es mentira —susurra, pero su voz apenas es audible. Luego, con un grito desgarrador, repite en un tono más alto y llena de rencor— ¡Eso es mentira! ¡Estás mintiendo! ¡Anastasia está muerta! ¡Tú no puedes ser ella! ¡Ella no puede estar viva!Su mirada febril recorre el rostro de Inna, pero no sabe decir si lo hace para poder encontrar algo, cualquier señal que desmienta sus palabras, o sí por el contrario está buscando cualquier rastro del rostro de su hermana. Pe