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CAPÍTULO 3: HA SIDO UN PLACER CONOCERTE

—Por supuesto me encantaría invitarte a almorzar, y no sé, quizás llegar a conocerte un poco mejor. —le respondió él de forma pausada.

—Bueno no lo sé, pues digamos que estoy escapada en este momento porque yo no debería estar sola en este lugar, de hecho, ya debería estar esperando al chofer para que me lleve a casa y él es muy puntual, y si llegó un poco más tarde, no te imaginas el problema en el que estaría.

—Lo único que yo no quiero es que tú tengas problemas, pero me encantaría llegar a conocerte mejor, e incluso que podamos ser amigos. —le dijo él en tono preocupado.

—La verdad no entiendo qué es lo que te ha llamado la atención de mí, porque yo soy una chica ordinaria, común y corriente, en cambio tú eres…

—Ante todo, no te permito que vuelvas a creer que eres una chica ordinaria o común y corriente, porque a simple vista puedo notar, que eres una mujer valiente y muy dulce. Así que te pregunto, ¿Me permitirías conocerte de una forma mucho más profunda? —le dijo el hombre de forma suave

—Sí, sí me gustaría que fuéramos amigos y poder conocernos mejor, yo no tengo amigos hombres, soy un poco tímida a la hora de interactuar con otras personas, y es la primera vez que alguien como tú desea conocerme. —le dijo ella con voz baja.

—Pues, ¿qué te parece si para celebrar esta nueva amistad que hemos forjado, mañana te busco en la escuela y vamos a almorzar?

—Me parece muy bien, pero prefiero que nos encontremos en el parque que está a una cuadra de la escuela donde estudio, si no te importa. —le dijo Sun-Ji con una sonrisa.

—Me parece perfecto, pero tendrás entonces que darme la dirección del parque, y también tu número de teléfono.

—Claro que sí la dirección es… —y así la chica le dio al hombre, la dirección exacta de la escuela donde ella estudiaba, la dirección del parque y, adicional a ello, también le dio su número de teléfono.

—Entonces señorita, nos vemos el día de mañana. Créeme que ya estoy anhelando que llegue el día de mañana.

—¿De verdad? Yo también estoy anhelando que llegue el día de mañana, para que podamos almorzar juntos.

—¿Quieres que te lleve a tu casa?

—No, no es necesario, debo volver a la escuela, como te dije el chofer de mi familia no tarda mucho en llegar a recogerme, y si no me encuentra allí se lo informará a papá, y no te quiero decir el problema que tendré.

—Pues entonces, yo te acerco a la escuela y me iré, esperando con ansias nuestra cita de mañana. —y así Kyong lo hizo la llevó a la escuela y luego de intercambiar números telefónicos se marchó. Se marchó a su apartamento privado. Por fortuna, aún lo tenía, de hecho, tenía dinero, gracias a la herencia personal que le dejó su abuelo y su padre, aún así, perder la empresa de su familia equivalía a no tener nada. Él habría sido un simple mortal, por lo que de no ser por el esfuerzo y la iniciativa de su abuelo, siempre con el interés de ayudar a los demás, el sudor de él y sus generaciones junto con su amigo, los viejos Kim levantaron ese imperio. Era bueno que Seok y Jun estuvieran tan arriba, era deseable que todos los Kim, incluyendo a esa chiquilla inocente fueran tan poderosos, porque de esa manera más estrepitosa sería la caída de toda esa familia.

—Buenas tardes, señor... ¿pasó algo?

—Sí, Seong. Todo salió a pedir de boca. —Le dijo a su empleado personal de años, un hombre inteligente y un prodigio para los negocios, su influencia lo ayudó a formarse y a ser el hombre que era.

—Me va a disculpar señor, pero no entiendo a qué se refiere.

—Me he dedicado a estudiar a esos infelices de los Kim, a conocer sus rutinas y, de hecho, no sabía que había una niña en el clan Kim.

—Asumo que se refiere a la única niña Kim, Sun-ji.

—Debe ser ella. —Dijo con una sonrisa tan maliciosa que Seong, que lo conocía desde que era un niño no pasó por alto.

—Señor, entiendo que aborrezca a todos los Kim y que quiera cobrar todas las deudas que le deben. Sin embargo, la joven Sun-ji era apenas una niña pequeña cuando...

—¡Me importa muy poco lo que tengas que decirme con respecto a ella! Es una Kim, y por ende, también se irá al diablo junto a su padre, a todos sus hermanos y toda su descendencia.— Dio un golpe en su escritorio, pero Seong ni siquiera se inmutó, ya que estaba acostumbrado a los arrebatos de ira de Kyong.

—Es una niña inocente. Mire, yo tengo hijas y si alguien quisiera hacerles daño, yo...

—¿Acaso yo no era inocente también cuando esa familia no solo me destruyó a mí sino que arrastró con ese engaño a personas inocentes, Seong? ¿Acaso yo merecía todo lo que los hermanos quién me hicieron a mí? —El hombre no respondió, sólo se le hizo un nudo apretado en la garganta.

Kyong no había sido el único acusado en ese fraude tan grande, también Seok y Jun se vieron envueltos, pero jugaron demasiado bien sus cartas, porque fueron declarados inocentes de todos los cargos, incluso tuvieron el descaro de engañar al padre de ellos, haciéndolo creer que él era el único culpable de la malversación de fondos que se cometió en la empresa que era de su abuelo, por lo que se había llegado a la decisión de sacar a toda su familia de los asuntos de dicha empresa y romper todo lazo que se estuviera con la familia Park. Después, él supo que el juez que había presidido su caso, había sido comprado.

—Seong.

—¿Sí, señor?

—Ya que estás tan informado sobre el árbol genealógico de los Kim, ¿qué edad tiene la niña?

—Acaba de graduarse de la preparatoria señor, debe estar en sus diecisiete o dieciocho. Pero, debe saber algo señor, esa chica está muy mal de salud, ya que desde la muerte de su madre, ella tiene una enfermedad en los pulmones y en sus articulaciones, que le produce mucho dolor, incluso la incapacita, por lo que siempre tiene que estar visitando a los médicos.

—¡Así que la niña está enferma! ¡Qué pena! —Expresó él con malvada sonrisa.

—Es por eso señor, que le ruego, que la deje fuera de esto porque...

—Gracias, Seong, puedes retirarte. —le dijo Kyong cortando de tajo cualquier súplica que pudiese hacer a favor de esa chica, y el empleado luego de suspirar hondo salió.

Entretanto, Kyong se quedó pensando en Sun-ji. ¿Cómo no se le ocurrió que fuera menor de edad? Claramente su timidez e ingenuidad, no habían sido las de una mujer madura. ¿De qué iba a servirle una chiquilla enferma que todavía tomaba el té con sus muñecas? Sin embargo, luego pensó que, no iba a tener diecisiete años toda la vida, por lo que esperaría. Planificaría bien su jugada, encontraría la manera de meterse en su vida, no era difícil hacerle perder la cabeza a una niña inocente, que además, estaba vulnerable, era huérfana y su salud no era óptima por lo que vivía asfixiada, por la sobreprotección de su hermano y de su padre, por lo que al principio, él le daría esa libertad y seguridad emocional, que ningún miembro de su familia le estaba proporcionando.

—<

>. —Dijo Kyong al ver el perfil de F******k e I*******m de la joven, quien aunque no tenía muchas publicaciones, tenía fotos que la hacían ver como un ser angelical. Kyong agregó con una sonrisa siniestra:

—<

>. —y luego de decir esto, él apagó la computadora y se dispuso a dormir un rato.

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