Kyong quería explotar de la rabia que sentía. Y no porque tuviera celos, sino porque... ¡Todas las mujeres eran iguales! Se fingían santas e inocentes, y eran perversas en realidad. Y para ejemplo de esto, estaba con una de las peores.—¿Juwon? —Sun-Ji lo trajo de vuelta a la realidad.—Veo que se te acumulan las citas. —dijo él con tono serio.—¿Citas? No sé de qué me estás hablando, él y yo no… —ella quiso seguir hablando pero fue interrumpida.—¿Es tu novio?—¡No, claro que no! El fue sólo un compañero de clases que…—Pero, para no ser tu novio, tiene mucha confianza contigo, y tú se lo permites. Hasta le permitiste que te diera un beso.—Él solo estaba siendo amable conmigo porque me conoce, él no está teniendo ninguna confianza inapropiada conmigo, y mucho menos se lo permitiría.—Dices que no le permitirías tener confianza inapropiada contigo, pero le aceptaste que fuera a tu casa, ¿O me equivoco?—Es verdad que él irá a mi casa, pero es porque primero que nada, es mi amigo desd
Kyong entró en el centro comercial a toda prisa para no perderla de vista, y aunque demoró un poco, la encontró sentada frente a una pared de vidrio, en la que se podía ver un hermoso acuario. Él la contempló con detalle por un instante en silencio, y lo que vio lo preocupó, porque ella se veía muy pálida y ojerosa. Se sentó en silencio a su lado y sólo dijo:—Este lugar transmite mucha paz, la misma paz que me transmiten tus ojos, cada vez que los miro. —este comentario hizo que ella lo mirara por un instante, para luego volver a mirar el acuario—. ¿Cómo te sientes Sun-Ji? Te noto muy pálida y con ojeras. ¿Te sientes enferma?—Si me siento o no me siento enferma, no es de tu incumbencia. Con permiso. —le dijo ella y se levantó dispuesta a irse, pero él se interpuso en su camino.—Por favor cariño, no te vayas. Necesitamos hablar de lo que ocurrió.—No tenemos nada que hablar, ya tú dejaste clara tu posición, tú no hablas con niñas, y yo sigo teniendo 17 años, así que como dije, no te
Al escuchar la vehemencia con la que el hombre que tenía enfrente le decía todas esas bonitas palabras, Sun-Ji prorrumpió en llanto, siendo abrazada de inmediato por Kyong, quién estaba impactado por el giro que habían dado las cosas, y por lo vehementes que fueron sus propias palabras. Ella estuvo llorando por un par de minutos y se fue tranquilizando poco a poco, Kyong como todo un caballero la llevó al asiento más cercano y sin dejar de abrazarla le dijo:—¿Te sientes mejor?—Sí, me siento mucho mejor, gracias por estar aquí, perdóname por ponerme a llorar, es que es la primera vez que un hombre me dice todo eso, de una forma tan enérgica.—Quiero que entiendas algo, desde que te vi por primera vez, tus ojos se tatuaron en mi corazón, y tus palabras se volvieron sagradas para mí, y ahora siento que no podría vivir sin poder verte o, sin poder escucharte, y ahora que te tengo en mis brazos, sé que ya no podría vivir sin poder abrazarte.—Te confieso que mi intención era alejarme de
Había transcurrido una semana desde que se vieron en el centro comercial, y él se encontraba en su oficina, enojado consigo mismo. ¿El motivo? Él quería ejecutar su plan cuanto antes, pero no contaba con que aquella chiquilla no tuviera los dieciocho aún. Y la quería para sus fines, para humillar y herir el orgullo de los Kim. Seok se había quedado con Eun-ji, quien ahora no valía nada, pero él, él estaba dispuesto a acabar con su hermanita, quien al parecer, era la persona que ese infeliz más amaba. Pues muy bien, quería ver su cara cuando se enterara de todas veces que esa niña desarreglaría sus sábanas. Pero, sería paciente, no iba a permitirse ir a la cárcel nuevamente por enredarse con una menor. Y al parecer no le sería difícil la tarea de enamorar a esa niña, ya que, ella pese a su timidez, estaba demostrando un interés por él muy grande. Pero, ¿Y él? ¿Acaso él no estaba empezando a sentir cosas importantes por esa chiquilla? ¿Acaso todas las palabras que le había dicho a ella
—Seok, es el sexto ingeniero que despides en cinco años.—¿Y qué quieres que haga? Ninguno ha sido competente. Ninguno ha podido hacer de esta empresa lo que era antes, nos hemos quedado obsoletos.Jun y Seok, estaban preocupados. En los últimos años, las ganancias habían sido casi nulas. Lo que le hicieron a Kyong, fue una espada de doble filo. Se libraron de la cárcel, habían destruido a ese hombre, era cierto, pero en el camino, se estaban destruyendo a sí mismos.—Buenas tardes, señores.—Adelante, Jiwoon. —Seok suspiró y dejó que entrara, la encargada de publicidad y mercadeo.—No son buenas noticias.—¿Ahora qué? —El hombre dio un golpe en el escritorio.—Los de Second Chance no quisieron renovar el contrato, les enviaron una carta y un cheque por los últimos tres meses de servicio.—¡Me lleva el diablo! —gritó Seok. Estaba tan furioso que su rostro se había enrojecido por completo.—Pero, ¿No dieron un motivo por el cual no quisieron renovar después de tantos años? —Jiwoon dudó
Ella sólo se encogió de hombros, entonces, él la llevó a donde él quiso. Sin embargo, era una operación que él debía manejar con discreción, así que no encontró un mejor lugar que un lago cercano al café. El hermoso lugar, no contaba con servicio los días de semana, lo que significa que no habría alguien en la entrada del lugar.—¿Tenemos que saltar esa verja? —Sun-Ji le preguntó preocupada.—Me temo que sí. ¿Tienes miedo? —y él la abrazó por su cintura, e inmediatamente, el aire se hizo más difícil de respirar.—Sinceramente, si tengo miedo porque, si me llego a caer me podría hacer un daño. Y si eso ocurre, mi padre es capaz de encerrarme para siempre.—Entonces, tendré que llevarte en mi espalda, para poder entrar, súbete sobre mí y sujétate con fuerza. —Él se lo dijo al oído, sin separar su cuerpo del suyo, ella sentía que moría por dentro.Kyong analizó la verja. No era muy alta, al menos no para él. Podía pasarse al otro lado sin ninguna dificultad.—Sujétate bien. No te voy a d
—No por favor, no llores. Yo te pido que me perdones, no sabes lo arrepentido que estoy por haber causado que te sintieras mal.—Antes también me dijiste lo mismo, y siempre haces algo para lastimarme, a veces, creo que te causa placer hacerme daño, y ahora creo que realmente, tú no lo sientes, porque si fuese así, no te comportarías como lo haces. —Estaba temblando, por lo que le costó hablar.—No sé porque me comporto de esa manera contigo, quizás sea porque, yo siento que todo lo que siento por ti, me ha estallado en la cara de una manera inexplicable, y sinceramente no sé cómo manejarlo.—Eso no es excusa, porque para mí también es nuevo todo esto que estoy sintiendo, y aún así, yo no me comporto como tú lo haces conmigo. Y ya estoy harta, te lo dije, yo no quiero sufrir más, y si nuestra relación será de esta manera, que tú solo me lastimes, pues no quiero tener nada que ver contigo.—Por favor mi amor, perdóname—¿Cómo me dijiste? -—le dijo ella sorprendida.—Te dije mi amor, po
Kyong se había ido de allí riendo, Debido a la felicidad que sentía. Sin embargo, tenía un dolor insoportable en la entrepierna, y el pulso acelerado de puro deseo. Reconoció que de haber tenido ella sus dieciocho, se la hubiera llevado en ese mismo momento y, en el mismo auto, la habría hecho suya. La estaba deseando, cada día más. No sólo se trataba de sus planes de venganza, sino de su propia satisfacción personal. La había tratado de manera más profunda, y no conseguía aburrirse con ella, o de ella. Reconocía, no de buen talante, que lo había encantado y, en ocasiones, hasta lo había conmovido.Ella tenía algo que la hacía única, algo que él no podía describir porque no lo conocía. Era cierto que era tímida, quizás por haber sido criada de forma tan sobreprotegida por su enfermedad, la cual ahora reconocía que era bastante delicada, ya que él sintió en carne propia lo que su familia debía sentir, cada vez que ella colapsaba, y aunque le costaba admitirlo, era cierto que tenía mied