—No por favor, no llores. Yo te pido que me perdones, no sabes lo arrepentido que estoy por haber causado que te sintieras mal.—Antes también me dijiste lo mismo, y siempre haces algo para lastimarme, a veces, creo que te causa placer hacerme daño, y ahora creo que realmente, tú no lo sientes, porque si fuese así, no te comportarías como lo haces. —Estaba temblando, por lo que le costó hablar.—No sé porque me comporto de esa manera contigo, quizás sea porque, yo siento que todo lo que siento por ti, me ha estallado en la cara de una manera inexplicable, y sinceramente no sé cómo manejarlo.—Eso no es excusa, porque para mí también es nuevo todo esto que estoy sintiendo, y aún así, yo no me comporto como tú lo haces conmigo. Y ya estoy harta, te lo dije, yo no quiero sufrir más, y si nuestra relación será de esta manera, que tú solo me lastimes, pues no quiero tener nada que ver contigo.—Por favor mi amor, perdóname—¿Cómo me dijiste? -—le dijo ella sorprendida.—Te dije mi amor, po
Kyong se había ido de allí riendo, Debido a la felicidad que sentía. Sin embargo, tenía un dolor insoportable en la entrepierna, y el pulso acelerado de puro deseo. Reconoció que de haber tenido ella sus dieciocho, se la hubiera llevado en ese mismo momento y, en el mismo auto, la habría hecho suya. La estaba deseando, cada día más. No sólo se trataba de sus planes de venganza, sino de su propia satisfacción personal. La había tratado de manera más profunda, y no conseguía aburrirse con ella, o de ella. Reconocía, no de buen talante, que lo había encantado y, en ocasiones, hasta lo había conmovido.Ella tenía algo que la hacía única, algo que él no podía describir porque no lo conocía. Era cierto que era tímida, quizás por haber sido criada de forma tan sobreprotegida por su enfermedad, la cual ahora reconocía que era bastante delicada, ya que él sintió en carne propia lo que su familia debía sentir, cada vez que ella colapsaba, y aunque le costaba admitirlo, era cierto que tenía mied
—¿Crees que puedes jugar este juego en el que te has embarcado junto a ese hombre y salir ilesa? —Le preguntaba Sunmi, que no solo era su prima, sino también su confidente. —Sun-Ji, de esas relaciones, de hombres como el tal Juwon, jamás se sale ilesa. —Dijo con su gesto melancólico.—¿Entonces no hay nada que pueda hacer? Te confieso que mi corazón está lleno de dudas, anoche lo llamé por teléfono y él me asegura que me ama, que lo que siente por mí no lo había sentido antes y que sus sentimientos son honestos, pero, tengo el presentimiento que voy a terminar con el corazón roto.—Puedes no verlo más, sólo así te salvarías, de terminar con el corazón roto.—Ese es el problema, lo he intentado varias veces, pero, sinceramente no sé si pueda no verlo más, porque todo el día y toda la noche, lo que quiero es volvérmelo a encontrar. Incluso, él me dijo que cuando cumpliera 18 años, hablaría con papá para que él le diera su permiso, para ser mi novio.—Te digo nena, que cuando te bese, cu
—¡Un auto! —y ella lo abrazó con euforia.—Espero que te guste, es todo tuyo, princesa. —le dijo su hermano mayor.—Gracias hermano, de verdad gracias.—¿Si te gustó este regalo?—Me encantó demasiado, ¿Eso quiere decir que tengo la libertad de conducirlo, a donde yo quiera? —le preguntó Sun-Ji.—Así es, pero solo si me prometes, que lo harás con responsabilidad. —le dijo a su hermana Seok con una sonrisa. —Por supuesto que te lo prometo, seré muy responsable hermano, estarás orgulloso de mí.—Mi preciosa, espero que nuestro regalo te guste. Eso es para demostrarte que nosotros estamos dispuestos a no sobreprotegerte tanto. —le dijo su padre con una sonrisa.—Gracias papá, yo estoy muy feliz por este maravilloso regalo, de verdad muchísimas gracias. Gracias por confiar en mí y, gracias por estar dispuesto a darme más libertad. Yo sé que para ti no es tan fácil aceptar que ya soy una mujer adulta, pero yo siempre seré tu princesa. —le dijo ella y lo abrazó con ternura.—Por supuesto q
—Estás muy preguntona hoy. —Le dio un beso para distraerla, pero no lo consiguió por mucho tiempo.—Lo siento, pero si voy a estar contigo, aunque sea a escondidas, tengo que saber cosas sobre ti—¿Por qué? —Su tono no fue muy amable.—Porque... porque salgo contigo, y me importas. —En su gesto había total sinceridad, y Kyong quiso desesperadamente creerle. Se entregó sin querer a ese momento, a esos ojos tan bellos y traviesos que le decían que él le importaba, su forma tierna de acariciarle el rostro, una simple caricia, de simple afecto, impulsiva, espontánea, no en un intento para seducirlo, pero no, no debía desviarse de su objetivo. Esa niña sólo sentía por él un capricho pasajero, y él, no iba a tenerle compasión.—No sé ni las cosas elementales que debería saber de ti, no sé dónde vives, qué haces; y nunca me hablas sobre tu familia. En resumen, yo no sé nada sobre ti.—¿Y no te hago ni un poquito feliz? —él le dio una sonrisa.—Es por eso que quiero saber todo sobre ti, porqu
—¿Quién es Jiyeon? —La voz de Kyong se escuchó muy seria.—Él es... —Sun-Ji seguía mirándolo indecisa sobre si debía contestar.—¡Te pregunté quién es! —Gritó más fuerte, haciendo que ella casi cayera en el lago, porque estaban a la orilla.—Es... es un amigo de la infancia. —le dijo ella completamente aterrada.—¿Un amigo? —Su tono fue suave, pero nada convencido.—Sí, es un amigo.—¡Mírame a los ojos! —Ella lo miró temblando de miedo.— Júrame que es sólo un amigo.—Juwon, Jiyeon es un amigo de la infancia, en algún momento quiso tener una relación conmigo, pero, ahora está viviendo en Londres.—Así que es un amigo que está interesado en ti, de forma romántica el cual vive en Londres, pero se acordó de tu cumpleaños... ¡Qué romántico! Y resulta que mañana lo irás a buscar en el aeropuerto para que cenen juntos. —Dijo él con ironía y, con una sonrisa apretada que daba terror.—Como escuchaste, tenía meses que no me llamaba. Desde hacía mucho no sabía de él y, me emocionó su llamada po
La deseaba a rabiar, era demasiado el deseo el que sentía por ella. Mientras más decía o sentía odiarla, más quería tenerla para él, por alguna razón, quería poseerla en todos los sentidos, ¡Y cuanto antes ocurriera mejor!Pero había algo que lo alentaba a continuar. Eran las ganas no expresadas de Sun-Ji por ser poseída. Él se esforzaba por asustarla, quería que le temiera, porque disfrutaba su temor, pero a pesar del miedo, ella tenía una tenacidad inquebrantable, era una virtud que él admiraba en los negociantes, aunque la odiaba en los Kim, pero en ella la amaba, amaba que tuviera esa virtud porque de no tenerla, desde hacía mucho ella hubiese salido de su vida. En un semáforo en rojo, él la miró con un rostro lleno de arrepentimiento, y cuando ya pudo conducir se estacionó en un lugar lejano y le dijo:—¿Todavía estás muy enfadada conmigo? Yo no quiero que tú y yo empecemos esta nueva etapa de nuestra relación, peleándonos y discutiendo.—¿Y tú crees que yo sí quiero eso para nos
—¿Y quieres perder la virginidad conmigo? —Se señaló a sí mismo.—Yo te he conocido y me has gustado siendo virgen, ¿Qué quieres que haga? —Alzó los brazos, sin más explicación.—¿Por qué me has elegido a mí para que sea tu primera vez? —Tomó suave su mentón y la miró a los ojos. Lo que ansiaba era que ella le diera una buena razón, para arrepentirse y dejarla fuera de sus verdaderas intenciones.—No es que te haya escogido para que me desvirgues y ya, es que... creo que me enamoré de ti, y desde que lo descubrí, solo he estado soñando con el momento, de ser completamente tuya. —le respondió ella.—<<¿Cree que se enamoró de mí? Él no creía en esos sentimientos. Y lo que ella sentía, no era más que un capricho del momento. Una niña curiosa que quería experimentar, cómo sería perder su virginidad con un hombre mayor. Entonces, ¿Él era su conejillo de Indias? No, no iba a ser utilizado por ninguna otra mujer, fuera de la manera que fuera, y mucho menos, por una niña boba como Sun-Ji, que