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CAPITULO 4: ANÓNIMOS Y SOBREPROTECCIÓN

—¡Es la tercera nota que recibo en un mes! —Jun sudaba frío al decir estas palabras.

—Siempre has sido un cobarde Jun. Seguramente debe tratarse de una broma pesada.

—O tal vez me quieran extorsionar. ¿La leíste bien? —Al hermano de Seok le estaba temblando hasta la lengua, mientras le entregaba la nota la cual solo decía:

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—Eso es justo lo que quiere, asustarte. Ignóralo, porque el dinero y el éxito siempre despertarán envidia en las demás personas.

—¡Seok! —Jun tuvo una visión de repente. —¿Hace cuánto que Terrence está fuera de la cárcel? —Al herederos de los Kim, se le abrieron los ojos como platos.

—¡Malnacido! Ese idiota sólo quiere atención.

—Yo no me fiaría Seok.

—No hay nada que pueda hacer en nuestra contra, la empresa ya ni siquiera le pertenece, es un don nadie Jun.

—Aún así Seok, yo...

—Sólo me gustaría saber dónde se esconde el pobre imbécil, aunque un hombre sin dinero ni posición, y con la reputación por el suelo, debe estar en cualquier ratonera. —Murmuró Seok con un gesto sarcástico.

—¿Dónde se esconde quién? —Eun-Ji la esposa de Seok dijo al llegar cargada de paquetes junto con Sun-Ji.

—Nadie mi amor, tú sabes cosas de negocios. —Su esposo le respondió dándole un beso, y acariciando su vientre de 8 meses de embarazo.

—Hola Jun, es una sorpresa verte aquí. —le dijo su cuñada y le sonrió con intención.

—Lo mismo digo, estás enorme.

—¡Jun! ¿Por qué no venías desde hace tiempo? —Sun-Ji fue hacia él y le abrazó.

—Hola mi preciosa Perdóname por no venir he tenido Mucho trabajo, pero, cuéntame tú, ¿Cómo te ha ido?

—Me he sentido bastante mejor estoy tranquila.

—¡Vaya! Eso es perfecto. Papá debe estar respirando mucho más tranquilo, porque sé que para él tu tranquilidad es su prioridad.

—Y no solo para él también para mí y, últimamente ella no ha estado muy bien de salud.

—No me he sentido tan mal hermano.

—Dime preciosa, ¿Por qué te has sentido tan mal? —le preguntó Jun a su hermana.

—Últimamente he tenido crisis de dolor en mis articulaciones y en mi columna, pero ya la doctora me examinó, y me dijo que estoy bien.

—Digamos que es así, pero ella tiene que descansar mucho más de lo que lo está haciendo ahora. —Dijo su hermano mayor.

—No es así, yo sí estoy descansando, pero a veces, quiero hacer cosas que hacen las chicas de mi edad.

—Yo sé que eso es lo que tú deseas, pero tu salud no te permite comportarte como una niña normal, tú tienes que tener más cuidados y atención. —le dijo Jun con suavidad.

—Hogar, dulce infierno. ¿Cómo están, familia?

—¡Kang-dae! Hermano, ¡Qué gusto me da verte! —le dijo su hermana y lo abrazó.

—Vaya, hasta que te dignas en honrarnos con tu presencia. —le dijo tu hermano mayor.

Kang-dae había llegado al hogar familiar, con su pantalón de traje de baño, una playera y su tabla de surf. Era una versión joven de Seok, incluso parecía hijo suyo, tenía veintisiete años y era menor de los varones.

—A veces yo también quisiera quedarme a discutir con ustedes, pero luego recuerdo que no me gusta ser un hombre aburrido de negocios. —respondió el hermano menor.

—Pues, dichoso tú que puedes escapar de esta vida llena de reglas cuáles son asfixiantes. —dijo finalmente Sun-Ji.

—¿Cómo puedes hablar de esa manera, cuando lo único que hemos hecho es cuidarte y protegerte, para que puedas estar viva niña desagradecida? —Seok perdió la paciencia con ella.

—Yo no soy ninguna desagradecida yo estoy feliz por como ustedes me han cuidado todo este tiempo pero también tienen que entenderme a mí yo tengo ni siquiera ningún tipo de amigos porque ustedes siempre me sobreprotegen y no me dejan respirar.

—Pues gracias a esa sobreprotección como tú le dices, es que estás viva, ¿o no recuerdas que desde que murió mamá tú eres nuestra responsabilidad? —Le dijo Seok sorprendido por la reacción de su hermana.

—No quiero que este hogar se vuelva a un lugar de gritos y violencia, Así que en este momento todos hacen silencio. Ya basta Seok con tus gritos y alteraciones, eso solo altera a mi hija, así que ya basta de tus tonterías. No se te olvide que el jefe de esta familia y el padre de esta niña soy yo, no tú, así que compórtate como su hermano y no como su padre. Sun-Ji, tú debes entender que si nosotros te protegemos, es porque te amamos mi amor. Si sientes que es una sobreprotección excesiva, tú deber es hablarlo conmigo que soy tu padre. Ahora vamos a tu cuarto, y hablaremos tú y yo sobre este tema. —dijo el padre de la chica interviniendo, para terminar esa discusión.

—Está bien papá, lo siento pero, sí quiero que hablemos sobre este tema contigo, porque realmente estoy muy perturbada. —le dijo Sun-Ji y se fue a su habitación, acompañada de su padre.

—Pequeña espera, yo te acompaño. —le dijo su hermano Kang-dae.

—Oye, no te retires todavía.

—Seok, estoy cansado y ya no quiero seguir escuchando tus gritos.

—No puedo creer que llevas mucho tiempo haciéndote de la vista gorda, con los negocios de la familia, así que ya va siendo hora de que te tomes el negocio familiar en serio. —dijo Seok con voz alterada.

—Seok cariño, por favor tranquilízate un poco. —su esposa tomó la palabra.

—Eun-Ji, déjanos solos, por favor. —le dijo su esposo y refunfuñando, la mujer se marchó.

—¿Qué sucede? —preguntó Kang-dae al momento de quedarse solos los tres hermanos.

—Sucede, que el maldito Park Kyong está fuera de la cárcel. —Le respondió su hermano mayor.

—¿Y? ¿Ahora tienes miedo?

—¿Puedes tomarte las cosas en serio de una vez por todas? —Seok lo sujetó por el cuello.

—Tranquilo, hermano, estoy en son de paz. —Hizo el gesto con la mano.

—¿Sabes lo que eso significa?

—Eh... ¿que es un hombre libre?

—¡Que querrá venganza! —Lo soltó de un tirón.

—¿Y eso a mí en qué me afecta? Yo no tuve nada que ver con la salvajada que tú le hiciste.

—¡Eres tan culpable como todos! ¿O acaso crees que él hará una excepción contigo por tu cara bonita? —le dijo Seok a su hermano menor.

—Bueno, si en la cárcel su orientación sexual cambió, tal vez yo tendría una oportunidad con él. —le dijo él en son de broma, y Jun se rió con esa imprudencia de su hermano menor.

—¿Sabes qué? Mejor lárgate, imbécil, ya veo que tú nunca tendrás la madurez que se necesita, para asumir responsabilidades en esta familia.

—¿Sabes qué es lo que creo? Que tú a lo que le tienes miedo, es a que ese hombre al que tú injuriaste y acusaste falsamente de haber cometido un crimen, cobre venganza diciéndole a nuestro padre lo que tú le hiciste, y por ende, que sea papá el que te envíe a la cárcel algo que te mereces desde hace mucho tiempo. Ahora sí, me voy porque ya no tolero tus maltratos. Pero, ten presente algo, no vuelvas a maltratar a nuestra hermana, porque si vuelves a tratarla como lo hiciste hoy, le diré a papá todo lo que hiciste en el pasado, con pruebas irrefutables las cuales te consta que yo poseo. Además, le pediré que me dé el permiso para llevarme a nuestra hermana lejos de ti, y te doy mi palabra que si me lo concede, nunca más volverás a verla.

—¿Acaso te estás atreviendo a amenazarme? Recuerda que tú hiciste un pacto de silencio, y no puedes revelar todo lo que pasó. Y con respecto a Sun-Ji yo no soy su padre, pero es como si lo fuera, porque soy el mayor de todos ustedes. Así que yo también tengo la autoridad de corregirla cuando sea necesario, y ahora lo es, porque esa niña no entiende todo lo que hemos hecho para mantenerla viva, y ya va siendo hora de que madure y de que agradezca, todos los sacrificios que nosotros hemos hecho por ella. —le respondió Seok.

—¿Y acaso tú te has tomado el tiempo para entender sus sentimientos? ¿Acaso ustedes han pensado lo difícil que es estar en el lugar de ella, sufriendo una enfermedad que la incapacita y le impide ser una chica normal? Entiende de una vez que, ella está frustrada, ella no es una desagradecida como se lo gritaste, sino que está cansada. Sun-Ji necesita nuestro apoyo, nuestro respaldo Seok, ella lo que menos necesita en este momento, es que su hermano mayor, quien debería ser un segundo padre amoroso para ella, se convierta en un ogro, y le recuerde todo el tiempo con su sobreprotección excesiva, lo enferma que está.

—Seok, nuestro hermano tiene razón. Creo que te excediste en la forma en cómo le hablaste, por favor, trata de entender sus circunstancias, no debe ser fácil no solo no tener madre, sino sufrir de una enfermedad que no le permite hacer todas las cosas que hacen las chicas de 17 años. ¿Te has puesto a pensar en cómo ella debe sentirse cada vez que tiene que faltar a la escuela, por ir a una cita médica, o las veces que ella no puede ir a una fiesta o a cualquier invitación con sus amigos, porque no tiene fuerzas ni para levantarse de la cama? Creo que te falta un poco más de empatía hermano. —le dijo su hermano Jun, dejándolo pensativo por un instante.

—Está bien, quizás tengan razón y me excedí en cómo le hablé a ella, creo que iré a disculparme y hablar con Sun de una manera serena, poniéndome en su lugar y tratando de entender sus sentimientos, tienen toda la razón. Pero, algo sí te voy a pedir Kang-dae, que sea la última vez que tú me amenazas, porque eso no lo pienso tolerar nunca más. ¿Me entendiste? —le respondió su hermano mayor.

—Es que lo que yo te dije no es una amenaza, es un juramento. No voy a permitir que tú maltrates a Sun-Ji de nuevo, mucho tiene con soportar su enfermedad para que encima, tenga que aguantar tu mal genio, así que ya lo sabes, y yo que tú, no echaría mis palabras en saco roto. Ahora voy a la habitación de mi hermana, que es la que sí me necesita, con permiso.

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