C28: Puedes manejar mi vida a tu antojo, pero en esto no cederé.

Arantza se mantuvo en silencio por un instante. Aparentemente, Carla no planeaba desistir y esto lo hacía para que Lenya no tuviese nada que la atara a otras personas. El hecho de que Arantza se haya convertido en su heroína era una ventaja para sí misma, ya que podía ejercer cierto control sobre la heredera si se lo proponía, utilizando su acto heroico a su favor. Esa era la manera de pensar de Carla, quien tenía una actitud suspicaz.

—Ya que insiste, hay algo que tengo en mente —replicó la muchacha.

—Al fin nos entendemos —expresó Carla.

—Quiero que me permita conservar mi trabajo —estableció.

—¿Porqué mencionas eso? —cuestionó, ceñuda—. Si eres una buena empleada y realizas tus labores de forma impecable, no hay razón para despedirte.

—Nunca he tenido un empleo bien pagado, así que quiero asegurarme de no perderlo si alguna vez llegara a equivocarme.

La presidenta se cruzó de brazos y la observó con recelo, le resultaba raro que la chica fuese tan precavida, pero, al mismo tiempo,
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