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CAPITULO TERCERO LA SORPRESA

— ¿Por qué no me dejas en paz?  – le dije

— Porque te he visto como bailas y me has excitado — me dijo

— Pues ves para que tu novia te enfrie — le dije dejándolo en la pista, volviendo donde estaba Katia

— ¿Qué te ha pasado? — me preguntó Katia

— El CEO que ha hecho que me despidan de la empresa de limpieza, se estaba frotando con mi culo — le dije

— ¿Hola, nos podemos sentar con vosotras? — nos dijeron, quedandome inerte cuando vi que eran Liam y sus dos amigos

— “”No””, estamos ocupadas — les dije

— Claro que os podéis sentar, me llamo Katia y ella Andrea – les dijo ella

Liam se sentó a mi lado haciéndome sentir incómoda por su presencia, sentándose Lorena al otro lado de Liam, cuando vino donde estábamos sentadas.

— Si no puedes pagar el arreglo de tu coche, te puedo comprar uno — me susurro Liam al oído

— No gracias, no me vendo por cosas materiales  – contesté

Estaba tan incómoda que me levante del sillón y me fui a la pista a bailar, bailando me cogieron de las manos intentando sacarme de la pista dándome cuenta que era uno que estaba muy bebido, Intente soltarme de él gritándole que me dejara, cuando vi de pronto un puño, dándole en la cara al que me estaba cogiendo las manos haciéndole sangrar por la nariz. me solte entonces de su agarre y baje de la pista, volviendo a donde estaba antes sentada, diciéndoles a mis amigas que me marchaba, cogi mi bolso sali del club dandome cuenta que me seguia Liam.

– Tengo el coche aquí al lado, déjame que te lleve a casa — me dijo

— No gracias, esperare a un taxi — contesté

Pero sin esperarmelo, me cogio poniendome en su hombro como si fuera un saco, dejándome en el suelo cuando llegó a su automóvil,

— Eres un trogoldita – le grite

Puso su mano en mi nuca, atrapandome entre el coche y su cuerpo, apretó sus labios con los míos, obligándome a abrir la boca con su lengua haciendo que me fuera imposible negarme a corresponderle, besandonos como si no existiera el mundo, mirándonos a los ojos, después cuando separamos nuestros labios

– Eso está mejor, la fierecilla domada — me dijo 

— Aún no, niño engreído — contesté, riendose de mí mientras me abría la puerta del vehículo.

Cuando aparco su coche enfrente de mi casa, le di las gracias, pero cuando me iba a bajar, me cogió del brazo mientras nos mirábamos.

— Casate conmigo — me dijo

— Que manía te ha dado, tienes una prometida, ¿para que quieres que me case contigo? — le pregunté

— Me tienes hipnotizado Andrea — me dijo

— Pues ves a un mago, que te haga magia y así me olvidas, buenas noches — le dije soltandome de su agarre, bajandome del vehículo.

 Seguí durante toda la semana trabajando de camarera en el bar, viniendo Liam todos los días, pero yo siempre conseguía que mi compañero lo atendiera. Una mañana, después de darle el desayuno a mi abuela y acostarla, tocaron al timbre de mi casa, cuando abrí la puerta vi a un señor con traje llevando un sobre en la mano.

— ¿Andrea Davis? — me preguntó

— Si soy yo, ¿que quiere? – le pregunté

— Darle esta notificación, buenos días — me dijo y se giró marchándose

Cerré la puerta con el pie mirando extrañada el sobre que me dio el desconocido, cuando lo abrí me quedé aún más extrañada al leer lo que ponía, temblando las manos. Llame enseguida a Claudia, la cuidadora de mi abuela, viniendo ella a mi casa asustada en pocos minutos, ya que vivimos muy cerquita la una de la otra 

— ¿Qué te pasa cariño? ¿le ha pasado algo a tu abuela? — me preguntó

— No Claudia tranquila, te he llamado porque ha venido un hombre que no conocía y me ha dado este sobre, leelo por favor  — le dije dándole el folio que venía dentro

— Mi niña, que alegría, es una herencia que te han dejado ¿Pero de quien? — me preguntó

— No lo sé, mis padres que yo sepa no eran ricos ni tenían fortuna — le dije

Me fui a trabajar al bar por la tarde muy nerviosa, preguntando quien seria el que me dejó la herencia, dándome cuenta mientras limpiaba y servía las mesas que mi compañero me miraba mucho, Cuando llegó la hora del descanso salimos los dos fuera a la calle, como solíamos hacer.

— ¿Te encuentras mal? estás muy nerviosa — me preguntó mi compañero

— No tranquilo, es que necesito encontrar otro trabajo, no lo estoy pasando muy bien — le dije, como única excusa que se me ocurrió

Al día siguiente vino Claudia a quedarse con mi abuela mientras yo iba a la cita en el bufete donde provenía el certificado. Cuando sali de casa, cogi un taxi parando el vehículo delante de un edificio muy moderno, baje del vehículo, evvv Me dirigí a los ascensores, subiendo a la cuarta planta, cuando salí me recibió la secretaria, me hizo acompañarla hasta el despacho de su jefe, abrió la puerta y al entrar, me saludo el abogado viendo también a Liam dentro del despacho extrañandome mucho verlo allí..

– Sientese Andrea, por favor – me dijo el abogado

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