Me llamo Andrea, tengo veinticuatro años y vivo con mi abuela en el piso que tenemos alquilado, porque desde que mis padres murieron en un accidente de tráfico, el banco me embargó el piso donde vivía con mi abuela enferma, teniendo que ponerme a trabajar, sirviendo y limpiando un bar por la noche y en una oficina por el día, para sufragar los gastos médicos y las medicinas de mi abuela, quedándonos poco dinero para comer y los gastos del piso. Tengo dos amigas, Lorena que tiene un año más que yo y Katia de mi misma edad, que me ayudan en lo que buenamente pueden, ya que Katia trabaja en una floristería y Lorena en una tienda de ropa, aunque ellas tienen familia, viven solas y tampoco les llega el dinero para mucho.Una mañana, estaba limpiando las oficinas cuando, Liam el CEO me bloqueó el paso entre su cuerpo y la pared, mirándonos los dos a los ojos.
— Si quisieras, no tendrías que limpiar, yo te daría lo que me pidieras
— ¿A cambio de qué? ¿sexo? No me interesa — le contesté
— No precisamente, ya tengo quien me calienta mi cama, sería casándote conmigo —me dijo haciéndome reír.
— No me interesa, lo siento — contesté
— Te puedo hacer la vida imposible o te puedo ayudar, piénsatelo — me dijo
Pasaron los días y seguí con mis dos trabajos, intentando no cruzarme con Liam, el CEO cuando limpiaba la oficina. Cuando terminaba, dejaba las cosa de limpieza en el primer piso, y cogiendo mi coche me marchaba a casa para darle de comer a mi abuela, lavarla y acostarla en su cama, esperando a que mi vecina Claudia llegara para que se quedara con ella hasta que yo volviera por la noche. Cuando vino, me duche y me marché al bar. Sirviendo las mesas vi entrar a Liam el Ceo de las oficinas donde yo limpiaba con dos amigos suyos, sentándose los tres en una de las mesas que yo tenía que limpiar, me acerque a la mesa preguntándoles que iban a tomar con una sonrisa como siempre hacía con todos los clientes.
.
— ¿Hola buenas tardes, que vais a tomar? — les pregunté
— Te queremos a ti preciosa, — me dijo uno de ellos
— Muy simpático, pero no estoy disponible, ahora os atenderá mi compañero — les dije, cogiéndome del brazo el CEO cuando me iba a girar para irme
— ¿Tienes una respuesta, ya? — me preguntó el CEO
— Lo siento, pero ahora no puedo hablar contigo — contesté
Me fui a la barra donde estaba mi compañero, le dije que atendiera la mesa del CEO haciéndome él, el favor como buen compañero. Seguí sirviendo y limpiando las mesas restantes, poniéndome nerviosa, porque no dejaban de mirarme y llamarme los hombres que acompañaban al CEO, aunque yo no le hacía caso. Cuando llegó mi tiempo de descanso, me fui a la calle.acompañándome poco después de mi compañero.
— ¿Qué le pasa a ese contigo?, no dejaba de preguntarme cosas intimas tuyas — me preguntó mi compañero
— Nada, es el jefe de la empresa donde limpio por las mañanas — contesté
— Me voy adentro, creo que vas a tener compañía,--- me dijo, fijandome que se iba acercando a mi el CEO
— Hola preciosa, ¿qué me dices?, Andrea te puedo hacer la vida imposible si no aceptas —- me dijo
— ¿Por qué yo? ¿no tiene otra mujer que se case con usted? Ya tengo mi vida demasiada complicada — contesté
— Mañana quiero tu respuesta, si no la tengo, atente a las consecuencias, — me dijo
Cuando llegué a mi casa, la vecina que estaba cuidando a mi abuela se marchó, entré en su habitación viendo como dormía, me fui a mi dormitorio, me puse el pijama tumbandome en la cama. No pude dormir en toda la noche, pensando en que contestarle al Ceo, a mí me gustaba ya que era un hombre alto, color de pelo castaño, se notaba que iba al gimnasio por su abdomen perfecto viéndolo cuando llevaba un suéter y sus ojos era lo que más me llamaba la atención al ser verdes brillantes cuando estaba alegre, era guapísimo, pero casarme con un hombre multimillonario y un playboy, no era lo mío.
Al día siguiente me levanté como todas las mañanas, muy temprano, para asear a mi abuela y darle el desayuno, me duché, tomé una taza de café y cuando vino la vecina que la cuidaba, me vestí, y cuando salí a la calle, subí a mi coche, marchando hacia el edificio donde estaban las oficinas para limpiarlas, cuando llegue lo aparque cerca de donde trabajaba. Entre en el edificio que ya estaban las puertas abiertas, salude a la recepcionista y al guardia jurado como hacía siempre cogí el ascensor para ir a la primera planta, donde estaban las cosas de la limpieza, me subí en el ascensor para ir a quinta planta donde tenía el servicio encontrándome nada más salir a Liam, el CEO.
— Buenos días — le dije pasando por su lado
Me cogió del brazo metiendome en su oficina, cerró la puerta, empujándome hasta hacerme chocar con la pared obstaculizando con su cuerpo, mientras yo intentaba apartarlo de mi
— Andrea no juegues conmigo, quiero tu respuesta ya — me dijo muy serio
— Sabe jefe, me lo he pensado muy bien, “”No”” — le dije intentando pasar por su lado
Apartandose de mí cuando escuchamos a alguien tocar la puerta y hablar a una mujer. Liam abrió, entrando en la oficina una mujer alta, rubia y muy guapa dirigiendose a mi ella.
— ¿Ya has terminado de limpiar aquí? — se dirigió a mi
— Si señorita, ya me iba — contesté
Cuando yo me iba de la oficina, pude escuchar lo que le dijo ella al Ceo
– Cariño, mis padres nos esperan, mi madre está muy ilusionada con nuestra boda – le dijo ella, dejándome perpleja a mi.
Los escuché y los vi cuando se marchaban, cogiendo los dos el ascensor, pero antes me di cuenta que Liam dio un portazo a la puerta de su despacho como si estuviera enfadado, aunque yo seguí limpiando las oficinas, encontrándome a mi encargada delante de mí antes de que yo terminara de limpiar.. — Andrea, déjalo todo como está y pásate por la oficina — me dijo muy seria — ¿Pasa algo? — pregunté — En la oficina hablamos — me contestó Cuando termine de limpiar las oficinas, guarde todo, subí a mi coche marchándome a la empresa de limpieza donde mi encargada ya me esperaba en su despacho. Nada más entrar la vi mirándome muy seria, haciendo que me sentara en la silla que había enfrente de ella. — Andrea lo siento, pero ya no necesitamos de tus servicios — me dijo — No me haga esto, sabes que cuido de mi abuela enferma y tengo muchos gastos, por favor — le dije cayéndome una lágrima por la mejilla — Lo siento, por favor coge el sobre de tu finiquito y que tengas suerte, — me dijo
— ¿Por qué no me dejas en paz? – le dije— Porque te he visto como bailas y me has excitado — me dijo— Pues ves para que tu novia te enfrie — le dije dejándolo en la pista, volviendo donde estaba Katia— ¿Qué te ha pasado? — me preguntó Katia— El CEO que ha hecho que me despidan de la empresa de limpieza, se estaba frotando con mi culo — le dije— ¿Hola, nos podemos sentar con vosotras? — nos dijeron, quedandome inerte cuando vi que eran Liam y sus dos amigos— “”No””, estamos ocupadas — les dije— Claro que os podéis sentar, me llamo Katia y ella Andrea – les dijo ellaLiam se sentó a mi lado haciéndome sentir incómoda por su presencia, sentándose Lorena al otro lado de Liam, cuando vino donde estábamos sentadas.— Si no puedes pagar el arreglo de tu coche, te puedo comprar uno — me susurro Liam al oído— No gracias, no me vendo por cosas materiales – contestéEstaba tan incómoda que me levante del sillón y me fui a la pista a bailar, bailando me cogieron de las manos intentando
– ¿Pasa algo? – pregunté cuando me senté– No tranquila no pasa nada, es que –dijo mirándome muy serio el abogado– Luis, tengo que volver a la empresa, acabemos esto – le dijo Liam– Andrea tengo en mi poder un documento, es un testamento que hizo su padre, sobre una herencia que le dejo a usted – me dijo– ¿Qué? no entiendo nada – dije– Su padre era muy amigo mío y quiso hacer un testamento a favor de su única hija, por si a él le pasaba algo. Pero la condición que puso su padre, era que debía casarse y tener un heredero dentro del año de matrimonio, siendo esa la única condición para que usted pueda disfrutar de su fortuna, dejando como albacea a su marido, que en este caso su padre eligió al señor Liam Curtis quien aceptó cuando s le ofreció la posibilidad de que se casarse con usted, y sobre todo cuando Liam se enteró en qué situación se encuentra usted ahora mismo, porque hasta que no cumpliera los veinticinco años, este testamento no tenía que haberse abierto, pero Liam me co
Mientras me hablaba, no quise escuchar el plan tan retorcido que me estaba contando, ya que me engañaria a mi y lo que era peor, engañaria tambien a su novia, haciendome pensar en que Liam era un hombre perverso sin importarle los sentimientos de nadie.— ¿No se dio cuenta mi padre de lo retorcido que eres? tú lo tienes todo muy bien planeado, ¿y si nos enamoramos, y si yo me enamoro de ti?--- le dije — Vamos Andrea cariño, eso no nos pasará nunca, y además te estoy haciendo un favor, ¿Que dices, nos casamos? — me dijo— Entonces si acepto tu propuesta, tendrías que darme dinero para poder comprarme una casa y pagar los gastos de la residencia de mi abuela — le dije— No, nada más pagaré los gastos de la residencia de tu abuela, pero tú tendrás que ganarte mi confianza, servirás en mi casa hasta que te quedes embarazada,--- me dijo haciéndome reír– Te recuerdo que el dinero me lo dejó mi padre a mí – contesté--- ¿Que decides? — me dijo— ¿Que decido? quédate con todo, eres un cerd
Me quedaba poco para cerrar el bar cuando de pronto empezó a sonar mi móvil, lo cogi mirando quien me llamaba y cuando vi que era Claudia, enseguida contesté a la llamada — Dime Claudia ¿pasa algo? — le pregunté — Estoy en el hospital con tu abuela, en un momento que he ido a la cocina, se ha caído, ay cariño tu abuela nos está muy bien — me dijo — Tranquila Claudia, enseguida voy al hospital, no la dejes sola — le dije muy nerviosa. Se lo dije a mi jefa y llamé a un taxi. Cuando llegué al hospital, vi a Claudia en la sala de espera, sentandome a su lado abrazandonos las dos llorando. — ¿Ha dicho algo el médico? — le pregunté cuando me calme un poco — No todavía están en el quirófano con ella, lo siento Andrea cariño — me dijo — No te preocupes, tranquila todo saldrá bien — le dije autoconvenciendome a mi misma No sé cuanto tiempo pasó, pero para mi fue una eternidad, cuando vimos al médico dirigirse hacia donde estaba nos levantamos enseguida de la silla Claudia y yo. — ¿Seño
Al día siguiente cuando me levanté de la cama, me duche , me vestí, fui a la cocina para tomarme una taza de café, Sali de mi casa, cogi el ascensor para ir al garage, subiendo a mi coche después, para ir a la residencia donde se encontraba mi abuela. Aparqué el vehículo en el parking, entré en el edificio y al preguntar por mi abuela, una enfermera muy simpática me acompaño hasta su habitación – Abuela, soy Andrea ¿cómo está? – le pregunté – Estoy bien hija ¿y mi nieta?¿cuándo va a venir? – me preguntó – Tranquila señora, la enfermedad, va en aumento, menos mal que está en la residencia, aquí estára muy bien atendida – me dijo la enfermera que la cuidaba – Abuela soy yo, tu nieta Andrea – le dije, pero ya no me hizo caso Me quedé unos minutos más, pero al dormirse preferí marcharme porque las lágrimas que caían por mis mejillas,y ya no me dejaban verla bien, por lo doloroso que era mirarla, tan inocente y tan perdida.. Salí de la residencia llorando hacia mi coche, pero antes de
Salí del trabajo y David como me dijo me llevo a un restaurante a cenar, donde empezamos a hablar conociéndonos mejor — Conque eres un CEO de una multinacional, si no recuerdo mal y fue lo que me dijiste cuando nos conocimos— le dije — Así es, viajó mucho por mi negocio y me gustaría que en algún viaje, vivieras tú, yo sé que te encantaría Paris, Austria, Roma y Holanda, son las ciudades que más visito — me dijo — Podría acompañarte sin problemas si no fuera porque, tengo a mi abuela muy enferma y no me atrevería a alejarme de ella mucho tiempo — contesté — Eso no es problema Andrea, en mi avión privado estarías aquí en muy poco tiempo — me dijo — Bueno, creo que debo marcharme gracias por la cena — dije — Dame unos minutos más contigo, vamos a tomar una copa y te prometo que después te llevo a tu casa — me dijo sonriendo Salimos del restaurante y como todo un caballero, abrió la puerta de su coche invitándome a entrar en él, pocos minutos después para el vehículo en el club don
— A ti que te importa, voy a darme una ducha — le dije dejándolo solo en el salón Cuando entre en mi dormitorio, me desnudé metiendome en la ducha, sentí como Liam apretaba mis pechos, sintiendo el calor de su cuerpo pegado a mi cuerpo y su boca en mi cuello — Eres mia Andrea, no lo olvides — me dijo haciéndome gemir pellizcando mis pezones. — Tienes prometida — fue lo único que pude susurrarle, sintiendo un placer indescriptible — Tu hijo solamente puede ser mío, no te permitiré que lo vuelvas a ver, me perteneces — me dijo mientras sentía su miembro duro en mis nalgas. Después de hacer el amor en la ducha, salimos los dos secando mi cuerpo Liam, pasando suavemente la toalla por mis zonas erógenas haciéndome gemir mientras me miraba. Liam una vez se hubo secado el cuerpo se vistió marchandose de mi casa dejándome sola. Me vesti y bajando al garage cogi mi coche acercandome a la residencia donde estaba mi abuela para ver como estaba — Buenos días abuela ¿cómo se encuentra hoy? —