Después de terminar las compras, volvieron a las casa listas para iniciar con su preparación. Liliana, les aseguró que les encantaría acompañarlas, pero que se había comprometido con una vecina, para acompañarla al hospital. Así que Emely y Luciana, subieron al segundo piso.—Es una casa muy bonita— dijo apreciando la distribución, la organización y limpieza del hogar. Recordando que en el pasado, había hecho planes para que aquella fuese su casa.—Mi padre la construyó él mismo, yo también creo que le quedó muy hermosa.— la niña sonrió ampliamente — y lo mejor de todo, es que es nuestra.—Tu padre es una caja de sorpresas— le sonrió— ahora resulta que también construye. Un hombre bastante versátil.—Si, ésta es la cocina.— dijo la adolescente.—Me gusta—admitió— Es hermosa y espaciosa, entonces lavemos todo esto y pongámonos, manos a la obra.—Luego de haber hecho consultas con Luciana, logró diseñar su menú.Ella la ayudó en el proceso de lavar y cortar todo, bajo las indicaciones y
Bruno, la miró fijamente, intentando controlar lo que estaba sintiendo. Alexa, al inicio de su relación había sido una mujer dulce, apasionada, tierna, llena de detalles, pero con el tiempo todo fue cambiando, se volvió una mujer áspera, cortante, tóxica, celosa a niveles desmedidos, siempre hacía escenas de celos que no hacían más que desgastar la relación, y a pesar de todo, allí estaba, luchando por sostener en la cuerda floja, una relación que estaba acabando con el respeto existente entre los dos.—No entiendo a lo que te refieres— dijo mirándola fijamente.—Claro que lo entiendes— le dijo furiosa— no quiero a esa mujer aquí.—¿Por qué no? es amiga de mi madre, de Luciana, de Jackson y mía.—¿Desde cuándo ésa, es tu amiga? prohíbele que vuelva aquí— lo miró enojada.—¿Así como quisiste prohibirme abrazar a mi hermana?, ¿Ver a mis primas?, ¿saludar a amigas y vecinas?— la miró con el ceño fruncido—¡esto tiene que ser una broma!—¿Ya no me amas, cierto?— endulzó su tono, buscando a
Emely, se quedó realmente sorprendida al escuchar lo que Luciana, le estaba contando, no entendía qué había sucedido, pero claramente era un golpe de suerte a su favor, todo estaba resultando mucho mejor, más rápido y más efectivo, su presencia parecía haber desquiciado a Alexa, trayendo como resultando su huida.—No puedo creerlo— dijo sincera.—Lo sé, yo tampoco podía creerlo tía, resulta que está mañana, así como te lo cuento, la tía Alexa, hizo su maleta y se fue, ni siquiera se despidió de mí, ni nada por el estilo, es más, estaba en la puerta y se giró para dedicarme una mala mirada. Papá me dijo que después ella volvería por el resto de sus cosas. Le pregunté qué estaba sucediendo y porqué la tía Alexa, se iba de vacaciones sola.—¿Y que fue lo que te dijo?— preguntó bebiendo de su frappé de oreo.—Que no eran vacaciones, que ella ya no viviría con nosotros, que había decidido irse y que desde ahora en adelante solo seremos él y yo.—Sé que ya lo dije pero. . . no puedo creerlo
—¡Yo me voy a nadar!— dijo Luciana feliz corriendo hacia el mar.—Procura siempre estar en nuestro campo de visión— le advirtió Emely.—Si, tía— respondió gritando.—Está muy feliz— aseguró ella— creo que le hacía falta esta energía eterna del mar.—Es más feliz desde que llegaste, sonríe más y está más relajada, le das seguridad, contigo ella se siente protegida.—Lamento haberme ido tanto tiempo, pero ahora que estoy aquí quiero recuperar un poco del tiempo perdido— sonrió mirando como Luciana se sumergía en el mar y luego aparecía y los saludaba, ella respondía al saludo, agitando su mano— quiero darle tantos momentos felices que logren borrar un poco de todo ese dolor y lágrimas que he visto en sus ojos tantas veces. Es una niña dulce, se merece lo mejor del mundo.—Así es, gracias por amarla tanto.—Este cariño hacia ella es tan genuino— se sentó en una tumbona, recargando su cuerpo y encontrando una cómoda pose— creo que soy yo la que está agradecida con ella por despertarme un
Emely, pasó la mañana con Lisbeth, afinando los últimos detalles de la boda, luego pasó para retirar su vestido, se lo probó y le quedaba exactamente como había esperado. Pasó por su restaurante y decidió que como todo marchaba bien, podría abrir el fin de semana tal y como lo había planeado.Poco antes del almuerzo llegó a su casa, su madre no estaba, así que se dedicó a preparar la comida, tomó una larga ducha, se lavó el cabello y luego se dedicó a secarlo. Se sentía un poco agotada, así que no supo cuándo se quedó dormida.Despertó cuándo eran poco más de las cinco de la tarde, revisó sus redes sociales y conversó un poco con su familia, tomó un nuevo baño y se preparó para ir a invitar a Liliana y Luciana a comer helados.—Últimamente sales todos los días, hija mía— le dijo su madre— y siempre, preciosa.—Gracias por el cumplido— le sonrió peinando su cabello—Quizás vuelva un poco tarde.—De acuerdo, tesoro, diviértete, te lo mereces.A las seis y media, aproximadamente estacionó
Bruno, la dejó sobre la cama, y sin dejar de mirarla se deshizo del calzado, un par de minutos después la ropa de ambos había desaparecido, y estaban envueltos en un enjambre de besos y caricias, ella estaba asombrada y complacida, al sentirse acariciada por él, de aquella manera, con tanta sensualidad, casi con veneración, como si no pudiese creer que aquello estaba sucediendo, que realmente ella estaba allí entre sus brazos.Los masculinos labios la acariciaron ella arqueó la espalda, se aferró a él, en busca del autocontrol que iba perdiendo , hacía un vago intento de aferrarse al control de sus emociones, pero el placer estalló frente a sus ojos y atravesó su cuerpo como una corriente eléctrica, arrancándole la respiración.Sintió como si de pronto hubiesen arrancado todo el aire de sus pulmones, como si hubiese sido arrojada al vacío, como si su corazón se detuviese y todo dejase de existir, todo, menos el placer que la inundaba. Bruno, se quedó observando atento a su cara, delei
La verdad es que habían dormido muy poco. Después de que llamara a su casa para informar que no iría y que su madre no se preocupara, se había colocado una camisa de Bruno y él unos short, habían ido a la sala y comido los sándwiches que ya estaban fríos, luego de eso habían tomado una rápida ducha y habían iniciado a ver una película, que no duró nada en ser ignorada, ya que nuevamente las prendas habían desaparecido y volvían a encontrarse en el arte de amar.Aún así, Emely, despertó temprano, con el cuerpo deliciosamente dolorido. Se colocó nuevamente una camisa de él y había dedicado tiempo a preparar un delicioso desayuno, con variedad de alimentos, pues seguramente Bruno amanecería tan hambriento, cómo ella misma lo estaba.Volvió a la habitación y lo encontró aún dormido, lo observó por algunos minutos, su rostro relajado y sereno, su boca entreabierta, su fuerte pecho, la sábana cubriendo sus partes más íntimas y sus poderosas piernas descubiertas.Bruno, tenía un cuerpo muscu
Mateo, atravesó la entrada de la casa de su madre. Se sorprendió al encontrar en automóvil de Emely estacionado. ¿Estaba ella allí a esas horas?, su sorpresa fue mayor cuándo descubrió que la casa estaba a oscuras y parecía estar vacía. Su mirada fue al segundo piso y se encontró con las luces encendidas.¿Estaba Emely con Luciana y Bruno?Hacía mucho tiempo que ya no hablaba con su hermano, pero decidió subir y averiguar lo que estaba ocurriendo.Llamó al timbre un par de veces pero no obtenía respuesta, lo que no hacía más que inquietarlo, cuándo la puerta se abrió, la cara de sorpresa de Bruno, fue evidente. Estaba sin camisa, con el cabello alborotado y solo unos short. ¿Había interrumpido un momento de pasión con Alexa?, si era así, ¿Qué hacía allí el automóvil de Emely?—Hola, lamento mucho molestarte.—¿Qué sucede?— preguntó él cortante.—He venido a visitar a mi madre pero la casa está a oscuras. No entiendo.—La tía Melisa se puso mal y está en el hospital, madre fue con ella