◊ ◊ ITALIA ◊ ◊
◊ 2019◊
Aunque el espacio de la oficina es realmente amplio, hoy lo siente totalmente claustrofóbico.
Para Nicole los casi cincuenta metros de espacio que tiene la oficina se le hacen totalmente insuficientes para no sentirse como un ave indefensa y enjaulada.
Sus rodillas temblaban al igual que sus manos y el sudor que recorría su cuerpo se sentía totalmente frío.
Sus manos empapadas en sudor se pasean entre las diferentes carpetas de documentación que deben ser revisadas por su jefe, mismo que va llegando con cerca de 45 minutos de retraso.
Nicole ha estado taladrando su cabeza con miles de ideas que lejos de ayudarla a sentirse calmada simplemente incrementan más sus nervios.
La constante presencia de Alessandro en su cabeza, fue suficiente para que pasase toda la noche en vela, su mente creando uno y mil escenarios de lo que podría ocurrir en el momento que su jefe se entere sobre la noticia que tiene para darle.
Después de todo, solo les bastó el descuido de una noche para crear una inesperada conexión que los uniría para el resto de sus vidas.
—No me importa. —Dice la voz profunda de Alessandro quien se encuentra hablando al teléfono mientras entra a la oficina. Nicole al verlo se puso de pie enseguida y Alessandro se detuvo momentáneamente al notar ese pequeño detalle, en todo el tiempo que llevan trabajando juntos ese no es un gesto común en el actuar de Nicole cuando él llega—. ¿Qué?... lo siento, no te escuché.
Haciendo un gesto con su mano le pide a Nicole que lo siga hasta su oficina, ella solo asiente y tomando su lápiz junto con su libreta de apuntes se apresura a ir tras de él y cerrar la puerta y sus espaldas una vez que se encuentran solos dentro del espacio privado.
—El Sr. Da Silva no es nuestra prioridad en estos momentos, ni él ni su empresa, son sus palabras mientras toma asiento detrás de su escritorio al tiempo que con su mano le indica Nicole que haga lo mismo ... no… no.... pospón nuestra reunión con él... no lo sé, tal vez por unos dos o tres meses más...sí... Está bien. Te llamo más tarde y coordinamos cualquier detalle faltante. — colgando la llamada, el rubio deja su teléfono sobre el escritorio para luego pasar a recostarse sobre el mullido asiento antes de fijar la mirada en su secretaria.
—Ho... —comenzó Nicole, pero solo ese pequeño sonido alcanza saliendo sus labios, pues un gesto de la mano de Alessandro le hace guardar silencio.
—Dime la verdad ¿Qué tan grave es? — pregunta mientras abre el primer gabinete del escritorio y tras sacar uno de sus cigarrillos, comienza a fumar con total despreocupación.
Nicole se le queda viendo al menor por un momento sin saber que decir, procesando sus palabras entiende que tal vez lo pregunte en relación al contrato que debía ser entregado a primera hora del día, mismo contrato que se encuentra sobre su escritorio.
Respirando hondo, Nicole intenta calmar sus nervios por lo que, colocándose de pie, camina hasta su escritorio y busca la carpeta del contrato.
Su mente corre a mil por hora, pensando en la mejor forma de decirle.
¿Debería ser directa? ¿Debería buscar las palabras adecuadas para que su jefe no salga corriendo abrumado por la responsabilidad? ¿O tal vez esperar un mejor momento?
Alessandro, absorto en sus pensamientos y su cigarrillo, no parece notar la agitación de Nicole.
Ella finalmente encuentra la carpeta y, con manos aún temblorosas, la abre para revisar que todos los documentos estén en orden, ya que, debido a sus nervios, no lo hizo antes.
Al volver con su jefe se la extiende, Alessandro toma la carpeta y comienza a leer en silencio, mientras el ambiente en la oficina se vuelve cada vez más tenso.
El silencio se prolonga hasta el punto en que Alessandro, incapaz de soportarlo más, deja la carpeta sobre el escritorio y fija sus ojos en Nicole.
— Bien, ¿Qué pasa? —pregunta, su voz cargada de impaciencia.
Nicole siente que su corazón se detiene por un instante.
Tomando un momento para reunir valor, se decide a hablar.
—Yo... —empieza, pero las palabras se le atoran en la garganta. —Alessandro, hay algo importante que debo decirte.
Él la observa, su expresión es una mezcla de impaciencia y preocupación, ya que aún con su estatus de compañeros de cama, Nicole no usa su nombre de pila a no ser que estén en un ambiente lo bastante íntimo y exento de trabajo.
—Bien, dime de qué se trata—insiste.
—Yo estoy... estoy embarazada —confiesa finalmente, su voz apenas un susurro.
Por un momento, Alessandro la mira en silencio, procesando lo que acaba de escuchar. Luego, de repente, suelta una carcajada sonora que llena la habitación.
Nicole lo observa, desconcertada y herida a parte iguales por su reacción, mientras la risa de Alessandro se convierte en una burla abierta.
—Deja de jugar con eso, Nicole —dice aun entre risas. —Eso no es algo con lo que se bromea. Sabes bien cuanto odio ese tipo de bromas
Nicole siente que un inmenso impulso por golpear el rostro burlón de Alessandro, pero prefiere llamarse a la calma.
—No estoy bromeando, Alessandro —responde, su voz temblando entre la anticipación y el miedo.
Pero Alessandro parece seguir sin tomarla en serio.
—Venga, Nicole. Tenemos mucho trabajo. No tengo tiempo para bromas hoy —dice, volviendo su atención a la carpeta del contrato.
Nicole se queda en silencio, sintiéndose más atrapada y sola de lo que esperaba.
Las lágrimas asoman a su mirada y amenazan con brotar, pero se las traga, intentando mantener la compostura.
Alessandro sigue revisando el contrato, aparentemente ajeno a la tormenta de emociones que ha desatado en Nicole.
Tomando aire, Nicole se dirige a su escritorio y saca un sobre de su bolso.
—Aquí —dice con voz firme, extendiéndoselo a Alessandro y dejándolo sobre su escritorio. —Es la prueba de sangre que me hice esta mañana.
Alessandro la mira con escepticismo, pero toma el sobre y lo abre.
Su expresión burlona y divertida cambia radicalmente al leer los resultados, la risa desapareciendo de su rostro.
Un silencio pesado llena la habitación mientras él procesa la información.
—Pero qué m****a... —su voz es baja, apenas un susurro, pero claramente llena de enfado.
Nicole ni siquiera puede pensar en la sola idea de mirarlo.
Si estaba molesto, ella supone que estaba bien.
No esperaba ser envuelta en un abrazo apasionado o algo así, después de todo, esto había sido algo muy inesperado.
Solo son dos amantes que por un jodido descuido están esperando un hijo.
—Tú... eres la peor de todas con las que me he topado en mi vida— bufó en medio de una risa histérica y llena de desprecio.
— ¿Qué? —Nicole lo mira, esperando estar malinterpretando sus palabras, pero su sola mirada hostil ya es una ofensa sobre ella.
Finalmente, Alessandro levanta la vista hasta ella y, con una sonrisa irónica, dice:
—Felicidades, Nicole—dice mientras deja los resultados sobre la mesa y fija su mirada ahora fría y sin emociones en ella—. Has hecho un excelente trabajo todo este tiempo ocultando que no eres más que otra que esas jodidas cazafortunas.
Nicole siente que el nudo en su garganta se vuelve mayor, llegando al punto de no permitirle respirar bien, pero se mantiene firme.
—Esto no es un juego para mí, Alessandro. ¿Realmente crees que planee esto?
Alessandro se recuesta en su asiento, observándola con frialdad.
—Por supuesto, Nicole. Tuviste que ser realmente paciente ¿verdad? Después de todo, necesitaste esperar más de un año para poder salirte con la tuya —agrega mientras enciende otro cigarrillo—. Solo por una vez que decidí no jugar de forma segura y ya quieres hacerme creer que seré el padre de un bastardo.
Escuchar la forma despectiva en la que Alessandro se refiere a su futuro hijo hace que sienta deseo de vomitar.
—Alessandro... —intenta hablar, pero él no la deja continuar.
—Sabes, debería ir con el verdadero padre de tu hijo y darle la noticia. Quién quita y él sí se emocione por saber que tendrá una pequeña sanguijuela que va a drenar todo de él —dice dando otra calada a su cigarrillo para luego exhalar el humo con desprecio.
Nicole cierra los ojos un momento, intentando a toda costa contener las lágrimas.
Las palabras crueles de Alessandro retumban en su mente, y cada segundo que pasa en esa oficina se vuelve más insoportable.
—No puedo creer que realmente pienses eso de mí —dice finalmente, su voz temblando de ira y dolor—. La verdad es que no esperaba que reaccionaras de esta manera, ¿pero sabes qué? no te preocupes, no voy a pedirte nada. Solo quería que supieras la verdad del bebé. Pero ahora tengo claro que no necesito a un bastardo como tú en la vida de mi hijo
Alessandro la observa con una mezcla de frialdad y desdén.
—Oh, claro. “La verdad” —dice, sarcástico—. Me imagino que la verdad se ajusta a lo que más te conviene en este momento, ¿no?
—¿Qué estás...? ¿Tú qué estás suponiendo?
— ¿Suponiendo? Creo que más que obvio que aquí no estamos suponiendo nada, simplemente estoy basándome en los hechos. Las reglas entre nosotros fueron claras, nada de sentimientos y ningún hijo entre nosotros. Qué casualidad que tenemos un poco de sexo sin protección en una sola noche y mágicamente resultas embarazada. ¿Acaso crees que soy idiota? Dime Nicole ¿Qué es lo quieres? ¿Quieres casarte conmigo? ¿Quieres mi dinero?
Nicole respira hondo, tratando de recuperar la compostura al escuchar las palabras de Alessandro
—No pienso seguir discutiendo esto contigo. El bebé es tuyo, y aunque no quieras aceptarlo, voy a seguir adelante sola. No necesito tu aprobación ni tu apoyo.
—A lo largo de mi vida me he encontrado con personas realmente desagradables y sin ningún tipo de escrúpulos, pero tú realmente superaste a cualquiera de ellas.
Dicho esto, Alessandro mira fijamente a Nicole, por su parte, ella se da la vuelta y toma un último papel de su escritorio.
Colocando su firma al final del papel, regresa con el menor y termina arrojándolo a la cara de Alessandro.
— Aquí está mi carta de dimisión. ¡HASTA NUNCA!
Toma sus cosas y sale de esa oficina sintiendo el peso del mundo sobre sus hombros.
Mientras cierra la puerta detrás de ella, escucha la risa seca y burlona de Alessandro, pero no se detiene.
Sabe que ahora más que nunca tiene que ser fuerte, no solo por ella, sino por el bebé que lleva dentro.
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◊ ◊ ITALIA ◊ ◊◊ 2024 ◊Para cuando finalmente terminó de revisar la última de las carpetas que se encuentran sobre su mesa, el reloj marcó la una de la madrugada, y su agotada vista y espada le ratifican lo tarde que es. Como en el último año, esa noche de sábado la utilizó para terminar de poner al día todo el trabajo acumulado en la empresa.A diferencia de su hermana quien ese momento se encuentra disfrutando de otro fin de semana de fiesta, Alessandro realmente se toma muy en serio su puesto en la empresa, más ahora que es el CEO de la misma y estando tan cerca de heredar la presidencia en cualquier momento.Ese es su mayor deseo, al menos por ahora, hacer un buen trabajo y ser reconocido por ello y no sólo por el apellido de su familia. Incluso pospuso su boda con Rosangela, por el momento, él no tiene la más mínima intención de centrarse en algo que no sea su trabajo.Cuando se quitó las gafas y se dispuso a dormir, su teléfono se iluminó por la entrada de un mensaje, por lo
Conseguir la información personal de Nicole fue más fácil de lo que Alessandro llegó a pensar en un primer momento. Ahora no solo sabía exactamente dónde vivían Nicole y el pequeño Thiago, la guardería y cada detalle del salón a la que asistía su hijo, sino que también tenía toda la información que necesitaba en referencia al trabajo de Nicole.De hecho, le sorprendió bastante el saber que ahora Nicole trabaja como la directora de marketing para NOVA ENTERTAIMEN. Fue una total sorpresa ver lo realmente cerca que Nicole estuvo todo ese tiempo, principalmente porque lleva el último año y medio intentando quedarse con esa compañía y ni por un solo momento llegaron a cruzarce, incluso hubiese jurado que la persona responsable de ese cargo era una llamada Raquel. Pero, tema aparte, le tomó cerca de dos semanas decidir cual sería el plan de acción que iba a seguir desde ese momento.Las consecuencias de su estúpido orgullo y de no permitirse escuchar a Nicole cuando ella intento explicars
Nicole siente que su mundo se detiene de golpe cuando al salir de su habitación y caminar hasta el final del pasillo, mira hacia la puerta y ve a Alessandro allí, de pie en medio de su sala.—Hola, Nicole —dice con un tono de voz tranquilo, pero cargada de tensión que no logra disimular.—Alessandro...—es lo único que logra decir.Nicole se queda inmóvil por un momento, el shock impidiéndole reaccionar. En todo este tiempo, pensó y realmente deseó que su vida no se volviera a cruzar con alguien de la familia Bianchi, y muy especialmente con Alessandro.Por eso tomó tantos cuidados a la hora de volver a buscar un trabajo, lo principal para ella era evitar cualquier roce que los pudiera volver a ponerlos frente a frente.Cuando se cruzó con Thalia Bianchi en la fiesta de compromiso, no dudó en tomar a Thiago y marcharse tan rápido como pudo. Que en dos semanas no recibiera ninguna señal de Alessandro o su familia, le hizo bajar la guardia por creer que Thalia no había notado el marcad
Nicole procura no hacer mucho ruido al momento de abrir la puerta de su departamento. Las luces tenues del pasillo exterior son las que iluminan suavemente el camino mientras George entra detrás de ella, llevando a Thiago en brazos. El pequeño está tan profundamente dormido, que su respiración tranquila y rítmica lo mantiene ajeno al movimiento a su alrededor.Nicole se queda cerca de la puerta mientras enciende las luces bajas, observando a George quien con paso tranquilo camina por el pasillo hasta la habitación de Thiago, misma donde entra y deja al pequeño en su cama con movimientos suaves para no despertarlo. Arreglando las sábanas y los peluches alrededor del pequeño, George le da un beso en la frente antes de retroceder en silencio hacia la puerta de la habitación. Por su parte, Thiago se acurruca instintivamente, su pequeño cuerpo relajado y seguro en su cama.George cierra la puerta de la habitación de Thiago sin hacer ruido y se vuelve hacia el pasillo para ir de regreso
Nicole se mueve con agilidad en la cocina, preparando el desayuno. Lo primero que vio al revisar su teléfono esa mañana, fue un mensaje de Angelic, la CEO de la empresa, mensaje donde le avisaba que ese día todos estaban citados para más tarde, algo que ella realmente agradeció ya que así podría alistar a Thiago con más calma.El sonido de la televisión encendida en la sala llena el ambiente con risas y canciones infantiles, mientras Thiago juega en la alfombra frente a la pantalla, rodeado de sus juguetes favoritos. El olor del café recién hecho y las panquecas dorándose en la sartén inunda el lugar, creando una atmósfera acogedora y familiar.Nicole sonríe al escuchar las risitas de su hijo mezcladas con los sonidos del programa infantil. Se siente feliz de poder pasar una mañana tranquila con él. Thiago es el refugio donde puede alejar el estrés del trabajo y las preocupaciones del día a día. Volteando los panqueques con destreza, se asegura de que estén perfectamente doradas,
Rosangela baja del ascensor con la elegancia que le caracteriza, su vestido caro y zapatos de diseñador reflejando su estatus. Sus pasos son firmes y decididos mientras se dirige a la oficina de Alessandro. Para ella la conversación referente a su compromiso está lejos de terminar.Al acercarse, nota a la asistente del hombre que aun considera como su prometido, visiblemente nerviosa, y mordiéndose el pulgar, mirando hacia la puerta cerrada de la oficina de su jefe.—¿Qué está pasando? —pregunta con voz firme.La asistente no alcanza a responder, sus ojos fijos en la puerta. Rosangela frunce el ceño, sintiendo una creciente incomodidad. De repente, la puerta de la oficina de Alessandro se abre y una Nicole hecha una furia sale de la oficina.Rosangela no tarda en reconocer a Nicole, ¿pero realmente cómo podría olvidarla? Años atrás, esa mujer fue la amante de su prometido Alessandro. Y si bien en aquel entonces ella fingió no darse cuenta del engaño y de la relación existente entr
Rosangela entra en la oficina de Alessandro con la ira aún marcada en su rostro, cerrando la puerta tras de sí con un golpe seco. Sus ojos están llenos de furia y exigencia mientras avanza hacia el escritorio de Alessandro, quien se encuentra sentado, revisando unos documentos.—¿Qué demonios hacía esa mujer aquí? —espeta Rosangela, su voz cargada de reproche contenido.Al escucharla, Alessandro levanta la vista, su expresión de sorpresa molestia por lo ocurrido con Nicole, rápidamente transformándose en una máscara de frialdad. Dejando los documentos sobre el escritorio se levanta con lentitud para enfrentar a la mujer.—No es asunto tuyo, Rosangela —responde con calma, su tono gélido.—¡Claro que es mi asunto! —exclama totalmente alterada—. Soy tu prometida, Alessandro. Tengo derecho a saber qué está pasando —replica ella, cruzando los brazos sobre el pecho.Alessandro la mira con desdén, su paciencia ya claramente agotada. —Creí haber sido claro en el momento que dije que nuestro
Aunque la idea de Nicole era irse de viaje esa misma tarde, el que su auto aun no esté listo la llevó a cambiar los planes. Ella y Thiago están en la sala de su casa, espacio que terminó convertido en un fuerte improvisado de cobertores y almohadas. Las mantas cuelgan de los respaldos de los sofás y sillas, creando túneles y habitaciones secretas. Almohadas apiladas en las esquinas sirven como muros protectores, y una linterna bajo la mesa de centro proyecta sombras que hacen que todo parezca aún más mágico.En los túneles del fuerte, Thiago ríe y corre, su enterizo de león agitándose mientras explora cada rincón del refugio que él y su mami han creado juntos. La pequeña cola del traje se balancea mientras el pequeño se mueve con emoción expectante a la nueva caja que será abierta.La televisión está encendida, reproduciendo "Dartacán y los Tres Mosqueperros", y el ambiente está lleno de risas y emoción.—¡Mami, mami, mira! —grita Thiago con alegría, sosteniendo un juguete recién