Nicole siente que su mundo se detiene de golpe cuando al salir de su habitación y caminar hasta el final del pasillo, mira hacia la puerta y ve a Alessandro allí, de pie en medio de su sala.
—Hola, Nicole —dice con un tono de voz tranquilo, pero cargada de tensión que no logra disimular.
—Alessandro...—es lo único que logra decir.
Nicole se queda inmóvil por un momento, el shock impidiéndole reaccionar.
En todo este tiempo, pensó y realmente deseó que su vida no se volviera a cruzar con alguien de la familia Bianchi, y muy especialmente con Alessandro.
Por eso tomó tantos cuidados a la hora de volver a buscar un trabajo, lo principal para ella era evitar cualquier roce que los pudiera volver a ponerlos frente a frente.
Cuando se cruzó con Thalia Bianchi en la fiesta de compromiso, no dudó en tomar a Thiago y marcharse tan rápido como pudo.
Que en dos semanas no recibiera ninguna señal de Alessandro o su familia, le hizo bajar la guardia por creer que Thalia no había notado el marcado parecido entre su hermano Alessandro y Thiago, pero ahora que ve al rubio de pie en medio de su sala, entiende que fue una tonta por descuidarse.
Cuando finalmente logra recobrar la compostura, camina de forma presurosa los pasos que le separan del pequeño Thiago, mismo que se encuentra viendo a Alessandro con total desinterés.
Tomando a su hijo en brazos, Nicole lo envuelve en un abrazo protegiéndolo instintivamente de la presencia de su padre.
—¿Qué haces aquí, Alessandro? —pregunta, tratando de mantener su voz calmada.
Alessandro observa cada uno de sus pasos con gran interés, y cuando la peli rosa toma al pequeño entre sus brazos y lo aparta, protegiéndolo de él como si intentara protegerlo de un monstruo, no puede evitar sentir un pinchazo de desagrado en su pecho, pero sabe que no está en posición de recriminar nada en ese momento.
—Necesitamos hablar, Nicole. Sobre Thiago —dice en el tono más calmado que puede.
Nicole aprieta los labios con fuerza, no puede permitirse perder los estribos delante de su pequeño hijo, pero, aun así, no evita que sus ojos reflejen la desconfianza que siente.
—¿Ahora quieres hablar? Después de todo este tiempo… ¿realmente cree que tenemos algo de qué hablar, señor Bianchi?
Alessandro siente como el desagrado se marca dentro de él al escuchar la forma tan claramente despectiva en la que su apellido es pronunciado.
Tomando un respiro profundo, asiente, dando un paso hacia ella, buscando de cortar la distancia creada por la mujer mayor.
—Sí, lo creo—asegura sin vacilación—, sé que no tengo derecho a pedirte nada, pero desde este punto, necesito hacer las cosas bien. Quiero ser parte de la vida de mi hijo.
Al escuchar la palabra “hijo” salir de la boca del rubio, Nicole siente que su estómago se revuelve con fuerzas.
¿Con qué derecho cree él que puede aparecer después de tanto tiempo y pedirle algo como eso?
—¿Estás jugando verdad? Tú…—pero no puede seguir hablando con el timbre de la puerta se deja escuchar de nuevo.
Ambos se mantienen en silencio en las dos ocasiones siguientes que el timbre suena, pero cuando el sonido de llave en la cerradura se hace presente, Nicole adivina rápidamente de quién se trata y agradece que esté allí.
—¿Nicole se puede saber porque no estabas en la ban…queta? —Camie entra siendo seguida de Michell y se queda en silencio al reconocer a la persona de pie en la sala de su mejor amiga—. ¿Todo bien? —pregunta, aun cuando nota la clara tensión en el ambiente.
—Sí, todo está bien, el señor Bianchi ya se marchaba —es la rápida respuesta de Nicole mientras se acerca a Camie y le entrega al pequeño Thiago—. Llévalo al auto por favor, yo bajaré en un momento.
Y sin preguntar o decir nada, Camie sale del departamento llevándose al pequeño con él, acto que desagrada totalmente a Alessandro, no le gusta sentir que le privan de ver o acercarse a su hijo. volviendose hacia Michell, Nicole le pide que la disculpe, pero que pofavor la espere un momento en el pasillo, a lo que la mujer acepta y sale del departamento.
—Dígame algo señor Bianchi, ¿qué le hace pensar que puede simplemente aparecer de un momento a otro y pretender ser el padre de mi hijo? —cuestiona mientras se gira hacia el hombre y lo encara, ya con la tranquilidad de saber que puede explotar si lo desea pues su hijo no está presente y mucho menos cerca de ese hombre.
—Porque soy su padre—responde con su voz baja pero firme. —Y aunque he sido un imbécil al no darme cuenta antes, quiero arreglar las cosas. Thiago es un Bianchi y…
—¡No lo es! — Nicole exclama al escuchar esas palabras—. Su nombre es Thiago Antonelli, no es un Bianchi, no tiene nada que ver con usted o con su familia. —Dando unos pasos hacia Alessandro, Nicole siente la ira recorrer sus venas—. Dígame algo, señor Bianchi, ¿acaso olvida que usted mismo me sugirió buscar al verdadero padre de mi hijo? Pues lo hice, y él está feliz de haber sido padre y de darle su apellido a nuestro hijo. Ahora si me lo permite, le agradeceré se marche de mi casa, a diferencia de usted que puede permitirse perder tiempo en incomodar a otras personas, yo no nací en cuna de oro, y debo trabajar.
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COMPAÑÍA NOVA ENTERTAIMENT
—Has estado bastante distraída hoy —son las palabras de George al sentarse al borde de la mesa una vez que la reunión ha terminado y se encuentran sólo dentro la sala.
—No es nada, solo estoy cansada —asegura mientras cierra sus capetas y se recuesta en su silla relajando su posición y sus expresiones—. Solo necesito una buena noche de sueño y estaré bien.
Observando fijamente a la peli-rosa, George trata de encontrar cual es la verdadera razón de su semblante tenso y serio.
Si bien es cierto que ya antes ha visto a la menor totalmente agotada, nunca la había visto con tanta preocupación marcando su rostro, pero respeta que ella quiera guardarselo, por lo que no queriendo aumentar su carga, prefiere creer sus palabras.
—¿Qué tal un trago antes de acabar la noche? —ofrece de buena gana. Su mano extendiendse y dejando una uave caricia en la mejilla de Nicole.
Si Nicole dice que ese gesto de George la toma por sorpresa, estaría mintiendo.
Y aunque trata de mantener todo de manera profesional entre ellos, por lo menos cuando están en la oficina, recibir esa caricia la hace dejar un poco la tensión que siente sobre sus hombros, tal vez tomar un trago y hablar con alguien no sea mala idea, después de todo, al llegar a casa de Camie, le espera una conversación menos cómoda y más traumática.
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Mientras en la casa de Alessandro…
—¿Realmente esperabas aparecer como si nada para reclamar derechos paternos y no ser mandado al diablo? —Thalia pregunta aquello totalmente incrédula de la actitud con la que procedió su hermano—. Antes agradece que Nicole no te sacó a patadas de su departamento.
—Es mi hijo Thalia, es tan parecido a mí—dice, mientras bebe de su vaso de whisky. El recuerdo del como su corazón comenzó a latir desbocado al ver al pequeño Thiago lo hace sentir en las nubes, pero ese hermoso momento se cortó cuando Nicole lo tomó en brazos para apartarlo de él como quien aparta un tesoro de un monstruo cruel—. Es mi hijo, y ella se atrevió a negármelo.
Al escuchar eso, Thalia no puede evitar enarcar una ceja ante lo que claramente cataloga como un descaro mayusculo por parte de su hermano.
—Hasta donde sé, hermanito. El primero en negar cualquier posibilidad de que ese pequeño fuera tu hijo, fuiste tú.
Alessandro detiene su vaso a mitad del camino a su boca ante el reproche recibido por su hermana. Apretando su mandíbula deja salir un bajo bufido.
—Ese no es el punto, lo que importa aquí es es, que no pienso seguir fuera de la vida de mi hijo, y ella no tendrá otra opción más que aceptarlo.
—¿Y si no acepta? —cuestiona, genuinamente interesada en la respuesta de Alessandro.
El tono en que su hermano habla, no le da una buena sensación.
—Entonces, no dudaré en quitarle a Thiago.
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Nicole procura no hacer mucho ruido al momento de abrir la puerta de su departamento. Las luces tenues del pasillo exterior son las que iluminan suavemente el camino mientras George entra detrás de ella, llevando a Thiago en brazos. El pequeño está tan profundamente dormido, que su respiración tranquila y rítmica lo mantiene ajeno al movimiento a su alrededor.Nicole se queda cerca de la puerta mientras enciende las luces bajas, observando a George quien con paso tranquilo camina por el pasillo hasta la habitación de Thiago, misma donde entra y deja al pequeño en su cama con movimientos suaves para no despertarlo. Arreglando las sábanas y los peluches alrededor del pequeño, George le da un beso en la frente antes de retroceder en silencio hacia la puerta de la habitación. Por su parte, Thiago se acurruca instintivamente, su pequeño cuerpo relajado y seguro en su cama.George cierra la puerta de la habitación de Thiago sin hacer ruido y se vuelve hacia el pasillo para ir de regreso
Nicole se mueve con agilidad en la cocina, preparando el desayuno. Lo primero que vio al revisar su teléfono esa mañana, fue un mensaje de Angelic, la CEO de la empresa, mensaje donde le avisaba que ese día todos estaban citados para más tarde, algo que ella realmente agradeció ya que así podría alistar a Thiago con más calma.El sonido de la televisión encendida en la sala llena el ambiente con risas y canciones infantiles, mientras Thiago juega en la alfombra frente a la pantalla, rodeado de sus juguetes favoritos. El olor del café recién hecho y las panquecas dorándose en la sartén inunda el lugar, creando una atmósfera acogedora y familiar.Nicole sonríe al escuchar las risitas de su hijo mezcladas con los sonidos del programa infantil. Se siente feliz de poder pasar una mañana tranquila con él. Thiago es el refugio donde puede alejar el estrés del trabajo y las preocupaciones del día a día. Volteando los panqueques con destreza, se asegura de que estén perfectamente doradas,
Rosangela baja del ascensor con la elegancia que le caracteriza, su vestido caro y zapatos de diseñador reflejando su estatus. Sus pasos son firmes y decididos mientras se dirige a la oficina de Alessandro. Para ella la conversación referente a su compromiso está lejos de terminar.Al acercarse, nota a la asistente del hombre que aun considera como su prometido, visiblemente nerviosa, y mordiéndose el pulgar, mirando hacia la puerta cerrada de la oficina de su jefe.—¿Qué está pasando? —pregunta con voz firme.La asistente no alcanza a responder, sus ojos fijos en la puerta. Rosangela frunce el ceño, sintiendo una creciente incomodidad. De repente, la puerta de la oficina de Alessandro se abre y una Nicole hecha una furia sale de la oficina.Rosangela no tarda en reconocer a Nicole, ¿pero realmente cómo podría olvidarla? Años atrás, esa mujer fue la amante de su prometido Alessandro. Y si bien en aquel entonces ella fingió no darse cuenta del engaño y de la relación existente entr
Rosangela entra en la oficina de Alessandro con la ira aún marcada en su rostro, cerrando la puerta tras de sí con un golpe seco. Sus ojos están llenos de furia y exigencia mientras avanza hacia el escritorio de Alessandro, quien se encuentra sentado, revisando unos documentos.—¿Qué demonios hacía esa mujer aquí? —espeta Rosangela, su voz cargada de reproche contenido.Al escucharla, Alessandro levanta la vista, su expresión de sorpresa molestia por lo ocurrido con Nicole, rápidamente transformándose en una máscara de frialdad. Dejando los documentos sobre el escritorio se levanta con lentitud para enfrentar a la mujer.—No es asunto tuyo, Rosangela —responde con calma, su tono gélido.—¡Claro que es mi asunto! —exclama totalmente alterada—. Soy tu prometida, Alessandro. Tengo derecho a saber qué está pasando —replica ella, cruzando los brazos sobre el pecho.Alessandro la mira con desdén, su paciencia ya claramente agotada. —Creí haber sido claro en el momento que dije que nuestro
Aunque la idea de Nicole era irse de viaje esa misma tarde, el que su auto aun no esté listo la llevó a cambiar los planes. Ella y Thiago están en la sala de su casa, espacio que terminó convertido en un fuerte improvisado de cobertores y almohadas. Las mantas cuelgan de los respaldos de los sofás y sillas, creando túneles y habitaciones secretas. Almohadas apiladas en las esquinas sirven como muros protectores, y una linterna bajo la mesa de centro proyecta sombras que hacen que todo parezca aún más mágico.En los túneles del fuerte, Thiago ríe y corre, su enterizo de león agitándose mientras explora cada rincón del refugio que él y su mami han creado juntos. La pequeña cola del traje se balancea mientras el pequeño se mueve con emoción expectante a la nueva caja que será abierta.La televisión está encendida, reproduciendo "Dartacán y los Tres Mosqueperros", y el ambiente está lleno de risas y emoción.—¡Mami, mami, mira! —grita Thiago con alegría, sosteniendo un juguete recién
Un par de horas después, la casa finalmente se encuentra en calma. Nicole lleva a un dormido Thiago a su habitación, dejandole con cuidado en su cama y depositando un beso suave en su frente. La sonrisa tierna presente en el calmado rostro de su hijo la llena de paz. Al volver a la sala, Nicole encuentra a Alessandro de pie frente a la repisa de fotos. Y aun cuando el menor se encuentra de espaldas a ella, no tarda en notar como este desprende un aura de nostalgia. Las imágenes muestran recuerdos felices de Thiago: sus primeros días de vida, su primer cumpleaños, su primer día de clases, momentos de alegría con Nicole. Alessandro observa las fotos con una mezcla de nostalgia y tristeza por haber perdido esos momentos con su hijo pero se apresura en reprimirse; sin embargo, observa atentamente cada instante capturado. A sus espaldas, Nicole comienza a recoger las mantas que forman el fuerte improvisado, tratando de mantener sus emociones bajo control. Tener a Alessandro presente
Mientras las risas de Thiago se unen a la de los demás niños que al igual que él, corren felices por el pequeño parque, Nicole y Alessandro lo observan en total silencio mientras beben de sus respectivos cafés.Cansada del incomodo silencio, Nicole suspira y se acomoda en el sofá, esperando a que Alessandro que haga lo mismo.—Bien, entonces… hablemos— dice mientras deja su bebida sobre la mesa—. Primero, no quiero que hagas promesas que no puedas cumplir —comienza con voz firme—. Thiago es un niño bastante sensible y no quiero que se decepcione.Sin decir ni una palabra, Alessandro la escucha atentamente, sus brazos cruzados sobre su pecho le indican a Nicole que está atento a cualquier término que no le agrade.—También quiero que respetes mi papel como su madre. Yo he estado aquí desde el principio, y necesito saber que no vas a interferir en la forma en que lo estoy criando —la mirada de Nicole deja claro que no piensa ser flexible sobre ese punto — No quiero que Thiago se convier
—¡Es como el de iron man! —exclama con vivida ilusión. Los ojos de Thiago brillan con emoción infantil al ver el lujoso auto de Alessandro.Por su parte, Alessandro sonríe de lado con marcada arrogancia al ver como su hijo admira su auto. Nicole solo observa la emoción de su hijo y una leve sonrisa melancólica se forma en su rostro.—Mami ¿también podemos tener un carro de iron man? —pregunta con inocencia mientras corre y abraza las piernas de su madre.—Me temo que no, así que tendrás que conformarte con el transforme de mamá—es la suave respuesta de Nicole mientras acaricia los cabellos de Thiago.Alessandro se queda pensando por un momento el porqué del comentario, hasta que recuerda que Nicole siempre ha utilizado el viejo camaro que heredó de su abuelo.—Bueno, ya despídete de Alessandro—dice sin dejar el contacto cariñoso con su hijo—. Nosotros tenemos cosas que hacer, y Alessandro también.Thiago deja que un puchero salga a sus labios al saber que deben despedirse, quería pase