#4

Nicole siente que su mundo se detiene de golpe cuando al salir de su habitación y caminar hasta el final del pasillo, mira hacia la puerta y ve a Alessandro allí, de pie en medio de su sala.

—Hola, Nicole —dice con un tono de voz tranquilo, pero cargada de tensión que no logra disimular.

—Alessandro...—es lo único que logra decir.

Nicole se queda inmóvil por un momento, el shock impidiéndole reaccionar. 

En todo este tiempo, pensó y realmente deseó que su vida no se volviera a cruzar con alguien de la familia Bianchi, y muy especialmente con Alessandro.

Por eso tomó tantos cuidados a la hora de volver a buscar un trabajo, lo principal para ella era evitar cualquier roce que los pudiera volver a ponerlos frente a frente.

Cuando se cruzó con Thalia Bianchi en la fiesta de compromiso, no dudó en tomar a Thiago y marcharse tan rápido como pudo. 

Que en dos semanas no recibiera ninguna señal de Alessandro o su familia, le hizo bajar la guardia por creer que Thalia no había notado el marcado parecido entre su hermano Alessandro y Thiago, pero ahora que ve al rubio de pie en medio de su sala, entiende que fue una tonta por descuidarse.

Cuando finalmente logra recobrar la compostura, camina de forma presurosa los pasos que le separan del pequeño Thiago, mismo que se encuentra viendo a Alessandro con total desinterés. 

Tomando a su hijo en brazos, Nicole lo envuelve en un abrazo protegiéndolo instintivamente de la presencia de su padre.

—¿Qué haces aquí, Alessandro? —pregunta, tratando de mantener su voz calmada.

Alessandro observa cada uno de sus pasos con gran interés, y cuando la peli rosa toma al pequeño entre sus brazos y lo aparta, protegiéndolo de él como si intentara protegerlo de un monstruo, no puede evitar sentir un pinchazo de desagrado en su pecho, pero sabe que no está en posición de recriminar nada en ese momento.

—Necesitamos hablar, Nicole. Sobre Thiago —dice en el tono más calmado que puede.

Nicole aprieta los labios con fuerza, no puede permitirse perder los estribos delante de su pequeño hijo, pero, aun así, no evita que sus ojos reflejen la desconfianza que siente. 

—¿Ahora quieres hablar? Después de todo este tiempo… ¿realmente cree que tenemos algo de qué hablar, señor Bianchi?

Alessandro siente como el desagrado se marca dentro de él al escuchar la forma tan claramente despectiva en la que su apellido es pronunciado. 

Tomando un respiro profundo, asiente, dando un paso hacia ella, buscando de cortar la distancia creada por la mujer mayor.

—Sí, lo creo—asegura sin vacilación—, sé que no tengo derecho a pedirte nada, pero desde este punto, necesito hacer las cosas bien. Quiero ser parte de la vida de mi hijo.

Al escuchar la palabra “hijo” salir de la boca del rubio, Nicole siente que su estómago se revuelve con fuerzas. 

¿Con qué derecho cree él que puede aparecer después de tanto tiempo y pedirle algo como eso?

—¿Estás jugando verdad? Tú…—pero no puede seguir hablando con el timbre de la puerta se deja escuchar de nuevo.

Ambos se mantienen en silencio en las dos ocasiones siguientes que el timbre suena, pero cuando el sonido de llave en la cerradura se hace presente, Nicole adivina rápidamente de quién se trata y agradece que esté allí.

—¿Nicole se puede saber porque no estabas en la ban…queta? —Camie entra siendo seguida de Michell y se queda en silencio al reconocer a la persona de pie en la sala de su mejor amiga—. ¿Todo bien? —pregunta, aun cuando nota la clara tensión en el ambiente.

—Sí, todo está bien, el señor Bianchi ya se marchaba —es la rápida respuesta de Nicole mientras se acerca a Camie y le entrega al pequeño Thiago—. Llévalo al auto por favor, yo bajaré en un momento.

Y sin preguntar o decir nada, Camie sale del departamento llevándose al pequeño con él, acto que desagrada totalmente a Alessandro, no le gusta sentir que le privan de ver o acercarse a su hijo. volviendose hacia Michell, Nicole le pide que la disculpe, pero que pofavor la espere un momento en el pasillo, a lo que la mujer acepta y sale del departamento.

—Dígame algo señor Bianchi, ¿qué le hace pensar que puede simplemente aparecer de un momento a otro y pretender ser el padre de mi hijo? —cuestiona mientras se gira hacia el hombre y lo encara, ya con la tranquilidad de saber que puede explotar si lo desea pues su hijo no está presente y mucho menos cerca de ese hombre.

—Porque soy su padre—responde con su voz baja pero firme. —Y aunque he sido un imbécil al no darme cuenta antes, quiero arreglar las cosas. Thiago es un Bianchi y…

—¡No lo es! — Nicole exclama al escuchar esas palabras—. Su nombre es Thiago Antonelli, no es un Bianchi, no tiene nada que ver con usted o con su familia. —Dando unos pasos hacia Alessandro, Nicole siente la ira recorrer sus venas—. Dígame algo, señor Bianchi, ¿acaso olvida que usted mismo me sugirió buscar al verdadero padre de mi hijo? Pues lo hice, y él está feliz de haber sido padre y de darle su apellido a nuestro hijo. Ahora si me lo permite, le agradeceré se marche de mi casa, a diferencia de usted que puede permitirse perder tiempo en incomodar a otras personas, yo no nací en cuna de oro, y debo trabajar.

COMPAÑÍA NOVA ENTERTAIMENT

—Has estado bastante distraída hoy —son las palabras de George al sentarse al borde de la mesa una vez que la reunión ha terminado y se encuentran sólo dentro la sala.

—No es nada, solo estoy cansada —asegura mientras cierra sus capetas y se recuesta en su silla relajando su posición y sus expresiones—. Solo necesito una buena noche de sueño y estaré bien.

Observando fijamente a la peli-rosa, George trata de encontrar cual es la verdadera razón de su semblante tenso y serio. 

Si bien es cierto que ya antes ha visto a la menor totalmente agotada, nunca la había visto con tanta preocupación marcando su rostro, pero respeta que ella quiera guardarselo, por lo que no queriendo aumentar su carga, prefiere creer sus palabras.

—¿Qué tal un trago antes de acabar la noche? —ofrece de buena gana. Su mano extendiendse y dejando una uave caricia en la mejilla de Nicole.

Si Nicole dice que ese gesto de George la toma por sorpresa, estaría mintiendo.

Y aunque trata de mantener todo de manera profesional entre ellos, por lo menos cuando están en la oficina, recibir esa caricia la hace dejar un poco la tensión que siente sobre sus hombros, tal vez tomar un trago y hablar con alguien no sea mala idea, después de todo, al llegar a casa de Camie, le espera una conversación menos cómoda y más traumática. 

Mientras en la casa de Alessandro… 

—¿Realmente esperabas aparecer como si nada para reclamar derechos paternos y no ser mandado al diablo? —Thalia pregunta aquello totalmente incrédula de la actitud con la que procedió su hermano—. Antes agradece que Nicole no te sacó a patadas de su departamento.

—Es mi hijo Thalia, es tan parecido a mí—dice, mientras bebe de su vaso de whisky. El recuerdo del como su corazón comenzó a latir desbocado al ver al pequeño Thiago lo hace sentir en las nubes, pero ese hermoso momento se cortó cuando Nicole lo tomó en brazos para apartarlo de él como quien aparta un tesoro de un monstruo cruel—. Es mi hijo, y ella se atrevió a negármelo.

Al escuchar eso, Thalia no puede evitar enarcar una ceja ante lo que claramente cataloga como un descaro mayusculo por parte de su hermano.

—Hasta donde sé, hermanito. El primero en negar cualquier posibilidad de que ese pequeño fuera tu hijo, fuiste tú.

Alessandro detiene su vaso a mitad del camino a su boca ante el reproche recibido por su hermana. Apretando su mandíbula deja salir un bajo bufido.

—Ese no es el punto, lo que importa aquí es es, que no pienso seguir fuera de la vida de mi hijo, y ella no tendrá otra opción más que aceptarlo.

—¿Y si no acepta? —cuestiona, genuinamente interesada en la respuesta de Alessandro. 

El tono en que su hermano habla, no le da una buena sensación.

—Entonces, no dudaré en quitarle a Thiago.

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