—¡Es como el de iron man! —exclama con vivida ilusión. Los ojos de Thiago brillan con emoción infantil al ver el lujoso auto de Alessandro.Por su parte, Alessandro sonríe de lado con marcada arrogancia al ver como su hijo admira su auto. Nicole solo observa la emoción de su hijo y una leve sonrisa melancólica se forma en su rostro.—Mami ¿también podemos tener un carro de iron man? —pregunta con inocencia mientras corre y abraza las piernas de su madre.—Me temo que no, así que tendrás que conformarte con el transforme de mamá—es la suave respuesta de Nicole mientras acaricia los cabellos de Thiago.Alessandro se queda pensando por un momento el porqué del comentario, hasta que recuerda que Nicole siempre ha utilizado el viejo camaro que heredó de su abuelo.—Bueno, ya despídete de Alessandro—dice sin dejar el contacto cariñoso con su hijo—. Nosotros tenemos cosas que hacer, y Alessandro también.Thiago deja que un puchero salga a sus labios al saber que deben despedirse, quería pase
Nicole se despierta sobresaltada debido al constante sonido del timbre, el mismo es tocado con tanta insistencia, que le sorprende que Thiago no se haya despertado. Frotándose los ojos, se fija en el reloj despertador y nota que son las 7:00 am, ¿Quién diablos estaría allí a esa hora un sábado? Deslizándose fuera de la cama y caminando hacia la puerta, trata de sacudirse el sueño. Al abrirla, se encuentra con Alessandro, nuevamente vestido informalmente, pero conservando en su rostro su inmutable expresión seria.—¿Alessandro? —pregunta sorprendida, sin poder disimular su confusión—. ¿Qué haces aquí tan temprano?Por un momento el hombre se queda en silencio observando Nicole. Si Alessandro dice que esperaba encontrarse con la figura de Nicole envuelto en una corta pijama de encaje de dos piezas estaría mintiendo. Y es que el ver a la mujer así lo deja momentáneamente sin aliento. En todo ese tiempo, ha estado con muchas mujeres, entre ellas algunas de las más cotizadas modelos, y, au
El lujoso auto deportivo se desplaza tranquilamente por la carretera, su motor ronroneando suavemente mientras atraviesan paisajes verdes y caminos serpenteantes. Thiago está sentado en la parte de atrás, su pequeño cuerpo asegurado en una silla infantil que, aunque desentona con el interior elegante del vehículo, brinda a Nicole una sensación de tranquilidad al saber que Alessandro ha tomado las precauciones necesarias para viajar con su hijo. El niño, ajeno a las tensiones entre los adultos, canta en voz baja mientras juega con su ahora inseparable oso de peluche.Nicole se permite una pequeña sonrisa al ver a Thiago tan feliz, pero su atención se desvía hacia Alessandro cuando nota que él toma un desvío equivocado. El camino que él elige no es el que ella esperaba, y su confusión es más que evidente en su rostro.—¿A dónde vamos? —pregunta, sus cejas se fruncen mientras lo mira, claramente confundida. Volteando su cuerpo en el auto, observa cómo se alejan cada vez más de la zona de
Thiago, lleno de vibrante energía, grita emocionado desde su asiento en la parte trasera del auto, su vocecita clara resonando en el interior totalmente maravillado por la imagen que se presenta ante él. —¡Mami, mami, mira! ¡Es el mar! — exclama mientras aplaude, para luego levantar su mano y señalar hacia la parte derecha de la ladera. Contagiada por la emoción de Thiago, Nicole vuelve su mirada, siguiendo la dirección en la que su hijo señala con entusiasmo. Teniendo que sujetar su cabello el cual baila con la brisa, se fija en la costa rocosa de Manarola, misma que se despliega ante ellos, con sus casas de colores pastel apiñadas en la ladera y el mar azul profundo que se extiende hasta donde alcanza la vista. Las olas golpean suavemente contra las rocas, y los barcos pequeños se balancean en el puerto, añadiendo un toque pintoresco al escenario. —Pero... —comienza a decir Nicole, aún sin comprender por qué están en Manarola en lugar de Vernazza, su destino original. Si
La casa del abuelo de Alessandro, es una mezcla de elegancia rústica y calidez hogareña. Las vigas de madera en el techo y los muebles antiguos de madera maciza crean un ambiente acogedor. Grandes ventanales permiten que la luz del sol inunde la estancia, ofreciendo vistas claras de los viñedos que se extienden hasta donde la vista alcanza. La decoración es tan sencilla que hace difícil de imaginar que aquel hombre es la cabeza principal de una de las casas de moda más importante del país. Las fotografías enmarcadas en las paredes, una estantería repleta de libros antiguos, y pequeños recuerdos de tiempos pasados lo hacen ver como una persona que siempre ha pertenecido a ese modesto lugar. En la terraza, justo fuera de la casa, Thiago se encuentra sentado en una vieja mecedora, balanceándose suavemente mientras mira a su alrededor con curiosidad. La brisa fresca acaricia su rostro y has de danzar su rubio cabello mientras él se siente a gusto, disfrutando del sonido del viento entr
La casa se mantiene en silencio, salvo por el suave crujido del viento que se pasea entre las hojas de los viñedos afuera. Alessandro y Enzo permanecen en el comedor, sentados en medio de un aura tensa. La luz del sol no parece suficiente para entibiar el ambiente entre ellos. La mirada y el rostro de Enzo se mantiene inmutable mientras observaba a su nieto.—Entonces... —comenzó, su tono calmado pero cargado de peso—, ¿qué estabas pensando, Alessandro? ¿Te parece correcto el tener un hijo y mantenerlo en secreto?Alessandro, había tomado la desición de mantener su miranda fija en sus manos entrelazadas. Levantando la mirada hacia su abuelo se prepara para enfrentar la conversación que esta por comenzar, pero no estaba preparado para la dureza en la voz y mirada de Enzo. Traga saliva antes de hablar, sabiendo que sus palabras serían difíciles de escuchar.—No fue intencional, abuelo. En realidad, todo este tiempo pensé que la situación de su embarazo no había sido más que una farsa.
Nicole siente como si el tiempo a su alrededor se detuviera por un momento, dejándola totalmente atrapada. Esa pregunta es ciertamente inesperada y la toma tan de sorpresa que no sabe qué es lo que se supone debe decir.Aunque trata de controlar sus expresiones lo mejor que puede, le es imposible no sentir cómo su corazón se llena con todo el dolor que había logrado mantener a raya durante los últimos cinco años. En todo momento, había intentado que su amor fuera suficiente para hacer feliz a Thiago, pero ahora, enfrentada a esa inocente pregunta, no puede evitar preguntarse si en realidad solo se había equivocado.Con un nudo en la garganta, Nicole se arrodilla frente a su hijo, tomándole las manitas entre las suyas mientras busca las palabras correctas.—Cariño, tener un papá... es algo muy especial —comienza, su voz temblorosa mientras intenta controlar el torrente de emociones que la ahogan—. Es saber que tienes a alguien que te cuida, que te ama y que siempre estará ahí para ti.
Alessandro observa fijamente a Thiago mientras este corre alrededor del auto, y no puede evitar que una sonrisa de felicidad se instale en su rostro al ver cómo algo tan simple causa una inmensa alegría en el pequeño. Al dirigir su mirada hacia el porche de la casa, ve a su abuelo conversando con Nicole, y aunque no logra escuchar nada de lo que hablan, sí nota cómo Nicole intenta secar sus lágrimas con marcado disimulo. —¿Tío, estás muy preocupado? —pregunta Thiago al llegar junto a él. —¿Perdón? —dice Alessandro, regresando su mirada al niño, quien lo observa con sus ojitos muy abiertos. —Mami dice que fumar es malo —explica al notar que Alessandro no entiende sus palabras—. Pero la tía Camie fuma, y el tío George también lo hace. Así que mami me dijo que ellos fuman cuando los asuntos de los adultos les preocupan —levantando su manito, señala el cigarrillo entre los dedos de Alessandro—. Este es el segundo, así que debes estar muy preocupado. Ante las palabras de su hijo, A