Alessandro observa fijamente a Thiago mientras este corre alrededor del auto, y no puede evitar que una sonrisa de felicidad se instale en su rostro al ver cómo algo tan simple causa una inmensa alegría en el pequeño. Al dirigir su mirada hacia el porche de la casa, ve a su abuelo conversando con Nicole, y aunque no logra escuchar nada de lo que hablan, sí nota cómo Nicole intenta secar sus lágrimas con marcado disimulo. —¿Tío, estás muy preocupado? —pregunta Thiago al llegar junto a él. —¿Perdón? —dice Alessandro, regresando su mirada al niño, quien lo observa con sus ojitos muy abiertos. —Mami dice que fumar es malo —explica al notar que Alessandro no entiende sus palabras—. Pero la tía Camie fuma, y el tío George también lo hace. Así que mami me dijo que ellos fuman cuando los asuntos de los adultos les preocupan —levantando su manito, señala el cigarrillo entre los dedos de Alessandro—. Este es el segundo, así que debes estar muy preocupado. Ante las palabras de su hijo, A
En el interior de la casa, Nicole está ocupada en la cocina, moviéndose con destreza en el acogedor lugar mientras prepara la comida para todos. Se concentra en cada cosa que hace, casi como si estuviera usando la cocina como un refugio para mantener su mente ocupada. La tranquilidad del lugar es interrumpida por la risa alegre de Thiago que resuena desde el jardín, donde corre descalzo entre las hileras de viñedos, con su ropa cómoda y suelta, mientras afirma estar ayudando a Enzo con las uvas. Desde la sala, Alessandro observa a Nicole a través de la puerta entreabierta en total silencio, sus ojos se posan en ella con una mezcla de duda y anhelo. Sabe que deben hablar, que entre ellos hay mucho que ha quedado sin decir. Tras pensarlo un poco más, se decide a dar un paso hacia la cocina, pero en ese momento el sonido del teléfono de Nicole rompe la tranquilidad que existe en el lugar. Alessandro nota como Nicole lo toma rápidamente y contesta, pensando en darle privacidad se prepara
◊ ◊ 3 DÍAS DESPUÉS ◊ ◊El auto se detiene suavemente frente a la fachada del edificio en el centro de la ciudad. Nicole, agotada por el viaje y el constante ir y venir de los últimos días, baja del auto con cuidado. En el asiento trasero, Thiago duerme profundamente, su cabeza recostada contra el respaldo, sus labios entreabiertos en un gesto de absoluta tranquilidad.Una vez fuera del auto, Nicole se inclina hacia adentro, dispuesta a tomar a su hijo en brazos para no despertarlo. Pero antes de que pueda alcanzarlo, Alessandro ya ha bajado del auto y, con movimientos cuidadosos, levanta a Thiago en sus brazos. El niño apenas si se mueve para acomodarse entre los brazos del mayor y seguir durmiendo.—Yo lo llevo —dice en voz baja.Nicole suspira, sabiendo que es inútil intentar discutir con Alessandro. Su mirada se fija en el hombre con una mezcla de resignación y aceptación mientras nota como el rubio toma a Thiago con suavidad, sosteniéndolo contra su pecho como si fuera lo más preci
Para el momento que Alessandro llega a su casa, se siente totalmente agotado y con el eco de su intercambio de palabras con Nicole aún resonando en su mente. Al abrir en casa, se sorprende de encontrar a Thalia cómodamente instalada en el sofá de su sala, con las piernas cruzadas y el control remoto en la mano, cambiando perezosamente los canales en la televisión. La visión de su hermana allí, relajada como si estuviera en su propia casa, le arranca un suspiro de resignación.Sin prestarle mucha atención, Alessandro deja su bolso de cuero junto al sofá y se deja caer pesadamente a su lado. Thalia ni siquiera lo mira; sigue absorta en la pantalla, aunque es obvio que está consciente de su presencia.Después de unos segundos de silencio entre ambos, Thalia finalmente habla, sin apartar la vista de la televisión.—¿Para qué tienes una jodida mansión si vives más solo que un perro de la calle? —se queja con una mezcla de burla y genuina curiosidad.Alessandro gira su rostro y la mira fija
Sentadas en el sofá principal de la casa, Nicole y Camie se encuentran cada una con una lata de cerveza en la mano y las piernas colocadas sobre el sofá. Visto desde afuera, la atmósfera entre ellas se muestra relajada, pero cualquiera que se acerque puede percibir la tensión en el ambiente. Camie sostiene en sus manos el acuerdo que Alessandro le entregó a Nicole, revisando cada palabra con atención.—Él está hablando en serio cuando dice que quiere entrar en la vida de Thiago —comenta Camie, levantando la vista del documento para mirar a su amiga. Hay una mezcla de sorpresa y análisis en su expresión, como si no pudiera creer lo que está leyendo.Nicole toma un sorbo de su cerveza y luego deja escapar un suspiro exasperado.—Es solo un capricho, Camie. Creo que ambas sabemos cómo es él. Cuando algo no le sale como quiere, insiste hasta que lo consigue. Esto no es diferente.Camie observa a su mejor amiga y, volviendo a dar un vistazo rápido a los documentos, termina moviendo la cabez
La risa de los niños llena el patio de la escuela mientras los pequeños corren de un lado hacia otro con la emoción de rencontrarse con sus compañeros después de una larga semana de descanso. Nicole baja de su auto, ayudando a Thiago a salir. El pequeño lleva su mochila colgada a la espalda, sus ojos brillan de emoción mientras mira a sus compañeros.—Pórtate bien, cariño —son sus palabras, agachándose para quedar a su altura y plantando un suave beso en su frente.Thiago le sonríe con esa alegría que siempre ilumina su rostro y asiente con energía. Tomando las correas de su mochila mientras da pequeños saltitos emocionado, pero sin moverse de su lugar mientras escucha a su madre.—¡Sí, mami! —responde con entusiasmo. Una vez que está seguro de que su madre no dirá nada más, no duda en correr hacia la entrada del edificio.Nicole lo observa irse, y no puede evitar que su corazón se encoja un poco al verlo desaparecer entre los demás niños. Colocándose de pie, observa a todas las perso
Sentada frente a su escritorio, y con varias carpetas de documentos dispersas frente a ella. La oficina está casi en silencio, los únicos sonidos dentro del espacio son el tenue zumbido de la computadora y el ocasional rasgueo de su pluma sobre el papel. Aunque ese día, su carga de trabajo es bastante abrumadora, Nicole agradece que esta le ofrezca el respiro necesario de los nervios que la han estado asfixiando en los últimos días. En este pequeño espacio, puede enfocar su mente en algo más que las amenazas y los miedos que la han estado acosando.El aroma del café que dejó enfriar junto a su mano se mezcla con el olor de las carpetas de cuero, creando una atmósfera casi reconfortante. Su mirada se desplaza rápidamente por el papel en su mano, sumida en la lectura de un informe cuando un suave toque en la puerta la saca de su concentración.—Adelante —responde sin levantar demasiado la voz, esperando que sea su asistente con los documentos que había solicitado para la reunión que ten
El aire y el ambiente dentro del restaurante se vuelve denso mientras Alessandro se planta firme al lado de la mesa, mirando a George con una furia contenida. La tensión es palpable, y los pocos murmullos que se escuchan a su alrededor sólo intensifican el ambiente. George, aunque sorprendido por la repentina aparición de Alessandro, no se deja amedrentar por esta. Por el contrario, se levanta lentamente de su asiento, manteniendo su mirada fija en los ojos de Alessandro.—¿Qué es lo que crees que estás haciendo? —George suelta las palabras con un tono controlado, pero la amenaza es clara en su voz.—Debería ser yo quien pregunte eso—dice mientras aprieta su puño con fuerza dentro de sus bolsillos—. Sé que eres alguien con valores…peculiares, pero no crees que querer tomar un papel que no te toca es excesivo, incluso para ti.George escucha las palabras de Alessandro y no puede evitar dejar salir una sonrisa burlona. Esas palabras confirman lo que a sospechaba, y Alessandro está tan f