Un par de horas después, la casa finalmente se encuentra en calma. Nicole lleva a un dormido Thiago a su habitación, dejandole con cuidado en su cama y depositando un beso suave en su frente. La sonrisa tierna presente en el calmado rostro de su hijo la llena de paz. Al volver a la sala, Nicole encuentra a Alessandro de pie frente a la repisa de fotos. Y aun cuando el menor se encuentra de espaldas a ella, no tarda en notar como este desprende un aura de nostalgia. Las imágenes muestran recuerdos felices de Thiago: sus primeros días de vida, su primer cumpleaños, su primer día de clases, momentos de alegría con Nicole. Alessandro observa las fotos con una mezcla de nostalgia y tristeza por haber perdido esos momentos con su hijo pero se apresura en reprimirse; sin embargo, observa atentamente cada instante capturado. A sus espaldas, Nicole comienza a recoger las mantas que forman el fuerte improvisado, tratando de mantener sus emociones bajo control. Tener a Alessandro presente
Mientras las risas de Thiago se unen a la de los demás niños que al igual que él, corren felices por el pequeño parque, Nicole y Alessandro lo observan en total silencio mientras beben de sus respectivos cafés.Cansada del incomodo silencio, Nicole suspira y se acomoda en el sofá, esperando a que Alessandro que haga lo mismo.—Bien, entonces… hablemos— dice mientras deja su bebida sobre la mesa—. Primero, no quiero que hagas promesas que no puedas cumplir —comienza con voz firme—. Thiago es un niño bastante sensible y no quiero que se decepcione.Sin decir ni una palabra, Alessandro la escucha atentamente, sus brazos cruzados sobre su pecho le indican a Nicole que está atento a cualquier término que no le agrade.—También quiero que respetes mi papel como su madre. Yo he estado aquí desde el principio, y necesito saber que no vas a interferir en la forma en que lo estoy criando —la mirada de Nicole deja claro que no piensa ser flexible sobre ese punto — No quiero que Thiago se convier
—¡Es como el de iron man! —exclama con vivida ilusión. Los ojos de Thiago brillan con emoción infantil al ver el lujoso auto de Alessandro.Por su parte, Alessandro sonríe de lado con marcada arrogancia al ver como su hijo admira su auto. Nicole solo observa la emoción de su hijo y una leve sonrisa melancólica se forma en su rostro.—Mami ¿también podemos tener un carro de iron man? —pregunta con inocencia mientras corre y abraza las piernas de su madre.—Me temo que no, así que tendrás que conformarte con el transforme de mamá—es la suave respuesta de Nicole mientras acaricia los cabellos de Thiago.Alessandro se queda pensando por un momento el porqué del comentario, hasta que recuerda que Nicole siempre ha utilizado el viejo camaro que heredó de su abuelo.—Bueno, ya despídete de Alessandro—dice sin dejar el contacto cariñoso con su hijo—. Nosotros tenemos cosas que hacer, y Alessandro también.Thiago deja que un puchero salga a sus labios al saber que deben despedirse, quería pase
Nicole se despierta sobresaltada debido al constante sonido del timbre, el mismo es tocado con tanta insistencia, que le sorprende que Thiago no se haya despertado. Frotándose los ojos, se fija en el reloj despertador y nota que son las 7:00 am, ¿Quién diablos estaría allí a esa hora un sábado? Deslizándose fuera de la cama y caminando hacia la puerta, trata de sacudirse el sueño. Al abrirla, se encuentra con Alessandro, nuevamente vestido informalmente, pero conservando en su rostro su inmutable expresión seria.—¿Alessandro? —pregunta sorprendida, sin poder disimular su confusión—. ¿Qué haces aquí tan temprano?Por un momento el hombre se queda en silencio observando Nicole. Si Alessandro dice que esperaba encontrarse con la figura de Nicole envuelto en una corta pijama de encaje de dos piezas estaría mintiendo. Y es que el ver a la mujer así lo deja momentáneamente sin aliento. En todo ese tiempo, ha estado con muchas mujeres, entre ellas algunas de las más cotizadas modelos, y, au
El lujoso auto deportivo se desplaza tranquilamente por la carretera, su motor ronroneando suavemente mientras atraviesan paisajes verdes y caminos serpenteantes. Thiago está sentado en la parte de atrás, su pequeño cuerpo asegurado en una silla infantil que, aunque desentona con el interior elegante del vehículo, brinda a Nicole una sensación de tranquilidad al saber que Alessandro ha tomado las precauciones necesarias para viajar con su hijo. El niño, ajeno a las tensiones entre los adultos, canta en voz baja mientras juega con su ahora inseparable oso de peluche.Nicole se permite una pequeña sonrisa al ver a Thiago tan feliz, pero su atención se desvía hacia Alessandro cuando nota que él toma un desvío equivocado. El camino que él elige no es el que ella esperaba, y su confusión es más que evidente en su rostro.—¿A dónde vamos? —pregunta, sus cejas se fruncen mientras lo mira, claramente confundida. Volteando su cuerpo en el auto, observa cómo se alejan cada vez más de la zona de
Thiago, lleno de vibrante energía, grita emocionado desde su asiento en la parte trasera del auto, su vocecita clara resonando en el interior totalmente maravillado por la imagen que se presenta ante él. —¡Mami, mami, mira! ¡Es el mar! — exclama mientras aplaude, para luego levantar su mano y señalar hacia la parte derecha de la ladera. Contagiada por la emoción de Thiago, Nicole vuelve su mirada, siguiendo la dirección en la que su hijo señala con entusiasmo. Teniendo que sujetar su cabello el cual baila con la brisa, se fija en la costa rocosa de Manarola, misma que se despliega ante ellos, con sus casas de colores pastel apiñadas en la ladera y el mar azul profundo que se extiende hasta donde alcanza la vista. Las olas golpean suavemente contra las rocas, y los barcos pequeños se balancean en el puerto, añadiendo un toque pintoresco al escenario. —Pero... —comienza a decir Nicole, aún sin comprender por qué están en Manarola en lugar de Vernazza, su destino original. Si
La casa del abuelo de Alessandro, es una mezcla de elegancia rústica y calidez hogareña. Las vigas de madera en el techo y los muebles antiguos de madera maciza crean un ambiente acogedor. Grandes ventanales permiten que la luz del sol inunde la estancia, ofreciendo vistas claras de los viñedos que se extienden hasta donde la vista alcanza. La decoración es tan sencilla que hace difícil de imaginar que aquel hombre es la cabeza principal de una de las casas de moda más importante del país. Las fotografías enmarcadas en las paredes, una estantería repleta de libros antiguos, y pequeños recuerdos de tiempos pasados lo hacen ver como una persona que siempre ha pertenecido a ese modesto lugar. En la terraza, justo fuera de la casa, Thiago se encuentra sentado en una vieja mecedora, balanceándose suavemente mientras mira a su alrededor con curiosidad. La brisa fresca acaricia su rostro y has de danzar su rubio cabello mientras él se siente a gusto, disfrutando del sonido del viento entr
La casa se mantiene en silencio, salvo por el suave crujido del viento que se pasea entre las hojas de los viñedos afuera. Alessandro y Enzo permanecen en el comedor, sentados en medio de un aura tensa. La luz del sol no parece suficiente para entibiar el ambiente entre ellos. La mirada y el rostro de Enzo se mantiene inmutable mientras observaba a su nieto.—Entonces... —comenzó, su tono calmado pero cargado de peso—, ¿qué estabas pensando, Alessandro? ¿Te parece correcto el tener un hijo y mantenerlo en secreto?Alessandro, había tomado la desición de mantener su miranda fija en sus manos entrelazadas. Levantando la mirada hacia su abuelo se prepara para enfrentar la conversación que esta por comenzar, pero no estaba preparado para la dureza en la voz y mirada de Enzo. Traga saliva antes de hablar, sabiendo que sus palabras serían difíciles de escuchar.—No fue intencional, abuelo. En realidad, todo este tiempo pensé que la situación de su embarazo no había sido más que una farsa.