Nicole procura no hacer mucho ruido al momento de abrir la puerta de su departamento.
Las luces tenues del pasillo exterior son las que iluminan suavemente el camino mientras George entra detrás de ella, llevando a Thiago en brazos.
El pequeño está tan profundamente dormido, que su respiración tranquila y rítmica lo mantiene ajeno al movimiento a su alrededor.
Nicole se queda cerca de la puerta mientras enciende las luces bajas, observando a George quien con paso tranquilo camina por el pasillo hasta la habitación de Thiago, misma donde entra y deja al pequeño en su cama con movimientos suaves para no despertarlo.
Arreglando las sábanas y los peluches alrededor del pequeño, George le da un beso en la frente antes de retroceder en silencio hacia la puerta de la habitación.
Por su parte, Thiago se acurruca instintivamente, su pequeño cuerpo relajado y seguro en su cama.
George cierra la puerta de la habitación de Thiago sin hacer ruido y se vuelve hacia el pasillo para ir de regreso con Nicole.
Una vez que se encuentra junto a ella, Nicole le indica con un gesto que lo acompañe a la sala de estar donde ambos toman asiento y la menor no tarda en dejar escapar un suspiro de cansancio al sentir lo mullido del mueble.
—Gracias por traernos de regreso, fuiste muy amable — asegura en tono suave mientras mira a George con una sonrisa agradecida.
—No tienes nada que agradecer. Y en honor a la verdad, lo vi como mi oportunidad de poder pasar un poco más de tiempo junto a ti y no podía dejarla pasar— George deja salir su respuesta con una sonrisa coqueta mientras que observa fijamente a Nicole y extiende su brazo para tomar uno de los Rebeldes mechones de ella y acomodarlo tras su oreja. — Además, luces demasiado cansadas.
—Sí, Supongo que sí — aun cuando el rebelde mechón ya se encuentra contenido detrás de la oreja de Nicole, George sigue con el largo rizo entre sus dedos y juega con él mientras mantiene su mirada fija en su hermosa dueña. Nicole no dice nada ni da muestras de que aquel gesto le desagrade —. Quiero creer que un rato en la tina y una siesta lo calmaran.
—¿Tu auto sigue en el taller, cierto? —Pregunta, buscando una oportunidad más.
—Sí, pasaré por él mañana una vez que recoja a Thiago del colegio—. Asegura con total tranquilidad mientras apoya su mejilla sobre la palma de su mano—. Quiero llevarlo al parque después de eso. O tal vez ir a acampar, hace mucho no tenemos tantos días juntos, así que aprovecharé el feriado.
Originalmente, Nicole no tenía ningún plan para la semana feriada, pero la aparición de Alessandro esa mañana cambió todos sus planes.
Tal vez si se marcha esos días con Thiago, el hombre entienda que no puede llegar de la nada a exigirle algo.
—Eso suena como un buen plan, ¿sería atrevido de mi parte pedirte unirme? —George detiene la caricia sobre el rosado mechón, expectante a la respuesta de Nicole.
Por su parte, Nicole recuerda lo feliz que se puso Thiago al ver a George, y aunque el trago fue cambiado por un paseo rápido al parque de diversiones, Nicole sonrió al recordar cómo su pequeño se divirtió y como se mostró feliz ante la cercanía del hombre mayor.
Tal vez podría tratar de aceptar a este hombre…
Nicole asiente, su expresión suavizándose. — Suena como un buen plan, pero igual lo consultaré con Thiago, sabes que no me gusta que sienta que le impongo cosas.
George la mira con ternura. Una marcada sonrisa apareciendo en sus labios ante las palabras de la mujer.
—Eso suena bien.
Deteniéndose en la mirada de Nicole, ambos se permiten perderse en ese momento íntimo, intimidad que se vuelve mayor a cada segundo, llevando a ambos mayores a moverse con lentitud, acercando hacia los labios del contrario en busca de un contacto más íntimo.
Antes de que sus labios puedan tocarse, son interrumpidos por el sonido del teléfono de George, y aunque en principio intentan ignorarlo, la insistencia en la llamada termina cortando la atmósfera que se comenzaba a formar.
—Deberías atender —son las palabras de Nicole mientras se separa de George y se estira un poco para disimular la incomodidad ante la interrupción.
Sacando su teléfono del bolsillo, George nota que se trata de su madre por lo que suspira y atiende la llamada, misma que una vez finalizada, le hace indicar que debe marcharse.
Nicole sonríe, agradecida una vez más por la ayuda de George y lo acompaña a la puerta. Cuando su jefe se marchó, soltó un largo suspiro.
Dirigiéndose a la habitación de Thiago, abre la puerta con cuidado y entra. Se sienta junto a su cama, observando a su hijo dormido.
—Te quiero mucho, mi pequeño—murmura, acariciando suavemente sus cabellos—. Mami promete que va a protegerte de todo.
Asegura antes de levantarse y salir, cerrando la puerta detrás de ella. Caminando unos breves pasos, se dirige a su propia habitación.
Nicole entra en su habitación y se deja caer en la cama, esperando encontrar un momento de paz después de un día largo y agotador.
Suspira de nuevo, cerrando los ojos por un instante, intentando relajarse antes de ir a tomar una ducha. Sin embargo, su intento de descanso es interrumpido por el sonido de su teléfono.
Estirando la mano al bolsillo de su pantalón, lo toma y ve que ha recibido un mensaje de un número desconocido.
Intrigada y un poco cautelosa, abre el chat y encuentra un documento adjunto. Inmediatamente después, llega un mensaje que le indica quien es el remitente.
"Este es un borrador del acta de acuerdo para visitas parentales. Por favor, revísalo y hazme saber qué cambios deseas hacer para enviárselo a mi abogado y que podamos firmarlo lo más pronto posible."
Nicole siente como una oleada de indignación y frustración recorre su cuerpo.
Piensa que aquello debe ser una broma absurda por parte de Alessandro.
Ese hombre estúpido ¿Cómo se atreve a enviarle un mensaje así?
Sin pensarlo dos veces, borra el mensaje y el documento, asegurándose de eliminarlo para ambas partes, dejando el chat vacío como una respuesta silenciosa y definitiva a la propuesta de Alessandro.
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Alessandro observa las llamas danzar en un intento de calmar su mente inquieta.
Toma su teléfono y revisa una vez el chat que inició con Nicole, donde puede ver una vez más como ella ha borrado los mensajes que él le había enviado.
Con cada segundo que pasa mirando el chat vacío, la frustración y la rabia crecen dentro de él.
Esa jodida mujer ¿Cómo puede ser tan terca? ¿Cómo puede no darse cuenta de que él está intentando hacer las cosas bien?
La tensión en su cuerpo se refleja en la mano que sostiene la copa de vino.
A medida que la presión aumenta, la copa finalmente cede y se quiebra, esparciendo fragmentos de vidrio y vino tinto por todas partes.
La sangre comienza a gotear de su mano cortada, pero Alessandro apenas lo nota.
Está demasiado enfocado en el chat vacío, en la aparente imposibilidad de comunicarse con Nicole de manera racional.
—No va a terminar así… te lo juro…
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Nicole se mueve con agilidad en la cocina, preparando el desayuno. Lo primero que vio al revisar su teléfono esa mañana, fue un mensaje de Angelic, la CEO de la empresa, mensaje donde le avisaba que ese día todos estaban citados para más tarde, algo que ella realmente agradeció ya que así podría alistar a Thiago con más calma.El sonido de la televisión encendida en la sala llena el ambiente con risas y canciones infantiles, mientras Thiago juega en la alfombra frente a la pantalla, rodeado de sus juguetes favoritos. El olor del café recién hecho y las panquecas dorándose en la sartén inunda el lugar, creando una atmósfera acogedora y familiar.Nicole sonríe al escuchar las risitas de su hijo mezcladas con los sonidos del programa infantil. Se siente feliz de poder pasar una mañana tranquila con él. Thiago es el refugio donde puede alejar el estrés del trabajo y las preocupaciones del día a día. Volteando los panqueques con destreza, se asegura de que estén perfectamente doradas,
Rosangela baja del ascensor con la elegancia que le caracteriza, su vestido caro y zapatos de diseñador reflejando su estatus. Sus pasos son firmes y decididos mientras se dirige a la oficina de Alessandro. Para ella la conversación referente a su compromiso está lejos de terminar.Al acercarse, nota a la asistente del hombre que aun considera como su prometido, visiblemente nerviosa, y mordiéndose el pulgar, mirando hacia la puerta cerrada de la oficina de su jefe.—¿Qué está pasando? —pregunta con voz firme.La asistente no alcanza a responder, sus ojos fijos en la puerta. Rosangela frunce el ceño, sintiendo una creciente incomodidad. De repente, la puerta de la oficina de Alessandro se abre y una Nicole hecha una furia sale de la oficina.Rosangela no tarda en reconocer a Nicole, ¿pero realmente cómo podría olvidarla? Años atrás, esa mujer fue la amante de su prometido Alessandro. Y si bien en aquel entonces ella fingió no darse cuenta del engaño y de la relación existente entr
Rosangela entra en la oficina de Alessandro con la ira aún marcada en su rostro, cerrando la puerta tras de sí con un golpe seco. Sus ojos están llenos de furia y exigencia mientras avanza hacia el escritorio de Alessandro, quien se encuentra sentado, revisando unos documentos.—¿Qué demonios hacía esa mujer aquí? —espeta Rosangela, su voz cargada de reproche contenido.Al escucharla, Alessandro levanta la vista, su expresión de sorpresa molestia por lo ocurrido con Nicole, rápidamente transformándose en una máscara de frialdad. Dejando los documentos sobre el escritorio se levanta con lentitud para enfrentar a la mujer.—No es asunto tuyo, Rosangela —responde con calma, su tono gélido.—¡Claro que es mi asunto! —exclama totalmente alterada—. Soy tu prometida, Alessandro. Tengo derecho a saber qué está pasando —replica ella, cruzando los brazos sobre el pecho.Alessandro la mira con desdén, su paciencia ya claramente agotada. —Creí haber sido claro en el momento que dije que nuestro
Aunque la idea de Nicole era irse de viaje esa misma tarde, el que su auto aun no esté listo la llevó a cambiar los planes. Ella y Thiago están en la sala de su casa, espacio que terminó convertido en un fuerte improvisado de cobertores y almohadas. Las mantas cuelgan de los respaldos de los sofás y sillas, creando túneles y habitaciones secretas. Almohadas apiladas en las esquinas sirven como muros protectores, y una linterna bajo la mesa de centro proyecta sombras que hacen que todo parezca aún más mágico.En los túneles del fuerte, Thiago ríe y corre, su enterizo de león agitándose mientras explora cada rincón del refugio que él y su mami han creado juntos. La pequeña cola del traje se balancea mientras el pequeño se mueve con emoción expectante a la nueva caja que será abierta.La televisión está encendida, reproduciendo "Dartacán y los Tres Mosqueperros", y el ambiente está lleno de risas y emoción.—¡Mami, mami, mira! —grita Thiago con alegría, sosteniendo un juguete recién
Un par de horas después, la casa finalmente se encuentra en calma. Nicole lleva a un dormido Thiago a su habitación, dejandole con cuidado en su cama y depositando un beso suave en su frente. La sonrisa tierna presente en el calmado rostro de su hijo la llena de paz. Al volver a la sala, Nicole encuentra a Alessandro de pie frente a la repisa de fotos. Y aun cuando el menor se encuentra de espaldas a ella, no tarda en notar como este desprende un aura de nostalgia. Las imágenes muestran recuerdos felices de Thiago: sus primeros días de vida, su primer cumpleaños, su primer día de clases, momentos de alegría con Nicole. Alessandro observa las fotos con una mezcla de nostalgia y tristeza por haber perdido esos momentos con su hijo pero se apresura en reprimirse; sin embargo, observa atentamente cada instante capturado. A sus espaldas, Nicole comienza a recoger las mantas que forman el fuerte improvisado, tratando de mantener sus emociones bajo control. Tener a Alessandro presente
Mientras las risas de Thiago se unen a la de los demás niños que al igual que él, corren felices por el pequeño parque, Nicole y Alessandro lo observan en total silencio mientras beben de sus respectivos cafés.Cansada del incomodo silencio, Nicole suspira y se acomoda en el sofá, esperando a que Alessandro que haga lo mismo.—Bien, entonces… hablemos— dice mientras deja su bebida sobre la mesa—. Primero, no quiero que hagas promesas que no puedas cumplir —comienza con voz firme—. Thiago es un niño bastante sensible y no quiero que se decepcione.Sin decir ni una palabra, Alessandro la escucha atentamente, sus brazos cruzados sobre su pecho le indican a Nicole que está atento a cualquier término que no le agrade.—También quiero que respetes mi papel como su madre. Yo he estado aquí desde el principio, y necesito saber que no vas a interferir en la forma en que lo estoy criando —la mirada de Nicole deja claro que no piensa ser flexible sobre ese punto — No quiero que Thiago se convier
—¡Es como el de iron man! —exclama con vivida ilusión. Los ojos de Thiago brillan con emoción infantil al ver el lujoso auto de Alessandro.Por su parte, Alessandro sonríe de lado con marcada arrogancia al ver como su hijo admira su auto. Nicole solo observa la emoción de su hijo y una leve sonrisa melancólica se forma en su rostro.—Mami ¿también podemos tener un carro de iron man? —pregunta con inocencia mientras corre y abraza las piernas de su madre.—Me temo que no, así que tendrás que conformarte con el transforme de mamá—es la suave respuesta de Nicole mientras acaricia los cabellos de Thiago.Alessandro se queda pensando por un momento el porqué del comentario, hasta que recuerda que Nicole siempre ha utilizado el viejo camaro que heredó de su abuelo.—Bueno, ya despídete de Alessandro—dice sin dejar el contacto cariñoso con su hijo—. Nosotros tenemos cosas que hacer, y Alessandro también.Thiago deja que un puchero salga a sus labios al saber que deben despedirse, quería pase
Nicole se despierta sobresaltada debido al constante sonido del timbre, el mismo es tocado con tanta insistencia, que le sorprende que Thiago no se haya despertado. Frotándose los ojos, se fija en el reloj despertador y nota que son las 7:00 am, ¿Quién diablos estaría allí a esa hora un sábado? Deslizándose fuera de la cama y caminando hacia la puerta, trata de sacudirse el sueño. Al abrirla, se encuentra con Alessandro, nuevamente vestido informalmente, pero conservando en su rostro su inmutable expresión seria.—¿Alessandro? —pregunta sorprendida, sin poder disimular su confusión—. ¿Qué haces aquí tan temprano?Por un momento el hombre se queda en silencio observando Nicole. Si Alessandro dice que esperaba encontrarse con la figura de Nicole envuelto en una corta pijama de encaje de dos piezas estaría mintiendo. Y es que el ver a la mujer así lo deja momentáneamente sin aliento. En todo ese tiempo, ha estado con muchas mujeres, entre ellas algunas de las más cotizadas modelos, y, au