NOAH.No pude conciliar el sueño.Estaba sentado en el sofá en medio de la noche, mientras bebía un trago y miraba a Emma largamente tendida en mi amplia cama. Aún no entendía lo que estaba haciendo, pero no podía dejarla en otra parte que no estuviera a mi vista, ni mucho menos sola.Había tenido que recurrir a un médico para que la sedara. Emma había entrado en una crisis emocional demasiado fuerte como para mantener la cordura, y después de sus confesiones catastróficas, era indispensable que ella estuviera acompañada la mayoría del tiempo.Sabía desde un principio que debía retirarme a las pocas semanas de haberla conocido, había sido indispensable que me alejara de ella a la brevedad posible, pero había sido en vano cada vez que me encontraba frente a esos ojos.Todo miente, excepto los ojos.Estaba tratando de mantener a raya mi propia cordura también en este momento, porque si me dejaba conducir por mis emociones ahora, estaría ahorcando a ese maldit* con mis propias manos, y m
ANDREA.—¡Señorita Musk…! ¡Señorita…! —le saqué el dedo al guardia de seguridad, y tomé un auto sin escuchar a nadie.Estaba harta, y odiaba cuando Noah me trataba como si no fuera su todo.¿Por qué hacia esto? Él siempre había sido el primero para mí, el centro de mi universo y mi prioridad sin chistar ante cualquier persona.Quité las lágrimas que se me escurrieron por las mejillas y luego vi por el retrovisor cómo al menos dos autos me seguían. Di las curvas pertinentes, y traté de tomar los mismos atajos, hasta que, en un momento, ya no los vi.Lo peor que me había pasado era conocer a esa maldit@. Ahora mismo no sabía si era un enorme peligro para la estabilidad de nuestra casa. Mi hermano había demorado con unas mujeres más que otras, pero a la final todos se iban.Siempre se iban…Tomé el celular para llamar a Zack, pero este no me contestó en los dos intentos que hice. Golpeé el volante varias veces y me estacioné un poco para respirar.El timbronazo en el móvil me alertó, y c
EMMA.Parpadeé lentamente e intenté mover mi cuerpo, pero una gran roca a mi lado me lo impidió. No me levanté de golpe, solo moví mi cabeza, y noté el espacio entre oscuro e iluminado por unas líneas, para entender que estaba en la misma habitación de hace unos días, junto a Noah.Mis piernas estaban entrelazadas con las de él, mi cabeza encima de su brazo, su respiración estaba tranquila, y solo me quedé con la cabeza pegada a su brazo nuevamente, mientras miré su rostro dormido.Por alguna razón extraña había soñado con mi padre, pero no podía recordar mucho de ello.Tenía unos tres días en esta habitación. Ni siquiera me había levantado a bañarme, o a comer más de dos bocados. La enfermera que traía Noah de vez en cuando quizás me estaba dando pastillas para dormir, aunque anoche me acosté antes de que ella pudiera darme alguna.Sentía el aliento demasiado bajo, y unas fuerzas casi nulas.Entonces, en el momento, recordé la sensación cuando el viento golpeó mi rostro, y cuando mis
EMMA. Pasó al menos 15 días para poder acoplarme al mundo después de lo que había pasado. Noah no había salido ni una vez de viaje, no se despegó de mí en ningún instante, y pude imaginar el motivo. Tal vez pensaba que podía intentar hacerme daño de nuevo, pero en mis pensamientos, en este momento, había otro diseño. No sabía explicar muy bien la situación en la que me encontraba. Existía esa decepción momentánea cuando me quedaba pensando, el dolor martillaba mi corazón algunas veces, pero otras son como si no sintiera nada. Como si estuviese en el limbo, en un lugar en que estaba bien, y mal al mismo tiempo. Una terapeuta especializada me había visitado algunas veces, y aunque no hablé mucho de mi vida con ella, sus palabras y consejos fueron refrescantes para mi mente, en comparación de la oscuridad que Noah me ofrecía a diario. Recorrí la mansión de Noah de día y noche mientras él me habló un poco de la arquitectura y el diseño del lugar… pidió platos que nunca había probado
EMMA. No sé si quería parecer muy fuerte delante de Noah, pero me erguí lo suficiente, y con el rostro de serio asentí para él, mientras otro video se reprodujo a continuación.A diferencia del video de Jhon, allí mostraban a una chica que compartía el número telefónico con el marido de mi madre, y como sus encuentros comenzaron a ser consecutivos después de esto.Y finalmente, después de un encuentro bastante romántico por cómo se veía, este hombre llevó a la chica a la casa de la que anteriormente era de mi padre por la mañana, pensando que Estela no iría por atender el negocio familiar.Noté a mi madre abriendo la puerta, y como en la sala soltó la bolsa de compras al ver a su marido metido en esa chica. Vi la desesperación de Estela, y como el hombre la tomó de los brazos para que la mujer huyera del lugar sin que Estela pudiera tocarle un solo pelo ante su histeria.Podía entender la situación. Una se podía quedar sin respiración mientras las puñaladas atacaban tu corazón sin co
EMMA.—¿Quieres ir a casa? —alcé la mirada hacia Noah, que estaba de pie frente a mí en el pasillo del juzgado, mientras la gente iba y venía.Tenía cierto temblor en mi pecho, y aunque hoy por supuesto no iban a dar el veredicto final, yo ya sabía el resultado de este.Afirmé hacia Noah, pero fue imposible que mis ojos se desviaran de lugar cuando mi madre se plantó a nuestro lado.—Nunca quise hacerte daño… —Noah se giró al instante, como si el golpe, lo estuviese recibiendo él y la miró de arriba abajo como si mi madre fuese una basura que tuviese que ser limpiada.Rápidamente, puse mi mano en su brazo, y él miró mi agarre con determinación. Así que me adelanté en hablar.—No tengo nada que hablar contigo… tus hechos son suficientes para mí —le dije, y ella se apresuró en quitarse las gafas de sol.Pude evidenciar el desastre en sus ojos. Las ojeras y la rojez de estos.—Sé que debo pagar, Emma… la vida ya me lo está cobrando. Pero déjame decirte que me siento orgullosa de ti. Por
EMMA.El fin de semana se hizo más lento de lo que quería. Y, al fin y al cabo, no me estaba gustando ya este apartamento.Era domingo en la mañana cuando comencé a recoger algunos libros, y a meter la ropa en cajas, y luego comencé a buscar una casa más cómoda en el sitio web de arrendadoras.El abogado me dijo que posiblemente en unas semanas estuvieran desembolsando el dinero de la casa que había vendido, y quería cambiar mi auto también.No estaba corta de dinero, y lo que más podía hacer, era buscar un mejor lugar.Estaba en pijama, el cabello en una coleta, y una mascarilla cuando la puerta sonó.Me levanté tranquila, últimamente recibía notificaciones del juzgado, aunque hoy era domingo y eso no podía pasar.Me quedé estática cuando vi a Noah en una camisa azul oscuro remangada, que dejaba a la vista sus tatuajes, recostado a la pared, y me sonrió recorriendo mi cuerpo con sus ojos de forma descarada.—Me encanta tu pijama… —tomé el aliento y negué.Había estado con él todo el
EMMA.Noah guardó mis pantis negros en su bolsillo de la chaqueta, y me apresuré a arreglarme el vestido mientras negué.—Realmente eres un loco andante… —y sus dedos apretaron mi boca, para darme un beso hambriento.Tomé unas toallas del dispensador y las mojé un poco para limpiar su boca y cuello, y luego dejé mi bolsa en la encimera, para retocarme los labios.—Ellos pensarán que no somos serios.—Hay cosas más importantes que atender, no es mi culpa… —su mano se enredó en mi cintura, y luego me quedé quieta mirando nuestra imagen en el espejo.Era un sueño esta imagen, y la guardaría para siempre en mi mente.—Eres bellísima, nena… —me susurró en el odio—. Vamos… nos esperan.De vuelta nos soltamos de las manos, y los mismos tres hombres volvieron a levantarse. Uno de ellos, era el gerente de Noah, que, por alguna razón, no había reconocido cuando llegamos.Nos presentamos en el instante, y cuando nos sentamos, uno de los representantes rusos comenzó.El hombre cayado, deduje que