Me acerqué a mi familia tratando de ignorar la belleza del Mr Sexy, cómo ignorarlo si se veía tan guapo, su colonia inundaba mis fosas nasales, estaba demasiado cerca. —Cuñada, felicidades.Me abrazó, cerré los ojos y repetí; no pasa nada. El diablo de mi hombro izquierdo gritó; Mientes. Me miró a los ojos y sentí que todo se sacudió, lo tenía demasiado cerca. Sacó una cajita de terciopelo y me la entregó.»No sabía que regalarte, espero que te guste. Respiré muy despacio conteniendo mis nervios. Recibí la caja y la abrí, mis labios se separaron un poco, era una pulsera con un búho reluciente de ojos azules y cejas adornadas con piedras, era hermoso. Traía una nota. Recuerda que debemos tomar decisiones sabías. Úsalo para recordarte siempre ser fiel a tu voz interior.Una sonrisa espontánea se dibujó en mis labios. ¿En serio? No pude controlar mi mirada, lo observé con esa pizca de maldad, justo él diciéndome esas palabras; sentí ganas de reírme histéricamente. Tendí mi mano pa
Sus palabras me desconcertaron un poco y mi corazón empezó a acelerarse ante el pensamiento que me llegó. Tomé la carta con manos temblorosas y comencé a leer.Chispita… Espero que este día tan especial esté lleno de alegría. Aunque la distancia nos separa físicamente quiero que sepas que siempre estás presente en mi corazón, celebro cada uno de tus logros y pasos importantes contigo, aunque sea de lejos. Hoy es tu graduación y tu cumpleaños, quiero recordarte lo increíble que eres y lo orgulloso que estoy de ti. Has demostrado una dedicación y pasión excepcionales en tu carrera universitaria, y estoy seguro de que tu futuro está lleno de éxitos y logros aún mayores. Para este día especial, he elegido un ramo de flores único, como tú. He seleccionado cuidadosamente cada flor para que represente tu belleza, tu fuerza y tu creatividad. En este ramo encontrarás flores que simbolizan la admiración, la gratitud y el amor que siento por ti. Espero que este regalo te recuerde lo especial qu
La noche anterior se me hizo demasiado corta. Llevaba varios minutos sentada frente al espejo inhalando y exhalando. Acompañé mi atuendo con un maquillaje claro que resaltaba mis rasgos sin ser demasiado llamativo. Dejé mi cabello suelto con algunas ondas naturales, dándole un aspecto elegante, pero relajado. Estaba decidida a enfrentar la cena con la mayor confianza posible, ignorando que muy en el fondo estaba nerviosa. Llegamos a casa de Vanessa donde fuimos recibidos por ella y su esposo. Intenté ignorar al Mr Sexy. Él llevaba un traje bien ajustado que resaltaba su figura atlética, combinado con una camisa blanca. Su cabello corto y desorganizado de manera casual, pero elegante, una ligera barba impecable que cubría su rostro, su sonrisa segura y amigable completaba el conjunto haciéndolo ver demasiado guapo y atractivo. Y sus labios… Contrólate; me repetí. —Bienvenidos —saludó Vanessa con un abrazo corto. Me miró—. Que vientos tan fuertes, hasta donde te han traído. Soltó u
—Familia, los reuní porque quiero compartir mi felicidad con ustedes.El corazón se me aceleró, tenía miedo de escuchar lo que todos imaginábamos. Miré a Alan, pero él estaba muy tranquilo. »Quiero compartir con todos ustedes que me han ofrecido un nuevo puesto en la empresa. A partir de ahora, seré la directora financiera, lo cual significa que tendré mayores responsabilidades y dedicaré más tiempo al trabajo. Estoy emocionada por este nuevo desafío y agradezco su apoyo en este nuevo capítulo de mi carrera.Poco a poco solté todo el aire acumulado. Mis padres se levantaron y la abrazaron, el orgullo que sentían por ella se les salía hasta por los poros. Sin siquiera pensarlo, llevé la copa a mis labios y le di un sorbo, pero me supo amargo.—Hija, muchas felicidades —comentó mamá emocionada y luego soltó una risita—. Yo pensando en otras cosas.Vanessa soltó una carcajada.—No, mamá, en estos momentos de mi vida no tengo planes de hijos, ¿verdad, mi chiqui? Alan sólo asintió mient
Sentí un cosquilleo en el estómago al escuchar su cumplido. Me sorprendió lo directo y amable que sonaba, algo poco común en su trato. Su cercanía y la intensidad de su mirada crearon un torbellino en mi interior. Dio un paso, automáticamente llegó la estupidez a mí, tardé unos segundos en entender a qué se refería. Sonreí y como era mi costumbre mordí mi labio inferior, moví la cabeza dándole la aprobación. Escuché los pasos como si fuera en cámara lenta, el corazón me latía en los oídos y empecé a sentir que hacía demasiado calor. Agarró los tirantes y al hacerlo rozó mi piel con sus dedos, solté aire muy despacio y repetí en silencio: no pasa nada, solo es mi cuñado que me está ayudando con el vestido. Al instante el diablo de mi hombro objetó; mentirosa, no lo ves como a tu cuñado y mueres por ese simple roce. Salí del trance cuando él haló con tanta fuerza o tal vez era yo que estaba tan distraída que mi espalda chocó con su cuerpo, el contacto fue sutil, pero eléctrico.
—Ale, ahora te enseño tu cuarto —dijo, rompiendo mis esperanzas de escapar de esa situación incómoda.No tuve más remedio que quedarme ahí sentada, con ganas de salir corriendo en medio de la tormenta. Prefería eso a estar en el mismo espacio, que para mí era reducido. Quería reírme como una loca psicópata, eso parecía una pesadilla. —¿Cómo va tu trabajo? —inquirió él rompiendo el silencio.—Muy bien, me gusta mucho lo que hago —se me escapó una sonrisa—, elegí una carrera que me apasiona. —Me da mucho gusto, no hay mayor placer que hacer todo lo que te gusta.Mordí mis mejillas ignorando al maldito diablo de mi hombro izquierdo. —¿Por qué andabas tan ausente? —volvió a preguntar—, nunca vienes, casi nunca coincidimos. Se quedó mirándome, como si intentara descifrar si lo que iba a responder era verdad. —Es que casi no tengo tiempo, el trabajo, los amigos, las salidas. —¿Tienes novio?No sabía por qué carajos me preguntaba eso, como tampoco supe por qué demonios respondí;—Diga
Alan empezó a platicarme, yo sólo quería ignorarlo, pero era inevitable no mirarlo por el rabillo del ojo; quería ser polera para pegarme a su cuerpo, a veces se me escapaban sonrisas endiabladas por mis propios pensamientos. —Te invito a desayunar —soltó de repente.Otra vez mi boca me traicionó.—¡No! Arqueó una ceja, me miró un segundo y luego volvió la vista al frente.—Te encanta decirme no —afirmó. —No es eso, no quiero retrasarte de tus cosas —dije—. Acepto con una condición.Me miró con curiosidad y sonrió.—Te escucho.—Acepto la invitación, pero luego tomo un taxi para irme a casa, de esa manera no voy a retrasarte tanto. Volvió a sonreír y asintió. Llegamos a una cafetería. —¿Te gusta hacer ejercicio? —inquirió. —¿Por qué lo preguntas? —respondí con otra pregunta.—Por tu cuerpo.Casi me atraganto con el corazón, inmediatamente mi mente voló a la noche anterior, sentí calor en las mejillas.—La verdad no, una vez quise intentarlo, pero desistí —sonreí por el recuerdo.
—Entiendo perfectamente —respondí—. Es increíble cómo algo tan simple puede tener un impacto tan profundo en nosotros.Asintió sonriendo.—Sí, es como si cada gota de sudor se llevara un poco de las cargas que llevamos dentro. Para mí, es una forma de encontrar equilibrio.—Todos necesitamos algo que nos ayude a mantenernos en pie —intenté cambiar el tema—. Imagino que de vez en cuando entrenas con mi hermana.Por un momento desvió la mirada. Intenté descifrar la expresión de su rostro, pero no pude. Una sonrisa apenas perceptible tocó sus labios.—Vane es una mujer muy ocupada, casi nunca tiene tiempo. Tiene algunas prioridades... Además, a ella no le gustan esas cosas. Tú mejor que nadie debes conocerla.Solté una risita.—Mi hermana y yo somos polos totalmente opuestos.Pensé; Lo único común que tenemos es que nos gusta el mismo hombre. Sonrió y sin dejar de mirarme, agregó:—Lo sé. Lo único en común que tienen es que tienen los mismos padres.Elevé una ceja.—Ya sé por qué lo dic