—Tienes razón. Nuestra misión es esa; ver al amor de mi vida ser feliz con el amor de la suya. Es lo que más anheló y de verdad me alegra saber que ahora está con él. —Así es, tal vez en otra vida tengamos esa oportunidad —agregó Josh. —¿Crees que tenga un buen salvavidas? —inquirió Luca preocupado.—Él se ve como alguien que la sostendrá, no va a dejarla hundirse —afirmó Josh con una leve sonrisa—. Pero va a ser un viaje difícil. Ya la conoces, ella no es alguien que se rinda fácil. Y él la ama, te lo puedo jurar. Luca cerró los ojos, soltó todo el aire acumulado, sonrió con nostalgia, de verdad le daba gusto por su chispita, a pesar de que venían cosas difíciles para ellos, ella al fin alcanzó la felicidad que merecía. —Está de más pedirte que la cuides. Apóyala, no la dejes sola —susurró.Josh soltó una risita, intentando aligerar el ambiente.—Al principio estuve pendiente de ella porque me lo pediste —admitió—. Pero con el tiempo le tomé aprecio. Se convirtió en una gran ami
—¿Hablar? ¿Quieres hablar, Alan? —exclamó con la voz temblorosa—. ¡Esto es culpa de esa maldita zorra! ¡Ella decidió arruinarlo todo! ¡Yo no tengo nada de que hablar!—Vanessa, no es culpa de ella. Si quieres culpables me tienes a mí. Y gritando no vamos a llegar a nada —respondí, cansado, sentí que ya habíamos llegado a un punto sin retorno.Saqué mi teléfono del bolsillo dispuesto a buscar un lugar a dónde ir para tomar mis cosas y darle espacio, pero Vanessa se lanzó hacia mí, arrebatándome el móvil de las manos. Antes de que pudiera detenerla, vi cómo lo levantaba y lo lanzaba al suelo con todas sus fuerzas. El golpe fue seco y el teléfono se destrozó en mil pedazos sobre la alfombra.—¡No voy a dejar que llames a esa puta! —¡Vanessa, basta ya! —exclamé subiendo el tono. Pero no me escuchaba. Empezó a gritar, empezó a lanzar todo lo que encontraba a su paso. La taza de té fue la primera en volar, estrellándose contra la pared y dejando una mancha de cerámica rota y té derrama
—Vanessa, no es nada de eso —le respondí, con un tono que intentaba ser calmado—. No se trata de comparar ni de quién es mejor o peor. Esto… esto no es por eso. No se trata de que Ale sea "más" o "mejor". Es algo que no sé cómo explicarte, algo que simplemente ocurrió y lo lamento. Lamento que estemos aquí, así… pero no quiero que te hagas daño de esa forma. Lamento haberte lastimado…Ella me observó, pasó saliva. —¿Entonces qué es? —me cortó, levantando la voz de nuevo—. ¿Qué tiene ella que no tengo yo? ¿Por qué ella te importa tanto como para arriesgar todo lo nuestro? Para mí era difícil verla así, ver destrozada a la persona con la que había compartido bonitos momentos, no podía tapar el sol con un dedo, solo afrontar las consecuencias de mis decisiones, decisiones de las que no me arrepentía. Eso me convertía en el peor de los hombres, ¿verdad?—No se trata de "tener" algo que tú no tengas. No es una competencia. Ale… ella me hizo sentir algo que no puedo explicar, algo que n
Me convertí en la esposa ideal, la mujer que todo hombre querría a su lado y lo logré, o al menos eso creía. Él era demasiado diferente a mí, pero eso no iba a ser un impedimento, yo podía lidiar con esos pequeños detalles. Alan era demasiado apasionado, teníamos gustos muy diferentes, pero era mi esposo tan guapo. Cuando salíamos juntos se robaba las miradas de algunas mujeres cosa que alimenta mi ego. Él se acopló a mi rutina de vida, eso me demostraba lo mucho que me amaba. Era feliz conmigo. Luego me ascendieron en el trabajo, un logro más a la gran lista de trofeos, no fue fácil, pero lo logré. Quería escalar más y más. Que todos hablaran con admiración cuando escucharan el nombre “Vanessa” mi motivación crecía cada vez que mis padres me veían con tanta admiración. Descubrí que Ale me tenía envidia, pues ella nunca celebraba mis logros, eso me molestaba, tal vez sentía que yo era demasiada luz a su lado. Luego empezó Alan con esas tonterías se quejaba, no me apoyaba, tal vez er
Pero esos pensamientos seguían haciendo estragos en mi cabeza, como una tormenta silenciosa que se iba acumulando dentro de mí. Cada mirada, cada atención que Alan le daba a Ale era una punzada que me atravesaba. Intentaba convencerme de que solo eran ideas mías, pero algo en mi interior no me dejaba en paz. Fue entonces cuando noté el tatuaje de Ale. Me desconecté de la realidad por un instante, como si el tiempo se hubiera detenido. Algo en mí se rompió y la sospecha empezó a tomar forma.De pronto, regresé abruptamente cuando escuché el grito de Ale y vi a Alan salir disparado hacia ella. La forma en que él la miraba me dejó helada. Era una mezcla de preocupación y angustia, sí, pero también había algo más, algo que me negaba a aceptar. Él la observaba con una intensidad que nunca había visto antes. Y entonces, lo oí. Fue un susurro apenas perceptible, una palabra murmurada tan bajo que solo yo, que estaba atenta a cada uno de sus movimientos, pude escuchar: “Sirena”Todo en mí se
EL MARIDO DE MI HERMANA.Prólogo...No les pasa que a veces el destino es demasiado injusto, incluso parece que jugara con nosotros. Es muy complicado entender los designios del destino. Yo lo vi y dije; ese es el hombre de mis expectativas, empecé a albergar una ilusión en mi corazón y creé fantasías en mi cabeza donde solo existía él. Quise saber todo de él, trataba de coincidir en el mismo lugar como si forzara al destino a hacer lo que yo quería. Parecía la típica acosadora, el único problema era mi maldita inseguridad, no me atrevía a acercarme y cuanto según yo estaba segura de hacerlo, el destino jugó conmigo haciendo que no coincidiéramos en el mismo lugar.Llegué a pesar que tal vez aunque yo lo quisiera él no era para mí, empecé a perder la esperanza de saber quién era el chico de los tatuajes, tan misterioso y guapo. Entonces decidí analizar lo que decía mi mejor amiga, que lo que yo sentía se empezaba a volver una obsesión enfermiza y eso podía resultar muy peligroso, i
EL MARIDO DE MI HERMANA.Capítulo 1. Actualmente…Les contaré un poco sobre mí. Mi nombre es Alexia Barlier Dedman, soy la hija menor de Gabriela Dedman y Álvaro Barlier, también vivo con mi hermana Vanessa, ella es mayor que yo, me lleva siete años. Mis amigos dicen que mi personalidad se refleja mucho en mi rostro, según ellos tengo esa mezcla de ángel y demonio, con solo mirarme pueden saber que por naturaleza soy rebelde. Dicen que mi sonrisa tiene ese encanto de maldad, entre dulce y traviesa. Según ellos tengo el poder de llevarlos al cielo o al infierno. Mi amiga dice lo mismo, que con solo una sonrisa yo los invito a pecar porque tengo esa mezcla perfecta. Soy alta, tengo ojos azules claros y profundos como estanques de agua cristalina. Piel blanca, labios carnosos, color rosa al natural, cabello negro largo y digamos que un buen cuerpo, no me quejo. Nací en Pensilvania, pero mis padres se mudaron a Brooklyn cuando yo era una niña. Crecí lejos de la familia materna, no er
—Podría meterme en problemas con tus padres. Volví a sonreír.—¿Quién va a decirles? Puedo hacerlo en un lugar poco visible. Además, ¿cómo van a saber en qué lugar lo hice? Se rascó el cuello.—¿Ya sabes qué tatuaje quieres?Le regalé una pequeña sonrisa. Tomé el boceto y le mostré los que más habían llamado mi atención, pero estaba muy indecisa. »¿En qué lugar lo quieres? —En la parte posterior del hombro derecho. —Ok —me miró. Justo en ese momento salió de la parte trasera del salón el amor de mi vida, un tipo esculpido por los mismísimos dioses. Le sonrió al tatuador, nos miró y saludó con un movimiento de cabeza, ninguno de mis sentidos respondieron en ese momento. —Ya te dejé la sala lista allá atrás, ¿quieres que te ayude con algo más? —le preguntó el tipo Mister sexy. —Sabes que sí. Necesito que asesores a esta hermosa señorita —me señaló—, que aún no se dice por un tatuaje, ¿cuál crees que le quede mejor?Dejó una pequeña palmadita en su hombro y asintió. Me miró y l