Capítulo 163

—¿Hablar? ¿Quieres hablar, Alan? —exclamó con la voz temblorosa—. ¡Esto es culpa de esa maldita zorra! ¡Ella decidió arruinarlo todo! ¡Yo no tengo nada de que hablar!

—Vanessa, no es culpa de ella. Si quieres culpables me tienes a mí. Y gritando no vamos a llegar a nada —respondí, cansado, sentí que ya habíamos llegado a un punto sin retorno.

Saqué mi teléfono del bolsillo dispuesto a buscar un lugar a dónde ir para tomar mis cosas y darle espacio, pero Vanessa se lanzó hacia mí, arrebatándome el móvil de las manos. Antes de que pudiera detenerla, vi cómo lo levantaba y lo lanzaba al suelo con todas sus fuerzas. El golpe fue seco y el teléfono se destrozó en mil pedazos sobre la alfombra.

—¡No voy a dejar que llames a esa puta!

—¡Vanessa, basta ya! —exclamé subiendo el tono.

Pero no me escuchaba. Empezó a gritar, empezó a lanzar todo lo que encontraba a su paso. La taza de té fue la primera en volar, estrellándose contra la pared y dejando una mancha de cerámica rota y té derrama
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