Capítulo 153

—¡Deja de defender a esa maldita perra! —gritó—. ¡Defiéndeme a mí! ¡Yo soy tu esposa!

Vanessa logró zafarse de su agarre levantó la mano abofeteándolo dos veces. Su expresión era de rabia, angustia, impotencia. No podía controlar el temblor de su cuerpo, su pecho subía y bajaba con cada respiración. Alan no se movió, la miró a los ojos. No existía una palabra que pudiera consolarla, cómo explicar lo inexplicable. No había excusa ni justificación que pudiera suavizar ese dolor. No podía saltarse la etapa de lastimarla, era inevitable.

—¡Defiéndeme a mí! —volvió a gritar, entre sollozos—. ¡Soy tu esposa! ¿No ves lo que me está haciendo? ¡Es mi hermana! Y tú... tú … Ella se te metió por los ojos. Es una cualquiera ¡No puedo creer que la sigas defendiendo!

—Vanessa. Ya no más —susurró—. Esto no es solo culpa de ella, es culpa mía. Yo también la busqué. Me enamoré de ella…

Vanessa lo miró, no podía asimilar lo que estaba ocurriendo, no podía aceptar que su esposo, el hombre que ella elig
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